Comenzamos la semana con Flairck, una histórica e icónica agrupación holandesa (desconozco su historia y es el primer disco que escucho de ellos, pero su primer disco fue publicado en 1978 y tuvo una gructífera actividad en la primera mitad de la década de los ochentas). Una banda tan interesante como desconocida por estas pampas, tan virtuosa como enérgica, desplegando un chamber rock provisto de muchos elementos folk. He aquí su última producción, parida en plena pandemia. El resultado es un álbum acústico muy pero muy agradable, música de cámara que podría ser una mezcla entre Oregon, Gong, Jethro Tull, Aranis y Univers Zero, y que los gustosos del folk progresivo deberían probar necesariamente. Siempre empezamos la semana con un disco muy importante, y créanme que aunque éste no tenga millones de ventas ni sean músicos tocados por la varita mágica del éxito, se lo tienen muy merecido, por la valentía de lo que crean, por su vituosismo y su conpañerismo musical. Un disco que se