Puede que sea porque estamos en noviembre, pero este mes me siento misteriosamente atraída por las claves en modo menor; pero tengan paciencia, porque aunque Fanny Mendelssohn empieza esta fantasía para piano y violonchelo con un espectro tonal un poco melancólico y meditabundo, no tarda en animar el espíritu y el ritmo, despejando las sombras para que entren luz y lirismo en abundancia.
La verdad es que me fascina toda la música de esta hermana de Felix, por su imaginación musical, su gran sensibilidad y la franqueza con que parece querer comunicarse con el oyente. Recuerden que es una mujer que tuvo tantos deseos de expresarse que escribió más de 450 piezas a pesar de que no la apoyaba nadie y de que tenía pocas probabilidades de publicarlas.
¿Recuerdan también que era una gran virtuosa del piano, que podía tocar prácticamente todo lo que le llamaba la atención, que el propio Felix confesaba que era mucho mejor intérprete que él? Y sin embargo, Fanny, que nació este día, solo apareció en público en una ocasión, en un concierto benéfico en que interpretó la parte solista del primer concierto para piano de su hermano?
¿Qué sentía al verse obligada a ocultar las manos, por así decirlo? Fanny no publicó casi nada suyo en vida; gran parte de su obra permanece todavía en colecciones privadas. Puede que eso signifique que muchas piezas atribuidas durante siglos al hermano se hayan debido a la inventiva de la hermana. ¿Quién sabe? Ya hemos visto el creciente interés de la crítica por la obra de Fanny en los últimos años; espero sinceramente que sea solo el principio…
Clemency Burton-Hill
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