"Ladies and Gentlemen We Are Floating in Space" es un disco de Spiritualized del año 1997. Surgido entre las tantas expresiones artísticas de los noventas, Spiritualized fue una banda que combinaba la psicodelia y el blues con el shoegaze, para crear algo cercano al Space Rock, pero con sonido noventoso. "Ladies and Gentlemen we are floating in space" es un disco íntimo que a Spiritualized a la cima de éxito internacional, un disco que en su momento fue de proporciones épicas y que marcaría un nuevo sonido en la típica escena del rock de los noventas.
Edición Rockarte
Texto introductorio al post, se debe usar para causar curiosidad e invitar a seguir leyendo.
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Muchas de las obras más trascendentales de la historia se han basado en gran medida en algunos de los sentimientos más extremos que pueden arrasar con la psiquis humana. El duro golpe de la realidad y su sordidez pueden llevar a las mentes creativas a encontrar en aquel hecho su expiación, la salida a ese infierno que sólo puede sobrevenir de seguir viviendo todos los días después de haber sido castigado como sólo la propia existencia puede castigar; sin condenas imaginarias, simplemente con el solo peso de tener que seguir pretendiendo que se puede vivir cuando algo nos dejó exangües de toda energía. Tal vez no exista, empero, mayor shock energético que el que puede dar la creación cuando va tomando forma, cuando esa idea nacida del dolor y la congoja y que fue dibujando su perfil entre oscuridades empieza a ser mucho más que apenas un concepto y se vuelve realidad, lista para ser eternizada a través de su diálogo con el ámbito circundante. Es dable pensar que muchos han sido, a lo largo de la historia, los que han recurrido al arte para encontrar en él salvación, solaz, la calma perdida a partir de los duros avatares de la existencia. Es dable también pensar, en ese mismo sentido, que estos artistas han producido en su búsqueda obras fundamentales no sólo por su calidad intrínseca sino porque transmiten precisamente toda esa desesperación, todo ese dolor, y lo comunican a través de formas en las que puede encontrárselo como una energía abrasadora, que cambia su maledicencia inherente por una sensación superadora, positiva, con visión de futuro. A partir de esas obras, entonces, estos tipos nos enseñan, nos muestran que existe un camino que va más allá de la mera aflicción causada por el mal, que se puede y debe recurrir a aquello que está -aunque dormido, golpeado, desgastado- dentro nuestro para a partir de ello volver a empezar, renacer de las cenizas que dejó aquel golpe tan duro en nuestra psiquis y nuestro cuerpo. La terapia que ellos ejercitan con sus propias conciencias golpeadas y aletargadas, entonces, resulta terreno fértil para que nosotros mismos podamos espejarnos en aquella búsqueda y, a partir de ella, crecer, salir de un dolor fortalecidos y renovados. Obviamente, no es necesario ser preso de una aflicción tan intensa para disfrutar de obras que han sido desde ella concebidas, ojo ahí. No estamos diciendo que la relación sea tan directa. Simplemente marcamos que esa es una de las aristas más interesantes del análisis, pero no la única. Por supuesto que las obras pueden ser vistas a través del único prisma de su propio peso específico, de la calidad o el impacto que pueden tener a la hora de su aparición, y eso está perfecto también. Porque la manera de transmitir la emoción no es sólo por identificación, sino también por contagio. En el caso de la música, que es ese en el que hacemos hincapié por aquí, no es necesario estar triste para escuchar música desoladora. Es necesario, simplemente, tener el corazón abierto a las emociones para poder experimentarlas, y a partir de esto sentir. Eso solo. Sentir. Saber que ahí hay una agonía puesta en canciones, y que si estamos lo suficientemente expuestos a la experiencia, aquel dolor nos llegará ya expiado, ya transformado en pura energía.De mi discoteca
Algo así pasa con Ladies And Gentlemen We Are Floating In Space, tercer y consagratorio álbum que Spiritualized editara en la cúspide del brit pop, en 1997. Es interesante demarcar, como para empezar, que Spiritualized es más que nada un nom de plume para su factótum, líder y único miembro fijo Jason Pierce, que también se hace llamar J. Spacemen desde sus tempranos y caóticos días en aquella subvalorada pero drogonamente errática alianza con Peter Sonic Boom Kember que llamaron Spacemen 3 y con su psicodelia volátil revolucionó unas cuantas cabezas en el Reino Unido de comienzos de los ‘90. Después de pelearse sin remedio con Kember, Pierce, un inquieto y prolífico compositor, decidió que necesitaba fundar otro espacio donde pudiera desarrollar todas aquellas cuestiones que lo obsesionaban en su completitud, sin las ataduras estrictas del rock volado y galáctico de los Spacemen 3; quizás más afincado en la idea de montar estructuras con alguna reminiscencia pop pero que a su vez refirieran también a una ambición superadora, con arreglos operísticos y de cámara, texturas y paisajes sonoros y una mayor variedad de ritmos y estilos asociados a una única faz: la de Spiritualized. Irónicamente, Pierce se llevó a su nuevo proyecto a toda la banda que le hacía de banca en Spacemen 3, Will Carruthers, Jonny Mattock y Mark Refoy en bajo, batería y guitarra respectivamente, demostrando que el forrito de la cuestión era Kember (?) y a ellos les añadió a su musa inspiradora, el amor de su vida, su enamoramiento Kate Radley en teclados. En un principio, la alineación típicamente rockera del grupo lo dotó de una sonoridad que se apoyaba bastante en las guitarras, en particular en los sonidos y modulaciones que podían obtenerse de la combinación de acordes reiterados y alargados con pedales de distorsión, lo que se conoce como “notas pedales”. A partir de ellas, lo que construía Pierce eran extensas y narcóticas composiciones que coqueteaban con el minimalismo y la música electrónica alemana de los ‘60 para transmitir una idea medio similar a la de Spacemen 3: drogas, drogas, muchas drogas (?) como expansoras de la conciencia y creadoras de una versión elevada de arte. Por supuesto, este camino no podía llevar a buen puerto, al menos en lo que a salud mental se refiere. Lenta pero progresivamente, la estructura interna de Spiritualized empezó a descascararse, y para el tiempo de la salida de su segundo álbum Pure Phase (1995) el grupo ya era Pierce junto a su jermu y el bajista Sean Cook. Pocos se bancaban la actitud despótica de Spacemen, su carácter errático y caprichoso, su consumo desembozado de narcótico y su nula fiabilidad. Ni siquiera la propia Radley lo soportó demasiado: en el ‘95, se casó en secreto con el carilindo feo (?) de The Verve, Richard Ashcroft, lo que dejó a Pierce destrozado, inconsolable. Lo había perdido todo: su banda, su amor, y tal vez su deseo de vivir. De esa experiencia cercana al averno nacen las canciones que compusieron este insigne Ladies And Gentlemen We Are Floating In Space, un disco que ya desde su empaque proponía tanto una sugerente cercanía con el mundo de la dependencia de pastillas como la presencia de una obra innovadora, rupturista. Armado con sonidos provenientes del gospel y la música negra, con técnicas que le deben mucho a la pared sonora de Phil Spector y una atención al detalle enfermiza, Pierce escupió todos sus fantasmas en un álbum cuya agónica declaración inicial, casi un mantra, da a toda la obra su lúgubre aunque esperanzador tono: “all I want in life’s a little bit of love to take the pain away / Getting strong today / A giant step each day”, susurra Pierce, y empezamos a entender que acá hay un tipo que la pasó mal, pero que quiere pasarla mejor. Aún a costa de ahogar su dolor con pastillas.
Sea como fuere, todo es un camino, y hay que andarlo.
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