Primero Diego, ahora Horacio. Nos queda Charly. La semana pasada (el 22 de junio de 2021) se fue Horacio, o el único héroe en este lío. Siempre subversivo de los esquemas. Un Libertario de verdad (no uno de esos advenedizos libertarios anticuarentena); un hombre libre que había encontrado una causa, un revolucionario que no aceptaba ninguna enunciación que cerrara la posibilidad de conquistar otra sociedad. Fue un Antonio Gramsci de estas pampas, nuestro Ray Bradbury en defensa de la palabra, los libros y las ideas, parte de una generación que parió héroes y mártires, un agudo intelectual, militante, sociólogo, polemista, escritor, ensayista y docente que amó a la Argentina en colores, con relieve, de modo tormentoso y pasional. Que la pintó tal como era sin falsas piedades, slogans ni ocultamientos. Se dió a llamar Horacio González, y la Biblioteca Nacional fue una fiesta bajo su mano y dirección, como lo fue la cultura, el debate y el pensamiento. Un hombre de pensamiento crítico