Hoy no se oye hablar mucho de Barbara Strozzi, aunque se ha dicho que fue la persona que compuso más música vocal profana en la Venecia de mediados del siglo XVII.
Publicó ocho colecciones de cantatas, con un total de ciento y pico de obras, y su música viajó más allá de su Italia natal: por lo menos hasta Inglaterra, Austria y Alemania. También fue aclamada por su talento literario, ya que fue una delicada poetisa y musicalizadora.
Puede que llevara la poesía en la sangre: seguramente fue hija ilegítima de un literato llamado Giulio Strozzi y su criada. Este la legitimó y estimuló sus intereses creativos, le buscó preceptores y promovió su música y su poesía. Los ídolos musicales de Barbara fueron figuras como Claudio Monteverdi, que con su nuevo estilo —su seconda pratica— había revolucionado el alcance de la música y puesto los cimientos de la música moderna con sus óperas y sus madrigales.
La música de esta inquietante canción es un pasacalle (variaciones sobre un bajo continuo) que consta de las primeras cuatro notas de una escala de re menor en sentido descendente. Para mayor información, es una línea de bajo que aparece cada vez más en el jazz y el blues del siglo XX (véase, por ejemplo, «Hit the road Jack»).
Le stelle ribelle non hanno pietà; Las indóciles estrellas no tienen piedad;
se ‘l cielo non dà un influsso si el cielo no infunde
di pace al mio penare, paz en mi sufrimiento,
che si può fare? ¿qué se va a hacer?
Clemency Burton-Hill
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