Vamos con otro disco de Arturo Meza, ahora junto a las agrupaciones Tribu y Alquimia, para adentrarse más dentro del etno rock mexicano. Con su propuesta ríspida, poética, sensible y descarnada, Arturo nos muestra otra de sus tantas facetas, en un disco llano, sin ornamentos, pero efectivo y contundente. Producido por el Instituto de investigaciones estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, para el proyecto fílmico "El hombre jaguar de Tetitla" realizado por Marie Arete Hers, Marìa Elena Ruiz, Emilie Carreño y Aurelio de los Reyes. Grabado por Gabriel Hernández Contreras en la Ciudad de León , Gto. Textos Mayas, Purepechas y de Meza. Como podemos observar el dibujo en la portada son dos plantas de Lophophora williamsii, comúnmente llamada peyote o hikuri (en lengua wixárika). Arte compromentido con la realidad, es el mejor Arte.
Artista: Arturo Meza
El venado es uno de los animales con mayor presencia en las culturas indígenas de México. Sus huellas atraviesan prácticamente todo su territorio; las podemos encontrar entre los yaquis, mayos, huicholes, nahuas, zapotecos, chinantecos y mayas.
Como podemos observar el dibujo en la portada son dos plantas de Lophophora williamsii, comúnmente llamada peyote o hikuri (en lengua wixárika). La relación del pueblo wixárika (huichol) con el venado es muy profunda y antigua. Para ellos el venado es fuente de prosperidad (muy asociado con el peyote) todo ello se comprende al conocer su leyenda sobre el venado azul. De esta mitología emerge su adoración por el peyote y su agradecimiento a este generoso ciervo, cuyo espíritu salvó a este pueblo a través de esta planta sagrada.
En la mitología maya, Xibalbá o Xib'alb'a ( Dzibalba) es el nombre del inframundo. Es el mundo subterráneo regido por las divinidades de la enfermedad y de la muerte: Hun-Camé y Vucub-Camé. Forma parte importante dentro del ciclo mítico de los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, narrado en el Popol Vuh de la cultura maya quiché.
Por otro lado, el venado es un animal muy complejo en su concepción porque se le asocia a una de la principales deidades del panteón maya, que es el sol; él presenta atributos como cazador, ante lo cual puede propiciar una buena cacería. Asimismo el venado encarna los valores de un guerrero valiente, cuya hazaña permite que haya buenas lluvias. El venado es un animal vinculado a la vida y a su vez a la muerte al representar al sol en su movimiento heliacal donde al amanecer es un dios joven o cría de venado y para el crepúsculo es un anciano o un venado agonizante.
Alineación:
- Arturo Meza - voces, mantrams, cánticos, percusiones, teclados, mezáfono, oglio y cuerdas pulsadas
Tribu - mitote en "Tragamezcal"
Alquimia - percusiones y voces en "Luna preñada"
Artista: Arturo Meza
Álbum: Venadito del sol
Año: 1993
Género: Etno-rock
Duración: 47:39
Referencia: discogs
Nacionalidad: México
Año: 1993
Género: Etno-rock
Duración: 47:39
Referencia: discogs
Nacionalidad: México
El venado es uno de los animales con mayor presencia en las culturas indígenas de México. Sus huellas atraviesan prácticamente todo su territorio; las podemos encontrar entre los yaquis, mayos, huicholes, nahuas, zapotecos, chinantecos y mayas.
Una de las relaciones entabladas por Arturo Meza a lo largo de su trayectoria y que ha dado excelentes resultados en el nivel artístico es la que ha mantenido con Tribu. La primera vez que coincidieron fue en Comala, disco de Jorge Reyes; años más tarde el grupo colaboró con Meza en la presentación de su primer libro de cuentos: Ansina como endenantes.
Poco después, Meza y Tribu desplegaron sus saberes en Venadito del sol, una cita con un toque étnico, pero en donde lejos de ceñirse a los parámetros impuestos por el género, Meza optó por efectuar un acercamiento nuevo, con una mirada experimental. Aunque en la producción encontramos algunos momentos percutivos y con flautas en donde las imágenes prototípicas de los rituales prehispánicos se imponen; la mayor parte de las composiciones poseen una atmósfera oscura.
Las preocupaciones de su autor: el hambre, el dolor, la angustia, los sueños, son revestidas con un alud sonoro que hace un llamado constante al inframundo y que hacen de Venadito del sol una de las obras más innovadoras que se han hecho con semejante instrumental en este país.
Poco después, Meza y Tribu desplegaron sus saberes en Venadito del sol, una cita con un toque étnico, pero en donde lejos de ceñirse a los parámetros impuestos por el género, Meza optó por efectuar un acercamiento nuevo, con una mirada experimental. Aunque en la producción encontramos algunos momentos percutivos y con flautas en donde las imágenes prototípicas de los rituales prehispánicos se imponen; la mayor parte de las composiciones poseen una atmósfera oscura.
Las preocupaciones de su autor: el hambre, el dolor, la angustia, los sueños, son revestidas con un alud sonoro que hace un llamado constante al inframundo y que hacen de Venadito del sol una de las obras más innovadoras que se han hecho con semejante instrumental en este país.
David Cortés, del libro El otro rock mexicano
Como podemos observar el dibujo en la portada son dos plantas de Lophophora williamsii, comúnmente llamada peyote o hikuri (en lengua wixárika). La relación del pueblo wixárika (huichol) con el venado es muy profunda y antigua. Para ellos el venado es fuente de prosperidad (muy asociado con el peyote) todo ello se comprende al conocer su leyenda sobre el venado azul. De esta mitología emerge su adoración por el peyote y su agradecimiento a este generoso ciervo, cuyo espíritu salvó a este pueblo a través de esta planta sagrada.
Los ancianos nos contaban que hace mucho, mucho tiempo, en la Sierra Huichol los abuelos se reunieron para discutir sobre su situación. La gente se encontraba enferma, no había ni agua ni comida, no llovía y la tierra estaba seca. Ellos decidieron entonces, enviar a cuatro jóvenes de cacería, con la tarea de encontrar alimentos y llevarlos a la comunidad para compartirlos, no importando lo poco o mucho que obtuvieran cazando. Cada uno de los jóvenes representaría un elemento: fuego, agua, aire y tierra.
La mañana siguiente, los jóvenes comenzaron la jornada, cada uno cargando su arco y flechas. Caminaron durante días hasta que, una tarde, saltó detrás de unos arbustos, un venado grande y gordo. Los jóvenes se encontraban exhaustos y hambrientos pero, cuando vieron al venado, se olvidaron de todo y comenzaron a correr tras de él, sin perderlo de vista. El venado miró a los jóvenes y sintió compasión por ellos. Los dejó descansar una noche y, el siguiente día los incitó para que continuaran la persecución.
Pasaron muchas semanas antes de llegar a Wirikuta (en el desierto de San Luis, camino sagrado de los Huicholes). Cuando los, jóvenes se encontraban en el camino de la colina, cerca del cerro de las Narices, vieron al venado saltar en dirección al lugar donde habita el espíritu de la tierra. Juraban que habían visto al venado correr en esa dirección, y trataron de encontrarlo sin éxito. De repente uno de los jóvenes disparó una flecha que cayó dentro de la figura de un venado, formada por las plantas de peyote que había en la tierra que, con el sol, brillaban como lo hacen las esmeraldas, mirando hacia una sola dirección.
Los jóvenes se encontraban confundidos por lo que había pasado, pero decidieron cortar las plantas formado la figura del Marratutuyari (venado) para llevarlas al pueblo. Después de caminar durante varios días, llegaron a la montaña Huichola, donde todos les estaban esperando. Dirigiéndose inmediatamente a los ancianos, les contaron su experiencia. Los ancianos comenzaron a repartir el peyote entre la población y, después de un tiempo, y no sintieron más hambre o sed.
Desde entonces, los huicholes adoran al peyote que, al mismo tiempo es venado y maíz, su espíritu guía. Así que, cada año desde entonces, continuan peregrinando, manteniendo la ruta viva desde la sierra Huichola hasta Wirikuta, para pedirle a Dios lluvia, comida y salud para su gente.
En la mitología maya, Xibalbá o Xib'alb'a ( Dzibalba) es el nombre del inframundo. Es el mundo subterráneo regido por las divinidades de la enfermedad y de la muerte: Hun-Camé y Vucub-Camé. Forma parte importante dentro del ciclo mítico de los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, narrado en el Popol Vuh de la cultura maya quiché.
Por otro lado, el venado es un animal muy complejo en su concepción porque se le asocia a una de la principales deidades del panteón maya, que es el sol; él presenta atributos como cazador, ante lo cual puede propiciar una buena cacería. Asimismo el venado encarna los valores de un guerrero valiente, cuya hazaña permite que haya buenas lluvias. El venado es un animal vinculado a la vida y a su vez a la muerte al representar al sol en su movimiento heliacal donde al amanecer es un dios joven o cría de venado y para el crepúsculo es un anciano o un venado agonizante.
El venado en el mundo maya
Cuenta la leyenda que cuando Itzamná creó la tierra la hizo tan bella que todos deseaban vivir allí. Itzamná creó el Mayab y eligió entonces a tres animales como sus representantes: el faisán, la serpiente y el venado.
Desde tiempos inmemoriales el venado es un símbolo sagrado para el mundo maya. La figura de este precioso animal de aspecto tierno aparece prácticamente en todo: en sus creencias, en su vida común, en sus registros, en sus nombres y por supuesto en su gastronomía.
Según la mitología maya fue un venado quien con su pezuña formó los órganos sexuales de la luna. Desde siempre el venado fue objeto de sacrificio para honrar a los dioses. Del vocablo “Ceh” (venado en lengua maya) deriva el apellido de muchas familias de la región.
Tan importante fue y ha sido el venado para los mayas, que en su piel quedaron plasmados (códices) los episodios más trascendentes de la historia prehispánica.
Por lo que hace a la gastronomía los mayas eran consumidores de la carne de este animal y hasta el día de hoy es muy común, sobre todo en las poblaciones rurales, encontrarse con un rico asado de venado o desmenuzado al estilo “tzic”, una variante criolla del salpicón preparado con jugo de naranja agria, rábanos, cebolla y cilantro.
Ceh, el Venado Sagrado
Desde muy antiguo, para los mayas el Venado, Ceh, ha sido un animal sagrado, venerado y admirado por su belleza y suprema agilidad. Ha sido para los indios el emblema de la lluvia, de la fertilidad de la tierra, de la renovación anual de las plantas, al cual se invocan sus favores en caso de sequía. Guardián y protector de los montes, Ceh, el Venado, ha simbolizado el movimiento del Sol desde el amanecer hasta la hora del crepúsculo. Animal de poder no sólo relacionado estrechamente con el Sol, sino con la Luna y la Lluvia.
Los mayas de Yucatán nos narran que Itzamná, el Señor de los Cielos, la Noche y el Día, hijo de Hunab Ku, Dios Solitario, el mayor de todos los dioses, creó la Tierra. Como sus representantes eligió a tres animales, la Serpiente, el Faisán y el Venado. Itzamná, el dios omnipotente, se representaba como un anciano creador del universo. Aunque también solíase representarlo como un animal fantástico, mezcla de serpiente, cocodrilo y lagarto, con pezuñas y cuernos de venado. Desde su residencia en el Cielo dirigía al cosmos sentado en una banda astronómica. Fue el primer sacerdote de la cultura maya a quien se debe la invención de la escritura y los códices; de las ciencias y de los conocimientos. En su inconmensurable bondad, creó a los mayas y al Mayab, el lugar donde debían residir.
Los mayas antiguos acostumbraban sacrificar venados en honor a sus dioses, a quienes les ofrendaban el corazón de estos dulces animales, y los sacerdotes untaban la sangre en las figuras los ídolos. Asimismo, por su carácter sacro los mayas escribieron sus códices sobre la suave piel ya curtida del Venado, para que la posteridad pudiese conocer su historia antigua. Es así como conocemos que el Venado era un animal psicopompe, encargado de relacionar a los humanos con los ancestros; es decir, los dioses.
El uinal denominado Ceh, Venado, fue el décimo segundo mes el calendario maya (del 11 al 30 de noviembre). En este mes se efectuaban celebraciones a la fuerza generadora del universo, al igual que en el mes Zip, tercero del calendario, también Venado por extensión, ya que en él se llevaba a cabo un festival dedicado a los dioses en el que se hacía referencia a la sangre derramada durante la caza de dicho animal. Así pues, Zip era el mes en que los cazadores realizaban su fiesta. En el día siete de este mes, se veneraba a los dioses de la caza: Ah Cancum, Zuhuyzib y Zipitabai. Los cazadores embarraban con betún azul una flecha y una cabeza de venado y bailaban sin descanso; asimismo, se horadaban las orejas y la lengua, y se pasaban por los agujeros siete hojas de una yerba llamada ac. Actualmente, al protector de los venados se le llama Zip, se trata de un wayjel íik’, espíritu de los vientos, cuya morada son las cuevas y los ojos de agua, en donde se efectúan ceremonias de petición del sagrado líquido. Zip es un venado pequeño que lleva entre sus cuernos un panal de abejas. Cuando gime es señal de que los cazadores lo están persiguiendo y trata de avisar del peligro a los otros venados, sus hermanos.
Cuenta la leyenda que cuando Itzamná creó la tierra la hizo tan bella que todos deseaban vivir allí. Itzamná creó el Mayab y eligió entonces a tres animales como sus representantes: el faisán, la serpiente y el venado.
Desde tiempos inmemoriales el venado es un símbolo sagrado para el mundo maya. La figura de este precioso animal de aspecto tierno aparece prácticamente en todo: en sus creencias, en su vida común, en sus registros, en sus nombres y por supuesto en su gastronomía.
Según la mitología maya fue un venado quien con su pezuña formó los órganos sexuales de la luna. Desde siempre el venado fue objeto de sacrificio para honrar a los dioses. Del vocablo “Ceh” (venado en lengua maya) deriva el apellido de muchas familias de la región.
Tan importante fue y ha sido el venado para los mayas, que en su piel quedaron plasmados (códices) los episodios más trascendentes de la historia prehispánica.
Por lo que hace a la gastronomía los mayas eran consumidores de la carne de este animal y hasta el día de hoy es muy común, sobre todo en las poblaciones rurales, encontrarse con un rico asado de venado o desmenuzado al estilo “tzic”, una variante criolla del salpicón preparado con jugo de naranja agria, rábanos, cebolla y cilantro.
Ceh, el Venado Sagrado
Desde muy antiguo, para los mayas el Venado, Ceh, ha sido un animal sagrado, venerado y admirado por su belleza y suprema agilidad. Ha sido para los indios el emblema de la lluvia, de la fertilidad de la tierra, de la renovación anual de las plantas, al cual se invocan sus favores en caso de sequía. Guardián y protector de los montes, Ceh, el Venado, ha simbolizado el movimiento del Sol desde el amanecer hasta la hora del crepúsculo. Animal de poder no sólo relacionado estrechamente con el Sol, sino con la Luna y la Lluvia.
Los mayas de Yucatán nos narran que Itzamná, el Señor de los Cielos, la Noche y el Día, hijo de Hunab Ku, Dios Solitario, el mayor de todos los dioses, creó la Tierra. Como sus representantes eligió a tres animales, la Serpiente, el Faisán y el Venado. Itzamná, el dios omnipotente, se representaba como un anciano creador del universo. Aunque también solíase representarlo como un animal fantástico, mezcla de serpiente, cocodrilo y lagarto, con pezuñas y cuernos de venado. Desde su residencia en el Cielo dirigía al cosmos sentado en una banda astronómica. Fue el primer sacerdote de la cultura maya a quien se debe la invención de la escritura y los códices; de las ciencias y de los conocimientos. En su inconmensurable bondad, creó a los mayas y al Mayab, el lugar donde debían residir.
Los mayas antiguos acostumbraban sacrificar venados en honor a sus dioses, a quienes les ofrendaban el corazón de estos dulces animales, y los sacerdotes untaban la sangre en las figuras los ídolos. Asimismo, por su carácter sacro los mayas escribieron sus códices sobre la suave piel ya curtida del Venado, para que la posteridad pudiese conocer su historia antigua. Es así como conocemos que el Venado era un animal psicopompe, encargado de relacionar a los humanos con los ancestros; es decir, los dioses.
El uinal denominado Ceh, Venado, fue el décimo segundo mes el calendario maya (del 11 al 30 de noviembre). En este mes se efectuaban celebraciones a la fuerza generadora del universo, al igual que en el mes Zip, tercero del calendario, también Venado por extensión, ya que en él se llevaba a cabo un festival dedicado a los dioses en el que se hacía referencia a la sangre derramada durante la caza de dicho animal. Así pues, Zip era el mes en que los cazadores realizaban su fiesta. En el día siete de este mes, se veneraba a los dioses de la caza: Ah Cancum, Zuhuyzib y Zipitabai. Los cazadores embarraban con betún azul una flecha y una cabeza de venado y bailaban sin descanso; asimismo, se horadaban las orejas y la lengua, y se pasaban por los agujeros siete hojas de una yerba llamada ac. Actualmente, al protector de los venados se le llama Zip, se trata de un wayjel íik’, espíritu de los vientos, cuya morada son las cuevas y los ojos de agua, en donde se efectúan ceremonias de petición del sagrado líquido. Zip es un venado pequeño que lleva entre sus cuernos un panal de abejas. Cuando gime es señal de que los cazadores lo están persiguiendo y trata de avisar del peligro a los otros venados, sus hermanos.
Lista de Temas:
1. Dzibalba
2. Venadito del Sol
3. Chantil Lobolal
4. La cárcel de la Luna
5. Anciano oscuro
6. Cumiechicuaro
7. Luna preñada
8. El borde celeste de Mamá Felipa
9. Tragamezcal
1. Dzibalba
2. Venadito del Sol
3. Chantil Lobolal
4. La cárcel de la Luna
5. Anciano oscuro
6. Cumiechicuaro
7. Luna preñada
8. El borde celeste de Mamá Felipa
9. Tragamezcal
Alineación:
- Arturo Meza - voces, mantrams, cánticos, percusiones, teclados, mezáfono, oglio y cuerdas pulsadas
Tribu - mitote en "Tragamezcal"
Alquimia - percusiones y voces en "Luna preñada"
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