Se suman más muertos por violencia policial desmedida e injustificada, y también continúan las represiones silenciadas por los medios masivos de comunicación. Son los hijos de la doctrina Chocobar. Robots bestiales, lobos rabiosos que hacen de bisturí impiadoso del capitalismo, representan la brutal y cruel eficacia de la derecha. En solo un mes se registraron cuatro casos de abusos de armas policiales contra ciudadanos desarmados, ahora con uno que termina con su muerte. En julio pasado, un agente desenfundó su pistola reglamentaria para intimidar a una pareja que realizaba una protesta en la Municipalidad de Las Heras. Este fin de semana, dos festejos del Día del Niño –en Guaymallén y Godoy Cruz- fueron interrumpidos por disparos de postas de goma, una madre con un perdigón en la espalda y un joven de 19 años impactado en la frente fueron algunas de las víctimas de operativos de seguridad en los que se violaron principios básicos de actuación policial.
Cuando los medios contribuyen a la impunidad y al negacionismo, nos queda registrar las historias de nuestros muertos para no olvidar lo que producen las políticas del miedo y la represión.
Un policía de la Ciudad de Buenos Aires, uno de los Robocops de Larreta, mató a un hombre que caminaba por una bicisenda de una patada en plena calle. Todo quedó registrado por cámaras de seguridad, y contrasta con el parte oficial que describió a un hombre actuaba de manera desafiante con un arma blanca. El video del procedimiento descomunal para reducir a un hombre de "mirada perdida" que deambulaba por una calle desierta nos da la dimensión de todo lo que han dejado crecer al monstruo, uno de los tantos Frankestein que nos dejan una pandilla de cretinos que conquistaron el poder gracias al voto del pueblo. El error se paga con muertos, hambre y desocupación. A no olvidarlo, porque no hay Durán Barba que te obligue a creer en mentiras que producen daños irreparables.
Este asesinato nuevamente despierta la polémica en torno a las prácticas avaladas de las fuerzas de seguridad cuando faltan tan días para que el martes 27 de agosto, por 5º vez la Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil recorra el trayecto desde el Congreso Nacional hasta Plaza de Mayo, para denunciar este sistemático gatillo fácil de los gobiernos, que tiene su eco y complicidad en los medios hegemónicos de comunicación social.
Además, el próximo jueves 22 de agosto inicia el juicio contra Ricardo Ayala, efectivo de la ex Policía Metropolitana, que el 9 de noviembre del 2015 atacó a Lucas Cabello, un joven también vecino del barrio de La Boca, en la puerta de su casa frente a su hija de 2 años y su mujer. El agente entonces disparó tres veces a quemarropa, por lo que le ocasionó heridas gravísimas a Lucas quien se recupera en silla de ruedas.
Las fuerzas de seguridad en la Ciudad tienen antecedentes de abuso de poder y asesinato. No existen hechos aislados.
Seguramente, un perro entrenado en la Doctrina Bullrich según la cual siempre se presume de la inocencia de sus actos, con su ferocidad impresa en esa patada alevosa, sin aviso ni necesidad alguna. Equivalente y símbolo del macrismo en acción. Una patada mortal al corazón de la ciudanía que los puso allí para que cuiden de la población, pero hacen lo contrario. Las fuerzas de seguridad asesinas son el correlato de una política asesina que intentó domar la calle, sonde necesitan que el pueblo se someta a su brutalidad y bestialidad. Una policía utilizada por una ideología para desplegar su discriminación, antihumanismo y racismo y hacer abuso de poder, como en el caso del desalojo violento y sin orden judicial de la ciudadana haitiana Angie Lafleur.
Todo un símbolo: un Robotcop sin cerebro y brutalizado al servicio de un orden perverso.
Este caso de violencia institucional no es un hecho aislado. Es uno más de todos los casos de abuso y asesinato que realizan las fuerzas comandadas por la ministra Patricia Bullrich, y que en la CABA tiene su consecuencia en la acción de la Policía de la Ciudad, que depende políticamente de Marcelo D'Alessandro, actual Secretario de Seguridad y del jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta. Recordemos que fueron la propia ministra y el presidente Mauricio Macri quienes recibieron como si fuera un héroe a Luis Chocobar, policía que asesinó por la espalda a Pablo Kukoc en diciembre del 2017, en el barrio de La Boca.
Y será hora de empezar a ejercer un poco la memoria, y no olvidar estas atrocidades, para que no haya más Frankensteins en algún futuro...
Cuando los medios contribuyen a la impunidad y al negacionismo, nos queda registrar las historias de nuestros muertos para no olvidar lo que producen las políticas del miedo y la represión.
Un policía de la Ciudad de Buenos Aires, uno de los Robocops de Larreta, mató a un hombre que caminaba por una bicisenda de una patada en plena calle. Todo quedó registrado por cámaras de seguridad, y contrasta con el parte oficial que describió a un hombre actuaba de manera desafiante con un arma blanca. El video del procedimiento descomunal para reducir a un hombre de "mirada perdida" que deambulaba por una calle desierta nos da la dimensión de todo lo que han dejado crecer al monstruo, uno de los tantos Frankestein que nos dejan una pandilla de cretinos que conquistaron el poder gracias al voto del pueblo. El error se paga con muertos, hambre y desocupación. A no olvidarlo, porque no hay Durán Barba que te obligue a creer en mentiras que producen daños irreparables.
Este asesinato nuevamente despierta la polémica en torno a las prácticas avaladas de las fuerzas de seguridad cuando faltan tan días para que el martes 27 de agosto, por 5º vez la Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil recorra el trayecto desde el Congreso Nacional hasta Plaza de Mayo, para denunciar este sistemático gatillo fácil de los gobiernos, que tiene su eco y complicidad en los medios hegemónicos de comunicación social.
Además, el próximo jueves 22 de agosto inicia el juicio contra Ricardo Ayala, efectivo de la ex Policía Metropolitana, que el 9 de noviembre del 2015 atacó a Lucas Cabello, un joven también vecino del barrio de La Boca, en la puerta de su casa frente a su hija de 2 años y su mujer. El agente entonces disparó tres veces a quemarropa, por lo que le ocasionó heridas gravísimas a Lucas quien se recupera en silla de ruedas.
Las fuerzas de seguridad en la Ciudad tienen antecedentes de abuso de poder y asesinato. No existen hechos aislados.
Todo un símbolo: un Robotcop sin cerebro y brutalizado al servicio de un orden perverso.
Este caso de violencia institucional no es un hecho aislado. Es uno más de todos los casos de abuso y asesinato que realizan las fuerzas comandadas por la ministra Patricia Bullrich, y que en la CABA tiene su consecuencia en la acción de la Policía de la Ciudad, que depende políticamente de Marcelo D'Alessandro, actual Secretario de Seguridad y del jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta. Recordemos que fueron la propia ministra y el presidente Mauricio Macri quienes recibieron como si fuera un héroe a Luis Chocobar, policía que asesinó por la espalda a Pablo Kukoc en diciembre del 2017, en el barrio de La Boca.
Y será hora de empezar a ejercer un poco la memoria, y no olvidar estas atrocidades, para que no haya más Frankensteins en algún futuro...
Patricia Bullrich insultó a una vecina que le preguntó por Santiago Maldonado: "Andá a la puta que te parió" pic.twitter.com/uQ2AB7uyuW— El Destape (@eldestapeweb) August 19, 2019
✊ De una patada en el pecho la policía de @horaciorlarreta , MATÓ A UN HOMBRE INDEFENSO. Así abusa de su poder la policía. #LarretaTeVas— Agencia Registrada (@Agencia_Reg) August 20, 2019
▪️ El asesinato sucedió en la calle Carlos Calvo 2664 del barrio de Constitución. pic.twitter.com/he9WqcrRv1
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