#Músicaparaelencierro. 3 clásicos del rock para escuchar en cuarentena. Se nos propone vivir encerrados por 14 días, por ahora. Un curso veloz de claustrofobia de bajas calorías. Así que, a proveerse de algunas cosas simbólicas como para no morir en el intento. Muchos y muchas estamos encendiendo velas pidiendo por el regreso del Estado Benefactor. Hasta los países que se vanagloriaban de ser los mejores alumnos del capitalismo, ahora, temen que los invisibles los contagien. Quizá, empiecen a dudar de la meritocracia, a enterarse que, además de los de arriba y los de abajo, están los de afuera. Seamos optimistas. Mientras tanto, en Ciudad Gótica, hay que guardarse. Y, para no enloquecer a la espera de la batiseñal, una de las cosas que podemos hacer es escuchar música. Esa que, alguna vez, nos hizo felices y que tiene la capacidad de transportarnos. Propongo revisitar algunos álbumes clásicos que, por fortuna y por un pacto con la modernidad, la tecnología ha revitalizado. Seguro que están en nuestras discotecas o en el rígido de la compu. Y si no es así, los traerá el delivery de Youtube. Aquí van tres propuestas de nuestro amigo Jorge Garacotche (Canturbe) para la revista cultural Con Fervor.
En mi caso, al leer las letras en castellano, me encontré con mi primera identificación generacional, tuve una conmovedora reacción frente a un verso muy especial: “Él es un verdadero hombre de ningún lugar, sentado en su tierra de ningún lugar, haciendo todos sus planes de ninguna parte, para nadie. No tiene un punto de vista, no sabe dónde va, ¿no es un poco como vos y yo?”. Recuerdo que, mi primera sensación, fue pensar que ya no estaba solo, algo esencial en la vida de cualquier adolescente. Fui arponeado por la maravillosa simpleza lírica de In my life, una especie de tango inglés con un solo de piano victoriano. Repetía, con orgullo, la frase en francés que escuchaba en el romántico Michelle. Memorizaba la melodía extraordinaria, dulce, casi triste, de You won´t see me. Y, algo que me produjo la sorpresa del disco, el tema Norwegian Wood. Desde el sitar de George Harrison, hasta la letra, algo críptica, con esa frase: “madera noruega”, haciendo alusión a la madera europea de mejor calidad, todo era un combo que conducía a la magia. Y mi Winco ahí, como un médium. Rubber soul se ha reeditado, luego de una remasterización acorde a los avances actuales, lo cual nos permite apreciar detalles que nos había ocultado aquel viejo sonido. Todo se aprecia más claramente. Hay instrumentos y coros que están más cerca de nosotros y las vibraciones de siempre se han fortalecido. Es una buena oportunidad para toparse con la Historia, con algunas de las canciones más maravillosas que hemos conocido. Sabemos que, a partir de álbumes como Revolver o Sgt. Pepper´s, la música cambió, que los conceptos de sonido, grabación y composición fueron otros, pero, estoy seguro de que en Rubber soul se puso en venta el pasaje de ida.
Walking on the Moon y Bring On the Night me explicaron que el reggae estaba aquí, era un ritmo que conocía solo de nombre, había leído algunas letras de Marley, pero la Dictadura tenía prohibidos sus discos. Este es un material como para comprender el enorme salto, dado a fines de los setentas, cuando se venía del rock progresivo, de las obras conceptuales, de temas extensos y arreglos ampulosos. Entonces, The Police desempolvó la frescura sesentista, las canciones cortas, rítmicas y bailables, dejó de lado la música espacial, la influencia clásica, el rock que se iba con rumbo desconocido y apeló al cuerpo, a lo simple, a los espacios, a ciertos arreglos casi minimalistas y puso en el aire una nueva década, ni mejor ni peor, distinta, quizá, con menos majestuosidad y más tracción a sangre. Para escucharlo, desde hoy, y acercarse digitalmente.
La idea de Con Fervor es acompañar este momento que nos desborda abrazados al arte, una vez más. Quizá, recordando o, puede ser, descubriendo. Estos son algunos de los discos que funcionan como mojones. Los queremos compartir, porque, las grandes obras que escuchamos y que disfrutamos están en nuestros mejores rincones, en ese cofre de preciados tesoros, ese que guarda aquello que nos ha conmovido. Y qué mejor que compartir aquello que está en nuestros corazones. Si nos vamos a encerrar que sea rodeados de lo que amamos.
Jorge Garacotche
Por Jorge Garacotche
Rubber soul
Sexto álbum de The Beatles, publicado el 3 de diciembre de 1965. Fue el primero en no sufrir interrupciones por las giras y el primer material pensado como obra íntegra y no como una suma de singles. Un detalle de la tapa es que no aparece el nombre de la banda, por primera en la historia del rock. Es una foto en perspectiva que, mientras la miraban, se cayó y les gustó darle esa inclinación. Otra vez, el maldito azar. El nombre es un juego de palabras entre alma de goma y alma plástica. Esta última era una definición peyorativa que usaban los músicos negros. Acá, el grupo muestra una mayor madurez compositiva, letras más profundas, acordes más brillantes y nuevos instrumentos.En mi caso, al leer las letras en castellano, me encontré con mi primera identificación generacional, tuve una conmovedora reacción frente a un verso muy especial: “Él es un verdadero hombre de ningún lugar, sentado en su tierra de ningún lugar, haciendo todos sus planes de ninguna parte, para nadie. No tiene un punto de vista, no sabe dónde va, ¿no es un poco como vos y yo?”. Recuerdo que, mi primera sensación, fue pensar que ya no estaba solo, algo esencial en la vida de cualquier adolescente. Fui arponeado por la maravillosa simpleza lírica de In my life, una especie de tango inglés con un solo de piano victoriano. Repetía, con orgullo, la frase en francés que escuchaba en el romántico Michelle. Memorizaba la melodía extraordinaria, dulce, casi triste, de You won´t see me. Y, algo que me produjo la sorpresa del disco, el tema Norwegian Wood. Desde el sitar de George Harrison, hasta la letra, algo críptica, con esa frase: “madera noruega”, haciendo alusión a la madera europea de mejor calidad, todo era un combo que conducía a la magia. Y mi Winco ahí, como un médium. Rubber soul se ha reeditado, luego de una remasterización acorde a los avances actuales, lo cual nos permite apreciar detalles que nos había ocultado aquel viejo sonido. Todo se aprecia más claramente. Hay instrumentos y coros que están más cerca de nosotros y las vibraciones de siempre se han fortalecido. Es una buena oportunidad para toparse con la Historia, con algunas de las canciones más maravillosas que hemos conocido. Sabemos que, a partir de álbumes como Revolver o Sgt. Pepper´s, la música cambió, que los conceptos de sonido, grabación y composición fueron otros, pero, estoy seguro de que en Rubber soul se puso en venta el pasaje de ida.
El jardín de los presentes
Tercer disco de Invisible, publicado en 1976, cuando el grupo (Spinetta, Pomo y Machi) se transformó en un cuarteto, tras el ingreso de Tomás Gubitsch. Para mí, uno de los puntos más altos del rock argentino, quizá, el momento sublime de Spinetta como compositor. El disco fue muy cuestionado, como todo lo adelantado, significaba un salto inusitado del rock urbano, eran como tangos disfrazados, metáforas denunciando una realidad desesperante, melodías melancólicas que auguraban tiempos de encierro, una instrumentación más enfocada en lo localista, mixturada con el condimento de una ciudad cosmopolita. Este álbum dejó canciones como El anillo del Capitán Beto, Los libros de la buena memoria o 200 años, que circulan, hoy, entre la gente, como hitos creativos de tiempos oscuros, señales de luz de un rock tan particular como es el argentino. Aunque, reconozco que hablar de Spinetta es meterse en algo tan amplio como inabarcable, quizá, era un género en sí mismo, un músico que, hoy, empezamos a escuchar desde otro lado, a veces, como un recuerdo triste y, otras, con la alegría de haber formado parte de un jardín de bellezas contemporáneas. Escuchen Invisible, ahí hay mucho de nosotras y nosotros, en especial, en este disco que ha sido una de las grandes bisagras de nuestra cultura.Reggatta De Blanc
Es el segundo álbum de la banda británica The Police, publicado el 5 de octubre 1979 y, estoy seguro, que es uno de los discos que dio la patada inicial de lo que luego se llamó “lo ochentoso”. Confieso que, cuando un amigo me lo prestó, sentí rechazo, y no tenía nada que ver con lo artístico, es que era algo demasiado diferente para unas orejas prejuiciosas y formateadas en el rock progresivo o el jazz rock, no es sencillo actualizarse de inmediato. Cuando lo devolví, mi amigo, con gran criterio, me dijo que lo escuche una semana más, que me tenía que gustar, que me relaje, usó ese término. Me aflojé y pasé a ser fanático de The Police. Tal es así, que fui a verlos a Obras aquella noche de la famosa patada de Andy Summers a un policía al grito de “we are the police…”. Una de las canciones más energéticas que conozco, que me mueve y me conmueve, es Message in a Bottle, les recomiendo buscar la hermosa letra.Walking on the Moon y Bring On the Night me explicaron que el reggae estaba aquí, era un ritmo que conocía solo de nombre, había leído algunas letras de Marley, pero la Dictadura tenía prohibidos sus discos. Este es un material como para comprender el enorme salto, dado a fines de los setentas, cuando se venía del rock progresivo, de las obras conceptuales, de temas extensos y arreglos ampulosos. Entonces, The Police desempolvó la frescura sesentista, las canciones cortas, rítmicas y bailables, dejó de lado la música espacial, la influencia clásica, el rock que se iba con rumbo desconocido y apeló al cuerpo, a lo simple, a los espacios, a ciertos arreglos casi minimalistas y puso en el aire una nueva década, ni mejor ni peor, distinta, quizá, con menos majestuosidad y más tracción a sangre. Para escucharlo, desde hoy, y acercarse digitalmente.
La idea de Con Fervor es acompañar este momento que nos desborda abrazados al arte, una vez más. Quizá, recordando o, puede ser, descubriendo. Estos son algunos de los discos que funcionan como mojones. Los queremos compartir, porque, las grandes obras que escuchamos y que disfrutamos están en nuestros mejores rincones, en ese cofre de preciados tesoros, ese que guarda aquello que nos ha conmovido. Y qué mejor que compartir aquello que está en nuestros corazones. Si nos vamos a encerrar que sea rodeados de lo que amamos.
Jorge Garacotche
Spìnetta es algo que siempre hay que revisitar. Nunca escuche de verdad The Police por prejuicios a esa edad -música de conchetos- y que hoy me gustaría ver que onda. Saludos
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