La capilla de San Pablo de la iglesia de la Trinidad, en Wall Street, se encuentra en el centro de Manhattan, enfrente de donde estuvo el World Trade Center.
La mañana del 11 de septiembre de 2001, cuando terroristas de Al-Qaeda estrellaron dos aviones de pasajeros contra las Torres Gemelas, la capilla, milagrosamente intacta, pasó a ser un centro de actividad y un refugio. La gente se detenía allí para descansar, lavarse, comer, dormir, rezar, reflexionar; aquellos días llegaron voluntarios de todas las tendencias para llevar comida y ayuda a quienes las necesitaran.
Durante las siguientes doce semanas cruzaron las puertas de la capilla más de tres mil trabajadores: equipos de rescate, agentes de policía, personal de la Autoridad Portuaria, bomberos, guardias nacionales, servicios sanitarios, equipos de construcción, ingenieros. Trinity Church, la iglesia de la Trinidad, se convirtió en centro de la atónita comunidad afectada de la Zona Cero.
En 2011, para conmemorar el décimo aniversario de los ataques, se encargó al compositor estadounidense Robert Moran que escribiese una misa de réquiem para el Coro Juvenil de Trinity Church. Antiguo discípulo de Darius Milhaud Moran ha cultivado muchos estilos musicales en su larga y variada trayectoria profesional, pero aquí opta por la sencillez, superponiendo las voces puras y dulces de los niños a un acompañamiento de violonchelos, órgano y arpa.
En las misas de difuntos occidentales, el pasaje «In Paradisum» —«en el Paraíso»— se canta mientras se saca el cadáver de la iglesia. El compositor, que no pertenece a ninguna religión organizada, ha descrito su Trinity Requiem como «una reflexión sobre los miles de niños de todo el mundo que no tienen futuro y poquísimas esperanzas, cuando las hay». Y añade: «Todos esperamos que esta obra dé algún consuelo a los oyentes que hayan perdido a alguien querido».
Clemency Burton-Hill
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