#Músicaparaelencierro. El 30 de noviembre de 1979, Pink Floyd presentó el exitoso disco "The Wall", el undécimo álbum de estudio de los Floyd, considerado una referencia en el rock progresivo. Es trabajo doble, conceptual, que retrata la vida de una estrella ficticia basado es historias personales de los miembros del grupo: la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña en la época Thatcher, el fracaso social, el fascismo, las drogas, la familia, un todo que al final resultaban "ladrillos" con los que construir su propio muro, un muro con el que aislarse del mundo y de su propia autodestrucción. Un disco que es un ícono del rock que desde hace décadas y que ha vendido 23
millones de copias. Hoy LightbulbSun repara otro error en el blog ya que nunca la habíamos traído, salvo por la versión que había presentado el Mago Alberto ("The Wall (The Original Film Sessions)" banda de sonido original de la película). Y como dijo una vez el Mago: "aunque aparezcan cien mil películas, un millon de Pink Floyd, hay millones de cerebros consumidos que jamás van a despertar a la vida, y encima votan...". Amén.
Artista: Pink Floyd
Álbum: The Wall
Año: 1982
Género: Rock progresivo
Nacionalidad: Inglaterra
El disco de la banda británica marcó un antes y un después en la historia de la banda. A décadas de su lanzamiento, su vigencia sigue intacta.
No hace falta mucha presentación a una obra por demás conocida, valorada y que todavía continúa transformándose con su metáfora de los ladrillos que se colocan uno sobre otro para formar un muro, aunque siempre habrá un resplandor de la esperanza siempre que se logren derrumbar.
The Wall —en español: El muro— es el undécimo álbum de estudio de la banda británica de rock progresivo Pink Floyd y el segundo doble, publicado en 1979. Se grabó entre abril y noviembre bajo la dirección del productor Bob Ezrin y de los miembros de Pink Floyd David Gilmour y Roger Waters. Fue lanzado el 30 de noviembre del mismo año en el Reino Unido y el 8 de diciembre en los Estados Unidos.
Este disco doble es un álbum conceptual que nos retrata la vida de una estrella ficticia del rock llamada Pink, basado en las vivencias del mismo Waters, convirtiéndolo así en una especie de álter ego antihéroe. Descrito por Roger Waters, Pink se reprime debido a los traumas que la vida le va deparando: la muerte de su padre en la Segunda Guerra Mundial, la sobreprotección materna, la opresión de la educación británica, los fracasos sentimentales, la presión de ser una figura famosa en el mundo de la música o su controvertido uso de drogas sumado al asma, entre otros, son convertidos por él en «ladrillos de un muro metafórico» que lo aísla, construido con el fin de protegerse del mundo y de la vida, pero que le conduce a un mundo de fantasía autodestructiva.
Universalmente aclamado, es señalado por la crítica musical y seguidores del grupo como «uno de los mejores trabajos de la banda» y «uno de los mejores en la historia del rock», siendo constantemente admirado por su atmósfera morbosa y depresiva, complejidad lírica y musical, junto con su ambición y escala; además de continuar siendo uno de los trabajos de rock más influyentes jamás hechos, con elementos que a lo largo de los años han inspirado a muchos otros músicos. Del mismo modo, el álbum fue un inmenso éxito comercial, llegando al número uno de listas en numerosos países y convirtiéndose en uno de los discos más vendidos de la década, el álbum doble más vendido en la historia y uno de los más vendidos de todos los tiempos, con un total de 33 millones de copias vendidas a nivel mundial, de las cuales 11.5 millones de copias fueron vendidas solo en los EE. UU., en donde debido a su naturaleza como un álbum doble, está certificado como veintitrés veces disco de platino.
Asimismo, en 2003, en una edición especial, la revista Rolling Stone posicionó el álbum en el puesto 87 de su lista de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos.
Un año después de su lanzamiento, en 1980, el tema Another Brick in the Wall fue adoptado en Sudáfrica como himno entre los estudiantes negros. La usaban para protestar contra el apartheid que en ese entonces hacía estragos en las escuelas del país. A raíz de ello, la canción fue prohibida oficialmente por el gobierno de ese país por incitar a los jóvenes a realizar disturbios. Como curiosidad, los niños que cantaron no pudieron aparecer en el vídeo oficial porque no contaban con la acreditación como artistas.
Este disco fue capturado tres años después por la Metro-Goldwyn-Mayer y el director Alan Parker cuando filmaron la película basada en el concepto de The Wall, que sigue de cerca la estructura musical del álbum. Alan Parker construyó las pesadillas que la banda británica plasmó en el disco con la ayuda del propio Roger Waters en la elaboración del guión y utilizando el mismo simbolismo que acompañó a los temas con algunas pocas modificaciones, pero cuenta con una intriga específica, un aire distópico, asfixiante y buena narrativa.
Hay muchísimo material de esta inmortal banda inglesa que aún no hemos publicado en Cabeza de Moog, así que este es un nuevo comienzo.
40 años de ‘The Wall’ de Pink Floyd: ¿Seguimos anestesiados?
Son preguntas que sugiere el álbum The Wall, de la banda británica de rock progresivo Pink Floyd. Se trata de uno de los hitos de la cultura contemporánea. 40 años después de su publicación, su temática parece ser premonitoria de hacia dónde íbamos. Y de dónde nos encontramos hoy.
La música, nos dice el filósofo Vladimir Jankélévich, tiene el poder de evocar lo que con palabras sería imposible de comunicar. Nos hace ver lo invisible a través de los sonidos. Nos ayuda a percibir con más nitidez. A sentir plenamente. A veces, nos golpea para despertarnos. Es una forma de conocer más profunda que cualquier discurso.
Así es The Wall. No hay referencias explícitas al amor. No es un disco para enamorarse en el acostumbrado sentido banal. Pero sí nos obliga a reparar en las barreras que nos separan: los muros que construimos.
Esos muros erigen cercas que tan pronto nos protegen de un imaginado enemigo como nos aprisionan en nuestra fortaleza. Vuelven imposibles los lazos de solidaridad, los vínculos afectivos: en definitiva, el amor en el sentido que le daba el psiquiatra Erich Fromm.
Muros para la intolerancia
Más allá de los ideales y las utopías, la llamada política de
“realidades” nos incita a la intolerancia. Habrá muros físicos. También
muros mentales, quizás más dañinos y perniciosos. A medida que nos
sentimos más vulnerables, añadimos otro ladrillo a nuestro muro de
incomprensión, como escuchamos en “The Thin Ice”.
Son las consecuencias del odio a lo que no es como uno mismo, a lo
diferente cuando carecemos de anclajes sólidos a los que agarrarnos.
Vivimos en precario. Es lo que el sociólogo Zygmunt Bauman ha llamado sociedad líquida.
Esta es la atmósfera adecuada para el germen de fascismos como los criticados en The Wall. Y para lo que Pier Paolo Pasolini llamaba el nuevo fascismo: el consumismo como ideal de vida.
Es lo que el historiador de la economía Karl Polanyi advirtió como origen de los fascismos europeos.
En tiempos inciertos y sin sentido, desesperados, donde el afán de
lucro aplasta los vínculos sociales de reciprocidad, triunfan las
ideologías totalitarias porque reconfortan: dan seguridad al precio de
perder la libertad. Seducen sus eslóganes y recetas fáciles. Encandilan a
los desamparados y benefician a las elites.
¿Por qué no expulsar lo distinto? El tema que abre el álbum, “In the flesh?”, denuncia la ira etnocéntrica que designa y estigmatiza a nuestros chivos expiatorios.
Insensibles y cómodos
Mientras contemos con nuestras satisfacciones consumistas,
o sus promesas de felicidad, nos encerraremos en nuestros propios
paraísos hedonistas. Nos volvemos insensibles y egocéntricos:
disfrutamos de un confort paralizante, siempre siguiendo al rebaño.
Continuamente el disco pregunta si hay alguién ahí fuera. ¿Podemos sentir a los demás? ¿Les escuchamos? The Wall es una llamada de auxilio para destruir los muros que nos separan: “Juntos, aguantamos. Divididos, perecemos”.
Podría parecer que una canción titulada “Mother” hablaría sobre el
amor materno. Pero, en su lugar, representa una metáfora acerca de la
sobreprotección y el infantilismo de nuestra sociedad. “Madre, ¿debería
construir un muro? ¿Debería confiar en el gobierno?”
Es ese amor sobreprotector lo que pondrá todos los miedos en su
interior, y nunca le dejará volar: “Mantendrá al bebé cómodo y caliente”
y le ayudará a construir el muro. Y le vigilará y controlará por su
“bien”.
¿No es esto el paraíso soñado del consumismo? ¿El Edén por el que las
gentes luchan y compiten entre sí? Se trata de una vida sin riesgos,
sin voluntad propia, bajo el manto protector que el dinero nos pueda
proporcionar. ¿Por qué no desear vivir en una de esas comunidades cerradas que representan el ideal de una vida acomodada?
Es una especie de profilaxis social: vivir en el seno de una comunidad purificada
de todo elemento contaminante. Una sociedad homogénea y uniforme. Y lo
que nos amenaza es el extranjero (sin poder adquisitivo, claro está),
nos dicen los constructores de muros. Nosotros contra ellos. A salvo y
en un estado de inminente paranoia que nos hace odiar y temer a los que expulsamos al otro lado del muro.
Una de las canciones más memorables del álbum, “Comfortably Numb”
(Cómodamente insensible), nos habla sobre la posibilidad de escapar de
las contradicciones de la vida a través de la anestesia total. Cuando
nuestros sueños se han desmoronado, nos evadimos de la realidad sin
afrontarla. Nos sumergimos en ilusiones narcóticas, químicas o mentales,
en los espectáculos de las industrias de la cultura.
Fuera del muro
Los muros se multiplican hoy en forma de prejuicios, estereotipos y
discriminaciones. Es la era de la incomunicación en la que todo el mundo
habla pero nadie escucha.
The Wall fue mucho más que un álbum autobiográfico acerca
del malestar del compositor principal, Roger Waters, ante la distancia
moral que le separaba de los espectadores de sus conciertos. O el
reflejo de las discrepancias irreconciliables que condujeron a la
separación de la banda unos años después. O un disco a la memoria de su
padre, fallecido en la Segunda Guerra Mundial.
Es el espejo en que una sociedad deslavazada puede reconocerse.
Después de todo, si lo piensa usted bien, puede que no seamos más que otro ladrillo en el muro.
No obstante, alzar la voz contra el control mental, el conformismo y
la indiferencia generalizada es el primer paso para derribar nuestros
muros, materiales y mentales. El segundo paso es poner en práctica esos
ideales para que no sean palabras vacías. Necesitamos salir al otro
lado: al encuentro de los demás, sean quienes sean. Escucharles y ser
escuchados. Es un camino incierto y complejo, pero es lo que nos hace
humanos.
Lista de Temas:
CD 1 (38:58)
1. In the Flesh?
2. The Thin Ice
4. The Happiest Days of Our Lives
5. Another Brick in the Wall, Part 2
6. Mother
7. Goodbye Blue Sky
8. Empty Spaces
9. Young Lust
10. One of My Turns
11. Don't Leave Me Now
12. Another Brick in the Wall, Part 3
13. Goodbye Cruel World
CD 2 (41:43)
1. Hey You
2. Is There Anybody Out There!
3. Nobody Home
4. Vera
5. Bring the Boys Back Home
6. Comfortably Numb
7. The Show Must Go On
8. In the Flesh
9. Run Like Hell
10. Waiting for the Worms
12. The Trial
13. Outside the Wall
Alineación:
- David Gilmour / lead & rhythm guitars, bass, synths, sequencer, clavinet, percussion,lead vocals, co-producer
- Richard Wright / piano & electric piano, Hammond, synths, clavinet, bass pedals
- Roger Waters / bass, rhythm guitar, synths, sound effects, lead vocals, co-producer
- Nick Mason / drums, percussion
With:
Lee Ritenour / guitars (1.10,2.6)
Joe (Ron) di Blasi / classical nylon guitar (2.2)
Trevor Veitch / mandolin (2.13)
Bob Ezrin / piano, Hammond, synths, reed organ, orchestral arrangements, backing vocals, co-producer
Fred Mandel / Hammond (1.1,2.8)
Frank Marocco / concertina (2.13)
James Guthrie / percussion, synthesizer, sound effects, co-producer
Michael Kamen / orchestral arrangements
Phil Taylor / sound effects
Larry Williams / clarinet (2.13)
Jeff Porcaro / drums (1.6)
Joe Porcaro / lead snare drums (2.5)
Bobbye Hall / congas (2.9)
New York Philharmonic Orchestra (2.3-2.6,2.12)
New York City Opera / backing chorus (2.5)
Pupils of Islingtown Green Primary School / backing chorus (1.5)
Joe Chemay / backing vocals
Stan Farber / backing vocals
Jim Haas / backing vocals
Bruce Johnston / backing vocals
Jon Joyce / backing vocals
Toni Tenille / backing vocals
"Vicki & Clare" / backing vocals
Harry Waters / child's voice
Chris Fitzmorris / male telephone voice
Trudy Young / voice of the groupie
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