Por Mercedes Ezquiaga
El Planetario . la Fotogalería del Teatro San Martín son dos
de los escenarios elegidos para revelar la impronta visual que acompañó
Charly García a lo largo de su carrera, una figura inquieta, cambiante,
temeraria, en sesiones donde siempre reinó el imprevisto, según
testimonio de los fotógrafos que lo retrataron a lo largo de su
historia.
"Cómo conseguir Charlys" se titula
la muestra que se podrá visitar hasta el 28 de noviembre en el Hall
Alfredo Alcón del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530) con entrada
gratuita donde se despliegan 30 imágenes de Nora Lezano, Hilda Lizarazu y
Andy Cherniavsky -diez de cada una-, mientras que en el ingreso al
Planetario (Sarmiento y Figueroa Alcorta) seleccionaron dos de sus
fotografías favoritas Gabriel Rocca, Guido Adler, Maxi Vernazza y
también Cherniavsky, hasta el 12 de noviembre.
Ambas muestras dan cuenta de miradas personales y diferentes representaciones de Charly García, el talentoso músico que como un camaleón mostró sus más diversas facetas, la de "Say no More", o "Peperina";
de "Yendo de la cama al living" a "La hija de la lágrima", o los
inicios con Sui Generis, Serú Girán o la Máquina de Hacer Pájaros, en
recitales, giras, lanzamientos o momentos íntimos.
La
provocación, la desmesura o el narcisismo son solo algunas de las
máscaras que ha revelado este músico pero también un costado más lúdico y
hasta cierta fragilidad, en las sesiones realizadas en su casa, en presentaciones en vivo, durante las grabaciones y en producciones para tapas de discos y revistas.
Algunas a color, otras en blanco y negro, desde sus inicios hasta
tiempos más recientes, las imágenes de ambas exposiciones reúnen
capturas que revelan las múltiples visiones que estos artistas han
construido durante su tiempo con la estrella de rock local que el 23 de octubre cumple 70 años.
Desde sus comienzos, en los años 80, Cherniavsky se destacó como una de las grandes fotógrafas de rock en Argentina.
Hizo producciones especiales, tapas de discos y fotos de prensa de
todas las figuras, con especial énfasis en su amigo Charly García. Luego
incursionó con gran éxito en el mundo de la moda y la publicidad.
"Mis fotos muestran las diferentes caras y diferentes épocas de
Charly, por haberlo seguido durante toda su carrera. Homenajearlo es
hermoso. En las fotografías está la historia de su vida pero también de la mía y la del rock en Argentina.
Para mi es como un libro de historia. Y me acompaña en mi memoria cada
cosa que hice, donde estuve, a donde fui. Es como una playlist de la
vida", rememora la fotógrafa a Télam.
En las fotografías se lo puede ver con una capa roja y el pelo teñido de rubio, abrazado a las espaldas a Nito Mestre,
sentado en un cordón al lado de Andrés Calamaro, fumando y con un
sombrero, abrazado a sus guitarras, en el estudio de grabación, con un
trago en la mano, con gafas de sol, cruzando una calle, leyendo, sacando
la lengua, tocando la viola, tapándose la cara, con un antifaz, con
expresión angelical y, también, todo lo contrario.
"Una de las fotos que elegí es de la prehistoria. Un momento donde no había demasiada producción. Se trataba de tocar el timbre en la casa de él, abrir, mirarnos y ver qué fotos se podían hacer.
Ahí está Charly tomando la comunión para una revista de rock en la que
trabajaba, donde los músicos se prestaban a ser fotografiados como su
opuesto", cuenta Gabriel Rocca, durante la inauguración en el
Planetario. Anochece y se prenden las luces de este espacio de
divulgación mientras señala la imagen de un Charly angelical, de blanco,
arrodillado y con sus manos juntas apuntando al cielo.
"No
quiero decir que sea exactamente el opuesto de Charly pero por ahí
anda", ríe el fotógrafo que empezó su carrera en la legendaria revista
Pelo, donde conoció a los músicos más importantes del país. Sus fotos
fueron portada de discos, revistas y afiches.
Otra de sus imágenes, "también de la prehistoria" lo muestra a García
discando un teléfono de línea, con cable, junto a un pasacassette, un
minicomponente, una agenda de papel escrita y unos vinilos,
"todos elementos que ya no existen", dispara Rocca dando cuenta de una
larga carrera de más de 35 años, que incluye no solo a celebridades del
rock, sino también de la moda, el cine, la tv y el deporte.
Charly está completamente pintado de color plateado, la cara, los
brazos, las piernas, como un marciano. La cinta de Say no More, como de
capitán, en el brazo, mientras mira a cámara, en una icónica portada de
la popular revista Rolling Stone, que capturó con su lente Cherniavsky.
Ese día estaba todo listo para una conferencia de prensa en el estudio
de fotografía de Cherniavsky; estaba lleno de periodistas, cámaras de
todos lados, había mucha gente, pero Charly nunca apareció. Varias horas
después, cuando ya estaba todo desarmado -siempre el imprevisto-, el
músico llama a Cherniavsky: "Estoy en casa todo pintado de plateado,
¿Qué hago?". "Bueno, venite", responde la fotógrafa.
Para Cherniavsky, se podrían señalar a grandes rasgos dos épocas de Charly, "uno es el de Peperina y otro es el de Say no more: El
primero era un Charly más tranquilo, no desde sus letras, pero sí desde
su actitud, sin dejar de ser un provocador. Se fue desarrollando hasta
convertirse meramente en un provocador desde todo punto de vista, sobre
todo al momento de hacer las fotos; impulsivo, inquieto, ecléctico,
rebelde, desafiante. Y ese es el de Say no more", asegura la fotógrafa
en alusión al octavo álbum de estudio en solitario del músico argentino,
editado en 1996.
Si la foto perfecta tiene que ser una fusión
de equilibrios entre la luz, el acting, el encuadre, la actitud y ese
instante inexplicable del click, los autores de estas imágenes vencieron
obstáculos y se las ingeniaron para capturar al errante e imprevisible
Carlos Alberto García Moreno, entre arrebatos de inspiración y
excentricidad, tan evasivo como intenso, tan lúcido como polémico,
transformado en figura esencial de la cultura rock local.
Mercedes Ezquiaga - Agencia Télam
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