El fracaso del experimento "libertariano" en sus propios términos: la "maquinita" de emitir está más viva que nunca y aún así, ajustó a todos los sectores vulnerables, el PBI cayó 5,7 puntos, la deuda externa aumentó y la inflación sigue desatada, mientras empapelan el país con moneda falsificada y, lo que es peor, con emisión de deuda de corto plazo que es aún peor, y que no se quejen cuando la inflación reprimida estalle. Un autodenominado plan de estabilización resulta ser un ajuste salvaje, que transfiere ingresos de los sectores asalariados y los jubilados a los más concentrados de la economía, provocando una profunda recesión que hace caer el nivel de actividad mientras destruye salarios y puestos de trabajo. La fase intervencionista del gobierno de Javier Milei tiene olor a 2018. El trader, el escorpión, la rana y el bono a 100 años. Las revelaciones de Werning. Un delirante como Milei y un fugador como Caputo unidos, ¿qué podría fallar?
A le sumamos la oscura y singular concepción del funcionamiento republicano y de la vida en común a las que adhiere Milei, más el despliegue desaforado de una represión que no se resigna a aceptar que el derecho a la protesta social es el derecho más cercano a las fibras íntimas de un Estado Constitucional de Derecho, da cuentas que el experimento con seres vivos que ensayan Milei y su pandilla de lunáticos y vividores está más cerca de su fin que de su perduración, y crece la perplejidad entre los que lo creyeron viable, o vieron lo que querían, por estupidez o para hacer negocios. El tema es que nos va a salir carísima la perplejidad de los idiotas, y la de los vivillos
La segunda fuga de Toto Caputo
Por Marcelo Falak
Vayamos a los números. Tras experimentar retrocesos de entre 1,6 y 2,2%, el MEP y el «contado con liqui» (CCL) quedaron por debajo de los 1.300 pesos y el blue cedió otra vez algo menos y aguanta los trapos en alrededor de $1.400. Mientras, el riesgo país superó durante la rueda los 1.600 puntos básicos para finalizarla apenas por debajo de ese umbral.
Fuente: infodolar.com.
El Gobierno vende el esquema como un modo de «cerrar la última canilla de la emisión monetaria», la de los pesos que se entregan a los exportadores atrapados en el cepo cambiario. De paso, al pisar el dólar, descomprime tensiones inflacionarios que habían regresado y no tenían explicación en su dogma monetarista, y busca reducir la brecha con el oficial de modo de buscar una ventana de oportunidad para liberar, no sin riesgos por la falta de reservas, esos controles.
El clavadista ya está en el aire, pero aún no llega a ver si abajo hay mar o rocas.
Toto Caputo y un tanque sin reservas
El tema son los costos que se asumen. Si Alberto Fernández y Sergio Massa ya habían dejado el Banco Central vacío de reservas, la recomposición que consiguió Javier Milei tras la desmesurada devaluación de diciembre fue perdiendo aliento. Así se llega a esta coyuntura: según informa Clarín, el vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning, les dijo a inversores en Nueva York que las reservas netas volvieron a ser negativas.
La entidad que dirige Bausili vendió ayer 3 millones de dólares y, tras realizarle un pago de 642 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI), sus reservas brutas cayeron por debajo de los 28.000 millones de dólares para alcanzar su menor nivel desde el 30 de abril.
La parte «buena» es que atrasar el tipo de cambio y la temporal moderación tarifaria permitan cerrar este mes con una inflación menor al 4%. Pan para hoy, ¿estallido para mañana? ¿Qué era el «populismo»?
«A nosotros no nos importa el valor del dólar, no nos ocupa el riesgo país», definió el vocero Manuel Adorni. Sería bueno que explicara qué es lo que sí les interesa.
Todo está dado en El Mecanismo. Ya están entrando desde el exterior capitales especulativos para hacer carry trade, esto es la «bicicleta» que consiste en traer dólares, cambiarlos por pesos, ganar algunos –pocos– meses con tasas en moneda local y, finalmente, recomprar dólares y partir. Si salieran a una paridad igual que la del inicio, obtendrían una ganancia fenomenal. Si lo hicieran a una todavía menor, lograrían todavía más.
Esto último es lo que se está encargando de asegurar la nueva política caputo-mileísta.
El escorpión y la rana
Como en la fábula de El escorpión y la rana, el ministro de Economía no puede con su esencia. Creador del bono a 100 años y otros prodigios, hace uso y abuso del instrumental que conoce, el del trader que es en medio de cada paso por la función pública.
La eventual concreción de este proceso de fuga sería la segunda bajo su conducción. La primera, hay que recordarlo, se produjo entre los turbulentos meses de junio y septiembre de 2018, cuando reemplazó a su nuevo colega de gabinete Federico Sturzenegger en el Banco Central y se peleó con el FMI para usar –sin autorización– los dólares del megapaquete de financiamiento de la campaña de Mauricio Macri a fin de defender una paridad que el mercado se llevó puesta. Lo hacía, es interesante recordar, con subastas diarias de billetes verdes que siempre parecían baratos.
Eso terminó cuando el FMI le impuso al líder del PRO que se deshiciera de un funcionario que consideraba ampliamente irresponsable, pero les dejó a los argentinos miles de millones de dólares registrados como una pesada deuda intergeneracional. En paralelo, claro, ganancias fabulosas a esos tipos audaces que juegan con las cartas marcadas en países con gobiernos que se hacen los bobos.
Caputo en la playa... |
Vale recordar que Milei detestaba a Caputo antes de ser presidente y, claro, antes de enamorarse de él. Poco después de su salida, en su rol de panelista de TV, señaló que «lo echaron a Sturzenegger acusándolo de haber manejado mal la mesa (de dinero del Banco Central), lo trajeron a Caputo y se fumó 15.000 millones de dólares de reservas irresponsablemente e ineficientemente (…). Uno de los grandes desastres que se hicieron en el Banco Central lo hizo Caputo en dos o tres meses».
El autoritarismo avanza
Una de las periodistas que escribió sobre el recelo del FMI acerca de la segunda fuga de Toto fue Sofía Diamante, de La Nación. La colega, muy respetada, cifró el nuevo festival, en base a información obtenida en el propio Gobierno, en 2.000 millones de dólares.
Esperable, pero lamentablemente, salieron a maltratarla. Primero fue Felipe Núñez, director del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE); luego, el propio Presidente.
El hedor autoritario que emana el Gobierno por oleadas es fuerte, cosa que señala habitualmente este medio. Tal vez para no tener que responder preguntas molestas y dedicarse al más edificante oficio de cabecear centros con los dos parietales, Adorni anticipó cambios en la política de acreditación de medios.
Consultado sobre la interdicción de facto que pesa sobre Silvia Mercado, el vocero deslumbró en La Nación + al oficialista Luis Majul al prometer que «vamos a hacer una sala de prensa de élite. Periodistas que pueden demostrar que merecen estar cerca del Presidente«. ¿El Politburó prepara una purga?
«Estamos trabajando en una nueva resolución: vamos a hacer que sea un privilegio estar en la sala de conferencias de la Casa Rosada y que sea un privilegio ser un medio acreditado en la Casa Rosada», añadió.
El futuro según Werning (y la CGT)
Se mencionó más arriba la presentación del vice del BCRA Vladimir Werning; conviene volver a ella porque dejó claves valiosas sobre lo que se diseña mientras media Argentina sigue apostando a tenerle paciencia al Presidente disruptivo.
Dos puntos destellantes en el PowerPoint de Werning fueron el de un futuro que incluye la continuidad del hiperajuste y una admisión novedosa–de «salarios bajos en dólares y altos márgenes» de ganancias para las empresas.
Una digresión. ¿Habrán estado al tanto de esa confesión de parte los líderes cegetistas que le declararon al ex-Techint y coyunturalmente secretario de Trabajo, Julio Cordero, su disposición –condicionada, claro– a sumarse al Consejo de Mayo?
Otro dato importante que dejó el vice del Central fue la confirmación de que el punto de llegada de la nueva política es la «competencia de monedas», concepto que el Fondo entiende como la nada misma, pero el Gobierno considera el camino doloroso a una «dolarización endógena» de la economía.
Esta se realizaría ya no con un canje de la base monetaria, sino en virtud de una aspiración intensa de pesos y posterior monetización del mercado con dólares desahorrados por los argentinos –a la venezolana– y llegados del exterior.
Para esto último se abren canillas como el blanqueo de capitales, el abusivo RIGI y hasta la ahora posible conversión de los clubes de fútbol en sociedades anónimas.
La defensa de esto último que hizo Mariano Cúneo Libarona no podría haber sido más pobre: tres de los cuatro clubes que mencionó como modelos a seguir en la materia –Real Madrid, Barcelona y hasta el parcialmente privatizado Bayern Munich– siguen, en verdad, privilegiando su condición de espacios democráticos y no permiten el ingreso de dineros de colores difíciles de precisar.
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