Precisamente son Hugo y Osvaldo quienes, junto a Ringo Thielmann, fundan el grupo Opa. Los tres estaban radicados en EEUU y acompañaban al músico Airto Moreira. Después de muchas idas y vueltas estos pibes consiguen un contrato con el Sello Milestone en 1976 y graban el álbum “Goldenwings”.
Los temas “Goldenwings”, “African Bird” y “Corre niña” habían sido incluidos en la maqueta Back Home y fueron regrabados. El disco contiene dos temas de Rada: “Muy lejos te vas”, de la época de su recordado grupo El Kinto y “African Bird”, del álbum con el Conjunto S.O.S. Se trata de temas y álbumes que representan la gestación y realización de un sonido montevideano que los Fattoruso venían experimentando, como respuesta a su pasado en Los Shakers, de la que eran muy críticos por haber copiado un estilo de otro país solo con fines comerciales.
Todos sabemos que ellos mismos habían sido parte de la etapa fundacional del candombe beat, por ejemplo con el tema “Candombe”, del disco que es un clásico, “La conferencia secreta del Toto’s bar”, un trabajo al que muchísimos músicos le rinden culto, como por ejemplo Litto Nebbia, Luis Alberto Spinetta y Charly García, entre otros nenes. Un tal Nelson Caula dijo que, en 1980, el tema “African Bird” fue un hit en los clubes de jazz de Londres. Como para darnos una idea de lo que representó este grupo por ese tiempo.
Me gustó muchísimo el disco “Goldenwings”, es más, fui a una disquería en el centro de Buenos Aires, “El agujerito”, famosa entre coleccionistas por tener muchos discos importados, y me lo compré a pesar del precio, algo carito.
El tema empieza misteriosamente, con mucho ritmo, esos inventos yoruguas que tanto les aplaudimos, con una línea de bombo más que original. El bajo, con una base clásica latina, empuja todo. La voz es genial porque es un modo de cantar bien oriental. En el estribo ya empieza a parecer el teclado marcando la cancha. El trabajo del baterista y la percusión ilumina y emociona a la vez, ¡no se puede tocar así, loco! Una vez más, escuchar estas cosas me lleva a putear por enésima vez a los hijos de puta de Sarmiento y Mitre, excrementos que mataron y expulsaron a tantos negros de Argentina, y a los que quedaban los enviaron a morir a la vergonzosa Guerra del Paraguay, un genocidio a pedido de Inglaterra. La falta de negros a la gente de la música en Argentina nos complicó mucho.
Después del estribillo, a agarrarse de la silla, porque es una locura desenfrenada: con un swing tremendo se lanzan todos a la pileta a la vez. El cantante tararea algo hermosísimo, mientras por detrás un par de voces, con tonos graves, lanzan palabras apoyando los acentos, el piano marca unos acordes que taladran el alma. De golpe se van calmando y aparece tímidamente Hermeto y sus flautas, van creciendo, se arriman a la explosión, ya en el solo se transforma en la locura de la velocidad en conjunción con lo selvático, más lo extraño, típico de Pascoal.
Yo creo que cuando uno escucha esto pasado de copas ingresa en un estado de trance en donde puede empezar a bailar, dar vueltas y revolcarse, como debe ser, y verse a sí mismo en la libertad total, bañado en arte sublime, vientos rioplatenses para todo el cosmos.
Acá va la ficha técnica de esta biblia yorugua:
Hugo Fattoruso: teclados, voces.
Osvaldo Fattoruso: batería, percusión y voces.
Ringo Thielmann: bajo y voces.
David Amaro: guitarra (colaboración).
Airto Moreira: congas, percusión (colaboración) y producción.
Hermeto Pascoal: flauta y percusión en «Goldenwings» y «Totem» (colaboración).
Desde una esquina del Barrio de Villa Crespo va mi humilde homenaje a estos tipos que me volaron la cabeza tantas veces, que me dieron clínicas sin saberlo, que me enseñaron rítmica como nadie, va mi agradecimiento infinito en todas las formas posibles. Los discos de Opa de esos años son dos, se consiguen hoy en plataformas, en el pirata youtube.
Seguramente, mucha gente que en esos años no escuchaba estas cosas o la gente que aún no había nacido se puede dar una vuelta por acá, por la fusión de esa época, es una radiografía de una épica. Esto no estaba ahí al alcance la mano, había que averiguar, buscarlo, encontrarlo, sentarse frente al equipo y comenzar la difícil tarea de dejarse llevar, eso que tantas veces no supimos hacer frente al amor. Grande la música que nos da esa revancha. Pero siempre tenemos tiempo para golear a la cobardía. Como una vez me dijo un borracho muy elegante: a relajarse, ir vaciando la botella subido a un bote lento, nunca tomar la bebida sino ser la bebida, irse junto con ella por todo el cuerpo, navegarlo mirando el paisaje hasta encontrarse en una esquina con el alma.
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