El compositor del Barroco Domenico Zipoli nació este día en Prato, ciudad del Gran Ducado de Toscana, estudió en Florencia y en Roma, ingresó en la Compañía de Jesús en Sevilla y de aquí pasó a la ciudad americana de Córdoba, perteneciente entonces al llamado Virreinato del Perú, hoy a Argentina.
Murió joven, tal vez de tuberculosis, pero nos legó cuadernos de obras para clave y música coral sacra que se difundió entre las comunidades musicales americanas, desde Bolivia hasta Perú.
Se conserva muy poca música instrumental de Zipoli y sabemos poquísimo del contexto de esta obra rabiosamente encantadora en que se combinan de manera mágica el oboe y el violonchelo, aunque da lo que el título promete: música para elevar el espíritu.
Clemency Burton-Hill
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