#Músicaparaelencierro. Fusión afrolatina con el rock y el jazz, con la banda creada por Jorge González en el año 2006, y ahora vamos con el cuarto disco de su historia, se trata de una obra que sigue el lineamiento del estilo de fusiones rockeras, jazzeras, y en esta realización específicamente explorando ritmos autóctonos argentinos folklóricos con la inclusión de un ensamble de cuerdas. Aquí el que fuera seleccionado como el mejor disco progresivo del 2019 por la encuesta realizada por La Resistencia Progresiva Argentina, cuarta placa de estudio de la banda de Jorge González, en una búsqueda decididamente acústica, trabajando bastante con guitarra clásica y buscando una equilibrada convivencia de los instrumentos afrolatinos con los europeos. Y empezamos nuestro recorrido por buenas obras latinoamericanas, que tenemos mucho sobre buena música de estas tierras que presentar.
Artista: Pulsónica
Álbum: Entre Mundos
Año: 2019
Género: Progresivo ecléctico
Nacionalidad: Argentina
Explorando y disfrutando de la música progresiva que se crea en el planeta es una gran satisfacción encontrar tan buenos sonidos en Argentina y latinoamérica en general, por lo que esta semana trataré de centrarme en grupos latinoamericanos además de un pequeño vistazo a la obra de Philip Glass. En lo que hace al progresivo argentino, desde hace tiempo apareció una banda que sorprendió a propios y ajenos, no solamente por ser una muy buena banda sino porque orgullosamente desplegó un estilo que no había hecho nadie, en una fusión donde conviven estilos tan diferentes como el afrolatino con su raíz percusiva de comunicación inmediata, con lo cerebral, lo académico y la sensibilidad del progresivo sinfónico, en la que a la sonoridad habitual del combo, que mixtura bases afrolatinas con música progresiva, incorporan un ensamble de cuerdas y folclore argentino.
La música de la obra es una travesía que expande los horizontes entre sonidos americanos y europeos, donde las destacadas percusiones y ritmos dibujan la personalidad sonora de cada uno de los temas, de este modo abre "Ecuador", seguido por las pinceladas folklóricas de "Tierra del Sol", caribeñas de "El Sendero", ibéricas de "Sueño Español", experimentales de "Ciclo Vital", tropicales de "Manglar", étnicas de "Nova Orbis", o en la romántica zamba de "Cielos del Sur", y la fresca ambientación oceánica-percusiva de "Mares del Tiempo", finalizando en el redondeo con un hermoso preludio de cuerdas para la versión personal del clasiquísimo "Peter Gunn".
Al concluir mi primera escucha de “Entre Mundos” –cuarto álbum de estudio de esta gran banda argentina-, lo primero que pensé es que se trata de una obra “progresiva” en el cabal sentido de la palabra. Consciente aún de lo que formular tal afirmación implica puesto que escribo esto en un contexto de cultores de cierto género musical (rock), donde la palabra tiene una carga emotiva muy profunda. Ahora bien… ¿no hubiera sido más sencillo empezar por exponer y describir otras cualidades del álbum? Seguramente, pero me permito entonces desarrollar mi inicial afirmación.
Había llegado el momento de la banda de embarcarse en la concepción del siguiente álbum, siendo que “Fuera de Tiempo” (su predecesor, 2015) fue realmente muy bueno y había situado al grupo en un estadio de madurez importante, siempre innovando e incorporando nuevos matices a una propuesta que ya desde “Movimiento Perpetuo” (su opera prima, del 2008) había nacido con personalidad y carácter fuerte. Con un trío afianzado (Cohen-González-Tubio) y bastantes años de mutuo conocimiento e interacción (ya sea en vivo o en estudio), al que sumaron un bajista (Juan Cusmano), quien afortunadamente “congenió” rápidamente en la banda y propuesta.
¿Cuál sería la apuesta ahora? Sobre todo en un contexto que presentaba cambios en su integración, tras la partida –primero- de Carolina Cohen y más tarde de Julián Cusmano. ¿Cómo darle un giro a la propuesta musical de la banda sin apartarse de su estilo que los caracteriza? Y la respuesta fue avanzar hacia un álbum más acústico y, para “redoblar” la apuesta, incorporar un ensamble de cuerdas, compuesto por violín, violonchelo y viola. Esto sí es una evolución, un paso adelante en la carrera de la banda. Esa que en la información que provee en las redes sociales y web pages, se autodefine como “un proyecto que combina rítmicas tradicionales afrolatinas con distintas corrientes del rock progresivo, siempre partiendo de un predominante trabajo percusivo, basado en el uso de las poliritmias, métricas impares, unísonos y sólos de percusión…” etc.
Esto de interdefinir “incorporación” con “progresión” tiene en la banda otro detalle no menor: en “Fuera de Tiempo” (2015), la banda innovó con la inclusión de un cover: el famosísimo “Owner of a LonelyHeart” de Yes. Pero “innovar” en la dirección evolutiva: no ofrecer una mera copia calcada del mega-hit, sino más bien ofrecer una versión propia, con el estilo que distingue a la banda, llevándolo a otra dimensión que causó mucha curiosidad y afinidad en el público, a tal punto que incluyó un solo de la dupla batería-percusión y un tratamiento en los arreglos de guitarra eléctrica más cercanos a Carlos Santana, antes que a la “tradición rockera progresiva”, por llamarla de alguna manera. Pues bien, en este álbum, tenemos otra nueva “versión” propia de un “clásico ajeno”: “Peter Gunn” (Henry Mancini), eternizado por Emerson, Lake & Palmer. Pulsónica se vale del ensamble de cuerdas, una vez más, para “emponderarse” de esa pieza e incluso diferenciarse de sí misma. ¿Por qué? Ya desde el mismo momento en que empezaron a concebir este álbum (o quizás antes), la banda viene tocando en vivo “Peter Gunn” con obvio protagonismo de Marcelo Tubio en guitarra (cubriendo las partes que se le asociaban a Keith Emerson en sus teclados) o bien “reforzarse” de teclados cuando Marcelo Pijachi (Volvox) es invitado a subir al escenario a tocarla. Aquí, el ensamble es quien lleva la línea melódica, partiendo de una original introducción a la que luego se le suma la banda en sí. El denominador común entre una versión y otra es esa inconfundible performance rítmica que conforman Jorge y Tomás, el sello distintivo de Pulsónica. Mientras que las secciones destinadas a los solos es compartida en sociedad por la guitarra de Marcelo y el violín de Matías Coban. Bueno… en todo caso, Pulsónica lo que aquí hace es receptar y respetar la tradición progresiva: hacer propios hasta lo irreconocible temas de otros compositores. Algo a lo que Yes, TheNice y EL&P solían tenernos acostumbrados en los setentas.
Un paso adelante también a nivel “amalgama estilística”, combinación de distintos estilos y géneros musicales que conviven en Pulsónica, en razón de incorporación consciente de elementos del folklore argentino y –arriesgaría yo- latino americano, audibles en varios de los temas. Me encanta la manera en que esta amalgama se presenta en “Manglar”, con una percusión determinante y sin necesidad de batería. Y por supuesto que también en otra composición destacada del álbum: “Cielos del Sur” (reconozco quedar subyugado cada vez que la escucho). Abrió bastante el abanico de estilos de la “fusión” Pulsónica. Sus integrantes históricos reconocieron que ésta era una deuda pendiente en la música de la banda. Ahora podemos afirmar que es una “deuda pagada”. Más bien, diría yo, una inquietud y actitud de experimentación abordada y satisfecha. ¿Acaso no es esto lo que suele decirse “progresar”?
Tomar la decisión de lanzar un álbum “acústico” con pequeño ensamble de cuerdas fue también todo un desafío a nivel grabación, mezcla y edición, tanto como en todo aquello que hace a la producción general. Siendo Pulsónica una banda “independiente” en todos los sentidos de la palabra, no ha sido ésta una menuda ni sencilla tarea, en la ocasión. Tanto González como Tubio han manifestado en más de una oportunidad que “Entre Mundos” puso en evidencia su inexperiencia al respecto; y que fue el Equipo Técnico (encabezado por el afamado Pablo Rabinovich y junto a Nicolás Rizzoy Luciano Gordillo) quien jugó un papel importante en ayudarlos a concretarlo. No cabe duda que Pulsónica siempre se encuentra en “movimiento perpetuo”…
La excepción a la regla de todo lo que vengo afirmando la constituye “Ciclo Vital”, ese enigmático y cargado tema ejecutado sólo por el cuarteto (guitarra eléctrica, bajo, batería y set de percusión) con cierto añadido de teclados, como para darle la atmósfera enrarecida que lo distingue. Para quien recién toma contacto con la música de la banda, aquí puede descubrir una buena parte del su ADN musical. Exponente claro también de las influencias crimsonianas siempre presentes en las preferencias de varios de los miembros de la banda. Como me dijera Jorge González (en entrevistas de pre-producción que hicimos para la correspondiente emisión de mi programa radial “Los Especiales del Guardián de los Cielos”), “Ciclo Vital” viene a constituir el eslabón de la cadena entre el clásico estilo Pulsónica y esta nueva apuesta, llamada “Entre Mundos”.
Ahora, es turno de considerar otros aspectos, no por ello menores. Si hay un sello de fábrica en Pulsónica, esto es la dupla percusiva, ahora conformada por Jorge González y Tomás Sivadón. Ciertamente, los cultores de la banda quedamos bastante preocupados al saber que la querida Carolina Cohen se alejaba, poco tiempo después de la presentación del tercer álbum. Junto a Jorge formaban un pilar fundamental y era una dupla muy codiciada con la cual contar en cualquier banda o formación musical de que se trate. Y la elección recayó en Tomás Sivadón, quien ya desde el minuto uno causó excelente impresión. A tal punto que fue muy célebre la anécdota radial de la opinión de José María Blanc, quien señaló (justo en la noche debut de Tomás) que fue su performance la que más llamó su atención, en aquel show compartido junto a La Herencia de Pablo y Fobos. Todavía se escuchan los celos de Marcelo por allí… Ciertamente, Tomás tuvo tiempo de integrarse y conocer muy bien la idiosincrasia de la banda. Varios años que suponen aprendizaje y asimilación suficiente para arribar a la grabación de “Entre Mundos” en excelente forma y dar lo mejor de sí. Párrafo aparte son sus duetos con Jorge en el escenario y ahora tienen el vehículo perfecto para dar rienda suelta a su talento/locura: “Na´Más”, el bonustrack. Bah… siempre generaron los espacios, pero desde temas donde Tomás no había participado desde su creación misma y todo el proceso lógico de arreglos que le acompaña. Ahora sí, y en varias composiciones de este disco.
Otra partida, la del querido Julián Cusmano, también generó cierta incertidumbre. Sólo que aquí porque fue bastante arduo dar con un bajista apropiado para la propuesta de la banda y que cuente con la empatía y compatibilidad suficiente. Ésa que caracterizó más bien humanamente a Julián. Pasaron un par por el puesto y hasta MachyMadco se acercó a darles una mano temporalmente. Sólo que un problema de salud le dificulta tocar el bajo constantemente y el Stick no forma parte del ADN pulsónico. Pero, amigos son los amigos y el propio Machy trajo la solución: Jonathan Crevatín. El benjamín del grupo, recién llegado sobre el final de las sesiones de grabación para el álbum, tuvo tiempo y espacio para sumar servicios y se lo escucha en cinco de los diez temas:“Tierra del Sol”, “Sueño Español”,“Manglar”, “Nova Orbis”y la versión de “Peter Gunn”. Es por ello que se escucha en el rol a otro de los músicos invitados: Patricio Resico, quien ya había participado en la obra previa de la banda: el segundo álbum “Tribaloide” (2011). Aquí, se lo escucha en “Ecuador”[participó en el video de difusión], “El Sendero”, “Ciclo Vital” y “Cielos del Sur”. En este álbum, el bajo cobra también un protagonismo y se destaca ya sea con propios solos como, por ejemplo, en“El Sendero”y “Cielos del Sur”(Resico) ó bien en pequeños fragmentos dentro de los temas (Crevatín). Y el hecho de alternar entre Patricio y Jonathan en el puesto no deja de ser un reflejo de la historia misma de la banda, su dinámica, sirviendo “Entre Mundos” de perfecto testimonio discográfico que lo prueba.
En la faceta gráfica, el formato físico (CD) ha sido editado en envoltorio digi-pack y cuenta con todo lo que el cultor espera: completa información de ficha técnica, listado de temas y su duración, sumando fotos del grupo y una estética enrolada en el concepto. El arte de tapa tiene mucho que ver en ello: la banda procuró trazar un paralelismo entre el Descubrimiento de América por los europeos-máxime si tomamos en cuenta los títulos de los temas, los estilos y los elementos hispano-americanos que sugieren las composiciones-y su propia apuesta.En sí, “Entre Mundos” representa eso: embarcarse en un viaje hacia nuevos horizontes musicales, hacia lo desconocido, enlazando nuevos estilos, donde las raíces folklóricas tuvieron lugar. Un viaje hacia lo nuevo que supone concebirlo acústico y añadiéndole un ensamble de cuerdas. Disculpen pero esto merece sumar elogios: “Entre Mundos” ofrece tal riqueza que yo me permitiría interpretarlo desde otro paisaje: así como está planteado en términos de un viaje, por qué no interpretarlo como escalar una montaña (Cordillera de Los Andes, por ejemplo)… donde vamos ascendiendo hasta llegar a lo que creo -personalmente-, considero es la cima: “Nova Orbis” y “Cielos del Sur”. Ambos temas son excelentes y la confirmación de haber logrado el objetivo de máxima, en términos de progresar de la banda. “Nova Orbis” constituye la síntesis entre la tradición Pulsónica y la nueva apuesta, en la que toda la instrumentación cobra protagonismo por igual y se pone al servicio mismo del tema, sin egos, virtuosismos bah sin excesos. “Cielos del Sur” es sublime en demasía y prueba cabal de su capacidad de re-inventarse a sí mismos, surcando por los océanos de la música folklórica con prestancia y sello propio. Perfecta y placida conjunción de guitarra clásica, batería, percusión, ensamble de cuerdas y un bajo, que hasta se da el lujo de ofrecer un pequeño solo. Y así, luego emprender el descenso (en calma) hacia el nivel del mar:“Mares de Tiempo”, que curiosamente es tocado solamente por los “históricos”: Marcelo y Jorge, sobre un previsible sonido-ambiente de playa. Turno de la fórmulaJorge González + experimentación en batería del álbum, sobre una secuencia de acordes proporcionada por Marcelo en su guitarra y los efectos sonoros marinos. Gran lucimiento. Y cerrar la cuenta con un viejo y conocido “préstamo”: “Peter Gunn”, versión de la que ya hemos escrito.
¿Cerramos la cuenta? Um… digamos que no para quienes adquieran este álbum en formato físico (CD) ya que hay un BonusTrack: “Na´Más”. Un duelo percusivo intenso entre Jorge y Tomás, sobre la base de un cubano. Como antes escribimos, un pretexto para dar rienda suelta a la locura y experimentación de ambos, con interesantes diálogos, que ya han tocado en un par de recitales sobre finales del año pasado (recuerdo haberlo escuchado en el BairesProg Festival X° Edición, Noviembre 2018), cautivando y dejando con las ganas de más por parte del público. Ahora sí, arribamos a puerto, tras una travesía de once escalas (muy heterogéneas pero de invaluable riqueza) y buenos vientos.
Habiendo “amarrado ya”, hay un único interrogante que sobrevuela y hasta puede decirse que es “externo”, “ajeno” al análisis de esta obra de estudio: ¿Cómo sonarán en vivo los temas de “Entre Mundos”? Tenemos, a esta altura, una primera respuesta de parte de la banda: su presentación oficial será en un teatro, en formato de septeto, sumando tres músicos invitados (estimamos que será un pequeño ensamble de cuerdas o bien optar por teclados más Germán Suane en guitarra clásica y un instrumento de arco) quienes tocarán a lo largo de todo el show. En las propias palabras de Jorge González, será la primera y quizás la única vez que lo harán así. ¿Después? Es un hecho que solo algunos temas (por lo intrincado y la complejidad de la instrumentación participante en el disco) tendrán aptitud suficiente para ser “re-arreglados” y ejecutados en futuros conciertos, ya en formato cuarteto. Por mencionar alguno, es seguro que “Ciclo Vital” será de esa partida. O bien puede suceder como en el caso de Yes con su segundo álbum de estudio “Time And A Word” (1970), donde la guitarra eléctrica y los teclados cubrieron o sustituyeron en vivo las partes originalmente a cargo de la orquesta. Pero ésa… ésa es otra historia. Ahora disfrutemos de “Entre Mundos”.
En la totalidad de los temas y a partir de la preponderancia percusiva mencionada, es posible identificar y por lo tanto valorizar la participación de cada instrumento musical, creando bellos pasajes melódicos y climáticos armónicos con cada tramo. Este maravilloso disco se encuadra con un artwork de portada totalmente acorde con la travesía sonora, magníficamente ilustrado en las formas de una nave como simbólico nexo entre los mundos, tras sus sones le pongo la tapa a la olla.
El disco se puede conseguir por el espacio de Viajero Inmóvil Records, lo pueden escuchar o comprar en digital, pero también tienen la opción de comprar el CD físico escribiendo a info@viajeroinmovil.com. Y los invito a revisar el catálogo completo de dicho sello porque tiene exquisiteces más que interesantes.
Espero les guste el disco, lo compren y apoyen a toda esta movida, que tenemos que apoyar.
Aquí, las palabras de nuestro eterno comentarista inoluntario de siempre, que nos dice esto sobre este gran disco:
Nos centramos ahora en el repertorio mismo del disco y nos topamos en primera instancia con un temazo titulado ‘Ecuador’: el preludio signado por etéreos efectos cósmicos de guitarra abre pronto la puerta a un cuerpo central ubicado en una ágil encrucijada entre el jazz-rock de base funky y el estándar clásico del hard rock. Una vez instalado el cuerpo central con un refuerzo apropiado, el ensamble se da el lujo de insertar algunos interludios más serenos a fin de añadir sofisticación al imponente dinamismo en curso. Los ornamentos del violín sirven principalmente para llenar algunos espacios melódicos aludidos por los fraseos y bases armónicas de la muy muscular primera guitarra. La idea de cerrar todo con los mismos efectos etéreos iniciales es muy buena para dar la idea de que esta pieza de entrada fue la manifestación momentánea de una fuerza vital a la cual le llegó la hora de volver a sumergirse en su fuente originaria. ¡Qué gran inicio del disco! Luego sigue la dupla de ‘Tierra Del Sol’ y ‘El Sendero’, dos piezas que exploran los aspectos más introvertidos y sutiles del ideario estético de PULSÓNICA. ‘Tierra Del Sol’ se sostiene sobre un muy grácil swing fusionesco desde el que se reivindica la tradición folclórica sudamericana mientras el encuadre armado por la tríada rítmica empuja a los demás instrumentos a organizarse elegantemente en una comunión lírica muy bien lograda. Los momentos en los que el cello se erige en el ítem protagónico tienen mucho de ensoñador. ‘El Sendero’, por su parte, ahonda en este aspecto introspectivo aunque no recurriendo a lo nebuloso sino creando coloridos suaves y evocadores a través del arte del ruido. La guitarra acústica asume el rol protagonista mientras la díada percusiva (a las congas y el bongó) se posiciona en un área de constricción más pronunciada que en la pieza precedente. Los aires tropicales que signan el arreglo general son empleados con suma elegancia a la hora de darle un giro progresivo al esencial discurso jazz-fusionesco desde el cual se arma el desarrollo temático. Un tema bellísimo, cabe resaltarlo. Volviendo a una extroversión más persistente y añadiendo matices exóticos al asunto, ‘Sueño Español’ establece un muy marchoso ejercicio de señoriales fusionescas bajo la guía de una muy estilizada modalidad de climas aflamencados y arábigos. Las pulsaciones y síncopas de la percusión incrementan eficazmente la irresistible coquetería del esquema melódico.
‘Ciclo Vital’ es otro momento climático del disco con su adición de matices Crimsonianos y psicodélicos a la línea de trabajo esencial de la banda, siendo así que el groove y el desarrollo temático se sitúan en un punto intermedio entre lo fulguroso y lo crepuscular, manteniendo una constante actitud de refinada extravagancia en los arreglos musicales. Es un tema ciertamente complejo con abiertas afinidades hacia lo disonante en su desarrollo temático. El relativamente breve tema ‘Manglar’ – dura menos de 2 ½ minutos – se caracteriza por exhibir una espiritualidad calmada y flotante bajo la guía de la percusión tonal: el marcaje hermanado de marimba y kalimba es debidamente amontonado por las bellas secuencias de acordes emanados de la guitarra. Aunque hay un innegable matiz tribal en este tema, el asunto no es realmente ritualístico como reflexivo, al modo de un llamado a la meditación. Cuando llega el turno de ‘Nova Orbis’., el grupo vuelve a afilar sus garras más rockeras con miras a establecer un vitalista viaje musical por derroteros mediterráneos con la inevitable adición de grooves afro-latinos de parte de la dupla percusiva. Una vez más hace notar su fuerza de carácter el ensamble de cuerdas, y esta vez se hace para asentar imágenes y atmósferas de un clima festivo donde las olas del mar y las luces de las estrellas participan de una celebración humana. El esquema rítmico de por sí no es ostentosamente veloz pero la ambientación destila esplendor a diestra y siniestra. ‘Cielos Del Sur’ es tal vez la que más nos gusta de las piezas marcadamente introspectivas del álbum. La guitarra clásica se vale de una comedida parsimonia para establecer y edificar el motif central, siendo así que cuando finalmente entra a tallar el ensamble de cuerdas, el esquema musical ya está suficientemente madurado para impulsar su desarrollo. El empleo de un swing inspirado en el folclor criollo argentino y la comparecencia pletórica de las cuerdas incita el refuerzo de la magia sonora ínsita en el cautivador esquema melódico. ‘Mares De Tiempo’, que es otra de nuestras piezas totalmente favoritas del repertorio de “Entre Mundos”, ahonda en la calidez ensoñadora de la pieza precedente mientras le da un empuje más candente. Aquí, la batería (único instrumento de percusión partícipe) ocupa un rol preponderante dentro del armazón global, y lo hace curiosamente mediante el truco de desaparecer y reaparecer para que los momentos de apuntalamiento y de dispersión se alternen fluidamente mientras la guitarra clásica se abandona a un delicado moto perpetuo. Los efectos de oleaje sonido de oleaje refuerzan la imagen del trayecto a través del mar, un viaje para el espíritu donde las velas del barco están tejidas con sonidos.
El disco concluye con una versión de ‘Peter Gunn’, sí, ese celebérrimo ‘Peter Gunn Theme’ compuesto por Henry Mancini para la serie televisiva del mismo título. El prólogo sigiloso ejecutado por el ensamble de cuerdas exhibe un aire de thriller hasta que el cuerpo central se revela y se encauza hacia el ímpetu expresionista que la pieza esencialmente exige. Todo esto fue lo que el personal de PULSÓNICA nos brindó con “Entre Mundos”, un disco que marca vías y surcos renovadores para la propuesta del grupo. Estas estrategias de experimentación con la masiva incorporación de climas y desarrollos melódicos, junto a una inusual presencia grande de climas serenos en medio del colorido masivo que define desde siempre a PULSÓNICA, se ha concretado de manera genial. Más que un viaje entre mundos, este disco es una travesía hacia un nuevo mundo a través de unos mares jazz-progresivos sobre los que el grupo sabe situarse muy bien. Un excelente disco que promete ser de lo mejor hecho en la multifacética escena progresiva hispanoamericana.
Lista de Temas:
1 - Ecuador
3 - El Sendero
4 - Sueño Español
5 - Ciclo Vital
6 - Manglar
7 - Nova Orbis
8 - Cielos del Sur
10 - Peter Gunn
Alineación:
- Jorge González / Set de batería, Timbal, Bongó y Kalimba
- Jonathan Crevatín / Bajo Eléctrico
Músicos Invitados:
Germán Suane / Guitarra Clásica
Patricio Resico / Bajo Eléctrico (Tracks 1, 3, 5 y 8)
Ensamble de Cuerdas
Matías Coban (Violín), Leandro Siegler (Viola) y Mariano Poc (Violoncello)
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