Artista: Seven Impale
Álbum: City of the Sun
Año: 2014
Género: Progresivo ecléctico
Duración: 45:38
Referencia: Discogs
Este competente disco comienza con "Oh, My Gravity!", una canción que parece que dará comienzo a un álbum de modalidad aparatosa, pero luego lude un ritmo raro, como candombero, pero a la vez tirante, mientras el saxo y la guitarra eléctrica (que parece flotar de lo bien que está ejecutada por Erlend Vottvik Olsen) sostienen el riff que da comienzo a esta revolución cacofónica. Todas las notas son remarcadas con impacto, con golpe, mientras arreglos que parecen ser una gota cayendo en un río dan su toque de gracia a la canción. El íntegro saxo de Benjamin Mekki Widerøe es el primer instrumento protagonista del álbum, guiando la fuerza sonora a la vez que la melodía enraíza más potencia por distintos lados, pero siempre con el riff sonando en volúmenes heteróclitos. Luego ese riff cambia a uno más violento para dar entrada a las vocales de Stian Økland, quien canta con esa típica calma imponente del rock alternativo, con similitudes con cantantes como Steven Wilson o Thom Yorke en la longitud de las notas, pero también con otros como Geddy Lee en su agresividad. Cuando uno piensa que la canción puede tomar cierto camino, se va por otro, teniendo momentos puramente del avant-prog y haciendo de esta pieza una cohorte de bifurcaciones que se inventan en el momento. Las zonas eufóricas a punteo de guitarra y saxo no pueden evitar recordar a In The Court of the Crimson King y sus momentos disonantes distópicos. Esta canción inicial atraviesa el drama, el lamento, el refugio y más espacios prosaico-musicales que, comúnmente, son transitados en estas canciones fragmentadas del rock progresivo ecléctico que no llegan a ser suites, pero se dividen en muchas partes breves. Y es en los momentos de lucidez de quien canta ("Mi gravedad me ha salvado de la locura") que la canción vuelve a sus claroscuros más sosegados, y estos están muy bien ligados a los de vacío vocal, donde la instrumentación parece simbolizar lo que está pasando por la cabeza del protagonista. Oh, My Gravity! es una canción que bien podría abarcar el álbum entero debido a su cantidad de contenido, pero que sólo le da el inicio.
Después de un magnífico desbarajuste, saltamos a otro que seguirá la misma línea: "Windshears" comienza con un riff similar al de The Letters (canción de King Crimson perteneciente al álbum Islands), aunque un poco más rápido y más enérgico. Los instrumentos se le van sumando de a poco, hasta llegar la voz en último lugar y trazando un sendero más pacífico, con Økland cantando en modo contemplativo. La guitarra eléctrica y el saxo siguen teniendo duelos ambiguos, y estos encuentros abiertos son la base del álbum. Olsen es respaldado por unas líneas de bajo agresivas y secuenciales a cargo de un prolijo Tormod Fosso y por una batería lúcida y sagaz como ninguno de los otros instrumentos en cuerpo de Fredrik Mekki Widerøe, mientras que el saxo, pareciendo estar del otro lado, refuta con bonanza. Otra catarata de riffs vigorosos y pasajes que, en lugar de unir, desvencijan la canción y la componen en una estructura alocada.
"Eschaton Horo" es el tema que va a dar fin al lado 1 de este pintoresco disco. Vuelve al tono donairoso con el que comenzó para luego romper de la misma manera y sostenerse en un riff, aunque esta vez un tanto indie y en una estructura más común y menos arriesgada que, igualmente, tardará poco en desmoronarse ante una lluvia torrencial de más sucesiones arremetedoras donde domina la guitarra eléctrica. Se sigue utilizando la repetición de riffs para dominar los lugares caóticos del disco, y esto da lugar a un excelente procesamiento en el oyente de los sentimientos que quieren impregnarse. Así, en este tema, el saxo tiene un papel fuera de esa batalla, y aparece solo cuando viene la calma después de la tormenta, al igual que el vocalista al aclamar sus quejas con esa particular flema que lo caracteriza.
Y cuando uno piensa que quizás existe la posibilidad de que la otra cara sea templada, como en busca de una redención lírica y sonora, "Extraction" es la canción que arranca el lado 2 con una inmediata irritación digna de los discos más avasallantes de Porcupine Tree. En menos de un minuto hay fragmentos de delirio, de aislamiento, de equilibrio y de liberación. Las notas del saxo que establecen la entrada del vocalista son, al menos a mi manera de interpretar, un claro homenaje a la famosa flauta de Octavarium, con un canto destrabado de Økland que tiene cierta semblanza con aquellos gritos furiosos de los 80s. Los teclados de Hakon Vinje tienen un protagonismo más amplio y atmosférico, y, por momentos, los demás instrumentos parecen traer a una especie de Tool acústico. Definitivamente, aquí tienen lugar las secciones instrumentales más prudentes de todo el álbum, aunque tampoco faltarán las desestructuraciones estrambóticas que caracterizaron el estilo de este disco desde sus primeros minutos. Una de las cosas que más me sorprenden de este grupo es su capacidad para hacer un uso extremadamente versátil de los instrumentos. Estas secciones instrumentales retraen al King Crimson de los 80s, con una elevación de los riffs y unas cargas deliberadas que forzosamente los hacen resaltar.
Al cierre del disco se llega con su tema más largo: "God Left Us for a Black-Dressed Woman", de comienzo sensato y jazzístico. Hay un mérito subjetivo que le veo y es su sentido de la temporalidad; cómo pasa el tiempo, pero a la vez no pasa. Y esto sucede cuando una canción (o cualquier obra de arte) es muy buena: todas sus partes resultan igual de grandes. Es como si todos los músicos se hubiesen ido preparando a lo largo del disco para esta sutil canción, el highlight de esta obra notable titulada "City of the Sun", con una vibra temblorosa pero insumergible, con un estilo arraigado pero fluctuante. Los arreglos más temáticos están acá. Cada sección contribuye a una consistencia implacable, y creo asimilar que grupos como Shamblemaths se han servido en esos próximos años de estos fantásticos desarmamientos.
Cada tema es una queja distinta, siempre teniendo una conciencia plena de los desórdenes psicológicos de quien las canta y mediante una instrumentación eminente. Uno de los álbumes del 2014 y, creo yo, uno de tantos de este siglo que necesitan del paso del tiempo para que su valor pueda ser calculado, al menos aproximadamente. ¿Para los fanáticos del rock progresivo ecléctico? Un deber primario.
Y ya hablando desde mi persona, agradecer a Moebius por el lugar como reseñador del blog. Esta es la primera reseña que escribo para Cabeza, soy usuario hace mucho tiempo y tener este espacio es para mí una gran dicha. Hablo de rock progresivo en Instagram bajo el arroba de algoflotaenlalaguna, por si alguien quiere visitar.
Lista de Temas:
1. Oh, My Gravity! (9:49)
2. Windshears (6:32)
3. Eschaton Horo (8:30)
4. Extraction (6:35)
5. God Left Us for a Black-Dressed Woman (14:12)
Alineación:
- Stian Økland / vocals, guitar
- Hakon Vinje / keyboards
- Benjamin Mekki Widerøe / sax
- Tormod Fosso / bass, cello
- Fredrik Mekki Widerøe / drums
Excelente! Muchas gracias por sumarte a la comunidad cabezona
ReplyDeleteBienvenido Mariano y gracias por traer este disco, lo tenía visto pero nunca lo había escuchado. Se agradece y sientete en el blog como en tu casa (que lo es!). Abrazos!
ReplyDeleteHola!
ReplyDeleteMuy bueno! Quisiera subir y hacer algo así con una banda nueva Argentina de rock progresivo que me voló la cabeza, tengo 62 años y lo mejor que escuché en mucho tiempo. Quien me ayuda? Gracias
Será un verdadero gustazo! Fabio, escribime a correocabezon arroba gmail punto com
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