La Revolución de la Alegría... En la Argentina, todo lo que se inició como "revolución" (en realidad desde la contrarrevolución) terminó en un gigantesco fracaso: Revolución Libertadora, Revolución Argentina, Revolución de la Alegría. La primera, los hechos la transformaron en "fusiladora"; la encabezada por Juan Carlos Onganía fue arrasada por los vientos que venía a controlar; y ahora padecemos la Revolución de la Alegría, que seguramente la historia le aplicará un adjetivo más acorde a la realidad... ¿La Revolución del Endeudamiento? ¿La Revolución de la Posverdad? ¿La Revolución de la Publicidad?. En el país de "La Revolución de la Alegría" los ciudadanos votan, pero el presidente sólo les habla a los mercados y el que gobierna es el FMI. En el país de "La Revolución de la Alegría" se suprime los subsidios a los discapacitados y se raciona la leche de los merenderos. La fiesta de la alegría hay que pagarla con la desnutrición infantil, con la indigencia creciente, con los espacios que dejan los locales y fábricas cerradas. Emocionante lo que estamos logrando juntos...
En la Revolución de la Alegría de hoy en día, no sólo que todo derecho del ciudadano de a pie es sistemáticamente destruido (incluido el estado de derecho y los principios democráticos), sino que los beneficiarios de "la fiesta" no sólo no pueden adquirir elementos indispensables, sino que tampoco los pueden usar porque la electricidad, el gas, el transporte han tenido aumentos siderales. Las boletas de los servicios despiertan ansiedad y angustia de tal magnitud que Alfred Hitchcock hubiera envidiado.
Leo aquí que según la medición de los gremios, la inflación ya superó el registro anual de 1991. También que las reservas del Banco Central cayeron u$s 3.665 millones en Septiembre de este año, dato del cual deriva este gráfico atemorizante...
Primero fue el segundo semestre, después la lluvia de inversiones, luego los brotes verdes, después pasaron cosas, hasta que llegó el FMI de nuevo. Y ahora...
El gobierno de la derecha en la Argentina ha tenido que tragarse un rescate récord de 57.000 millones de dólares del FMI. La responsable del FMI, Lagarde, ha afirmado que, como parte del acuerdo, el banco central de Argentina sólo podrá intervenir para estabilizar su moneda si el peso se deprecia por debajo de 44 pesos por dólar. Actualmente se encuentra en 39 pesos por dólar, después de perder el 50% de su valor desde el comienzo del año. El presidente del Banco Central de Argentina, Nicolás Caputo, dimitió por está condición.
El volumen del rescate muestra hasta que punto el FMI esta dispuesto a apoyar al gobierno de la derecha en la Argentina, pero también a acabar con cualquier capacidad de acción independiente de las autoridades monetarias y fiscales argentinas. La política económica de Argentina está siendo dirigida por el FMI. Argentina ha caído bajo las garras del FMI, algo que el gobierno derechista de Macri prometió que nunca volvería a ocurrir. Lo que tendrá lugar será una crisis masiva y la austeridad para el pueblo argentino, repitiendo el infierno de la última crisis importante de 2001.
La economía turca también está en crisis. El gobierno de Erdogan se niega a pedir dinero al FMI a cambio de más austeridad y control sobre su moneda y tasa de interés política - a diferencia de Argentina. Pero el resultado será el mismo: ninguno de los dos países puede evitar una depresión grave en la medida en que las tasas de interés se disparen y se desmadre la inflación.
Hay que aprender de todo ello una lección económica. Cuando a Grecia se le colocó la camisa de fuerza de la llamada troika (el FMI, el BCE y el Eurogrupo), muchos economistas keynesianos y radicales dijeron que la razón por la que Grecia estaba en semejante lío era porque estaba dentro de la zona euro y, por lo tanto, no podía devaluar su moneda o controlar sus tasas de interés. Que si salía de la UE podría controlar su propio destino.
Bien, Argentina y Turquía muestran ahora que el problema no era la zona euro, como tal, sino las fuerzas del capitalismo global. Tanto Argentina como Turquía controlan su política de tipos de cambio y tasas de interés. Buenos Aires ha optado por el control del FMI y Ankara lo rechaza. Pero no habrá ninguna diferencia: los trabajadores y las trabajadoras en ambos países tendrán que pagar el precio de la crisis de sus economías.
Michael Roberts - Economista marxista británico, que ha trabajador 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.
El FMI se adueñó de la economía
El nuevo acuerdo con el FMI marca un momento distinto en este período de “tormentas” que vive nuestro país. La etapa superior del ajuste y el saqueo de Argentina. Para analizarlo vamos a enfocarnos en tres puntos centrales: la ampliación del monto del préstamo y el adelanto de desembolsos, la intervención directa del FMI en el Banco Central a partir de la salida de Caputo y la llegada de Sandleris y el presupuesto 2019 con su famoso “déficit 0”.Itai Hagman - Economista, director del Observatorio de Coyuntura Económica y Políticas Públicas (Ocepp) y dirigente de Patria Grande.
En primer lugar la ampliación de 7 mil millones de dólares del crédito del fondo es resultado de un manejo desastroso de los primeros 14.956 millones de dólares que vinieron del FMI. Toda este monto se fue de las reservas en los 3 meses de gestión de Caputo en el BCRA, en su gran mayoría a través de la fuga de capitales. El adelantamiento de desembolsos es un oxígeno para el Gobierno trate ahuyentar el fantasma del default y llegar así a las elecciones de 2019. Pero esta situación deja un escenario más que preocupante para el próximo gobierno, una verdadera pesada herencia en términos de deuda externa.
En segundo término, con la renuncia de Caputo y la designación de Sandleris se terminó el tan mentado discurso de la “autonomía del BCRA”. Pusieron directamente a un asesor del fondo a dirigir el Central. Los lineamientos del nuevo presidente son la imposibilidad de emitir pesos hasta junio de 2019 y un esquema de flotación del dólar entre bandas de $34 y $44, límites que van aumentando 3% por mes hasta fin de año. A esto se suma una restricción para la utilización de reservas para bajar el dólar muy importante que nos deja un panorama donde el techo la banda cambiaria parece sacado de una película de ciencia ficción.
Por último, el presupuesto 2019 prevé una reasignación de gastos en favor de los intereses de la deuda en detrimento del resto de las partidas: menos gasto para salud, educación, obra pública, subsidios de tarifas y prestaciones sociales y más gasto para pagar intereses de la deuda. El monto que se pagará en concepto de intereses de deuda (sin contar los pagos intra-estado nacional) en 2019 es superior al total del gasto de Educación, Ciencia y Técnica, Salud, Asignación Universal por Hijo y Economía Popular en conjunto. Además, el presupuesto prevé un dolar promedio de $40,10 para el año 2019, lo que resulta contradictorio con el anunciado sendero ascendente del tipo de cambio sin intervención del BCRA en el mercado. Esta contradicción es muy importante, porque si el tipo de cambio sigue subiendo, será imposible limitar la escalada de precios, por lo que el 35% de inflación presupuestado se vuelve una meta imposible de cumplir.
El nuevo acuerdo con el FMI, no es una salida a una situación crítica ni una garantía de una mayor estabilidad. Es una señal de que lo peor está por venir.
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