#Músicaparaelencierro. Horacio Manrique nos trae, entre otras cosas, uno de los controvertidos discos de Camel, un disco que nació luego de los grandes "The Snow Goose", "Moonmadness" y "Rain Dances", y que al lado de ellos suena, para muchos, como venido a menos. También controvertido en el seno del grupo, porque aquí es el quiebre de Pete Bardens y su salida del grupo, siendo uno de los fundadores de Camel, no muy de acuerdo con la dirección que estaba tomando la banda, actualizando su sonido a un rock pop casi ochentoso, y anticipándose al giro que darían la mayoría de los grupos posteriormente. Los temas cantados lo dominan todo y engarzan con destreza rock, pop y su ya clásica ascendencia jazzística propia de la escena Canterbury, y aunque muchos deningren este disco, comercialmente con él Camel logró su mayor éxito hasta entonces. Parte de la historia del grupo que simboliza parte de la historia del rock de aquellos años pre-ochentas.
Artista: Camel
Álbum: Breathless
Año: 1978
Género: Escena Canterbury / Rock progresivo
Duración: 44:17
Referencia: Discogs
Nacionalidad: Inglaterra
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Tras años viajando en los vagones de cola del rock progresivo, en 1978 Camel reformuló su propuesta con Breathless, adaptándola a los nuevos tiempos.
En el amplio tren del rock progresivo, Camel viajó en los vagones de cola. Discretos, no tenían ese empuje talentoso que a Pink Floyd le permitió moverse con soltura entre la comercialidad y la reverencia unánime. Tampoco iban de intelectuales como King Crimson o Tangerine Dream. Ni lo suyo era la pretenciosa pomposidad de Yes o ELP ni el lirismo de Genesis. Ni tampoco gozaban del don para hilar grandes hits como Electric Light Orchestra o Supertramp. Ellos se movían en el mundo cebollita, de los segundones, como VdGG, Gong, Soft Machine o Caravan, que únicamente les permitía girar por salas europeas.
Breathless es el sexto álbum de estudio del grupo de rock progresivo Camel publicado en 1978. Es también el último trabajo de Peter Bardens con Camel , quien mantuvo frecuentes disputas con Latimer durante la grabación, y abandonó el grupo antes de iniciar la gira para promocionar este nuevo disco.
Camel cobró forma alrededor del guitarrista y cantante Andrew Latimer, apoyado principalmente en el teclista Peter Bardensambos fueron los motores de un grupo con predilección por los temas instrumentales que en sus manos era pura belleza y podía resultar adictiva para oyentes predispuestos a gozar perderse en intrincados pero exquisitos vericuetos sonoros. Como la belleza no siempre cotiza al alza, Camel era más grupo de culto que de masas.
Siguiendo con los cambios que se habían iniciado en "Rain Dances", apostando con determinación por una mayor concreción y por los temas vocales, ideas que amplían y desarrollan con absoluta claridad un año más tarde en el "Breathless", con el que logran el mayor pico de popularidad hasta entonces. Pero en el disco hay un poco de todo, y tambián hay temas como las suaves "Breathless" y "Down on the farm", la monumental "Echoes" (casi imposible contar los innumerables cambios melódicos en sus siete minutos) y "The Sleeper", un tema que se impregna del jazz ligero, hasta "Summer Lightning" con algunos sonido cercanos a la música disco, o la acústica "Rainbow’s End" hacen de este disco una obra que aúna comercialidad, elegancia y calidad. Con "Breathless", Camel llegó a las radios por primera vez y consiguió su mayor éxito, pero el desgaste por los choques entre Latimer y Bardens acabaron al irse este último al poco de que el álbum saliera a la venta.
Hoy Camel celebra 40 años de la edición de Breathless, su sexta placa discográfica y la última con el teclista y miembro fundador Peter Bardens (†). También fue el segundo y último con el gran bajista y cantante Richard Sinclair (Caravan, Hatfield and The North), quien había entrado a la formación en Rain Dances (1977) sustituyendo a Doug Ferguson.
El quinteto esta vez aumentado a septeto, con la inclusión de los teclistas Dave Sinclair y Jan Schelhaas como músicos adicionales, mantenía la dupla Bardens-Latimer en buena parte de las composiciones pero había perdido la química que en el pasado fue el artífice de obras maestras como Mirage (1974), The Snow Goose (1975) y Moonmadness (1976).
En procura de aumentar su audiencia con una música más accesible, Camel daba claras señales de transitar un punto sin retorno. La banda, si bien se abría a un predio más comercial, no dejaba de sorprender con ese atractivo sonido del influyente movimiento canterburiano, sin realmente llegar a serlo.
Digamos más bien que gracias a los primos Sinclair, ese sabor a jazz se seguía colando entre la guitarra, los teclados y la magia del erudito saxofonista Mel Collins (ex King Crimson).
Breathless, sin duda, tiene momentos hermosos y majestuosos encontrados en clásicas piezas precedentes como “Song Within A Song” o “Lady Fantasy” Sin embargo, las tensiones provocadas por las diferencias musicales que existían sobre todo entre Andy Latimer y Peter Bardens ya habían alcanzado acá su punto más álgido.
“Breathless”, el tema título, inicia con un hermoso arpegio en las manos de Latimer, quien cede la voz solista a Richard Sinclair para dejarnos escuchar, “Ella es mi primer amor, con la gracia en todas sus formas e ideas, tornando el cielo de la noche en el de la mañana, no fallará en quitarme el aliento… Tan suave el silencio que trae antes del amanecer, un instante de crepúsculo, cuando el mundo aguarda por renacer”.
Mel Collins bordea la melodía con su oboe hasta al final. El primer tema es seguido de “Echoes” una clásica composición en el lenguaje tradicional de Camel. La línea melódica de Latimer y la ambientación de Bardens daban acá su último aliento.
La pieza se convirtió en parte indisoluble del repertorio en vivo de la banda. Latimer nos canta “De la niebla que levanta surgen diez mil valientes navajos, brillando como águilas en vuelo, volando alto en las llanuras”.
Esta primera tríada culmina con otro accesible y hermoso tema, “Wing And A Prayer” . Andy Ward, el baterista original, había participado en las dos primeras composiciones junto a Latimer y Bardens.
Esta vez solo Bardens y Latimer coescribirían la pieza. La voz de Bardens nos dice: “De la nada se alzan bloques, como pega se adhieren al pavimento, no vas a ningún lado, pide cola a la suerte… Cuando gritas, un rostro perdido entre la multitud, una voz que nadie escucha, te las arreglarás a la suerte”.
La sencilla melodía nos abraza con algo dulzura llevada por una particular rítmica.
“Down On The Farm”, “Starlight Ride” y “Summer Lightning” conforman la segunda tríada de composiciones de este álbum que para muchos es el más inconsistente de la banda y sobre el cual Latimer nos diría en una entrevista que le hicimos cuando Camel visitó Caracas en 2001: “fue un momento de mucha tensión”, dijo entonces.
La primera de este trío es una bucólica composición en la voz del bajista Richard Sinclair: “Todos los domingos por la mañana, antes del amanecer, todos los patitos van remando abajo en la granja, cuidado con los peces dorados para el desayuno…”.
El intro recuerda al tema “On The Air” del segundo álbum de Peter Gabriel por lo rockera de la guitarra. Los sonidos de algunos animales recrean la campestre escena con cierto humor.
La alegre canción contrasta con la ensoñadora “Starlight Ride”, donde teclados y flauta añaden gran delicadeza a la voz de Latimer: “Hay un camino que debo recorrer, con atajos que conozco, pero se que lo lograremos eventualmente en el paseo de la luz de las estrellas”.
En el tema pueden apreciarse breves pasajes de influencia barroca.
En el último de esta tríada, primero del Lado B en el formato LP, Camel retorna a un lenguaje más up tempo y de clara influencias jazzísticas con pinceladas del funky-disco de moda en la época. Las voces son particularmente atractivas.
Las tres últimas composiciones de nuestro celebrado álbum son “You Make Me Smile”, “The Sleeper” y “Rainbow’s End”. La primera es una rítmica y sencilla canción de Latimer y Bardens en la cual destaca el teclado de Peter.
La segunda, “El durmiente” (The Sleeper), es un onírico instrumental compuesto por Bardens, Latimer, Ward y Collins. La primera parte provoca sosiego pero es Bardens y luego el saxo de Collins que estallan en una rítmica melodía donde se mantiene el elemento jazz.
Esa segunda parte nos recuerda a algunos momentos de la tríada discográfica mencionada al inicio de este relato.
El álbum cierra con “El final del arcoíris” (Rainbow’s End) tema de delicado sonido orquestal con amplio espacio. Con poco más de tres minutos, es el más corto del álbum.
A pesar de esa ‘tensión’ que describía Latimer, la salida de Bardens no haría mucha mella en los subsiguientes discos de la banda. I Can See Your House From Here (1979), el conceptual Nude (1981) y The Single Factor (1982), ciertamente fueron más accesibles que aquellos de la primera etapa de la banda.
Sin embargo, aunque Camel, como muchas bandas del progrock en los 80, sucumbió a las tentaciones de hacerse más comercial o menos “progresiva” (según el lado del río del cual se vea), Camel construía los cimientos para otros interesantes álbumes de sonoridades celtas como Harbour of Tears (1996) y uno de sus mejores trabajos de la era de Latimer como líder, Rajaz (1999).
Aun Nod An A Wink de 2002, dedicado a Peter Bardens, quien falleciera ese año, permanece como el último trabajo en estudio de Camel a la fecha, tras del cual la banda tuvo un prolongado período cesante debido al cáncer medular que afectó a Latimer.
Y así seguimos con la sega cameleana en el blog cabezón, y agradezcan a Horacio que también los quiere mucho, como todo el staff cabezón.
Temas:
Breathless (4:20): Comienza el disco con un tema suave y de factura sencilla, una semibalada interpretada por la voz y la guitarra de Latimer, más comercial de lo que acostumbramos a encontrar en Camel. Tiene el toque especial de la flauta que le proporciona su peculiar dulzura cameliana.
Echoes (7:20): Es el tema más completo y rico del trabajo, de factura totalmente progresiva. Comienza con una guitarra rápida, unos teclados muy ágiles y cambiantes, girando al poco tiempo a una lentitud psicodélica que evoca ambientes relajados. De ahí va progresando hasta la entrada de las voces, en el fragmento más “pop” de la canción, para volver luego a guitarras más al estilo “snowgoose”.
Wing and a prayer (4:46): Tema fluido, con influencias jazzeras, sin grandes pretensiones pero que entretiene. Básicamente encontramos guitarra con fondo de teclados ligeros. El saxo de Collins entra a mitad de tema, dándole un toque de elegancia que la diferencia de cualquier otra canción típicamente de los ochenta.
Down on the farm (4:25): Puede que no sea el mejor tema del disco, pero sí mi consentido por excelencia. La voz de Sinclair le da una personalidad especial, así como los sonidos de animales de fondo y la ligereza y el optimismo que desprende. Tiene puntos en común con la música de Caravan, no en vano la escribió el mismo Sinclair. La flauta de fondo está verdaderamente maravillosa. Representa un claro ejemplo de cómo hacer una pieza original con pocos elementos.
Starlight ride (3:26): Comienzo muy dulce y pastoral, con la flauta y los teclados, para el tema más lento del disco. La guitarra acústica y la flauta expresan melancolía... deliciosa.
Summer lightning (6:10): La más pop de todas las piezas, muy en onda con lo que iba a ser la música disco en la primera mitad de los 80. Aún así, pocas obras discotequeras de la década suenan tan bien, con un Bardens estupendo a los teclados, como siempre, y ya pronto a dejar la banda. La verdad es que al final, esa guitarra tan emocional hace que toda la pieza gane en calidad, belleza y fuerza. Es una manera intensa de dedicar los tres últimos minutos de la misma a los sentidos.
You make me smile (4:18): También es un temita ligero y sin pretensiones, sin nada en concreto a destacar, al menos bajo mi punto de vista.
Rainbow’s end (3:00): Cierran el disco los teclados de David Sinclair con una balada dulzona. No me convence este final, después de la contundencia del tema anterior, pero así termina.
Conclusión:
Un trabajo correcto, audible, con fragmentos progresivos de gran calidad, siempre lleno de sensibilidad y el toque especial que Latimer sabe poner en todo lo que hace. Lo cierto es que me hubiese gustado poder escuchar alguno de los temas en la discoteca, pero en aquellos años aún no tenía edad para que mis padres me dejasen probar la música más allá del tocadiscos casero o de la radio... da nostalgia recordar, con “Summer Lightning”, por ejemplo, aquellas bolas enormes de cristalitos que brillaban en la oscuridad de la sala de baile y que, al girar al compás de la música, nos trasportaban a un mundo de psicodelia y ensueño. Eran casi los 80.
Lista de Temas:
1. Breathless (4:16)
2. Echoes (7:22)
3. Wing and Prayer (4:41)
4. Down on the Farm (4:20)
5. Starlight Ride (3:20)
6. Summer Lightening (6:03)
7. You Make Me Smile (4:13)
8. The Sleeper (7:02)
9. Rainbow's End (3:00)
Alineación:
- Andy Latimer / guitars, Yamaha CS50/80 synths, vocals (2,5,7,9,10)
- Pete Bardens / keyboards, vocals (3)
- Mel Collins / saxophones, flute, [oboe not confirmed]
- Richard Sinclair / bass, vocals (1,4,6)
- Andy Ward / drums, percussion
With:
Dave Sinclair (uncredited) / synth (7), piano (9,10)
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