No existe en latinoamérica un capítulo de Rock en Oposición, no existe en el mundo cosa semejante. Sí hay, en cambio, algo que se dió en México como algo bastante extraordinario, toda una ola de muy interesantes experiencias de RIO en todo el orbe, grupos que han seguido la vocación que surgiera de aquel concierto celebrado en Inglaterra en marzo de 1978. He aquí los principales exponentes mexicanos pero no todos, y muchos de ellos ya han hecho su aparición en el blog cabezón. Aquí está expresada en la tierra mexicana esa tendencia rupturista del rock, decididamente contraria a las formas establecidas, ese movimiento de rebeldía que luchaba por romper los esquemas establecidos por las compañías de discos, que dictaban sus directrices estéticas, a través de música rabiosamente iconoclasta.
Mientras en escenas tan experimentales como las de Argentina o Chile casi no hay desarrollos en el R.I.O., en México tuvo una expansión notable, en general muy oscuro y con temáticas que remontan a la literatura de Lovecraft y sus mitos sin nombre.
Música libre, poco accesible en primera instancia, muy bien ejecutada, que permitía que el músico se moviese según la dirección de su intención, el jazz, la música docta, el rock, todo está permitido, y como no, también el folk, la música electroacústica y experimental, pero en este caso en el estilo mexicano. Decibel fue quizás la banda mexicana que gestó las más doradas páginas de la vanguardia mexicana, su propuesta Rock In Opposition es sólida y osada, transmitiendo un carácter y personalidad propiamente maduros a través de las obvias influencias recibidas de Henry Cow, Faust, Univers Zero además de las teorías académicas de Cage y Stockhausen. Pero no son los únicos...
Al final, creo que el RIO es la única corriente de la familia progresiva que le sigue siendo fiel a los principios establecidos por los críticos de los 70s a raíz de King Crimson y compañía, que, aunque no sea un género en sí mismo, ni una coyuntura como el krautrock, ciertamente es un ideal que hace concretos todos los objetivos de los modernistas populares en música, desde Ornette Coleman hasta The Velvet Underground, ayudado de toda la magnificencia del rock progresivo.
Acometieron con libertad absoluta, tanto de formas como de instrumentación, la tarea de sostener un movimiento underground que se mantuvo, contra viento y marea, si bien hoy en día no deja de ser un estilo oscuro y poco conocido. Todo un fenómeno de experimentación musical llevada hasta extremos desafiantes de abstracción y deconstrucción, lejos de ser meros acólitos de los grandes nombres del R.I.O. provenientes de un exótico país latinoamericano, los mexicanos construyeron efectivamente una voz propia dentro de la vanguardia progresiva. con tesoros imperdibles para cualquier seguidor de la música vanguardista que se precie. Ahora, nos adentramos al universo mexicano del R.I.O. que depara infinitos terrores y alegrías por igual.
Los festivales RIO continúan hasta nuestros días, y numerosos grupos se han adjudicado o unido a la tradición establecida en 1978, una tradición bastante efectiva, pues hasta la fecha ninguna de las siguientes bandas mexicanas que nombraremos o cualquiera de las de otros países las ha pasado al mainstream o al consciente colectivo. De cierta manera, siguen estando en oposición, y tal vez sigue siendo justo el slogan fundacional al que necesariamente le tienen que ser fiel para mantener viva la èpica llama del R.I.O.
David Cortés
Mientras en escenas tan experimentales como las de Argentina o Chile casi no hay desarrollos en el R.I.O., en México tuvo una expansión notable, en general muy oscuro y con temáticas que remontan a la literatura de Lovecraft y sus mitos sin nombre.
Música libre, poco accesible en primera instancia, muy bien ejecutada, que permitía que el músico se moviese según la dirección de su intención, el jazz, la música docta, el rock, todo está permitido, y como no, también el folk, la música electroacústica y experimental, pero en este caso en el estilo mexicano. Decibel fue quizás la banda mexicana que gestó las más doradas páginas de la vanguardia mexicana, su propuesta Rock In Opposition es sólida y osada, transmitiendo un carácter y personalidad propiamente maduros a través de las obvias influencias recibidas de Henry Cow, Faust, Univers Zero además de las teorías académicas de Cage y Stockhausen. Pero no son los únicos...
Al final, creo que el RIO es la única corriente de la familia progresiva que le sigue siendo fiel a los principios establecidos por los críticos de los 70s a raíz de King Crimson y compañía, que, aunque no sea un género en sí mismo, ni una coyuntura como el krautrock, ciertamente es un ideal que hace concretos todos los objetivos de los modernistas populares en música, desde Ornette Coleman hasta The Velvet Underground, ayudado de toda la magnificencia del rock progresivo.
En la actualidad el Rock en Oposición sigue vigente como una alternativa válida, para que el músico tenga la libertad necesaria y no se aparte del proceso creador, distrayéndolo de su concentración, obligándolo a estar más pendiente de las migajas que tenga bien en proporcionarle su empresa disquera. Pero los más favorecidos con él, somos los aficionados a la música, que hemos gozado de maravillosas obras, en todos los estilos y variantes imaginables. Otras asociaciones similares, han aprendido bastante de esta forma de trabajo y hoy por hoy abundan las compañías independientes, que ya no requieren de estar a expensas de elementos extramusicales para subsistir. Sin embargo la tarea ha sido ardua, no siempre exitosa, sobre todo en cuanto percepciones económicas, ya que es difícil competir con las gigantes corporaciones que cuentan con muchos recursos, pero RIO, con lo poco que tiene ha logrado superar en calidad musical a la gran mayoría de estas empresas. Un reconocimiento pues a esta gran revolución musical que nos sigue ofreciendo obras que quizás sin su existencia, no conoceríamos jamás.
Acometieron con libertad absoluta, tanto de formas como de instrumentación, la tarea de sostener un movimiento underground que se mantuvo, contra viento y marea, si bien hoy en día no deja de ser un estilo oscuro y poco conocido. Todo un fenómeno de experimentación musical llevada hasta extremos desafiantes de abstracción y deconstrucción, lejos de ser meros acólitos de los grandes nombres del R.I.O. provenientes de un exótico país latinoamericano, los mexicanos construyeron efectivamente una voz propia dentro de la vanguardia progresiva. con tesoros imperdibles para cualquier seguidor de la música vanguardista que se precie. Ahora, nos adentramos al universo mexicano del R.I.O. que depara infinitos terrores y alegrías por igual.
Los festivales RIO continúan hasta nuestros días, y numerosos grupos se han adjudicado o unido a la tradición establecida en 1978, una tradición bastante efectiva, pues hasta la fecha ninguna de las siguientes bandas mexicanas que nombraremos o cualquiera de las de otros países las ha pasado al mainstream o al consciente colectivo. De cierta manera, siguen estando en oposición, y tal vez sigue siendo justo el slogan fundacional al que necesariamente le tienen que ser fiel para mantener viva la èpica llama del R.I.O.
DECIBEL
Se formaron en 1974. Su primer álbum, El poeta del Ruido, se grabó al final de esa década, pero para entonces el grupo prácticamente había desaparecido; sin embargo, de manera intermitente continuaron hasta 2010, cuando llevaron a cabo un importante regreso con el que se les ha visto igual o más activos que en su primera etapa. Es el único grupo mexicano que se incluye en el Recommended Records Sampler, uno de los primeros lanzamientos del sello independiente creado por Chris Cutler, exbaterista de Henry Cow. Actualmente Decibel está integrado por Walter Schmidt, Carlos Robledo, Carlos Vivanco y Alex Eisenring.
EL QUESO SAGRADO
Contemporánea de Decibel, esta agrupación de alineación siempre cambiante comandada por Alex Eisenring, colaboró de cerca con el director de teatro Abraham Oceransky en diferentes puestas en escena. Sin embargo, los tiempos no estaban para llevar a cabo grabaciones —aunque Eisenring ha trabajado en la restauración de las composiciones existentes y pronto saldrán a la luz— y el grupo desapareció-evolucionó lentamente para convertirse en Syntoma, un trío orientado hacia el techno pop. No obstante, en un EP titulado Heloderma, quedan resquicios de ese sonido experimental que caracterizara a El Queso Sagrado.
HI FIDELITY ORCHESTRA
Desde Guadalajara llegó Jesús González Martín y compañía a deslumbrar a los habitantes de la Ciudad de México con una mezcla de jazz, rock y folk que, bien aderezada, quedó asentada en un par de discos: Hi fi orchestra (1982) y My girl (1984), aunque el segundo ya muestra ostensible cambio de dirección. Sin embargo, el primero es un disco esencial en la historia del progresivo nacional.
NAZCA
Desaparecido Decibel, el violinista Alejandro Sánchez formó Nazca junto con Cuauhtémoc Novelo, Carlo Nicolau, Jorge “Cox” Gaitán y Juan Carlos Ruiz. A mediados de los ochenta representaron una de las caras más agresivas de la vanguardia nacional, trabajo que quedó asentado en un par de álbumes: Nazca (1985) y Estación de sombra (1986). Cuando el sello Recommended Records inició una revista-disco, un tema del quinteto, “Nadja”, se incluyó en el Re Records Quarterly Vol.l, No. 3. Póstumamente se editó un registro en directo.
EREHÍA
Erehía nació como trío en 1980 y se integró por Fabián Reyes (ex Queso Sagrado) en el bajo; Juan Carlos Ruiz en el fagot; y Tizoc Briseño en batería y percusiones. Pero los tiempos no fueron favorables y el proyecto hibernó. Años después, Briseño recuperó el impulso original y formó Fosa Común, trío formado por “Cox” Gaitán, Antonio Marroquín y él. Grabaron un casete con un tiraje limitado de 100 copias. Tizoc Briseño nunca quedó conforme con los resultados y en los noventa, con Jorge “Cox” Gaitán, dio vida nuevamente a Erehía y al concluir el siglo pasado lanzaron Manuzkritoz ze.
CULTO SIN NOMBRE, ARTERIA
Juan Carlos Ruiz, luego de su incursión con Nazca, formó Culto Sin Nombre, grupo en el que extendió las ideas desplegadas en Nazca. Más sólidas, mejor articuladas, las composiciones fecundaron en una dupla de discos, plagados de sonidos oscuros, densos y perturbadores. Retrato del misterio, del nerviosismo y de la soledad. Culto Sin Nombre es una de las entidades más brillantes de la escena RIO de México.
Aunque no es sencillo mantener a flote una embarcación como esta y luego de una temporada, Ruiz se vio en la necesidad de disolver Culto Sin Nombre. Pero la necedad es una de sus características, y tiempo después dio vida a Arteria, su actual agrupación en la que otra vez la oscuridad es una de las invitadas principales. Arteria ha grabado únicamente el álbum titulado 4 visiones (2011).
1870
Al desaparecer Culto Sin Nombre, uno de sus integrantes, Gustavo Albarrán, fundó 1870, grupo que, como Culto Sin Nombre, se dedicó a practicar una vena oscura, sórdida, atemorizante del RIO. Como aquellos, tienen a Art Zoyd y a Univers Zéro como referentes; a diferencia de los primeros, en 1870 los electrónicos en tiempo real propician una interacción nueva, matices diferentes a un sonido que puede escucharse continuamente sin que atraviese un rayo de luz. Dejaron un par de álbumes antes de desaparecer y su líder luego pasó a formar La Insurrección.
JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ LEDESMA Y MARGARITA BOTELLO
José Luis Fernández Ledesma fue tecladista de Nirgal Vallis y luego de haber grabado un disco con esa agrupación en una vena sinfónica, comenzó un prolífico trayecto en solitario en donde ha habido lo mismo música para obras de teatro que ambiciosos proyectos marcados por la elegancia de los teclados. Si me permiten decirlo, es un genio y ha puesto su teclado al servicio de Arturo Meza en algunos de sus mejores trabajos. Su disco Dead Tongues, en colaboración con Alquimia, apareció en Recommended Records. En 2000 inició una colaboración con la cantante Margarita Botella que ha dado como fruto discos excepcionales, entre ellos Sol central (2000) y La paciencia de Job (2006). Ambos crearon Saena, grupo que únicamente ha grabado un álbum.
LA PERRA
Aguerrido dueto integrado por Elena Sánchez y César “Perico” Calderón. Él es un ex Música y Contracultura y ella pasó por diversas agrupaciones, una de ellas Flor de Metal. Su música se acerca por momentos al math rock, pero hay en ellos un humor y un desparpajo que recuerda a los franceses de Etron Fou Leloublan, lo cierto es que hacer las cosas de manera sencilla no es lo suyo. Hay instantes en los cuales parecen hacer música desde otra galaxia. Cuentan con tres discos en su haber.
David Cortés
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