Y Rockarte nos anima otro gran disco, agregando arte al arte, y esta vez se mete con algo que casi casi vendría a ser un trabajo para amar o para odiar sin términos medios, y no es que su estilo sea tan desenfrenado, ni desvergonzado, ni provocador, pero sin embargo la gente no se pone de acuerdo y para algunos es genial y para otros un mal disco (con algunas canciones realmente sorprendentes, eso sí, y junto a una orquesta sinfónica de cámara: la London Symphony Orchestra) que salió luego de obras maestras de esta misma banda. Y no vamos a entrar en la discusión, ya que las opiniones son como el culo y cada cual tiene el suyo y hace con él lo que se le antoje, pero sí vamos a decir que es uno de esos discos que te conviene escuchar y conocer porque si le enganchás la onda vas a quedar prendado a él, y en el peor de los casos, si no te gusta, lo dejás de lado y ya. Y para ayudarte a conocer la obra... ¿quién mejor que Rockarte?
No podemos abarcar la totalidad de opiniones sobre esta obra, así que vamos solmanente con una. Ya tendrás que ver vos si su arte es para vos o no, pero esa es harina de otro costal.
Si este trabajo hubiera sido firmado por una banda de las grandes del rock sinfónico seguramente habría escalado peldaños muy altos en el escalafón de la disciplina rockera. Es toda una construcción clásica siguiendo los cánones del patrón para realizar una obra emblemática: Álbum conceptual, grabación realizada con toda una orquesta sinfónica de cámara, y no precisamente cualquiera, se trata nada menos que de la London Symphony Orchestra, inclusión también de algunos toques progresivos que le otorgan aspectos novedosos, producción de gran calidad, y buenas voces que consiguen armonías interesantes; una serie de ingredientes que sumados son garantía de éxito en la comunidad sinfónica.
Lo malo de todo esto es que el disco salió a la calle en 1977, año criminal, el punk estalló definitivamente para barrer con todos los patrones, cánones y directivas habidas como si de una apisonadora se tratara. Si a eso le sumamos que la banda era una recién nacida como quién dice, viniendo de las frías tierras de ese enorme y no tan desconocido país que era Canadá (recordemos que las olimpiadas de 1976 fueron en Montreal), podemos entender mejor que fuese obviada por la prensa mediática. El "establishment" de la música se tambaleaba y los cimientos cedían ante la horda de punks con hambre de romper con todas las imposiciones, alimentando la anarquía y la "sin ley" como reacción a todo el abuso y despliegue desmedido de los endiosados grupos de Rock.
El álbum en cuestión, algo apocalíptico, versa sobre la supervivencia del único ser de una arrogante raza de seres que advierte a los viajeros de peligros en los últimos días de su vida. Se trata de su obra más progresiva, ya que debutarían con otro cuyo sonido estaba más orientado a un pop-rock con un cariz, que durante mucho tiempo hizo pensar al público y a los medios que estaban ante una creación anónima de los ¡mismísimos BEATLES!. Tras una larga temporada en esta tesitura todo quedó desmentido y el triplete se dio a conocer. El nombre lo tomaron de un personaje de la película "Ultimatum a la tierra", que acompañaba al icónico robot destructor.
El sonido de KLAATU se podría definir como una combinación de otras formaciones muy conocidas y encumbradas en el universo del rock sinfónico y progresivo, RENAISSANCE, THE ENID, PROCOL HARUM, por la dimensión de la producción orquestal y las armonías, a revueltas con otras como GROBSCHNITT o NEKTAR de la parcela más progresiva.
La ejecución es brillante, interpretada con sincronizada perfección, la coordinación de la instrumentación rock con la orquesta parece ser llevada a cabo por una banda madura y no por nóveles. Compleja labor que destaca por la originalidad de la composición, con especial relevancia de la sección de viento en ciertas piezas. Como es lógico en este arte, encierra momentos épicos erigidos sobre la vasta multitud orquestal, instantes de altos vuelos que nos transportan a estadios superiores, pasajes líricos que describen bellos paisajes a pesar del carácter pesimista del mensaje.
No obstante no se puede negar que el tema "We're off you know" con el que arranca, no tenga ese aire pop beatle que durante un largo periodo hizo creer que se trataba de ellos, y es que la guitarra es ejecutada de un modo que nadie diría que no es George Harrison en persona. Corte simpático, fresco, con ritmo y con armonías vocales recordando a los Beatles de "Sergeant....". Sin embargo después se sumergen en contrastes con matices progresivos "Madman", mezcla de suave melodía bañada en órgano que choca con una guitarra dura, relevándose uno y otro hasta el final en un extraño tema. "Around the universe in 80 days", nuevamente con profundos contrastes, cambios de ritmo y producción elaborada vuelve a poseer esa atmósfera extraña, quedando patente la compenetración grupo-orquesta. En la segunda cara , la sinfonía crece y se desata ofreciendo fases de verdadero trabajo de cámara, edificio sinfónico-progresivo sólido levantado con un gran despliegue al que tuvieron que optar muy lejos de su país. Hope, que da nombre al esfuerzo pone fin haciendo regresar nuevamente el fantasma de los "Fab four".
Curiosa banda con mucha clase y con una capacidad que sorprende, más de lo podamos imaginar en principio. A tener en cuenta.
Juan Carlos Rustarazo
Y acá viene lo mejor...
Si no ves la animación podés venir acá:
https://fb.watch/rpmUpSoM-w/
Y para escuchar el disco completo, podés entrar a Spotify:
https://open.spotify.com/intl-es/album/6LEiIksxaQiQ6uHLKtOKQK
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