Artista: Keith Jarrett
Álbum: Paris Concert
Año: 1990
Género: Jazz, improvisación
Duración: 50:17
Nacionalidad: EUA
Después del éxito abrumador de Köln Concert y los otros conciertos de improvisación pianística de los 70, a fines de los 80 Jarrett vuelve al formato pero ahora con el bagaje de todo lo que ha estudiado en el ámbito de la música académica (Bach, Shostakovich, Gurdjieff). Este Paris Concert lo encuentra de nuevo en el ánimo de improvisar desde el vacío y durante un largo tiempo, cerrando su portentosa improvisación con dos temas más sencillos, un standard y un blues simple en Do mayor. Otro gran disco de piano solo del gran Jarrett.
Lanzado en 1990, Paris Concert recoge el concierto de Jarrett del 17 de octubre de 1988 en la célebre sala Pleyel de París. Representa el regreso de la improvisación solista de largo aliento, que había abandonado por un tiempo (aunque había dado conciertos menos improvisativos o con improvisaciones breves) y, a diferencia de los famosos conciertos recogidos en Bremen/Laussane, Köln Concert y Concerts, esta vez se concentra especialmente en el lenguaje de la música académica, a la que por entonces estaba dedicando estudio y grabaciones que pronto comenzaría a lanzar.
El concierto inicia con aires clásicos; es, al principio, como una sonata. Jarrett va insertando paulatinamente descomposiciones armónicas, pero muy discretas, donde las frases jazzy están casi absolutamente ausentes. Hacia el minuto 6 realiza el primer cambio de ritmo e intención (la sensación de sonata desaparece); comienza a percutir con un pedal para llevar un ritmo más claro, y lo enfatiza con tresillos de un Fa grave, sobre los que desata la improvisación. La marca rítmica del Fa acompañará la ejecución casi hasta el final de estos 38 minutos de juego pianístico. La improvisación arriesgada, sin embargo, no pierde en ningún momento el espíritu clásico, casi mozartiano, con el que ha comenzado. No faltan los gemidos con los que acompaña su ejecución cuando esta lo lleva a estados emocionales intensos: esto sucede especialmente cuando la ejecución comienza a acelerar. Las armonías se vuelven más pesadas, la experimentación comienza con disonancias y asonancias, y juegos arpegios de gran virtuosismo. El viaje nos llevará por distintas intensidades, del forte al pianissimo, pero siempre en ese tono académico, aunque en ciertos momentos se desanuda el tramado que había forjado con tanta fuerza. Tiene breves momentos de gran dulzura, pero esta parece incomodarlo pues vuelve a marcar el Fa insistente. Pasados los 30 minutos, la armonización es tan llena que crea una atmósfera, como si el piano fuera una orquesta o un sintetizador; las armonías, imprecisas siempre, dejan de seguir por fin la pauta clásica. Se agolpan las notas con variaciones semitonales, el pianista grita, parece haber encontrado por fin lo que buscaba. Pero es demasiado tarde; incia el llamado al cierre con notas agudas como gotas de lluvia: ¡eso era!, una tormenta que por fin amaina, una tempestad que se aleja, una paz que se alcanza después de haber cruzado el caos. Cierra con melodías en octavas agudas, cada vez más altas, sobre el Fa que ahora se apoya en compases alternados con el Do sostenido, ¡alguien debería usar esta música para una película épica!
El segundo tema es un arreglo para piano de “The Wind”, escrito por Russ Freeman (con letra, en versiones cantadas, de Jerry Gladstone, y más tarde reescrita para una famosa interpretación de Mariah Carey), que fuera pianista de Charly Parker y Chet Baker entre otros. Es un tema suave en la frontera del bop y el cool; Baker la grabó en 1954 con Freeman al piano, y es esa una de las versiones más conocidas y la que la convertiría en standard. El arreglo de Jarrett toma de pretexto los elementos melódicos y armónicos del original para entregar una versión más lenta y suave, de una dulzura increíble, que le dará pie para la improvisación, aunque no es ya improvisación absoluta. Los elementos cool se desvanecen en la lentitud, la sensibilidad del pianista, y del original queda sólo la sugerencia de su estructura. Habrá aquí, naturalmente, más lenguaje jazzístico que en la larga improvisación inicial.
El último tema, “Blues”, es una improvisación más simple sobre la estructura de ese género en plan clásico, de 12 compases; divertido y hecho como para el juego. Que el artista se divierte con él queda claro porque es el tema sobre el que más canta (gime o gruñe). La maestría del jazzista se despliega lúdicamente y resulta un estupendo cierre, después del tour de force de improvisación sobre elementos clásicos de la primera ejecución. Hay un momento de improvisación con quintas que le da una resonancia muy llamativa, y hacia el final rompe el círculo de las tres armonías para quedarse fijo en la principal (Do mayor) y realizar ahí improvisaciones lentas que homenajean al ritmo, a fin de cuentas la base del blues.
Otra gran muestra de Jarrett encarnándose en ese canal para la transmisión de lo espiritual universal, como se ha descrito a sí mismo.
Lista de Temas:
1. October 17, 1988
2. The Wind
3. Blues
Alineación:
- Keith Jarrett / piano
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