Si existe una palabra en el diccionario con la que los estadounidenses tuvieran que definirse, lo más probable es que la elegida fuese "libertad" y "libre expresión". Este término latino impregna todas las capas de la vida social y política del país, desde su monumento más célebre (la Dama de la Libertad) hasta uno de sus símbolos fundacionales (la Campana de la Libertad). Los Estados Unidos se jactan en su himno nacional de ser "la tierra de los libres", pero este concepto está en dudas. Y corre mucho más peligro en un futuro cercano. No solamente por la eliminación de la neutralidad en Internet, razón por la cual las operadoras y a las prestadoras de servicio tendrían un poder que condicionaría no solo el acceso a la información, si no también que podrán cobrar precios diferenciados -o ralentizar o bloquear la conexión- en función de los contenidos. Pero ese punto es la punta del ovillo... y su final será la misma muerte de una Internet, que muchos aseguran ya está muerta.
En el principio de Internet, la libertad y la comunicación entre iguales era la misión primigenia. Concepto cada vez más alejado en el contexto de las empresas de Internet que han empezado a maniobrar más allá del sector tecnológico y construyen redes de telecomunicaciones como adversarios de las operadoras tradicionales, asegurando su posición en el ecosistema digital, Pero a las empresas de Internet no necesariamente les interesa ser operadores y llevar toda la carga regulatoria, pero sí gestionar el tráfico, almacenarlo en la nube y realizar la enorme analítica de datos, que son los nuevos modelos de negocio en Internet. y más en la próxima Internet Cerrada donde todo estará dirigido hacia la concentración de ganancias de las grandes Compañías.
Las compañías han detectado la posibilidad de negocio no sólo con la generación de tráfico, sino también con su gestión; además, desean tener mayor control sobre la privacidad, el manejo de datos personales, la seguridad de las transacciones electrónicas y la seguridad de las redes.
Internet es un excelente ejemplo de cómo la libertad individual y colectiva, incluso los gobiernos y los Estados nacionales, han quedado a manos de las corporaciones.
Internet está muriendo. Claro, técnicamente, sigue funcionando. Si abres Facebook en tu teléfono, seguirás viendo las fotos del bebé de tu primo. Sin embargo, en realidad eso no es internet. No es la red abierta de la década de 1990 y principios de 2000 en la que cualquiera podía participar en su construcción, el producto de tecnologías que se crearon durante décadas por medio de financiamiento gubernamental e investigación académica, la red que sirvió para deshacer el control absoluto que tenía Microsoft sobre el negocio de la tecnología. Debido a que la neutralidad de red protegía a las empresas emergentes de los gigantes que tienen el mayor poder adquisitivo, estas reglas eran el último bastión en contra de que las corporaciones absorban de forma total una buena parte de la vida en línea. Cuando definitivamente ya no existan esas reglas, Internet seguirá funcionando, pero parecerá y se sentirá como algo completamente distinto. Pero a no alarmarse... será sólo el principio...
Compañías como Cisco, Google y Microsoft iniciaron la implementación del protocolo IPV6, una tecnología que permitirá la expansión de las conexiones a la Red de casi cualquier dispositivo, incluso electrodomésticos, mucho más allá de las computadoras y teléfonos celulares. Los cambios que sufrió desde 2014 hacen que la red de voces múltiples sea hoy principalmente un grupo de conglomerados tecnológicos. Empresas como Facebook, Google o Amazon construyen infraestructura para llevar más lejos sus servicios. La clave de este despliegue de recursos está en afianzar su posición en el dinámico ecosistema digital. Con este movimiento también obligan a las operadoras a repensar su lugar en la cadena de valor de la industria de telecomunicaciones ante los retos y posibilidades de negocio que traerán consigo el Internet de las cosas (IoT), el uso masivo del cloud computing o el estándar de comunicación 5G.
Antes de 2014, el buscador de Google representaba el 35% del tráfico en Internet, con un el 50% completamente diversificado. Pero en los siguientes tres años Facebook se hizo con el 45% del tráfico y pasó a Google, en detrimento de los independientes. En 2017, los medios dependen tanto de Google como de Facebook para la visita de sus páginas, ya que es la mayoría de su tráfico.
Hoy, cuando tres conglomerados concentran las tres cuartas partes del flujo de información en internet, es necesario hacer un esfuerzo para recordar que, cuando comenzó, la red representaba la libertad misma. El dominio creciente de conglomerados como Google, Facebook y Amazon forzarán a crear una infraestructura optimizada sólo para el tráfico de esas pocas empresas, una "comunidad cerrada" en la que los usuarios podrían ceder su anonimato y ciertas libertades a cambio de servicios y "El privilegio de pertenecer", modelo que se ampliaría con lo que sería la Internet "paralela" y privada: un programa conocido como Investigación y Experimentación de la Internet Futura (FIRE).
En las última década, Internet tuvo un crecimiento imparable. En todo el mundo habían 250 millones de usuarios con acceso a la Red en 2000, una cifra que se multiplicó por ocho una década más tarde, según cifras de la Unión Internacional de Telecomunicaciones. Pero en realidad hay especialistas que sostienen que Internet comenzó a morir en 2014. Porque si bien la red no paró de crecer en su esquema de sitios y de usuarios, ya no crece entre pares que se comunican. Lo que ha cambiado en los últimos años es la cuota de mercado del tráfico en la web, en particular de las redes sociales como Facebook y sus compañías asociadas.
Las cifras son elocuentes: si bien hay muchos gigantes tratando de acapararse parte de la torta, Google y Facebook tienen influencia directa sobre más del 70% del tráfico de internet. Por medio de sus sitios y servicios originales y por los que operan —WhatsApp, YouTube e Instagram entre ellos— pasaron de una participación de aproximadamente la mitad del mercado en 2014 a casi las tres cuartas partes. Y Amazon es la tercera fuerza dominante.
Actualmente, la justicia de los Estados Unidos investiga el papel de las redes sociales en una posible injerencia extranjera en las elecciones presidenciales de 2016 donde salió elegido Trumpeta, y ello inequívocamente nos referirá a la libertad (de elección, de acción, etc.) que nos depara en la red, pero para ponerle un contexto debemos acudir a la memoria a un caso que sucedió en 1999, cuando el fenómeno de Silicon Valley, Yahoo, era el orgullo de la Internet. Al fin de cuentas, de esto no hace tanto tiempo. La empresa, que hoy no existe como tal, quería expandirse en China, pero el gobierno chino no veía con buenos ojos la divulgación de información fuera de su país, entonces el gobierno le exigió a Yahoo que expurgara la información que pudiera ser perniciosa para la imagen del Partido Comunista en particular y para China en general, razón por la cual la compañía firmó un documento llamado "Jura Pública de Autodisciplina" (nombre rimbombante muy al estilo "1984"), donde se comprometió a ponerle un bozal a los sitios que fueran perturbadoras para los usuarios. En 2005 se presentó un caso, cuando el periodista chino Shi Tao envió un e-mail "antinacional" a un sitio en los Estados Unidos, y entonces Yahoo reveló su nombre de usuario y su identidad. Fue condenado a 10 años de prisión. Vemos cómo la "fuente de tecnología" se transforma en "un magnate corporativo" privándonos de la libertad. Actualmente, no solamente las grandes compañías se preparan para arrebatarnos lo poco de privacidad que nos quedaba, sino que además cada actividad en la red será materia de negocios y actividades comerciales.
Por eso, vayamos diciendole Adiós a Internet tal cual la conocemos... y de paso, adiós a nuestra libertad.
Un ejemplo particularmente sensible para la libertad en relación a Internet, que a esta altura implica a toda nuestra vida misma, es el dominio que Google y Facebook tienen sobre los sitios de noticias. La propiedad de las webs más populares que no pertenecen a los dos gigantes suelen ser de la prensa. Por ejemplo, en los Estados Unidos hay seis sitios de medios entre los 10 sitios principales. En Brasil la cifra es idéntica; en el Reino Unido, cinco sobre diez. El problema es que el tráfico de los medios pasa también por los filtros buscadores y sociales.
Los pasos de los gigantes de Internet con la creación de redes han sido discretos pero constantes y cada vez empiezan a ser más visibles, aunque esos despliegues se realicen a 20 kilómetros de altura con globos de helio o bajo el agua con el tirado de miles y miles de metros de fibra óptica en cable submarino.
El primero de esos pasos lo dio Google en 2014 de la mano de un operador tradicional de red o "carrier" —China Mobile— para conectar por un cable la costa de Oregon, en Estados Unidos, con las regiones Chie y Mie de Japón a una velocidad de 60 Tbps. Microsoft y Facebook anunciaron en 2016 la construcción de un cable submarino —bautizado como Marea— que irá del este de Estados Unidos al sur de Europa y aunque la infraestructura será operada por la filial Telxius de Telefónica, la intención de las tecnológicas es asegurar una conexión confiable a los servicios hospedados en la nube. Amazon también comprometió inversiones ese año para una red que una a Estados Unidos con Australia y en 2017 se alió con Facebook para asociarse con SoftBank y construir un cable submarino que vaya de Asia a América del Norte, de Filipinas a California.
Google avanzó más en enero del 2018 con Curie, su nuevo cable submarino de carácter privado que conectará a Chile con California a partir de 2019, completando la estrategia de hacerse con una infraestructura que le asegure el suficiente ancho de banda por donde pueda sostener sus negocios.
A las empresas de Internet les importa más qué se puede hacer y qué se puede asegurar con la infraestructura, pues su fin es desarrollar tecnología, crear contenido y dejar el germen de la siguiente generación en innovación, más que sólo prestar un acceso o un servicio.
Por todo ello es que algunos científicos y especialistas, entre ellos el excentrico Kim Dotcom, el creador de Megaupload, y ahora Mega, sostienen que pronto tendremos que buscar alternativas para establecer un control de una red cuya base de existencia primigenia fue la comunicación entre pares, una nueva Internet, y quizás varias Internet. Entonces se perfila un futuro no con una Internet sino con varias, algunas gratuitas y otras de pago, algunas libres y anónimas (habrá que ver cómo los gobiernos, principalmente los EEUU, van a querer controlar esta red si es que realmente dejan que la misma exista, cosa que dudo) y otras totalmente controladas, no libertarias y, encima, de pago. Aunque con muchos servicios para comprar...
Internet no tiene por qué ser un patio de juegos para las corporaciones. Ese es simplemente el camino que hemos escogido. O mejor dicho, que las grandes corporaciones han elegido por nosotros.
En el principio de Internet, la libertad y la comunicación entre iguales era la misión primigenia. Concepto cada vez más alejado en el contexto de las empresas de Internet que han empezado a maniobrar más allá del sector tecnológico y construyen redes de telecomunicaciones como adversarios de las operadoras tradicionales, asegurando su posición en el ecosistema digital, Pero a las empresas de Internet no necesariamente les interesa ser operadores y llevar toda la carga regulatoria, pero sí gestionar el tráfico, almacenarlo en la nube y realizar la enorme analítica de datos, que son los nuevos modelos de negocio en Internet. y más en la próxima Internet Cerrada donde todo estará dirigido hacia la concentración de ganancias de las grandes Compañías.
Las compañías han detectado la posibilidad de negocio no sólo con la generación de tráfico, sino también con su gestión; además, desean tener mayor control sobre la privacidad, el manejo de datos personales, la seguridad de las transacciones electrónicas y la seguridad de las redes.
Internet es un excelente ejemplo de cómo la libertad individual y colectiva, incluso los gobiernos y los Estados nacionales, han quedado a manos de las corporaciones.
Internet está muriendo. Claro, técnicamente, sigue funcionando. Si abres Facebook en tu teléfono, seguirás viendo las fotos del bebé de tu primo. Sin embargo, en realidad eso no es internet. No es la red abierta de la década de 1990 y principios de 2000 en la que cualquiera podía participar en su construcción, el producto de tecnologías que se crearon durante décadas por medio de financiamiento gubernamental e investigación académica, la red que sirvió para deshacer el control absoluto que tenía Microsoft sobre el negocio de la tecnología. Debido a que la neutralidad de red protegía a las empresas emergentes de los gigantes que tienen el mayor poder adquisitivo, estas reglas eran el último bastión en contra de que las corporaciones absorban de forma total una buena parte de la vida en línea. Cuando definitivamente ya no existan esas reglas, Internet seguirá funcionando, pero parecerá y se sentirá como algo completamente distinto. Pero a no alarmarse... será sólo el principio...
"No sólo están viendo cómo conectar a más gente, sino que ya tienen más clara la visión del siguiente paso, muy integral sobre nuevas preferencias de consumo, incluso temas de regulación"Sandra Rodríguez, directora en Jurídica en Telecomunicaciones (Jentel).
Compañías como Cisco, Google y Microsoft iniciaron la implementación del protocolo IPV6, una tecnología que permitirá la expansión de las conexiones a la Red de casi cualquier dispositivo, incluso electrodomésticos, mucho más allá de las computadoras y teléfonos celulares. Los cambios que sufrió desde 2014 hacen que la red de voces múltiples sea hoy principalmente un grupo de conglomerados tecnológicos. Empresas como Facebook, Google o Amazon construyen infraestructura para llevar más lejos sus servicios. La clave de este despliegue de recursos está en afianzar su posición en el dinámico ecosistema digital. Con este movimiento también obligan a las operadoras a repensar su lugar en la cadena de valor de la industria de telecomunicaciones ante los retos y posibilidades de negocio que traerán consigo el Internet de las cosas (IoT), el uso masivo del cloud computing o el estándar de comunicación 5G.
Antes de 2014, el buscador de Google representaba el 35% del tráfico en Internet, con un el 50% completamente diversificado. Pero en los siguientes tres años Facebook se hizo con el 45% del tráfico y pasó a Google, en detrimento de los independientes. En 2017, los medios dependen tanto de Google como de Facebook para la visita de sus páginas, ya que es la mayoría de su tráfico.
Hoy, cuando tres conglomerados concentran las tres cuartas partes del flujo de información en internet, es necesario hacer un esfuerzo para recordar que, cuando comenzó, la red representaba la libertad misma. El dominio creciente de conglomerados como Google, Facebook y Amazon forzarán a crear una infraestructura optimizada sólo para el tráfico de esas pocas empresas, una "comunidad cerrada" en la que los usuarios podrían ceder su anonimato y ciertas libertades a cambio de servicios y "El privilegio de pertenecer", modelo que se ampliaría con lo que sería la Internet "paralela" y privada: un programa conocido como Investigación y Experimentación de la Internet Futura (FIRE).
"De ser abierta, la Internet comenzará a estar cerrada y unos pocos proveedores tendrán la mayor parte del pastel digital. Por eso las empresas que en un principio defendieron con tenacidad la neutralidad de la red hoy lo hacen con tibieza o incluso la abandonan, como Netflix"Jorge Bravo, analista en Mediatelecom Policy & Law.
En las última década, Internet tuvo un crecimiento imparable. En todo el mundo habían 250 millones de usuarios con acceso a la Red en 2000, una cifra que se multiplicó por ocho una década más tarde, según cifras de la Unión Internacional de Telecomunicaciones. Pero en realidad hay especialistas que sostienen que Internet comenzó a morir en 2014. Porque si bien la red no paró de crecer en su esquema de sitios y de usuarios, ya no crece entre pares que se comunican. Lo que ha cambiado en los últimos años es la cuota de mercado del tráfico en la web, en particular de las redes sociales como Facebook y sus compañías asociadas.
Las cifras son elocuentes: si bien hay muchos gigantes tratando de acapararse parte de la torta, Google y Facebook tienen influencia directa sobre más del 70% del tráfico de internet. Por medio de sus sitios y servicios originales y por los que operan —WhatsApp, YouTube e Instagram entre ellos— pasaron de una participación de aproximadamente la mitad del mercado en 2014 a casi las tres cuartas partes. Y Amazon es la tercera fuerza dominante.
Actualmente, la justicia de los Estados Unidos investiga el papel de las redes sociales en una posible injerencia extranjera en las elecciones presidenciales de 2016 donde salió elegido Trumpeta, y ello inequívocamente nos referirá a la libertad (de elección, de acción, etc.) que nos depara en la red, pero para ponerle un contexto debemos acudir a la memoria a un caso que sucedió en 1999, cuando el fenómeno de Silicon Valley, Yahoo, era el orgullo de la Internet. Al fin de cuentas, de esto no hace tanto tiempo. La empresa, que hoy no existe como tal, quería expandirse en China, pero el gobierno chino no veía con buenos ojos la divulgación de información fuera de su país, entonces el gobierno le exigió a Yahoo que expurgara la información que pudiera ser perniciosa para la imagen del Partido Comunista en particular y para China en general, razón por la cual la compañía firmó un documento llamado "Jura Pública de Autodisciplina" (nombre rimbombante muy al estilo "1984"), donde se comprometió a ponerle un bozal a los sitios que fueran perturbadoras para los usuarios. En 2005 se presentó un caso, cuando el periodista chino Shi Tao envió un e-mail "antinacional" a un sitio en los Estados Unidos, y entonces Yahoo reveló su nombre de usuario y su identidad. Fue condenado a 10 años de prisión. Vemos cómo la "fuente de tecnología" se transforma en "un magnate corporativo" privándonos de la libertad. Actualmente, no solamente las grandes compañías se preparan para arrebatarnos lo poco de privacidad que nos quedaba, sino que además cada actividad en la red será materia de negocios y actividades comerciales.
Por eso, vayamos diciendole Adiós a Internet tal cual la conocemos... y de paso, adiós a nuestra libertad.
Un ejemplo particularmente sensible para la libertad en relación a Internet, que a esta altura implica a toda nuestra vida misma, es el dominio que Google y Facebook tienen sobre los sitios de noticias. La propiedad de las webs más populares que no pertenecen a los dos gigantes suelen ser de la prensa. Por ejemplo, en los Estados Unidos hay seis sitios de medios entre los 10 sitios principales. En Brasil la cifra es idéntica; en el Reino Unido, cinco sobre diez. El problema es que el tráfico de los medios pasa también por los filtros buscadores y sociales.
Los pasos de los gigantes de Internet con la creación de redes han sido discretos pero constantes y cada vez empiezan a ser más visibles, aunque esos despliegues se realicen a 20 kilómetros de altura con globos de helio o bajo el agua con el tirado de miles y miles de metros de fibra óptica en cable submarino.
El primero de esos pasos lo dio Google en 2014 de la mano de un operador tradicional de red o "carrier" —China Mobile— para conectar por un cable la costa de Oregon, en Estados Unidos, con las regiones Chie y Mie de Japón a una velocidad de 60 Tbps. Microsoft y Facebook anunciaron en 2016 la construcción de un cable submarino —bautizado como Marea— que irá del este de Estados Unidos al sur de Europa y aunque la infraestructura será operada por la filial Telxius de Telefónica, la intención de las tecnológicas es asegurar una conexión confiable a los servicios hospedados en la nube. Amazon también comprometió inversiones ese año para una red que una a Estados Unidos con Australia y en 2017 se alió con Facebook para asociarse con SoftBank y construir un cable submarino que vaya de Asia a América del Norte, de Filipinas a California.
Google avanzó más en enero del 2018 con Curie, su nuevo cable submarino de carácter privado que conectará a Chile con California a partir de 2019, completando la estrategia de hacerse con una infraestructura que le asegure el suficiente ancho de banda por donde pueda sostener sus negocios.
A las empresas de Internet les importa más qué se puede hacer y qué se puede asegurar con la infraestructura, pues su fin es desarrollar tecnología, crear contenido y dejar el germen de la siguiente generación en innovación, más que sólo prestar un acceso o un servicio.
Por todo ello es que algunos científicos y especialistas, entre ellos el excentrico Kim Dotcom, el creador de Megaupload, y ahora Mega, sostienen que pronto tendremos que buscar alternativas para establecer un control de una red cuya base de existencia primigenia fue la comunicación entre pares, una nueva Internet, y quizás varias Internet. Entonces se perfila un futuro no con una Internet sino con varias, algunas gratuitas y otras de pago, algunas libres y anónimas (habrá que ver cómo los gobiernos, principalmente los EEUU, van a querer controlar esta red si es que realmente dejan que la misma exista, cosa que dudo) y otras totalmente controladas, no libertarias y, encima, de pago. Aunque con muchos servicios para comprar...
Internet no tiene por qué ser un patio de juegos para las corporaciones. Ese es simplemente el camino que hemos escogido. O mejor dicho, que las grandes corporaciones han elegido por nosotros.
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