Sigue siendo 1921 en Argentina: el aborto legal, seguro y gratuito casi fue ley, pero por ahora seguirá siendo clandestino, manteniendo así una ley escrita en 1921, aunque ya nada será igual. La historia la fraguó la calle cuando inventó algo nuevo: una marea verde, un movimiento político transversal y vital. La marea verde es el símbolo mas fuerte que ha surgido en el siglo XXI a escala global que expresa la necesidad de las mujeres de tener absoluta libertad de decisión sobre si mismas, y en Argentina. En una Argentina dividida, ganó el aborto inseguro, ilegal y oneroso. La representación democrática está rota cuando esa representación no escucha a los grandes actores sociales, por eso, esto recién empieza...
Mientras en la calle más de un millón de personas reclamban por el fin del aborto clandestino y la ampliación de sus derechos, el jurásico Senado nacional rechazó el proyecto de legalización de la interrupción voluntaria del embarazo que traía media sanción de Diputados.
En una jornada histórica de más de 16 horas de debate, la Cámara de Senadores se definió en contra del Proyecto de Ley de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) aprobado el 13 de junio en Diputados.
El resultado final fue de 38 votos en contra, 31 votos a favor y 2 abstenciones. Mientras la marea verda se manifestaba en las calles, a pesar de la lluvia intermitente que desde la mañana azotó a la Capital Federal, la descomunal columna de personas manifestándose pacíficamente, muy por el contrario de amilanarse, no paró de crecer.
Para los partidarios de la legalización, lo que se dilucidaba en el Senado era, en esencia, una elección entre el aborto legal y el aborto clandestino, no entre la vida y la muerte, como plantean los antiabortistas. Ahora, cientos de mujeres seguirán buscando furtivamente una clínica clandestina realizar un aborto. Según estimaciones extraoficiales, entre 350.000 y 450.000 mujeres abortan cada año en Argentina. Como siempre, las gestantes con menores recursos son las que peor lo pasarán al recurrir a médicos no profesionales o métodos peligrosos como sondas, perchas, agujas de tejer y hasta tallos de perejil.
La revolución de las hijas implicó una ruptura de género y generacional. Las calles estuvieron, desde el 8 de agosto hasta la madrugada del 9 de agosto, copadas por jóvenes, pioneras, activistas, pero protagonizada por una marea verde juvenil y adolescente. Ellas pueden votar en las urnas, pero no pudieron votar en el Senado. La representación democrática está rota cuando esa representación no escucha a estas grandes actoras de la renovación política: las chicas. El aborto se inscribe dentro de una serie de reclamos del movimiento feminista que tienen raigambre histórica y que si bien parten de la defensa de los derechos del colectivo femenino, buscan ensanchar para toda la sociedad los márgenes de libertad y de acceso a vidas más igualitarias y plenas.
Nada será igual en Argentina y se acabará consiguiendo el objetivo. Lo que comenzó con las multitudinarias marchas para denunciar el femicidio y la discriminación de género ha creado las condiciones políticas para reclamar los derechos reproductivos, y ahora el pedido de separación de la Iglesia católica del Estado. No se trata de violentar o negar la existencia de la Iglesia, sino de darle el lugar que la sociedad reclama: fuera de las decisiones políticas, fuera del Estado. La Campaña "separación de la Iglesia del Estado", que rápidamente copió las estrategias de la campaña del aborto, es un emergente que ojalá se empiece a multiplicar, para recomponer esa representación democrática que hoy está rota por las dirigencias políticas y la democracia formal pero no real. Por todo eso, la lucha sigue, y recién empieza.
La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito fue la principal promotora de este derecho y desde su fundación en el año 2005 trabajó fuertemente para generar un cambio en la mirada social sobre la práctica del aborto y exigir su legalización. Hoy se celebra que esta reivindicación se sostenga y fortalezca por un sinfín de organizaciones feministas que hacen propia la lucha.
El proyecto de la IVE fue presentado 7 veces en el Congreso, esta fue la primera vez que se trató por los legisladores. Este hecho promovió la discusión sobre el aborto, conquistando su despenalización social y generando masivas movilizaciones que están haciendo historia.
Para comprender mejor a quienes defienden con uñas y dientes la continuidad de los abortos clandestinos... una imagen vale más que mil palabras.
Mientras en la calle más de un millón de personas reclamban por el fin del aborto clandestino y la ampliación de sus derechos, el jurásico Senado nacional rechazó el proyecto de legalización de la interrupción voluntaria del embarazo que traía media sanción de Diputados.
En una jornada histórica de más de 16 horas de debate, la Cámara de Senadores se definió en contra del Proyecto de Ley de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) aprobado el 13 de junio en Diputados.
El resultado final fue de 38 votos en contra, 31 votos a favor y 2 abstenciones. Mientras la marea verda se manifestaba en las calles, a pesar de la lluvia intermitente que desde la mañana azotó a la Capital Federal, la descomunal columna de personas manifestándose pacíficamente, muy por el contrario de amilanarse, no paró de crecer.
Para los partidarios de la legalización, lo que se dilucidaba en el Senado era, en esencia, una elección entre el aborto legal y el aborto clandestino, no entre la vida y la muerte, como plantean los antiabortistas. Ahora, cientos de mujeres seguirán buscando furtivamente una clínica clandestina realizar un aborto. Según estimaciones extraoficiales, entre 350.000 y 450.000 mujeres abortan cada año en Argentina. Como siempre, las gestantes con menores recursos son las que peor lo pasarán al recurrir a médicos no profesionales o métodos peligrosos como sondas, perchas, agujas de tejer y hasta tallos de perejil.
La revolución de las hijas implicó una ruptura de género y generacional. Las calles estuvieron, desde el 8 de agosto hasta la madrugada del 9 de agosto, copadas por jóvenes, pioneras, activistas, pero protagonizada por una marea verde juvenil y adolescente. Ellas pueden votar en las urnas, pero no pudieron votar en el Senado. La representación democrática está rota cuando esa representación no escucha a estas grandes actoras de la renovación política: las chicas. El aborto se inscribe dentro de una serie de reclamos del movimiento feminista que tienen raigambre histórica y que si bien parten de la defensa de los derechos del colectivo femenino, buscan ensanchar para toda la sociedad los márgenes de libertad y de acceso a vidas más igualitarias y plenas.
Nada será igual en Argentina y se acabará consiguiendo el objetivo. Lo que comenzó con las multitudinarias marchas para denunciar el femicidio y la discriminación de género ha creado las condiciones políticas para reclamar los derechos reproductivos, y ahora el pedido de separación de la Iglesia católica del Estado. No se trata de violentar o negar la existencia de la Iglesia, sino de darle el lugar que la sociedad reclama: fuera de las decisiones políticas, fuera del Estado. La Campaña "separación de la Iglesia del Estado", que rápidamente copió las estrategias de la campaña del aborto, es un emergente que ojalá se empiece a multiplicar, para recomponer esa representación democrática que hoy está rota por las dirigencias políticas y la democracia formal pero no real. Por todo eso, la lucha sigue, y recién empieza.
La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito fue la principal promotora de este derecho y desde su fundación en el año 2005 trabajó fuertemente para generar un cambio en la mirada social sobre la práctica del aborto y exigir su legalización. Hoy se celebra que esta reivindicación se sostenga y fortalezca por un sinfín de organizaciones feministas que hacen propia la lucha.
El proyecto de la IVE fue presentado 7 veces en el Congreso, esta fue la primera vez que se trató por los legisladores. Este hecho promovió la discusión sobre el aborto, conquistando su despenalización social y generando masivas movilizaciones que están haciendo historia.
Ganamos. A las mentes vetustas, se impuso una juventud fervorosa que encontró en el pañuelo verde un símbolo de igualdad. Ganamos, a los fundamentalismos, porque quedó en evidencia y en cuestión el sostenimiento del culto católico por parte del Estado y la pretensión de la jerarquía eclesiástica de influir sobre las políticas públicas sanitarias y educativas. Ya se venden en las calles los pañuelos naranjas, bandera de la separación de la Iglesia y el Estado. Ganamos, porque los argumentos basados en creencias religiosas mostraron las mentiras de los antiderechos. Ganamos, porque el aborto dejó de ser un tabú y salió del closet y se despenalizó socialmente. Ganamos, porque las madres y las abuelas les contaron a sus hijas y nietas sobre sus abortos, porque las adolescentes llevaron el debate a sus hogares y a las escuelas. Ganamos, porque el mundo nos miró y descubrió que en la Argentina las mujeres todavía no tenemos el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y quedamos vergonzosamente expuestos como un país donde todavía no gozamos de ciudadanía plena. Nunca nos regalaron nada. Para estudiar en las universidades, para poder tener derecho al voto, para poder decidir sobre la vida de nuestros hijos, para tener acceso gratuito a anticonceptivos, siempre tuvimos que salir a las calles a pelear. Las luchas feministas empujan márgenes. Los votos que faltaron para despenalizar y legalizar el aborto no son más que una piedra en el camino. No fue ayer. Será mañana.Mariana Carbajal
Para comprender mejor a quienes defienden con uñas y dientes la continuidad de los abortos clandestinos... una imagen vale más que mil palabras.
Tiene que haber democracia participativa! Y no democracia representativa de estos Jurasicos! Sera Ley
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