Hoy una dosis de música coral sacra de la Inglaterra de mediados del siglo XX, concretamente del organista y director de coros William Henry Harris, que puso música a una plegaria inmortal de John Donne. Esta obra es tan hermosa que sugiero que los lectores reserven para sí tres minutos y medio de su vida y dejen el mundo fuera durante ese tiempo.
[Bring us, O Lord God, at our last awakening into the house and gate of heaven, to enter into that gate and dwell in that house, where there shall be no darkness nor dazzling, but one equal light; no noise nor silence, but one equal music; no fears nor hopes, but one equal possession; no ends nor beginnings, but one equal eternity: in the habitations of thy majesty and glory, world without end.]
Llévanos, oh Señor Dios, en nuestro último despertar a la mansión y puerta del cielo, para cruzar esa puerta y morar en esa mansión, donde no habrá tinieblas ni deslumbramientos, sino luz uniforme; ni ruido ni silencio, sino música uniforme; ni temores ni esperanzas, sino serenidad uniforme; ni finales ni principios, sino una eternidad uniforme; en las moradas de tu majestad y gloria, mundo infinito.
Clemency Burton-Hill
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