Artista: Jorge Reyes
Álbum: Ek-Tunkul
Año: 1983
Género: Folk rock
Nacionalidad: México
Duración: 40:21
Jorge Reyes, músico mexicano que murió a comienzos del 2009 y ex-integrante de Chac Mool, consolidó un sonido étnico a su fórmula de rock, éste disco fue su álbum debut en solitario, y particularmente emana un aire nativo, en este disco donde jorge reyes acuña y demuestra lo que seria el "etnorock"... guitarras y sintetizadores junto a instrumentos prehispanicos. Una rápida retrospectiva a la gloria azteca florida, al sonido del mundo salvaje, desnudo. Un sonido casi tribal en donde el refresco contemporáneo queda a manos de sintetizadores y variados juegos de interpretación, un disco que puede ser el paisaje ideal de una exposición mental, un recuerdo templado, por ejemplo.
"Reyes es reconocido a nivel mundial por mezclar el rock con la música mesoamericana difundiendo, de esta forma, la cultura popular de su país. Autodefinido como etnomúsico, Reyes es considerado uno de los artistas más famosos en la música contemporánea mexicana, ya que su obra abarca un amplio rango de experimentación sonora, al incorporar instrumentos mesaoamericanos a la música rock, jazz y electrónica, creando su propio género musical, que definió como "tloque nahuaque" (música corporal con canto armónico). En los años 70, Reyes viajó a Europa en una aventura de aprendizaje musical que le llevó hasta Alemania. Allí estudió música clásica, electrónica y jazz. Después, en la India, estudió la música tradicional hindú y tibetana. Al regresar a su país formó los grupos musicales Al Universo y Nuevo México, donde hizo sus primeras fusiones mezclando el rock con instrumentos como el teponaztle (caparazones de tortuga y de caracol). En 1980, junto con Armando Suárez formó la banda Chac Mool. Flautista y guitarrista del grupo, imprimió sus conocimientos en cuatro discos y le dio a la banda su característica esencial: la creación de atmósferas con letras profundas que trasladaban a los oyentes a un mundo fantástico. La aparición de Chac Mool coincidió con el auge del rock mexicano; fueron pioneros al incorporar instrumentos como violoncelo, mandolina, timbales, sintetizadores, flauta y autóctonos prehispánicos."Wikipedia
Me levanté en la mañana, desayuno veloz y puesto para dar el rol al Chopo, como los últimos 150 sábados se ha ido haciendo el ritual de ver qué material nuevo llega. Agarro mochila, salgo y… el sol leeeve, chido día, me bajo del metro y camino hacia el museo, paso por el jardín que está en Torres Bodet...
Como sólo me tomé un café, se me antoja una torta, agüevo una de mole, y mero al fondo del jardín unas tortas no... no… mmm poca madre, bien grandes, y las de mole con pollo, no mames güey, son… la neta, cada que vengo por lo menos, me trago 2, y ya servidos... Regresamos al camino... loquísimo. Entras a González Martínez y a media cuadra donde está el museo... qué mala onda nos sacaron a la calle y… bueno, ahí se armó el trueque.
Era como buscar a los similares, p’a no sentirse tan extraño y aislado. Sólo acá los sábados ves al personal, desde monitos tranquilos, como su servidor, hasta güeyes un poco densos, toda la banda de la ciudad acá junta, comprando o intercambiando materiales. En el museo comienza todo el personal a vender al medio día (es lo único jodido, pinches rockeros güevones), muchos con puestos en el piso y otros cambiando discos por ahí parados. Pero sí, era como entrar a un túnel y cambiaba la ciudad, -así güey, como las películas. Esas que el monito va caminando y de pronto ¡tomala güey!, ya está en otro mundo, toda su realidad se trastocó. Como si fueras caminando por San Cosme y todo el desmadre de la ciudad, coches, gente de aquí para allá, y entras a la calle de Martínez… chingo de monos diversos, una realidad paralela. Por lo menos para mí la magia de ver la cantidad de discos que llegaban. Todos esos materiales que en las tiendas y demás changarros de distribución musical, no tenían; la banda traía todo, todo. Llevo clavado un año en el material que llega de rock de grupos o músicos mexicanos.
Entender el contorno de las cosas que vivo, con el personal que está haciendo música, me es muy fácil conectar con las cosas que escucho. Total para abreviar, llegué, ya sabes el ritual, primero lo caminas todo viendo, revisando, cotorreando con propietarios del material e ir escogiendo, pa' en la siguiente vuelta ya tienes medido que te interesa y quién lo tiene, y vas de regreso. En un puesto vi un disco, así de lejos me vio… me cae. Volteo y un ojo azul me mira, me acerco y… poca madre, es el valle, supongo el Valle de México, son unas pirámides así como una ciudad prehispánica en un valle rodeado de montañas, es noche de luna llena, la vista es desde una montaña y dos personajes, - mujer - hombre - él trae un tambor, ella una guitarra eléctrica colgada a la espalda, en la orillita, vegetación diversa (morada) en la mera esquina entre la maleza, el observador…
Tomo el disco, la portada me pareció llamativa, los colores, das la vuelta a la portada, continua el paisaje, el disquito es Ek-Tunkul de Jorge Reyes (un compa al que ya había escuchado allá en Revolución, en la carpa geodésica, ahí se hacían tocadas, el Chac Mool tocaba seguido ahí, buena banda, sonaban bien … bien… ahí ya venían usando instrumentos prehispánicos).
Lo compré. Disquito en mano me lance pa' la casa, necesitaba escucharlo… Voy en el metro y me tienta la curiosidad, tallo uno de los lados del disco, la tallo rápidamente en la pierna y el calor abre el material plástico que le ponen a los discos, ¡sorpresa!, trae un encarte, con media pagina de foto del Jorge y los créditos. Saco el disco, lo miro (acá entre nos… ahora pienso, güey, ¿qué le veo al disco?), está nuevo, pero sólo veo el vinilo y me quiero imaginar cómo sonará…
Este disco es de 1983, primer disco de Jorge Reyes, con unos cuates echando la mano, ya de plano instalado en eso que dieron en llamar etno-rock. A mí me sorprendió mucho, no había escuchado algo parecido. Sí, el Chac ya hacía cosas más o menos parecidas, pero esto sonaba diferente, un poco relax, no la intensidad de Chac, pero el sonido electrónico, la guitarra y el canto, que luego me enteré que la letra de Ek-Tunkul son sólo palabras, en fin chingón… Fue realmente lo primero que escuché en ese sentido, fui siguiendo un rato al Jorge. Bien.
Sus primeros discos me sorprendían, iban apareciendo cosas en su material que me gustaba, sus rolas se transformaban y eran ambientes, contaban cosas, luego de unos años me pareció que sus discos sonaban a la misma rola ad infinitm (chido, pero… en el estilo…).
Ahora que volví a escuchar el disco, esa sensación de frescura, de espacio, los timbres de los instrumentos usados. Me gusta como suena, me acuerdo de la sensación cuando lo escuché por primera vez. Neta… ahora la volví a sentir.
Aguaquemada (1), un sinte, una flauta acompañados por hacedores de lluvia y aire, para dar paso al tema presentado por la flauta, y así avanzan a través del mundo sonoro que puso en este disco.
…….Sazilakab (2). De entre las Mujeres.
Entre las mujeres de Zacquí, dice que hubo una que se llamaba Sazilakab, La Luz efímera de la Noche. Dicen que era triste y bonita como la Luna y que andaba de noche por el monte cantando con los cabellos sueltos.
El príncipe Nazul de Zacquí cuando la veía, se quedaba mirándola extasiado, y ella se encendía toda y se ponía a temblar. Si Nazul hubiera sentido en su vida amor de mujer, a Sazilakab hubiera querido ardientemente. Pero, si así la quería, no se lo dijo nunca. Él, que hablaba con dulzura y alegría a todas, a ella no le decía nada. Ella no recibió jamás las palabras amorosas de los hombres y estaba siempre llena de silenciosa y apacible tristeza. Los que saben de las cosas del silencio decían que, Él, era el hijo de un Sol y Ella era hija de Luna y que esto tenía un significado grande. Por eso se hablan de lejos y en la luz. El príncipe de Zacquí estaba entonces en lo más alto de su juventud y era hermoso y resplandeciente como el sol de mediodía. Sazilakab tenía los ojos húmedos y el cuerpo fino y bello y su vida estaba en ancho esplendor, como la luna llena. Fue así lo que pasó una tarde. Fue que el príncipe Nazul tomó su capa y su arco y salió de su casa, entre los árboles donde los pájaros aún dormían, y se alejó del pueblo, solo, callado, por las veredas tranquilas. Cuando ya se estaba adentrando al monte que se veía de lejos, el día se iba apagando y el Sol entró detrás de Él, bajo los árboles. Y la Luna grande iba saliendo, por el otro lado, por arriba de las sementeras, con el viento dulce en que viene el olor de las mazorcas calientes. Y fue también que salió de su casa, debajo de la Luna, y por sus caminos de hierba verde, Sazilakab. La luz efímera de la noche. Bajo los Árboles entró cantando, con los cabellos sueltos, y arriba de su frente estaba la Luna llena. Fue luego que estaba la luna brillando sobre el cielo limpio en medio de las estrellas encendidas. Y vino el Sol envuelto en su vestido obscuro y la abrazo y la fue escondiendo entre sus brazos para besarla en secreto sin que los hombres lo pudieran ver. Fue esto que pasó, en los días del año en que la vida vuelve a nacer, y así cuando el Sol y la Luna se besan, todo estaba moviéndose en la tierra y suspiraba el aire. Volvió la Luna a lucir dormida sobre el cielo de la noche, y volvió el Sol a resplandecer por la mañana. Pero no volvió el príncipe Nazul a su casa Blanca, ni a su dulce ciudad. No volvió tampoco Sazilakab por sus caminos de hierba verde, nunca volvió ninguno de los dos.
Zacquí siguió viviendo por muchos años de años, junto al agua azul de la gruta clara, y entre los árboles que dan la miel olorosa, que endulza los labios y embriaga el corazón. Sobre ella se cumplió el tiempo, y tuvo lágrimas en los ojos, y sobre el pecho tuvo sangre muchas veces. Pero algo vivió también en ella siempre, que le puso el sello de lo Alto y la marca de la Luz. De ella salieron los que fueron hijos del Sol y de la Luna sobre las tierras grandes y muy antiguas. Para esto vino el príncipe Nazul y para esto nació Sazilakab, la luz humilde de la noche, para esto fue echa tal vez la ciudad blanca y dulce que se nombró Zacquí en la gloria de esta tierra. Así se canta con palabras de esta tierra, lo que se oye decir a los que lo dicen, lo demás solo lo saben, los que saben las cosas del silencio.
De los 7 Libros Maya
Recopilado y adaptado por: Tzalcoatl
Cada uno encontrará diferente sensación e interpretación de este disco, pero en el momento en que salió 1983, tenía un sonido diferente, la mezcla de instrumentación electrónica usada en el rock e incluir instrumentos digamos étnicos, la composición del material no te dice que sólo es rock ni que es música folclórica o ritual, es una buena creación con estos dos universos sonoros. Música, que si la escuchas por primera vez, seguro, le encontrarás algo.
https://open.spotify.com/intl-es/album/5TnETUmsN0TCDQbsEKCKeC
01. Agua Quemada
02. Sazilakab
03. Nadie supo de donde venía...
04. Ek-Tunkul
05. La Casa Oscura
06. En el fondo del barranco hay un cangrejo I (BT)
07. En el fondo del barranco hay un cangrejo II
08. Corazon de Venado (BT)
Alineación:
- Jorge Reyes / flautas, sintetizador, caracol, secuenciador, analizador de frecuencia, bongoes, silbatos, guitarras, bajo, botellas, vocoder, tambor, violín, atmósferas, voz
- Eduardo Medina / percusiones, coros
- Arturo Meza / guitarra, kalimba, silbatos, semillas, botellas, percusiones, mandolina, coros
Invitado:
- Gregorio Lagrimaldo / sintetizador
Espero con ansias escuchar este trabajo de sus inicios de Jorge!
ReplyDeleteSaludos y ojala los suban pronto!
Gracias.
ReplyDeleteGracias.............
ReplyDeleteMuchas gracias
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