Era un cantautor de fino pensamiento y de una agudísima percepción del presente. Era contemporáneo en un sentido existencial. Era Gabo Ferro. Los numerosos adioses que produjo la triste partida de Gabo Ferro (1965-2020) revelan algo que, si bien estuvo siempre presente en él, se había profundizado en los últimos tiempos: un aura para la interpretación capaz de sobrevolar guetos culturales. Gabo tenía una manera especial de conmover audiencias, liberándolas de subculturas musicales rígidas, pero, al mismo tiempo, requiriéndoles una escucha atenta y exigente. No es que Gabo llegara "a todo el mundo" (esa falacia del gusto universal), pero todo el mundo lo podía escuchar y encontrar en sus canciones algo íntimo que le gustara o conmoviera. Gabo no componía canciones con un oyente parcelado en la cabeza, por más que supiera que en sus recitales se respiraban los aires de Puán en modo fin de semana. Por Sergio Pujol Tampoco hacía canciones pensando en la fortuita posteridad;