Y regresamos con un clásico de Black Sabbath de manos de LightbulbSun: el quinto LP en estudio de Black Sabbath autoproducido en por la propia banda rock británica, un disco con una de las mejores grandes gráficas: ofrece una de las portadas más emblemáticas de la historia del rock, que se divide en dos caras: la portada y contraportada retratan una trama algo muy similar. El disco, editado en 1973, es considerado uno de los clásicos del incipiente heavy metal y del hard rock ya consagrado por aquel entonces, pero que dejaría su impronta y su huella en múltiples semillas que desde ese momento no dejan de nacer hasta nuestros días. Con invitados como Rick Wakeman, Phantom Fiddlers y Will Malone, este disco no podía quedar fuera del blog cabeza.
Artista: Black Sabbath
Álbum: Sabbath Bloody Sabbath
Año: 1973
Género: Hard rock
Duración: 42:21
Referencia: Discogs
Nacionalidad: Inglaterra
El tema homónimo, canción versionada por proyectos tan dispares como The Cardigans o Anthrax, es el corte más popular de este plausible álbum.
En 1973, el heavy metal comenzaba a destacar en el mundo del rock. Muchas bandas mutaban del hard rock o la psicodelia a algo más definido, algo más pesado, más duro y con un tono más lúgubre. Black Sabbath habían sido los fundadores de este género, el cual es un resultado interesante de muchas combinaciones de los sonidos de la escena under de los sesenta.
Su herencia constaba de blues, jazz y rock, al igual que sus contemporáneos del progresivo, pero dándole voz a lo oculto, tenebroso, sin nunca dejar la psicodelia a un lado. En su quinto álbum de estudio, la banda conformada por Ozzy Osbourne, Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward, logran nuevamente la tarea de aventurarnos por ambientes densos, oscuros y extravagantes, ahora agregando múltiples instrumentos para acompañar ocho melodías y llevar el metal a otro nivel.
¿Qué podemos encontrar en el Sabbath Bloody Sabbath?
Estas composiciones, además de tener el sonido ya consolidado en sus predecesores Master of Reality y Vol. 4, encontramos la exploración con teclados como piano, sintetizadores, órganos eléctricos, mellotron, clavicémbalo, instrumentos de viento y diferentes tipos de percusiones. En canciones como “Who are you?” los alucinantes teclados logran una aura cósmica, en otras canciones, como “Killing Yourself To Live” o “Sabbra Cadabra”, son un complemento para darle giros interesantes en el ritmo y llevarnos a un sonido similar al progresivo. También la influencia del folk, la cual siempre los había distinguido, la volvemos a encontrar en canciones como “Fluff”, en donde solo escuchamos la guitarra y el piano, o en “Spiral Architect” en donde se incorpora una gaita, flautas y violines.
En cuanto a las letras podemos encontrar el espíritu contestatario y contracultural de Black Sabbath, sin hacer tantas alusiones a las drogas como en trabajos anteriores. “Sabbath Bloody Sabbath”, canción que da nombre al álbum, puede interpretarse como la desesperación ante un sistema en donde todo es confuso y parece que estás solo en el mundo en donde la muerte es inevitable: ‘Living just for dying’. Algo similar nos dice “Killing Yourself to Die”, en donde el cuestionamiento a la existencia y al sistema también se hace presente.
“A National Acrobat” es una de las clásicas canciones de Black Sabbath con cambios lentos y rápidos, la dinámica del stoner-doom inaugurada por el cuarteto. En sus letras encontramos probables referencias probables aborto, tema controversial e importante en esa década, vinculado al discurso de la liberación sexual. Por otro lado, “Sabbra Cadabra” es una balada peculiar, nada convencional.
Para algunos Sabbath Bloody Sabbath fue el último gran álbum de la agrupación, pero realmente este álbum es el comienzo de una etapa más experimental, de un sonido más consolidado. Además, su experimentación era diferente a muchas otras propuestas en la escena del rock como precursores del metal al momento de implementar mucho del progresivo, pero sin perderse en la abstracción, dejando los cimientos del metal progresivo para bandas que en las siguientes décadas reproducirían la fórmula.
Luis Fernando Sullivan Jiménez
Un buen riff es la base de una canción rock y sobretodo, es el
distintivo de una canción de heavy metal. Hay grandes riffs inolvidables
y ya muy típicos que a día de hoy son tarareados como la cosa más guay
del mundo y son las cosas más interpretadas por todo principiante que se
hace con una guitarra. Un ejemplo, es Smoke on the Water (1972).
Cuantas veces hemos visto a algún tipo echarse la patillada con este
riff como si fuera el nuevo grand master supreme guitar hero, sin tan si
quiera saber quien coño es Ritchie Blackmore (guitarrista de Deep
Purple y Rainbow).
En mi caso, siempre he sido muy prolijo a los riffs de Tony Iommi, ya
que de él emergió toda una serie de composiciónes con carácter y muy
buen gusto que condujeron el heavy metal desde su creación hasta su
primer gran momento de gloria. Particularmente, creo que el escalafón
más grande se encuentra en las obras que hicieron Iommi, Geezer Butler,
Ozzy Osbourne y Bill Ward en 1973 y 1975. Sabbath Bloody Sabbath (1973) y Sabotage
(1975) son a mi parecer dos piedras angulares con las que se aprendería
a tallar grandes discos de metal en los siguientes 15 años. Pero hoy
nos quedaremos en la primera de estas entregas, porqué siempre me ha
tenido enamorado su musicalidad, el ir más allá de 4 acordes y empezar a
hacer riffs melódicos pero muy contundentes y satisfactorios.
Bien, pongámonos en situación, Sabbath en 1973 ya había sacado 4 discos
de estudio de gran nivel que sirvieron para ir tallando el género con un
nivel de excelencia poco discutible. Pero Iommi tal vez estaba un poco
desgastado de implicarse tanto en los discos y no obtener el éxito
soñado. Si, básicamente se podían tirar el santo día dándole a las
drogas y disfrutando de un estatus de fama muy respetable, tenían para
sus caprichos pero como artistas buscaban más que comodidades. Os pondré
una imagen para que os hagáis una idea bastante curiosa sobre sus
seguidores, en Estados Unidos habían consolidado una legión más o menos
estable de 500.000 fans que compraban sus discos el año de su salida,
pero tenían que esperar más o menos una generación para que ese mismo
disco llegara al millón de ventas (10 años). Por decirlo de alguna
forma, Sabbath era una banda realmente solvente pero marginal en el
mercado. Pero alguien se uniría a la fiesta...
Por aquellos tiempos se hicieron amigos de Rick Wakeman, tecladista de
Yes. Este, que era un tipo muy estrafalario y carnivoro, a diferencia de
sus vegetarianos compañeros de Yes, se sentía más arropado y partícipe
de algo atrevido con Sabbath. Él les guió hacia una musicalidad más
compleja que en parte ya habían experimentado en Vol. 4
(1972) e incorporó el rol del teclado (del que era un virtuoso) en la
música de estos heavys. Pero al César lo que es del César, Wakeman dejó
las lecciones y alguna pequeña intervención, pero quienes lo pondría
todo en las rotativas serían Iommi y Butler, que siempre habían estado
los cabecillas compositivos de la banda. Los nuevos principios estaban
marcados: contundencia, accesibilidad, mayor presencia de las melodías.
Y ¿como consiguen eso? Muy sencillo, te colocan uno de los riffs más
ácidos de su carrera solo empezar y con un sonido de guitarra que hierve
la sangre del más dormido. Sabbath Bloody Sabbath es una
composición realmente imponente edificada en muros guitarreros muy
solidos y una batería contundente. Ozzy circula por la canción con mucha
fuerza y elegancia, se nota que había aprendido a cantar también a
través de la canción y no sólo copiando la guitarra. Sigue el riff de
guitarra por un momento y luego se pasa a dar melodía a un fondo
acústico muy hermoso. Su primer solo es muy derivado de la melodía, pero
es tan majestuoso que lo vale. En el minuto 3 se da una transición con
la que entramos en los terrenos del progresivo. Una de las mejores
canciones de toda su carrera.
Un cambio notable se da con A National Acrobat, una
canción menos abrasiva en su sonido pero que sigue siendo bastante
oscurilla. Aquí lo que más me llama la atención es la forma como canta
Ozzy, que ciertamente parecía haber pulido su técnica y es que en
realidad ha tenido siempre una voz magnífica que aportaba una nueva
sonoridad muy diferenciada del resto del mundo. El riff que es realmente
bueno no brilla tanto como la canción que da nombre al disco tal vez
porqué su tono apesadumbrado lo hace menos gustoso al repetirse. Las
progresiones del minuto 4:40 y del 4:55 le dan un tono hasta divertido a
la canción, hasta que se vuelve a anudar de manera excelsa hasta el
final, haciendo un cierre loco al estilo de King Crimson.
Como en todo buen disco de Sabbath, se incorpora una pequeña o en este
caso, no tan pequeña, pieza instrumental que sirve de transición
ambiental del disco. Fluff es una seña del increíble gusto
compositivo que tiene Tony Iommi tocando la guitarra y el teclado. Me
gusta que un disco sea variado e imaginativo y que te pueda dar tanto
diversión como relax y este tema me lo confirma. Solo que claro, cuando
llega Sabbra Cadabra, se queda en la comidilla de paso. Un
riff muy melódico y mordedor, de esos que te demuestra que su
compositor es uno de los maestros de su tiempo. Los teclados de Rick
Wakeman hacen acto de presencia y le dan un punto de tensión dramática y
misteriosa. El piano tocado por Iommi es muy sólido y más por una
persona que realmente dedica mucho tiempo a la guitarra.
Killing Yourself to Live empieza echando un riff
distintivo muy destacable. Es como un buen espadachín que sabe dar las
mejores estocadas sin atacar al azar. La transición sobre la que que se
sustenta la entrada de Ozzy es extraña, pero eso juega mucho a favor de
que la canción tenga su carácter bien diferenciado. La canción se
solidifica con unos acordes que son como el cimiento y nuevo cambio
acojonante que mezcla parte solista y buena melodía de fondo. Otra joya
del catálogo que merece una enorme consideración por su sonido ambicioso
y experimental. El último minuto de la canción vale como argumento
validísimo de lo grande que es su composición.
Si queréis algo raro de narices sea melódicamente o vocalmente solo hace falta que os pareis a escuchar Who Are You?
Personalmente creo que es la más floja del disco, no por rara, sino
porque noto un poco de inseguridad en ella. La idea que contiene, eso
si, es realmente innovadora y tiene mérito que mantengan la tónica heavy
con algo que pegaría como transición en un disco progresivo. Y digo
transición porqué tras ella, Looking for Today brilla como
una canción con un sonido realmente positivista y que dista muchísimo
de lo visto anteriormente en esta banda. Si, han podido haber canciones
tranquilas, pero que den la sensación incluso alegre que tiene esta? Lo
dudo, esto es una rareza que en verdad suena magnífica entre sus
creaciones y que no dudaría en colocar en un concierto.
Llegamos a la última canción del disco, Spiral Architect,
una genialidad increible desde el momento en el que la guitarra acústica
siembra dulcemente el terreno que dará sus frutos con buen metal
progresivo. La voz de Osbourne, enriquecida rítmicamente por la bateria
de Ward y los zumbidos de bajo de Butler crean un marco muy bonito que
solamente la parte de guitarra y violín logran que alcance lo sublime.
Sin duda, se nota que tras este tipo de canciones había un trabajo de
elaboración ambicioso y no se quería una simple prolongación de lo visto
en los tres primeros discos o una idea primitiva de progresivo como en
el disco anterior. Importaba mucho el trabajo ambiental/orquestal para
dar solemnidad a los temas y les sale de lujo.
Estamos ante el primer disco de metal progresivo?
Amigos míos, este es uno de esos discos que puede ser un auténtico
aventajado a su tiempo, un vanguardista. Digamos que el metal progresivo
no echaría auténticas raíces hasta los años 80, pero Sabbath, como
grandes padres del género se dedicaron a evolucionar el género en todas
sus facetas a lo largo de sus 6 primeros discos. Los primeros 3 fueron
los riffs, el cuarto era una evolución en la musicalidad y estructura de
las canciones y el quinto y sexto serían los que añadirían progresiones
a sus piezas, haciéndolas más variadas y ricas. Y aunque otras bandas
como King Crimson ya habían hecho canciones progresivas con sonidos
distorsionados o rudos con la canción 21st Century Schizoid Man (1969) o el disco Larks' Tongues in Aspic (1973), las versiones más puras de heavy metal eran las de Black Sabbath.
Entonces Sabbath Bloody Sabbath, lo consideraría el primer disco como unidad que es progresivo y metal a la vez dando por pura lógica la inauguración del metal progresivo.
Pero maticemos una cosa, el subgénero aún tendría que evolucionar mucho
y bandas como Iron Maiden, Mercyful Fate, Qüeensryche o Dream Theater
tendrían que ir confeccionando su sonido de una forma más real. Mientras
Iommi diría que buscaba enriquecer el metal y llegó sin saberlo al
progresivo igual que Colon llegó a América sin saberlo, los otros que he
nombrado ya pensaban en el concepto de manera clara y sin dudarlo,
decían que lo que buscaban era eso. Aún así no dudaría en decir que el
metal progresivo nació de manera real en 1973 y que a partir de ahí todo
fue crecer y evolucionar hasta entender lo que estaban haciendo.
Por lo que respeta al disco como entidad individual, es excelente y
merece formar parte de los grandes álbumes de la historia del género.
Una mejora sustancial en la creación de melodías, el riff continua
liderando pero sin comerse literalmente la estructura de los temas y
además se añaden progresiones que hacen que el metal se articule con un
sentido más artístico y ambiental. Ozzy demostraba haber mejorado mucho
vocalmente y estaba mas enfocado entonando notas agudas y con mucho
carácter. Sería sin duda uno de los 3 mejores discos de su carrera y
porqué no decirlo, mi favorito (aunque eso no signifique que sea al que
más nota ponga). Lo que más me atrae de él, es que lo noto muy
sofisticado respecto a Master of Reality (1971) por poner un ejemplo y sincero con su tiempo, cosa que no diría de 13 (2013) aunque sea un buen disco. Nota: 9
El riff del tema Sabbath bloody sabbath abrió las ventanas de la inspiración en el castillo de Clearwell, en un bosque apartado cerca de Gloucestershire, donde la banda se retiró en busca de tranquilidad y, bueno, controlar un poco sus propios excesos. Pero la verdad es que el frasco estaba vacío y las ideas no fluían. Casi perdida la esperanza, Iommy apareció una mañana con la línea básica de la canción y al final del día la tenían terminada. En los siguientes días surgieron otro puñado de canciones que acabaron conformando este quinto álbum de la banda.
Grabaron el disco en Londres ayudados por el ingeniero Mike Butcher y producidos por ellos mismos (sobre todo por Iommi) en los estudios Morgan. Se publicó en diciembre de 1973 y debutó en el número 4 de ventas en el Reino Unido. En Estados Unidos alcanzó el puesto número 11. Se pegaron un pedazo de gira que culminó con un concierto ante más de 200.000 personas en California. La portada y contraportada las realizó Drew Struzan y muestran las dos caras de una moneda: el moribundo rodeado de su familia y el que está a punto de ser arrastrado por el mismo demonio.
La canción título, que abre, presenta el nombrado riff como una bofetada: ahí lo deja Tony fluyendo para que Bill Ward y Geezer se recreen y luzcan. Ozzy no hace más que reventarnos con una excelente interpretación. Otra con un riff demoledor titulada A national acrobat continúa con la fiesta heavy para dar paso a una melódica composición titulada Fluff en la que Iommi y Geezer son los únicos intérpretes. Sencilla pero efectiva. Uno de mis favoritos cierra la vieja cara A del vinilo. Lo que hace Ward en Sabra Cadabra es una bestialidad. En realidad, el tema entero es una bestialidad. El piano que mete Rick Wakeman, la línea melódica, el riff de guitarra… ¡una gozada heavy! Killing yourself to live contiene una letra impactante en la que Ozzy restriega a los críticos de la banda que se están matando cada día por vivir, que tal vez Sabbath no son los equivocados, si no ellos. La música pasa por ser una de las más fuertes del álbum, con Iommi moviéndose constantemente y un acompañamiento de bajo y batería soberbio. Me encanta el final.
Who are you pasa por ser la primera composición en solitario de Ozzy, luego arreglada por toda la banda. Una gran interpretación del Madman arropado por toda la banda, incluyendo un estupendo pasaje intermedio con melotrón y efectos sonoros incluidos. Por contra, Looking for today tiene un ritmo más desenfrenado, una melodía fresca en la que se oye hasta una flauta y a la banda dando palmas. La superposición de capas hace que el tema tenga un trasfondo grueso y formal. Spiral architect es otra excelente canción para finalizar el disco. Un riff casi circular de Iommi y otra muestra de virtuosismo por parte de Ward. El arreglo de cuerda no está metido con calzador, como en otras ocasiones: viste la canción, hace que crezca. Ozzy perturba con su manera de interpretar mientras que el trabajo percusivo le adorna.
En conclusión, uno de esos álbumes de Sabbath que raramente ponemos entre nuestros favoritos pero que contienen toda la esencia de la banda y, si me apuras, un poquito más. Justo a partir de este quinto, la música empezó a verse realmente afectada por los abusos de sustancias y las malas relaciones entre los músicos. Una pena, pero qué gloria recuperar joyas como esta.
A continuación, la historia detrás de la portada de este disco:
Para finales de 1973 Black Sabbath ya había editado cuatro álbumes: “Black Sabbath” y “Paranoid” en 1970, “Master of Reality” en 1971 y “Vol.4” en 1972, dejando numerosos himnos dentro de su repertorio. Tras la gira mundial de “Vol.4”, la banda intentó empezar a trabajar en su quinto álbum, pero, el abuso de sustancias y el cansancio había llevado a Tony Iommi a un bloqueo creativo, y no fue hasta un mes más tarde, mientras trabajaban en las mazmorras del castillo de Clearwell en el Bosque de Dean, que se topó con el riff de la canción principal del álbum, dando el tono para el nuevo material.
En general, “Sabbath Bloody Sabbath” se siente menos como un álbum típico de Sabbath, debido a las diferencias en la estructura de las canciones y la atmósfera general, pero al mismo tiempo, conserva muchos de sus elementos característicos. El sonido oscuro que los llevó a la fama encontró el equilibrio entre la pesadez de sus trabajos anteriores y su nueva faceta experimental.
En noviembre de 1973 se publicó, y por primera vez en su carrera la banda empezó a recibir críticas positivas de la prensa, siendo su quinto álbum consecutivo en obtener el disco de platino en Estados Unidos, llegando al 4to puesto en las listas británicas y al 11 en las estadounidenses.
La impresionante carátula doble es obra de Drew Struzan, un joven al borde de una carrera legendaria. Struzan estaba trabajando en Pacific Eye & Ear, una firma de diseño propiedad del director creativo Ernie Cefalu, cuando recibió la solicitud para la portada. El frente presenta a un hombre malvado siendo atormentado en su lecho de muerte, con intensos tonos cálidos haciendo contraste con la contraportada que representa la muerte de un buen hombre, grabada en tenues matices azules. Si bien la imagen encapsula a la perfección la esencia de Black Sabbath, el artista no escuchó el disco hasta que llegó a su estudio después de terminar el proyecto. El hecho de que las imágenes se combinen sin esfuerzo con la música fue fortuito.
Para Struzan, quien también tuvo la oportunidad de trabajar con Alice Cooper, el mundo de la música le dejaba muy poco, estima que le pagaron 250 dólares por la semana de trabajo para la portada de “Sabbath Bloody Sabbath”, por lo que decidió introducirse en una industria mucho más lucrativa: el cine, donde labraría su futuro como una figura fundamental del séptimo arte.
Entre sus creaciones más memorables se encuentran carteles para famosas sagas cinematográficas como “Star Wars”, “Indiana Jones” o “Volver al futuro”. Struzan continuó ilustrando éxitos de taquilla hasta finales de los 90s, cuando los estudios decidieron que los posters hechos a mano no servían ya para el público de la época, siendo remplazada aquella técnica de pintar artesanalmente por fotomontajes retocados digitalmente con photoshop.
Lista de Temas:
1. Sabbath Bloody Sabbath (5:42)
2. A National Acrobat (6:16)
3. Fluff (instrumental) (4:10)
4. Sabbra Cadabra (5:55)
5. Killing Yourself to Live (5:40)
6. Who Are You? (4:10)
7. Looking for Today (4:59)
8. Spiral Architect (5:29)
Alineación:
- Ozzy Osbourne / vocals, synthesizer (5,6)
- Tony Iommi / electric, acoustic & steel guitars, piano, harpsichord, synth (5,6), organ, flute, bagpipes
- Geezer Butler / bass, fuzz bass, Mellotron, synthesizer, nose flute
- Bill Ward / drums, bongos, timpani, percussion
With:
Rick Wakeman / piano & MiniMoog synth (4)
Phantom Fiddlers / strings (8)
Will Malone / strings arranger & conductor (8)
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