Esta es la historia de aquella conferencia de Spinetta que llegaría a tener una edición pirata, como si fuera un libro suyo, y que llegaría a venderse por dos editoriales distintas en Mercado Libre. Aquel lunes invernal de 1990, el guitarrista, cantante y creador asistió para exponer en la Casa Suiza (hoy tapiada por un edificio en construcción), en el marco de las clínicas de rock que organizaron, durante tres años, las tiendas de música Netto, de Fernanda Netto, y Blue’s, de Carlos Onorato.
Así publicitaba aquel ciclo de charlas la edición 347 de la revista Pelo, en 1989: “Con un éxito rotundo se vienen realizando las clínicas de rock a cargo de músicos profesionales de la talla de Zeta Bosio, Spinetta, Lebón, Cerati, García, Fito Páez, Ricardo Mollo, Diego Arnedo, Ulises Butrón, Charly Alberti, Jota Morelli y muchos otros”.
Los misterios de la creación musical y la influencia de Cage
Para su clínica, Spinetta se inspiró en el libro "Para los pájaros" (1977), en el que compositor y filósofo neoyorquino John Cage conversa sobre el sonido primigenio con el musicólogo francés Daniel Charles. No es casual que Spinetta editara en 2003 el disco "Para los árboles": justo cuando el texto de su conferencia comenzó a ser pirateado.
El Flaco organizó su disertación en varios subtemas: el principio, el silencio, el tiempo, el oído, el instante, el movimiento, los pájaros, la ley, el misterio, la exactitud, el caos y el infinito. Comparó la música occidental con la oriental y dijo: “El misterio está a nuestro alcance percibiendo la materia sonora: aquello que deduce una presencia misteriosa en cualquiera de las cosas que contactamos en la vida”.
Al finalizar, le pidió al auditorio: “No se olviden del concepto de una naturaleza que vive sonando y en la que vivimos sonando con ella”. Luego ofreció una sorpresa: con su guitarra cantó “Los libros de la buena memoria” ante un auditorio extasiado: la mayor parte del público estaba sentado en el suelo. Y dado que ningún medio publicó nada al respecto, la clínica quedó solo en la memoria de los presentes.
Se lo podía conseguir en Parque Rivadavia y en la feria de libros de Plaza Italia, a metros de La Rural. Más tarde alguien más lo puso a la venta en Mercado Libre, en una doble edición junto al famoso libro de poemas de Spinetta: El sonido primordial / Guitarra negra, por Kikuyo Editorial. Hoy ambos libros pirata son inconseguibles, pero la desgrabación de la conferencia se replicó en incontables páginas web.
Recuerda Diego Oscar Ramos, el responsable inicial del rescate: “Fue tremenda la generosidad que tuvo el Flaco de trasmitir algo inusual en él. Esa charla es clave para comprender su calidad de artista y de ser humano. Recuerdo su pasión y generosidad para que nos sorprendiéramos ante la materia sonora. Spinetta era un alma poderosa”.
En la conferencia, “él estaba sentado muy cerca de la gente –prosigue Ramos–. Había una tarima, se ubicó en una sillita y tenía un grabador para poner ejemplos musicales: desde Los Beatles hasta Beethoven o Gustav Malher. Fue súper tranquilo, bromista y muy tierno. No paró de tirar data con una pasión increíble. Luego se quedó charlando un poco con la gente”.
Spinetta explicó en su exposición: “Sin tener en cuenta esa noción en la que participamos de la naturaleza, descubriendo misteriosamente el sonido que irrumpe desde algún lado, y sin tener en cuenta esa sensibilidad que se produce en nosotros, sería muy difícil que luego pudiéramos disfrutar de una música organizada”.
También dijo: “Ambas coordenadas universales, silencio y sonido, se dan en un fluir en el que filosóficamente no podemos hablar de principio o de fin”, porque “sonido y silencio se entrelazan en un funcionar perfecto”. Luego se refirió a los experimentos musicales de John Cage y ejemplificó: Los Beatles, Stockhausen, Beethoven, Malher –o el mismo Cage– “buscaron la interpenetración del hombre y la naturaleza” en “lo trascendente de la materia sonora, de los sonidos que escuchamos y que podemos reconvertir en nosotros mismos”.
Aseguró Spinetta: “Todos los que realmente nos están enseñando algo han pronunciado el ruido infinito, aquello que hace que el hombre vibre por encima de la música”. Los fanáticos y estudiosos de la obra del poeta del rock argentino no solo trazan coordenadas entre aquella clínica de poesía musical, el libro "Para los pájaros", de Cage, y el disco "Para los árboles". Otro lazo puede rastrearse en su canción "Parlante": la última de su tremendo disco solista "Téster de violencia", de 1988.
La grabaron Spinetta en guitarra, voz y programación; Carlos Alberto “Machi” Rufino en bajo; Juan Carlos “Mono” Fontana en teclados; Guillermo Arrom en primera guitarra, y Jota Morelli en batería. “Parlante” parece otra revelación ante el sonido primigenio. Dice la letra: “Por todas partes voy buscando un parlante. Todas las palabras son los hombres. Por todas partes voy buscando así, solo con mi ruido de magia (…) No creo en un cuerpo sin sonido. Por todas partes voy buscando un parlante”.
Una sede mágica
¿Cuándo leyó Spinetta a John Cage por primera vez? ¿Por qué tan pocos recuerdan la clínica de poesía musical? ¿Por qué ningún medio estuvo allí? Son los misterios que persisten sobre aquel 2 de julio en Casa Suiza, un mítico edificio de la Sociedad Filantrópica Suiza. Fundado en 1861, dio cobijo a compañías teatrales, musicales y de ballet, así como a mítines políticos, sindicales y culturales. También fue un histórico punto de encuentro, desde 1930, de la comunidad afroargentina en los bailes de carnaval: las comparsas candomberas salían por Rodríguez Peña rumbo a avenida Corrientes.
“Ahí organicé las clínicas de rock durante tres años seguidos –cuenta el dueño de Casa Blue’s, Carlos Onorato, alias Carlitos Blues, que hoy pasa los 90 años–. Arrancamos con los muchachos de Soda Stereo; pasaron David Lebón, Charly García, Fito Páez, Jota Morelli con Charly Alberti y hasta Divididos. Estuvieron todos y a nadie se le ocurrió cobrar un peso por las charlas. Se hacían en la Casa Suiza porque estaba en la otra cuadra de Casa Blue’s. Cada músico subía solo al escenario, se presentaba y desarrollaba su tema. Era algo espontáneo y natural.”
Carlitos Blues grafica: “En Casa Suiza tenías como cincuenta metros del salón a la puerta de entrada. La gente hacía la cola, que iba por Rodríguez Peña y doblaba por Sarmiento. Recuerdo que con Fito Páez la cola llegó hasta avenida Callao. Pero nunca sacamos fotos porque no queríamos hacer algo comercial de eso. Habré hecho unas treinta y seis clínicas, todos los lunes”. ¿Carlitos Blues recuerda la clínica de Spinetta? “Claro, si yo estuve presente. Luis era un amigazo. Habló del tema que había elegido y luego la gente le hizo preguntas”, recuerda.
Diego Oscar Ramos, que conservó la entrada de la charla, cuenta: “Las ideas de Spinetta me guiaron de ahí en más. Y con el tiempo me fui dedicando al sonido. Hago paisajes sonoros para teatros y para performances escénicas. Esa conferencia fue reveladora: pienso que hay una magia extra en que no existan imágenes de aquel día, pero sí que haya quedado el sonido”.
Y las palabras de Spinetta, retomando a John Cage, aún ofrecen preguntas nuevas: “Ya dije que esto es teórico, que no tiene nada que ver con la música que yo toco y que me gusta escuchar –contó–. Pero sí tiene que ver con el enfoque espiritual. Es importante predisponerse a escuchar la naturaleza. Después, si a alguno se le ocurre decir algo con notas, lo dirá”.
Patricio Féminis
Gracias, muy buena esta nota.
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