Volvemos con lo mejor del prog mexicano, y traemos a la palestra este gran disco de Arteria, un discazo. Claro, no de la manera convencional, no disfrutando de sus melodías, de sus armonías y sus exquisiteses, sino de sus contrarios. Una obra inquietante de Rock In Opposition (RIO), difícil, pagana, oscura... Arteria es una manifestación de lo sombrío, del horror, de las oquedades, de lo infausto. Trabajo denso, no es una obra para cualquiera, es de esos discos que son para algunos... uno de esos discos para amar o para odiar sin términos medios. Y les recomiento, si no lo han hecho hasta ahora, que se tiren de cabeza en las "Cuatro Visiones" de ese tremendo proyecto mexicano que fue Arteria, liderado por Juan Carlos Ruiz (quien ha aparecido muchas veces en el blog cabeza, participando en sus numerosos proyectos, como Nazca y Culto Sin Nombre) y gracias al nuestro amigo Carlos Mora, vuelve a aparecer Arteria desde el inframundo, otra vez en el blog cabezón.
Álbum: Cuatro Visiones
Año: 2010
Género: Avant-prog / RIO
Duración: 53:37
Nacionalidad: México
Acá está, resubido, las "Cuatro Visiones", un álbum de un RIO diferente en un álbum muy, muy interesante...
Si
se lo aguantan, este es un discazo. Claro, no de la manera
convencional, no disfrutando de sus melodías, de sus armonías y sus
exquisiteses, sino de sus contrarios. Una obra inquietante, difícil,
casi pagana.
Juan Carlos Ruiz, un alma que se ha entregado a la música y ha dejado partes de sus vísceras y algo de su corazón en grupos como Nazca y Culto Sin Nombre, comenzó a gestar en 2010, en medio de grises y blancos, una nueva agrupación llamada Arteria, cuarteto de vocación vanguardista que debutó un año después con 4 visiones.
Como en la música que le ha precedido, la de Arteria es una manifestación de lo sombrío, un bosquejo de las oquedades, de lo infausto. En esta nueva incursión, Juan Carlos Ruiz se hace acompañar por Mari Carmen Graue (cello), Víctor Baldovinos (batería) y Adolfo Zaragoza (guitarra), tres músicos de capacidad probada pero poco afectos al virtuosismo onanista. En vez de ello, pusieron sus virtudes en las manos del instigador de este proyecto quien incapaz de postergar la posibilidad de convertirse en demiurgo, se dio a la tarea de mover armoniosamente los hilos de una fina tela de araña.
4 visiones es un itinerario de la desazón, de la inquietud y sinrazón. Aquí encontramos pasajes en donde toda calma y compasión han sido erradicadas. Quienes en alguna ocasión se han internado en la turbiedad de la música de Juan Carlos Ruiz saben lo que encontrarán en las diez composiciones que integran esta obra. Los otros, aquellos que se acercan por primera vez a los espectrales trazos del compositor, reconocen que han sido advertidos: una vez tocados por estas composiciones no hay posibilidad de retorno.
"La sentencia" es un presagio de lo innombrable e indefinible, de algo que solo se anuncia y amenaza, más nunca se materializa; es un horror que nunca se despeja, se posterga, pero su halo siempre está ahí, en los estremecimientos producidos cuando la guitarra lanza angustiosos quejidos que el cello se encarga de subrayar. "Fragmentos cortados" es un retrato de lo siniestro. El dinamismo de la composición refuerza la narración de historias inconclusas, cercenadas por lo fatídico; el fagot plasma los oscuros derroteros de unos personajes que jamás logran entender su destino, aunque sí sus padecimientos.
En "Los inexistente", asistimos a una procesión; se trata de un andar lento, cansino, temeroso. La composición es multiangular, los instrumentos llevan a cabo diferentes miradas, hacen distintos encuadres. Primero es el turno del fagot, después el liderazgo lo ostenta la guitarra; el piano marca un agitado curso y a la batería le da por la marcha en la búsqueda de algo inexistente.
Abunda una polifonía de voces sin dueño, sin rostro, pero signada por la desgracia, por el mal fario. La luz que se encuentra a lo largo de esta travesía está muy lejos de propiciar descanso. Sus tenues rayos logran traspasar la oscuridad, pero solo para volver más siniestro lo que ya lo era de inicio; los sonidos aquí cobran vida, encarnan personajes marcados por el destino oracular, sujetados a lo inevitable por invisible hilos cuya lucha está condenada de antemano.
Arteria suma a la producción de vanguardia del rock nacional una obra que abre nuevas brechas; es un trabajo demandante, un puñado de composiciones que exigen el compromiso del escucha, la puesta a punto de su imaginación.
David Cortés - El otro rock mexicano
Arteria y las visiones de un compositorDavid Cortés
Juan Carlos Ruiz es un compositor veterano, un alma que se ha entregado a la música y ha dejado partes de sus vísceras y algo de su corazón en grupos como Nazca y Culto sin Nombre, entre otros. Hace un par de años comenzó a gestar, en medio de grises, blancos y negros, a una nueva agrupación llamada "Arteria", cuarteto de vocación vanguardista que debuta con "4 visiones", una placa editada de manera independiente.
Como en la música que le ha precedido, la de Arteria es una manifestación de lo sombrío, un anuncio, casi siempre ominoso, del horror, de las oquedades, de lo infausto y en esta vocación, tres músicos de capacidad probada pero poco afectos al virtuosismo onanista han puesto sus virtudes en las manos del instigador de este proyecto, quien incapaz de postergar la posibilidad de convertirse en demiurgo, se ha dado a la tarea de mover armoniosamente los hilos de una fina tela de araña.
En realidad, más que un orquestador o un líder, el fagotista es un pintor decidido a bosquejar lo tétrico, a darle cuerpo y volumen a la oscuridad. Tiene bajo el brazo un palmarés en el cual abundan los paisajes impresionistas, las pinceladas inspiradas en la literatura gótica, en las historias de una pléyade de autores que, como él, se sienten a gusto al vivir en la otredad.
"4 visiones" es un itinerario de la desazón, de la inquietud, de la sinrazón. Aquí encontramos pasajes en los que toda calma y toda compasión han sido erradicadas. Quienes en alguna ocasión se han internado en la turbiedad de la música de Juan Carlos Ruiz sabrán lo que habrán de encontrar en las diez composiciones que integran a esta obra. Los otros, aquellos que se acercan por primera vez a los espectrales trazos del compositor, reconozcan que han sido advertidos: una vez tocados por estas composiciones, no hay posibilidad de retorno.
El escucha descubrirá, mitad entusiasmado, mitad sobresaltado, cómo el negro presenta muchos matices, una gradación que anticipa un nuevo episodio de sombras, un susurro apenas audible, un grito ahogado, una lágrima que cae lentamente y cuando por fin lo hace, se ha convertido en ceniza. Abunda una polifonía de voces sin dueño, sin rostro, pero signada por la desgracia, por el mal fario.
No hay momento de reposo, la luz que encontrarán a lo largo de esta travesía está muy lejos de propiciar descanso. Sus tenues rayos logran traspasar la oscuridad pero sólo para volver más siniestro lo que ya lo era de inicio; los sonidos aquí cobran vida, encarnan a personajes marcados por el destino oracular, sujetados a lo inevitable por invisibles hilos cuya lucha está condenada de antemano.
"Arteria" suma a la producción de vanguardia del rock una obra que abre nuevas brechas. Es un trabajo demandante, un puñado de composiciones que exige el compromiso del escucha, la puesta a punto de su imaginación. "4 visiones" es la declaración de principios de cuatro individuos que trabajan conjuntamente en pos de un objetivo, pero que se niegan a subsumirse en una entidad y de esa tensión por ser sin dejarse absorber nace esta música que, como ninguna, pinta los horrores internos, los miedos, la desesperanza de los seres humanos.
Porque para empezar, cualquier banda donde aparezca Juan Carlos Ruiz siempre será garantía absoluta de calidad, y para prueba de ello están los discos de Nazca y Culto Sin Nombre, ambos ensambles mexicanos avantásticos.Kobaïan
Lo que se logró con Arteria --comparativamente -- es un sonido más eléctrico y rockero pero que sigue contemplando la participación de instrumentos acústicos, de tal forma que el fagot se vuelve un elemento dominante y muy positivo, pues es usado de formas muy distintas y alcanza una variedad de sonoridades graves y agudas. Pero existen además exquisitos arreglos percusivos, muy bien armonizados, y no menos importante increíbles solos de guitarra, la cual en algunos casos se distorsoina a la perfección para ayudar a crear un sonido nefasto y opresivo. Es así que nos presentan su rock de cámara siniestro, hipnótico, atmosférico, cambiante, espeluznante e ideal para convertirse en un soundtrack de nuestras pesadillas.
Uno de esos discos donde solo existe la penumbra y la crueldad, siempre bajo la dirección de un leitmotiv común que le regala a nuestros oídos música de una belleza singular, es como la otra cara de la moneda que nos da visiones extrañamente agradables.
Hoy es ocasión de hablar de ARTERIA, un ensamble mexicano de tendencia RIO, de formación reciente y comandado por una figura veterana de la vanguardia progresiva mexicana: Juan Carlos Ruiz, vientista de bandas tan heroicas como NAZCA y CULTO SIN NOMBRE. Como fagotista y compositor de ARTERIA, se instala como la columna vertebral de esta agrupación. Pero también hay otro genial veterano en la banda, el baterista Víctor Baldovinos, cuyo CV incluye estancias en ICONOCLASTA, MUROS DE AGUA y GOVEA, entre otras actividades musicales. El bloque grupal de ARTERIA se completa con Adolfo Zaragoza Cerecero (guitarra) y Mari Carmen Graue (violonchelo eléctrico). Se añade la colaboración de Tizok (miembro de EREHÍA) a la programación y la percusión electrónica. Más allá de las diferencias regionales, los integrantes de ARTERIA tienen cada uno por su lado diversas experiencias en orquestas sinfónicas, proyectos de cámara vanguardista y rock progresivo, por lo que la solvencia técnica y conceptual está garantizada. El ideario musical grupo ahonda su línea de trabajo en el corazón más puramente sombrío del R.I.O. francófono de primera generación (UNIVERS ZERO, ART ZOYD, PRESENT, SHUB-NIGGURATH) sin dejar de lado el propio legado particular de la vanguardia compatriota (NAZCA, CULTO SIN NOMBRE) – su obra debut “Cuatro Visiones”, editada de forma independiente, encarna una manera magistral de investigar en este tipo de vías exigentemente experimentales en los confines más radicales del lenguaje rockero.César Inca
Con ‘La Sentencia’ se da inicio al disco, abriéndose ampliamente campo a caminos sónicos marcados por una oscuridad vigorosa que hace de la nocturnidad una fuente de energía tan angustiosa como inapelable. La esencia sonora se sitúa a medio camino entre PRESENT y el HENRY COW de “Western Culture”. Acto seguido, la secuencia de ‘Fragmentos Cortados’ y ‘Lo Inexistente’ ahonda en la oscuridad con una ceremoniosidad tétrica que crea una niebla diseñada para envolver al cosmos y hundirlo en el inframundo, algo muy fiel al estándar de UNIVERS ZERO. ‘Fragmentos Cortados’ se basa en una alternancia de cadencias marciales de tenor mortuorio con otras más ágiles, mientras que ‘Lo Inexistente’ patentemente pone un acento prioritario en lánguidos climas funerarios. La pieza homónima llega en cuarto lugar, ofreciéndonos 7 minutos y medio de nuevas vicisitudes sonoras que se bifurcan continuamente por los senderos de oscura tensión que el grupo ya ha demostrado manejar con impoluta maestría. El vigor arrollador que se impone fehacientemente desde las primeras notas abre paso a un manejo sofisticado de ambientes peligrosos y atmósferas inciertas, permitiendo que el fagot se instaure como elemento unificador de los demás instrumentos. Para la extensa letanía final, las incandescentes líneas del cello eléctrico asumen un rotundo protagonismo expandiéndose sobre las pulsaciones rítmicas que atormentadamente definen el bloque instrumental. Esto nos remite al legado de PRESENT. ‘Partes En Una Botella’ exhibe un aura dadaísta y medio juguetón a la hora de reciclar la herencia de perturbación y densidad de las cuatro piezas anteriores, manteniendo la expresividad en un conveniente nivel de autocontención durante la mayor parte del tiempo. La sección final sirve para que la banda explore una retorcida luminosidad expansiva, culminando en una explosión densa y absorbente.
‘Marcha Fúnebre’ encarna a la perfección el temor y el temblor de la conciencia ante el prospecto de sufrir un daño tan grande como inasible: primeramente lo hace sobre un triste y grisáceo compás marcial, ciertamente fúnebre, y luego vira hacia un clímax explosivamente tétrico. Esta inquietud oscura y aterradora es magistralmente perpetuada en ‘Lo Que No Está Muerto’ durante los casi 2 minutos y medio que dura su obertura; a partir de ahí, el tema deriva hacia una
expansión de motivos grisáceos que portan diferentes niveles de agilidad. Esta expresión de intensidad visceral es recapitalizada y articulada por ‘Mi Pulso’, la pieza más explícitamente rockera del álbum: el motor vitalista plasmado por la guitarra y la batería opera como una efectiva estrategia arquitectónica para la instrumentación global. ‘El Hijo De Bernardo’ se proyecta también hacia ambientaciones ágiles, siempre fieles a los moldes de UNIVERS ZERO y ART ZOYD: se destaca aquí un extenso solo de guitarra que dignifica infinitamente la contundencia esencial del instrumento. Finalmente, ‘Un Lamento Y Dos Danzas’ completa el concepto estético del disco: esta pieza hereda mucho de la solemnidad que marcó antes a ‘Marcha Fúnebre’ y ‘Partes En Una Botella’, empezando con un tenor seco y luego pasando a una dimensión un poco más etérea. El clímax sostenidamente creciente que se arma antes del pasaje final cuenta en el cello como su elementos crucial.
Así pues, tenemos que hacer un balance general muy positivo sobre ARTERIA y su disco “Cuatro Visiones”: este proyecto es una plena realidad de torturada grandeza donde confluyen lo tanático y lo exultante, proyectando así unas osadas vías de investigación sonora dentro de la vanguardia progresiva practicada actualmente en México.
1. La Sentencia
2. Fragmentos cortados
3. Lo inexistente
4. Cuatro visiones
5. Partes en una botella
6. Marcha funebre
7. Lo que nos esta muerto
8. Mi pulso
9. El hijo de Bernardo
10. Un lamento y dos danzas
Alineación:
- Juan Carlos Ruiz / fagot
- Mari Carmen Grawe / cello
- Víctor Baldovinos / batería
- Adolfo Zaragoza / guitarra
Invitado:
Tizok / Programacion/Percussion Electronica
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