27 de Febrero
Cuarteto para cuerdas n.º 2 en re mayor 3: Nocturno: andante
Aleksandr Borodín (1833-1887)
A mí me parece cosa de brujería, porque apenas sé sumar dos y dos sin recurrir a la calculadora, hay estrechos vínculos entre la música, las matemáticas y otras ciencias.
Para Albert Einstein, por ejemplo, la música no era solo una actividad secundaria para relajarse después de un largo día de descubrir, pongamos por caso, relatividades generales; era fundamental para su modo de pensar. «Lo ayuda cuando está meditando sus teorías —reveló Elsa, su segunda mujer—.
Va al estudio, vuelve, toca unos acordes en el piano, toma notas, vuelve al estudio». El mismo Einstein creía que si no hubiera sido físico, habría sido violinista. «La vida sin música me resulta inconcebible —afirmó—. Vivo mis fantasías con música. Veo mi vida desde el punto de vista de la música. Encuentro el máximo placer de la vida en la música».
Sin embargo, a pesar de ser tan complementarias la música y las ciencias, pocos consiguen abrazar ambos campos de manera profesional. Aleksandr Borodín, que nació este día, fue una notable excepción. Escribió sinfonías y óperas y pintó vastos lienzos orquestales como En las estepas de Asia central. También compuso música de cámara de gran belleza, como este nocturno, que su biógrafo Serge Danin sugiere que fue un regalo para su mujer, Yekaterina, con motivo del vigésimo aniversario de su boda.
Al mismo tiempo era una figura aclamada en la comunidad de los químicos. En 1861 describió un proceso que los soviéticos rebautizaron años después, llamándolo «reacción de Borodín», y consistente en la preparación de haloalcanos a partir de sales de plata de ácidos carboxílicos.
Mi propia reacción de Borodín mejoró cuando me enteré de que el compositor fue un ferviente defensor de los derechos de las mujeres, abogó por la igualdad de educación en Rusia y fundó la Facultad de Medicina para Mujeres en San Petersburgo. Formidable.
Clemency Burton-Hill
Muy interesante!
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