Es guitarrista chileno es hijo del cantautor Ángel Parra y nieto de Violeta Parra, y es actualmente considerado uno de los guitarristas chilenos más destacados. Su estilo en este proyecto es la de un jazz fusionado con ritmos latinoamericanos, mientras que él y sus músicos provienen del lado del rock, logrando así una sorprendente fusión en la tradición de la música popular chilena con un resultado altamente original y atractivo. Aquí nos toca presentarlo en el blog cabeza, que esta semana se viste de colores latinoamericanos, pero a full...
Artista: Angel Parra Trío + Valentín Trujillo
Álbum: Dulce Companía
Año: 2016
Género: Jazz rock / Fusión
Duración: 81:58
Referencia: Discogs
Nacionalidad: Chile
Dulce Compañía (2016) se editó originalmente para ser difundido como video (Dvd, Blu Ray, etc.) Puedes ver varios de los videos de esta presentación haciendo clic acá. Por otro lado, para ver todo el material de esta agrupación disponible en el blog sólo has clic acá.
Angel hace un buen rato que viene de manera más decidida y clara rescatando la obra de su abuela. Prueba de esto es el disco que le dedicó completamente a ella. Siguiendo esta linea es que en un momento del concierto se presentan un segmento con una seguidilla de temas de la folclorista chilena, todos interpretados genialmente por Consuelo Schuster. Ponle chureja la versión de el Gavilán.
Iñigo Díaz
“Era como La Hora Feliz, pero chica, esa era la idea”, recuerda Ángel sobre el segundo disco en directo del trío, grabado en el Teatro Baquedano -el de la Universidad de Chile-, durante el frío agosto de 2015. “Era como un homenaje a ese disco, pero también era el momento de marcar un nuevo camino en mi vida también”.
No exagera. La grabación es asimismo un registro de la reinvención del conjunto tras la salida de “Titae” Lindl, el otro hombre clave, poco tiempo después de la renuncia de Parra a Los Tres. “Ya me había salido del grupo, y el impacto que tuvo eso en mi vida y la banda no fue menor. Entonces ‘Titae’ siguió por su lado, yo seguí por el mío”.
Por entonces, Ángel recibió la oferta para trabajar como productor en el álbum Retrato Iluminado, de Manuel García, una experiencia que con los años valora en toda su dimensión. “Al producir ese disco con él se me abrieron otras posibilidades de grabar con presupuestos grandes y había un tema que era ‘Mr.Brown’, que lo usábamos de cortina para empezar los shows de Manuel”.
De esta manera, decidió abrir el show con una nueva versión para dicha composición. Para ello, fue clave la banda de apoyo. “Esta es una versión mucho más ecléctica, en que por ejemplo, está el DJ Caso (Makiza, Tunacola) y el bajo de Roberto Trujillo, uno de los mejores bajistas de este país por el swing que tiene para tocar el bajo, que no hay nadie que lo pueda imitar”. El cuarteto base se completó con Ariel Pino, en el órgano.
Y por cierto, la obra de Violeta Parra volvió a resonar en tres versiones cantadas junto a una nueva voz. “Estábamos con Consuelo [Schuster] que es una intérprete maravillosa. Con ella tuvimos un periodo largo de trabajo en que fuimos a tocar al Festival de Jazz de Haití, por ejemplo”.
“Entonces se dio la posibilidad de grabar ‘Maldigo del alto cielo’ -recuerda-. También ‘En los jardines humanos’, una versión que me gusta mucho por lo volada, por los cambios en las armonías de Violeta Parra. Y está ‘El gavilán’, un tema que tenía muchas ganas de grabarlo con alguien, entonces fue como un intento de liberarse de ese antojo y bueno, la Consuelo lo canta increible”.
Para Ángel, el acercamiento a la música de Violeta le ofreció una nueva perspectiva del trabajo musical de su célebre abuela. Un proceso que luego derivó en la revisión del álbum Las últimas composiciones de Violeta Parra (2017), el último grabado en vida por la cantautora, junto a su hermana Javiera. Un hito que cruza parte de la historia del músico.
“Grabé las Anticuecas cuando tenía 25, que fue una forma de empezar a entender el cerebro de mi abuela. Además mi papá siempre me obligaba a acompañarlo a tocar canciones de ella -señala-. Entonces en ese disco tuve la posibilidad de aprender sus letras porque justo me operaron del hombro y estuve un periodo largo sin tocar guitarra. Ahí me reencontré mucho con su mundo”.
Y a continuación, un poco de historia...
Comandados por el guitarrista Ángel Parra hijo, el jazztet que operó bajo el nombre de Ángel Parra Trío se consolidó como el primer proyecto sustantivo en la renovación la escena jazzística chilena una vez derrumbado el régimen militar y finalizado el silencio obligatorio. Dada la permanente reinvención musical que le posibilitó una larga vigencia, el conjunto además catapultó a Parra más allá de los territorios del pop-rock (a través de su militancia en el grupo Los Tres) y puso su nombre entre los más creativos y populares guitarristas.
La prehistoria del famoso trío jazzístico se remonta a fines de los '80, cuando el grupo jazz-rock Cometa vivía sus últimos momentos. Parra, quien había reemplazado al guitarrista Edgardo Riquelme en el conjunto, convocó en 1989 a dos de sus miembros originales para trabajar en un taller jazzístico reducido. El bajista Pablo Lecaros y el baterista Pedro Greene se unieron al primer boceto del trío de Parra que por entonces balanceaba el repertorio standard, ciertas composiciones originales con música de Roberto Parra y formato jazz-rock electrificado.
Poco después, el trío se consolidó en el jazz de corte bop con la inclusión del contrabajista Roberto Titae Lindl y el baterista Pancho Molina (iniciados en el jazz en Concepción por el pianista Marlon Romero). La primera formación estable del Ángel Parra Trío se propició, justamente, con estos sidemen de Los Tres, quienes aprovecharon un receso del conjunto por la gira que su líder Álvaro Henríquez efectuó en 1991 a Europa junto a la compañía del Gran Circo Teatro. Con esta alineación, y con Parra ya inmerso en la música de solistas como Barney Kessel o Joe Pass, el grupo grabó su debut para Alerce: Ángel Parra Trío (1992).
En 1994, Molina dejó el conjunto para formar y liderar Los Titulares, y entonces se integró el baterista Moncho Pérez, también de Concepción. La banda no tardó en establecerse como un referente jazzístico dentro de una escena en vías de reconstrucción. Esta nueva formación grabó los álbumes Patana (1995) y Piscola standards (1996), alternando música original y piezas de compositores clásicos, con una tendencia a los lenguajes del swing y el bop por sobre la fusión predominante.
El jazz para las multitudes
El siguiente álbum, Tequila (1998), abrió las puertas al trío hacia nuevas fuentes de expresión. El jazz straight ahead resultaba entonces insuficiente y el magnetismo de la música popular ya había hecho efecto en Parra y Lindl. Junto a Los Tres ambos habían tocado música de Lalo Parra e intercambiado ideas con jazzistas de la vieja guardia como el pianista Rafael Traslaviña o el contrabajista Iván Cazabón. Este nuevo álbum incluyó al acordeonista tanguero Rafael Rabanito Berríos (quien incluso había tocado con Violeta Parra en su juventud).
No junta ni pega (2000) ya tenía en las filas del conjunto a los teclistas Raúl Morales y Camilo Salinas, emulando parte del sonido tipo Ángeles Negros. Técnicamente el Ángel Parra Trío pasó a ser un quinteto, pero mantuvo su nombre como marca inconfundible. Con ambos músicos especializados en estos antiguos sonidos de teclados Rhodes, Hammond y Bonanza, la banda comenzó su incursión en la música lounge y el pop psicodélico, sobre todo cuando incorporó a su staff al cantante Julián Peña (ex Los Santos Dumont). Para entonces, ya se habían acabado Los Tres y tanto Parra como Lindl desviaron hacia el trabajo con el trío su vocación y experiencia popera.
En ese contexto, la banda grabó su primer álbum con Warner, el doble volumen en vivo La hora feliz (2002), con un ejército de invitados en un concierto en el Teatro Oriente, y luego Vamos, que se puede (2003), álbum que tuvo como inspiración sónica la figura del guitarrista pop de los años '60 Óscar Arriagada. El trío grabó un nuevo disco con este magistral solista, Playa solitaria (2005), esta vez para el sello La Oreja. Incluyó algunos temas que Arriagada había transformado en hits en los '60 (además de la participación del prisionero Jorge González), cerrando de paso una etapa de gran éxito popular y apertura musical que le significó el afecto de un público no precisamente emparentado con el jazz.
El regreso de Los Tres al disco (Hágalo usted mismo, 2006) obligó a Parra y a Lindl a suspender el proyecto por una temporada, pero ya en 2007 se reactivó para trabajar con el guitarrista de la vieja escuela Panchito Cabrera y el popular pianista Valentín Trujillo y grabar su noveno álbum, Un año más (2007). El grupo incorporó además al baterista de jazz Andy Baeza a la alineación en reemplazo de un histórico Moncho Pérez, ahora establecido en Valparaíso, líder de su propio cuarteto bop y cabeza de la nueva escena del jazz porteño. Poco después, el grupo trabajó con el mismo Valentín Trujillo, pero sumó a otros héores de la bohemia capitalina de los años '40 y '50, como el saxofonista Mickey Mardones, el trompetista Ricardo Barrios y el tumbador Adelqui Silva para un nuevo repertorio escogido de la época y una revitalización de ese sonido en Espérame!!! (2009).
Pueden escucharlo completo aquí.
Lista de Temas:
1. Mr. Brown
2. Bulldozer
3. Cándido
4. Dulce compañía
5. Maldigo del alto cielo
6. En los jardines humanos
7. El gavilán
8. Minor swing
9. Blues Clair
10. Mix de música chilena (Valentín Trujillo solo)
11. Corvocado (con Javiera Parra)
12. Espérame!!!
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