Nos vamos acercando al promedio de una bala por habitante adulto para una democracia precarizada. Los amarillos salieron de compras para reequiparse y así estar preparados para futuros episodios de represión. La cantidad de postas de goma que adquirirá el Estado Nacional en los próximos meses refleja de manera directa la previsión de su uso en el corto plazo. En este punto vale recordar que el gobierno ya anunció que en febrero nos disparará con una munición, esta vez, mortal: intentará aprobar la Reforma Laboral. Otra muestra de que la represión se está volviendo sistemática y central para la política de Corporación Cambiemos.
Habrá sido la enorme cantidad de munición anti-tumulto que se utilizó el día anterior. Porque, en efecto, aquel lunes 18 de diciembre –en la Plaza de los Dos Congresos primero y en todo el centro porteño después– se habían disparado miles y miles de cartuchos verdes de escopeta 12/70: los que contienen postas de goma. Una escala equiparable, de la misma munición, se había gastado el jueves 14 de diciembre. Desde la Gendarmería llegaron a decir que se habían quedado sin stock. Lo cierto es que en la tarde del martes 19 de diciembre, horas después de que el gobierno lograra aprobar en el Parlamento la Reforma Previsional, en el portal único de compras del Estado Nacional COMPR.AR apareció un aviso que anunciaba la puesta en marcha de una licitación privada de alcance nacional para comprar 15 millones de postas de goma de butadieno (nombre técnico del perdigón no letal) con destino a la fábrica militar de Fray Luis Beltrán, ubicada en la periferia de Rosario, provincia de Santa Fe.
Uno de los datos más llamativos, junto con la velocidad con la que la Casa Rosada salió a reequiparse para futuros episodios de represión, es el plazo establecido para que el proveedor entregue las postas. Según las especificaciones técnicas del pliego, 10.500.000 postas deben ser provistas en febrero mientras que las restantes 4.500.000 tienen que proporcionarse en abril
(La licitación, que lleva el número 42/4-0007-LPR17, prevé que el contrato durará seis meses. La planta de Fray Luis Beltrán forma parte de la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM) y depende del Ministerio de Defensa. En sus instalaciones no se fabrican los perdigones de goma –por eso esta compra masiva– pero sí se ensambla el cartucho final, con todos sus componentes. Cada munición de calibre 12/70, de color verde, que un policía o un gendarme carga en su escopeta está compuesta por: postas de goma, vaina de plástico, pólvora (el agente que propulsa), taco y cápsula.
"Entre la mitad de 2016 y todo 2017 se produjeron 4000 disuasivos químicos. Eso significa un incremento al doble en la demanda de ese producto. Van a tirar disuasivos químicos hasta en una misa" dice el secretario general de la Junta Interna de ATE en la planta de Fabricaciones Militares. En la fábrica de la DGFM de Fray Luis Beltrán aseguran que la solicitud de disuasivos químicos por parte del Estado Nacional ha crecido hasta llegar a una demanda récord: "Para 2018 ya nos pidieron 7500 disuasivos químicos, y ya se llevaron 2000".
Así continúa la fiesta Amarilla. Un chamuyo estudiado pero inconsistente completa el engaño que mostró como un cambio lo que en realidad es la restauración de un modelo de desigualdad perpetua. Los medios cómplices se encargan del resto: ocultar, distraer, disfrazar, adornar y proteger. Un perverso mecanismo que actúa junto a jueces y fiscales que abonan la sospecha permanente sobre los que intentan proponer un rumbo distinto al saqueo que estamos padeciendo.
El caso de Fabricaciones Militares es un ejemplo de ese capricho de clase: el gobierno argentino compra balas y chalecos importados para despedir a los que los fabrican aquí. La localidad bonaerense de Azul está sufriendo el cierre de Fanazul que deja afuera a más de 200 familias y el diálogo que plantea el oficialismo es el acatamiento de sus órdenes.
Nos vamos acercando al promedio de una bala por habitante adulto para una democracia precarizada. Pero creo que tampoco les va a alcanzar.
Informe completo
Habrá sido la enorme cantidad de munición anti-tumulto que se utilizó el día anterior. Porque, en efecto, aquel lunes 18 de diciembre –en la Plaza de los Dos Congresos primero y en todo el centro porteño después– se habían disparado miles y miles de cartuchos verdes de escopeta 12/70: los que contienen postas de goma. Una escala equiparable, de la misma munición, se había gastado el jueves 14 de diciembre. Desde la Gendarmería llegaron a decir que se habían quedado sin stock. Lo cierto es que en la tarde del martes 19 de diciembre, horas después de que el gobierno lograra aprobar en el Parlamento la Reforma Previsional, en el portal único de compras del Estado Nacional COMPR.AR apareció un aviso que anunciaba la puesta en marcha de una licitación privada de alcance nacional para comprar 15 millones de postas de goma de butadieno (nombre técnico del perdigón no letal) con destino a la fábrica militar de Fray Luis Beltrán, ubicada en la periferia de Rosario, provincia de Santa Fe.
Uno de los datos más llamativos, junto con la velocidad con la que la Casa Rosada salió a reequiparse para futuros episodios de represión, es el plazo establecido para que el proveedor entregue las postas. Según las especificaciones técnicas del pliego, 10.500.000 postas deben ser provistas en febrero mientras que las restantes 4.500.000 tienen que proporcionarse en abril
(La licitación, que lleva el número 42/4-0007-LPR17, prevé que el contrato durará seis meses. La planta de Fray Luis Beltrán forma parte de la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM) y depende del Ministerio de Defensa. En sus instalaciones no se fabrican los perdigones de goma –por eso esta compra masiva– pero sí se ensambla el cartucho final, con todos sus componentes. Cada munición de calibre 12/70, de color verde, que un policía o un gendarme carga en su escopeta está compuesta por: postas de goma, vaina de plástico, pólvora (el agente que propulsa), taco y cápsula.
"Entre la mitad de 2016 y todo 2017 se produjeron 4000 disuasivos químicos. Eso significa un incremento al doble en la demanda de ese producto. Van a tirar disuasivos químicos hasta en una misa" dice el secretario general de la Junta Interna de ATE en la planta de Fabricaciones Militares. En la fábrica de la DGFM de Fray Luis Beltrán aseguran que la solicitud de disuasivos químicos por parte del Estado Nacional ha crecido hasta llegar a una demanda récord: "Para 2018 ya nos pidieron 7500 disuasivos químicos, y ya se llevaron 2000".
Así continúa la fiesta Amarilla. Un chamuyo estudiado pero inconsistente completa el engaño que mostró como un cambio lo que en realidad es la restauración de un modelo de desigualdad perpetua. Los medios cómplices se encargan del resto: ocultar, distraer, disfrazar, adornar y proteger. Un perverso mecanismo que actúa junto a jueces y fiscales que abonan la sospecha permanente sobre los que intentan proponer un rumbo distinto al saqueo que estamos padeciendo.
El caso de Fabricaciones Militares es un ejemplo de ese capricho de clase: el gobierno argentino compra balas y chalecos importados para despedir a los que los fabrican aquí. La localidad bonaerense de Azul está sufriendo el cierre de Fanazul que deja afuera a más de 200 familias y el diálogo que plantea el oficialismo es el acatamiento de sus órdenes.
Nos vamos acercando al promedio de una bala por habitante adulto para una democracia precarizada. Pero creo que tampoco les va a alcanzar.
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