En algún momento a finales de los 80, probablemente marzo del 89, Robert Fripp estaba en la puerta de su casa en Londres. No era la casa donde vivía sino una suerte de estudio donde ensayaba y recibía a sus alumnos. “ Are you Robert Fripp? (¿vos sos Robert Fripp?)”, le preguntó un joven argentino con una guitarra que le había prestado Phil Manzanera, a quien había conocido pocos días antes.
El joven y osado guitarrista era Fernando Kabusacki que, por las vueltas de la vida, había llegado a Londres poco tiempo atrás y tenía como objetivo máximo estudiar con Fripp.
“Yo vivía en Rosario y estudiaba ingeniería mientras tocaba en distintas bandas de Rock. La persona más conocida con quién toqué en aquel entonces era Pablo Granados, tocamos juntos varias veces, después fui el guitarrista de la banda de él, que es un muy buen músico… que hoy tiene foco en otro lugar. Mientras hacía todo eso yo era muy melómano, muy loco por la música: escuchaba música todo el tiempo, investigaba todo el tiempo. Yo había sido lo que hoy se llama DJ, que le decíamos Disc Jockey en ese entonces: ponía música en fiestas. Estaba todo el tiempo con la música. La música, los discos, las revistas, muchas revistas de música: además de las revistas de acá estaba la Guitar Player, y la Musician… dos revistas maravillosas. Dentro de toda esa situación, cuando yo escuchaba algunas cosas encontraba algo especial en algunas músicas. Y en eso entra Robert Fripp. Cuando yo escuchaba los discos que hacía el solo como Frippertronics… King Crimson a mí me tocó de una manera especial Discipline… lo otro también me parece buenísimo, pero Discipline es un disco que yo no lo podía creer porque además yo era muy fan de Fripp pero también de Belew, por otro lado me gustaba mucho lo que hacía Belew con Talking Heads, o Laurie Anderson y venía muy fan de Belew y de Fripp y de golpe estaban los dos en la misma banda, fue muy importante. Después, con Fripp conseguí el disco The League of Crafty Guitarists live 1 (la liga de guitarristas), allá por el 85/86 y cuando escuche eso dije “acá hay algo, quiero ir a eso”, así que encontré que era algo especial y que era para mí. En Rosario había mucho, Pat Metheny, la trova rosarina, los Beatles, que para mí era todo buenísimo, pero con Fripp encontraba algo especial”, recuerda.
Así fue como en un momento, para ponerlo en palabras, pensó “tengo que ir a buscar a Fripp”… y así fue: “extrañamente, no sé si decir milagrosamente o qué, pero con ciertos artilugios y cuestiones de la vida, logré ir a Londres, y fui allá a buscarlo. Y después vino toda esta historia de que lo encontré. Tuve esa suerte.”
Un destino errante en busca de paisajes
“Cuando partí, mi viejo me aconsejó que no viviera En San Miguel, Moreno, Ituzaingó o en Haedo «Andá directamente donde están los presidentes» Por eso, en Moreno 411 y Defensa, En una pensión mugrienta, Se alojó este cabeza.”, León Gieco, Ídolo de los quemados.
“Yo llegué a Londres sin nada, así como cuando León Gieco llegó a Buenos Aires… a veces siento que nos pasó lo mismo, yo fui a Londres sin nada más que la claridad de que lo tenía que buscar a Fripp y la dirección de E.G Records”, recuerda Kabusacki mencionando a León, quien también colaboró con su nuevo trabajo.
Pero hay un eslabón que falta. ¿Cómo llegó a esa casa? ¿Por qué tenía una guitarra que era de Phill Manzanera?
“Al día siguiente que llegue fui a E.G Records, la discográfica donde Rober Fripp editaba, que editaba a Fripp, a Brian Eno, a Roxi Music, y a Killing Joke entre otros, no recuerdo si a King Crimson también, pero a Fripp seguro. Entonces, de la dirección de los discos fui a la oficina. Fui varias veces y recién a la tercera vez me dieron bola, ahí les dejé mis datos y la dirección donde estaba para que digan a Fripp que vine de argentina y lo estaba buscando. A la semana me llega una carta de él, escrita y firmada por él, super amable y me ofrecía sumarme a los cursos que él estaba armando, hasta cuando le dije que no tenía la guitarra me dijo que me traía una de Estados Unidos. Al pasar un tiempo y no recibir más noticias, me mandé y ahí fue cuando lo encontré en una casa que no era donde vivía, pero si donde recibía a sus alumnos”.
Pero esta historia todavía tiene un cabo suelto: ¿Cómo pasó de no tener guitarra a llegar con una guitarra que era nada más y nada menos que de Phill Manzanera, quien ya había sido parte de grupos como Roxy Music, 801, o Quiet Sun?
“Otro de mis héroes de la guitarra era Phill Manzanera, principalmente por los trabajos con Brian Eno. Y un día en la calle de casualidad, sin tener ningún contacto ni forma de llegar a Manzanera, veo un cartel chiquito que anunciaba que tocaba con su banda. Era un teatro grande, pero no era un estadio… y con artilugios argentinos logre meterme en el backstage y presentarme, cuando le dije que era argentino se enganchó porque su hermano es de Tucumán. Así que nos pusimos a charlar, me invitó a su estudio y nos hicimos amigos y terminé grabando con él en un disco que estaba haciendo. ”
Fernando Kabusacki junto a Phill Manzanera. Foto: Silly Iglesias |
“De repente había entrado, por una puerta que estaba abierta, a la movida de Canterbury: esa gente que yo admiraba tanto y de repente estaba con ellos, nos encontrábamos, comíamos y Manzanera me prestaba su guitarra… yo no lo podía creer. Al día de hoy somos amigos, tanto con Fripp como con Manzanera, al punto de que cuando vino con David Gilmour a tocar acá en Hipódromo, me invitó al show. Y recuerdo que en ese entonces (en 2015) le dije que él tenía que seguir con la música de él. Y una semana después me llamó un domingo y me dijo que hablo con Brian Eno que había tocado en el CCK y que habría una posibilidad para ir a tocar, pero que solo le cubrían los viáticos a él, y que la banda se tenía que hacer acá y me pidió que sea su director y arme la banda. Eso para mí fue buenísimo porque armamos la banda con Fernando Samalea, Paul Dourge, Sergio Dawi…”. Y así fue que también, gran parte de la banda que acompañó a Manzanera en aquel memorable concierto en el CCK fue conformada por Kabusacki.
“Te lo cuento con naturalidad porque pasó tiempo, pero todavía no lo puedo creer. Para mi es una película. No se quienes son tus ídolos pero imaginate que de repente te encontrás haciendo cosas con ellos”, agrega como para volver a señalar que todavía, a pesar de los años que pasaron, mantiene parte de esa emoción.
Pero retomando las clases con Fripp, había algo especial. Algo que ponía a quienes aprendían en un lugar y en su búsqueda de paisajes particulares.
“Con los otros métodos tengo la sensación de que nadie te enseñaba, nadie te decía como sea hace. Era como que te decían “mirá que capo que soy, y vos nunca vas a ser así” en cambio con Fripp y su escuela lo que yo encontré es que él me enseño cual era mi camino. Me dio las herramientas para que yo haga mi propio camino, mi propio viaje. Y así fue: yo hoy me encuentro tocando Bocanada de Cerati en el CCK, tocando con Charly, tocando en Japón…”.
Fue ese el camino que lo llevó a recorrer nuevos paisajes que luego iría creando desde su música. Lo individual se fusionaba con lo colectivo pero también con los entornos, de ahí que cada paisaje es un espacio. Los paisajes de Fripp, o de Kabusacki, en realidad son paisajes colectivos. Como los colores que tiene la Quebrada de Humahuaca, por mencionar un paisaje.
“Los cursos son así, residenciales, no es que hay una escuela. Convivís una semana en lo que es el nivel 1. Después el nivel 2, que es otra semana. El nivel 3 son 3 meses. El 4 es un año entero. El nivel 5 es más corto y el nivel 6 son 3 años. Y yo seguí así, después cada uno sigue su desarrollo y su evolución y a veces nos encontramos y nos ponemos al día“, recuerda.
Luego agrega que “Fripp fue director de una sociedad que se llamaba American Society for Continuous Education, que era una suerte de fundación o escuela inaugurada por John Bennet, que fue discípulo de Gurdjieff. Y una cosa que me queda grabada es la palabra continua, que es una educación continua: está todo el tiempo aprendiendo”, aprendizaje continuo, un viaje permanente, de eso parece tratarse: un camino que no concluye… se trata de caminar.
Los Gauchos Alemanes
Kabusacki se unió a la liga de guitarristas junto a Fripp y otros de sus discípulos. Pero en 1991 Fripp les informó que se iba a reunir King Crimson.
“Nos dijo que iba a reunir a King Crimson por lo que ya no iba a estar en la liga con nosotros, que sigamos haciendo cosas nosotros. Y ahí que se formaron dos tríos de guitarras, por un lado el California Guitar Trío, y por otro Hernán Nuñez, Martin Schwutke y yo hicimos el otro trío… y empezamos a tocar, y así surgieron Los Gauchos Alemanes. Y después empezamos a tocar, también con Robert, cuando hacía la gira con Soundscapes, y tocamos con el acá en el Cervantes. Los gauchos y Fripp… yo tampoco lo puedo creer eh, cuando estoy en el escenario con Fripp no lo puedo creer.”
Para quienes nunca hayan oído hablar de «los gauchos» se trata de una banda de culto de principios de los años 90, formada en esas convivencias con Robert Fripp y cuyo curioso nombre se refería a esa unión entre músicos de Argentina y Alemania.
“Después con los Gauchos Alemanes, se fue Hernan Nuñez y vino Steve Ball. Agarramos las eléctricas en lugar de las acústicas, lo llamamos a Samalea para que toque la batería y de ahí salió Electric Gauchos, que es un poco el presente de eso. Y unos quintetos acústicos que arme con los que tocamos con King Crimson, acá en el Luna Park y en Chile… y también vamos seguido a tocar a Seattle”.
La conversación viró hacia comentarios sobre lo que era la comunicación en la música en el siglo XX, revistas como la Guitar Player, o Musician y lo distinta que era la comunicación hace 30 o 40 años. El, para muchos sorprendente, sentido del humor de Fripp y lo que fueron los videos que hizo en su casa con Toyah, su esposa, durante la pandemia grabando clásicos del rock con una graciosa escenografía, y que devinieron en conciertos en vivo, incluso llegando a tocar en Glastonbury. «Quienes no lo conocen se quedan con la idea de que es un tipo muy serio, que lo es, pero también tiene ese lado de humor británico muy a lo Monthy Python» comentó en relación a esos videos publicados por Fripp y Toyah que nos alegraron a muchos en tiempos difíciles de pandemia. «Lo hizo para eso», confirma Kabusacki.
Lo que viene…
Además de presentar su nuevo trabajo, “Kabu”, está esperando ansioso el lanzamiento del nuevo disco de Charly García donde participó como guitarrista. Los ojos vuelven a brillarle al hablar de Charly como cuando hablaba de Fripp o Manzanera. “Es un genio”.
Con mucha simpleza disipó las dudas sobre historias ajenas a la música y nos dio una muy buena notica. No solo comentó que Charly está bien, sino que el disco nuevo está vivo y en cualquier momento será publicado. “Sigue estando todo su genio ahí”, advierte con emoción.
Hay algo más de información que «Kabu» compartió sobre el futuro disco de Charly, pero vamos a mantener un poco la intriga, como el mismo Charly lo hace, y dejar esa información para una segunda parte, dentro de unos días. Antes de eso, Fernando Kabusacki tiene la presentación de su disco.
Ramiro Giganti - www.anred.org
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