Macri prometía en campaña que iba a mantener lo bueno del kirchnerismo y a terminar con lo malo, y que con él en el gobierno todos íbamos a estar todos los días un poco mejor: la famosa "revolución de la alegría", que se contraponía con "la campaña del miedo". Le dio buenos resultados electorales entonces, pero ya instalado en la Casa Rosada, la realidad se impuso por su propio peso: el despliegue su proyecto político y -sobre todo- económico fue todo lo malo que se suponía, y mucho más.
Vista en perspectiva hoy, la "campaña del miedo" parece tibia: cualquiera sea el indicador macro o micro económico o de medición de la situación social que se tome, el país ha retrocedido décadas en poco más de dos años y medio. No hace falta abundar al respecto, basta con leer los diarios todos los días, aun en medio de un espeso blindaje mediático a la gestión de Corporación Cambiemos. Llegaron al poder porque no querían ser Venezuela, y nos llevan a ser Venezuela, pero no por izquierda sino por derecha.
Esta vez es la ministra que al cabo de días de remover tierra en el sur a un costo que debe ser escandaloso para estos tiempos de ajustes severísimos, sale a contarnos que tal vez no estaba chequeado el dato que los llevó hasta allí a la aventura televisada por los medios amarillos.
La misma ministra de Seguridad que había ofrecido recompensa por datos telefónicos que aporten certezas de la Ruta del Dinero K, y la misma ministra que instaló en un programa televisivo sobre contenedores enterrados como el rey de la mafia colombiano lo habría hecho. De paso asociando vilmente esa falacia.
La misma ministra que no se hace cargo de los costos materiales y políticos de un operativo de excavaciones en el sur, en una estancia embargada de Lázaro Báez, buscando un supuesto dinero de Cristina Kirchner. "No encontramos nada pero la culpa es de la gente que llama y aporta datos falsos".
Un gobierno que rompe todos los mitos
El gobierno amarillo juega contra la crisis con el libreto comunicacional de Durán Barba en la mano, y quiere hacer creer que el descalabro producido por ellos es por culpa del arrastre de un derroche que viene desde la época de Perón.
Pero resulta que como informa la Asociación Argentina de Análisis Presupuestario que el gobierno nacional ya gasta más en pagos de intereses de la deuda que en todos los sueldos de la Administración Pública Nacional. Por cada dolar de sueldo estatal se paga 15% mas en intereses de deuda, 26.5% más que en el total de la obra pública y 500% más que en el presupuesto destinado a las Universidades Nacionales.
Si, ya no mantenemos argentinos que no laburan sino que sobre todo, mantenemos banqueros y burocratas de vaya a saber donde que no laburan.
La ultima vez que las cuentas nacionales habían arrojado ese resultado fue en el año 2000.
¡Éxitos!
No queremos ser Argentina
En un programa del gobierno venezolano de repatriación, puso a disposición de quien lo desee aviones para que los venezolanos, que llegaron a nuestro país engañados con falsas promesas, regresen a su país.
En un modelo de valorización financiera para la fuga de capitales, los bancos tienen todo para ganar, interviniendo en las colocaciones de deuda del Estado (nacional, provincial, municipal), en el desarrollo de productos financieros alentados desde el Estado (como los préstamos hipotecarios indexados por UVAS) y hasta en la suscripción de deuda y bonos del Estado, como las Lebacs o Letes. El gobierno del Señor Tijeras Macri ha llegado al extremo de remunerarles los encajes, algo insólito y sin precedentes en el mundo. El resultado está a la vista, y se los muestro en el grafiquito del costado.
FMI
El FMI suspendió pagos a Argentina hasta que se redefina el acuerdo que tres veces aseguraron que estaba cerrado. Cancelaron el desembolso previsto para septiembre.
Cuesta discernir ya si todo esto es real o un sueño. Lo que hoy resulta cómico la historia lo va a juzgar como trágico.
Nosotros no queríamos ser Venezuela, y ahora los venezolanos no quieren ser Argentina, Cambiamos!!!.
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