Al igual que las Gimnopedias con que adquirió reputación, la gnosiana fue un género prácticamente inventado por Satie, que quizás estuviera pensando en las sectas gnósticas, tal vez en un pasaje de la Eneida de Virgilio en que se habla de la cretense Cnossos con el nombre de Gnosia:
placemus ventos et Gnosia regna petamus. aplaquemos los vientos y partamos a los reinos de Gnosia.
Quién sabe. Se inspirara donde se inspirase, Satie hizo algo extraordinariamente nuevo en música. Publicadas en septiembre de 1893, las Gnosianas carecen de las habituales restricciones de la signatura de compás y de las barras de compás, y conjugan las mismas ideas radicales sobre el carácter, la armonía y el ritmo que ya habían llevado las Gimnopedias a nuevos extremos.
Entre los colaboradores de Satie estuvieron Pablo Picasso, Jean Cocteau y Serguéi Diáguilev, y trabó amistad con muchos otros iconos vanguardistas, como los artistas Man Ray, Constantin Brâncusi y Marcel Duchamp. Sigue siendo una de las figuras más iconoclastas e influyentes del arte moderno. Por sus sobrias texturas y su sentido meditabundo de la distancia, prefigura gran parte de las revoluciones minimalistas que habían de llegar. En palabras de uno de sus más fervientes admiradores, John Cage (12 de agosto), «No hay ni que plantearse la relevancia de Satie. Satie es indispensable».
Clemency Burton-Hill
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