Esta ocasión, y en los siguientes capítulos, en lugar de hacer una revisión diacrónica del progresivo en México, será presentada una exploración sincrónica de los diversos subgéneros progresivos más destacados en ese hermano país. Bajo este enfoque, serán presentados los músicos o agrupaciones más relevantes en cada subgénero, así como el reconocimiento de los aportes trascendentales de cada uno al progresivo nacional mexicano. En cuanto al subgénero conocido como crossover prog, será importante señalar por principio de cuentas sus características básicas universales, para posteriormente ubicar en el centro de éstas a los mejores grupos o músicos de esta categoría. Al respecto, vale destacar que el crossover prog es música progresiva que mantiene una relación con la música pop, ya sea porque es notoria la influencia de la música convencional o la clásica o el jazz o el folk en la composición. A pesar de ello, la música presenta cierta dosis de sofisticación y complejidad, a la par de la maestría o el virtuosismo en su ejecución.
En este sentido, es posible resumir que el crossover prog es un rock progresivo con una influencia significativa del rock pop: las piezas tienen una duración más corta a diferencia de los demás subgéneros progresivos y a semejanza con las canciones convencionales. Y lo más importante, las estructuras armónicas, rítmicas y/o melódicas son más digeribles que las de los demás subgéneros, sin perder aquello que exigiría en más ferviente fan del progresivo. Por lo general, las agrupaciones de este subgénero pertenecen al ámbito pop, pero con ciertos elementos progresivos; aunque hay otras en las que alguno de sus miembros fue parte de bandas eminentemente progresivas.
En este contexto, habrá que destacar la aportación al subgénero de las siguientes agrupaciones mexicanas: Sonus Umbra, Delirium, Alpha Lighting System, Asimétrica, Deep Limbic System, Feroz, FRXHO, Metaconciencia, Sweet Fingers y Velva Room. De todas ellas, dos bandas han destacado internacionalmente y con relevantes valoraciones, las dos primeras de la lista anterior. Aunque destacar el aporte de éstas al subgénero no minimiza en nada la apreciación que tienen las demás bandas.
Winter Soulstice, de Sonus Umbra (2013)
Sonus Umbra es una agrupación mexicana que radica en Estados Unidos (EEUU). Inicialmente la banda nació en México como Radio Silencio a principios de los noventa, y en 1994 se desintegró. Los miembros principales se fueron a los EEUU y, poco después, la banda se reunió por segunda ocasión y retomó las composiciones que habían creado cuando eran Radio Silencio. Y así, bajo este nombre, fue editado el disco Laughter in the Dark en 1999. Pero, a partir del segundo album (Snapshots from Limbo, 2000), cambiaron su nombre por el de Sonus Umbra por razones legales. Su obra más destacada por el reconocimiento internacional que ha obtenido es Winter Soulstice, publicado en 2013.
Winter Soulstice es un disco que ha sido difícil ubicar en el subgénero progresivo que nos ocupa. En las piezas que lo integran hay elementos de rock acústico y prog folk, aunque también hay matices clásicos del hard rock, así como pasajes del symphonic prog. A pesar de que todos los elementos musicales se combinan armoniosamente en las composiciones, destacan los detalles sutiles por sobre los matices dramáticos. El álbum exige, eso sí, para el disfrute pleno de sus piezas, escucharlo con atención para descubrir los detalles más finos que contiene.
Delirium es otro de los mejores grupos de crossover prog en la escena nacional. Aunque su existencia fue corta (de 1985 a 1997), la música que aportó es ciertamente melódica, a pesar de sus repentinos cambios de humor. Otro de sus atributos relevantes es su admirable improvisación. Además, hay voces, pero las partes instrumentales representan una importante remembranza del progressivo italiano de los setentas, especialmente Premiata Forneria Marconi por los interludios de violín en medio de las piezas.
De los únicos dos discos editados, destaca el primero de ellos, titulado Primer diálogo (1985). Vale la pena subrayar también la integración de la banda. En ella participaron el baterista Víctor Valdovinos, ex integrante de Iconoclasta, y el bajista Manuel Lhoman, uno de los mejores en la escena progresiva nacional. De los demás miembros de la agrupación, habrá que señalar que algunos de ellos formaron parte posteriormente de bandas relevantes, como el caso del violinista Alfredo Flores, que se integró a La Pura Realidad.
El álbum Primer Diálogo, también llamado Delirium (homónimo de la banda), contiene seis canciones con un tiempo total de 30 minutos. Es una obra relativamente corta, aunque eso no significa que sea un mal disco. Se trata de un álbum que contiene, más que nada, cierta intensidad y suma calidad. A pesar de que el disco rememora el progressivo italiano, también recuerda a la música de Iconoclasta, una de las agrupaciones icónicas del progresivo mexicano. A pesar de que las piezas son cortas, hubo lugar para los espléndidos solos y algunos contrapunteos entre la guitarra y los teclados, además de la extraordinaria intervención del violín.
Por Óscar Muñoz
En este sentido, es posible resumir que el crossover prog es un rock progresivo con una influencia significativa del rock pop: las piezas tienen una duración más corta a diferencia de los demás subgéneros progresivos y a semejanza con las canciones convencionales. Y lo más importante, las estructuras armónicas, rítmicas y/o melódicas son más digeribles que las de los demás subgéneros, sin perder aquello que exigiría en más ferviente fan del progresivo. Por lo general, las agrupaciones de este subgénero pertenecen al ámbito pop, pero con ciertos elementos progresivos; aunque hay otras en las que alguno de sus miembros fue parte de bandas eminentemente progresivas.
Supertramp, una de las mejores bandas de crossover prog en los ochentas. |
Steven Wilson, el mejor músico de crossover prog en la actualidad. |
Winter Soulstice, de Sonus Umbra (2013)
Sonus Umbra es una agrupación mexicana que radica en Estados Unidos (EEUU). Inicialmente la banda nació en México como Radio Silencio a principios de los noventa, y en 1994 se desintegró. Los miembros principales se fueron a los EEUU y, poco después, la banda se reunió por segunda ocasión y retomó las composiciones que habían creado cuando eran Radio Silencio. Y así, bajo este nombre, fue editado el disco Laughter in the Dark en 1999. Pero, a partir del segundo album (Snapshots from Limbo, 2000), cambiaron su nombre por el de Sonus Umbra por razones legales. Su obra más destacada por el reconocimiento internacional que ha obtenido es Winter Soulstice, publicado en 2013.
Winter Soulstice es un disco que ha sido difícil ubicar en el subgénero progresivo que nos ocupa. En las piezas que lo integran hay elementos de rock acústico y prog folk, aunque también hay matices clásicos del hard rock, así como pasajes del symphonic prog. A pesar de que todos los elementos musicales se combinan armoniosamente en las composiciones, destacan los detalles sutiles por sobre los matices dramáticos. El álbum exige, eso sí, para el disfrute pleno de sus piezas, escucharlo con atención para descubrir los detalles más finos que contiene.
Delirium o Primer Diálogo, de Delirium (1985)
Delirium es otro de los mejores grupos de crossover prog en la escena nacional. Aunque su existencia fue corta (de 1985 a 1997), la música que aportó es ciertamente melódica, a pesar de sus repentinos cambios de humor. Otro de sus atributos relevantes es su admirable improvisación. Además, hay voces, pero las partes instrumentales representan una importante remembranza del progressivo italiano de los setentas, especialmente Premiata Forneria Marconi por los interludios de violín en medio de las piezas.
De los únicos dos discos editados, destaca el primero de ellos, titulado Primer diálogo (1985). Vale la pena subrayar también la integración de la banda. En ella participaron el baterista Víctor Valdovinos, ex integrante de Iconoclasta, y el bajista Manuel Lhoman, uno de los mejores en la escena progresiva nacional. De los demás miembros de la agrupación, habrá que señalar que algunos de ellos formaron parte posteriormente de bandas relevantes, como el caso del violinista Alfredo Flores, que se integró a La Pura Realidad.
El Teatro del delirio, de Delirium (1997) |
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