#ArtePorElAgua. En el marco del primer aniversario de la Pueblada por el agua pura, que desarticuló el intento por derogar la Ley 7722, se realizaron festejos en Mendoza recordando la victoria nacida de las asambleas y de la unión de miles mendocinos hermanados en contra de la Ley cianuro y en defenza del derecho a tener agua pura, en lugar de las ganancias de multinacionales mineras que suelen evitar exploraciones contaminantes en sus propios territorios. Pero el cambio de paradigma está colectivizado y que las personas que habitan Mendoza rechazan la megaminería, pese a que el poder económico sigue presionando sobre distintas representaciones políticas que parecen sordas ante el grito “¡No, es no!” que pobló las calles en aquel diciembre histórico.
En conferencias de prensa Rodolfo Suárez afirmó que la pobreza en la provincia sólo podía combatirse con minería y que sus controles serían muy estrictos. Las miles de familias que se movilizaron para impedir la voluntad del gobernador, quien sumó un contundente acompañamiento del Frente de Todos en la Legislatura, no confiaron en las promesas de bonanza de la megaminería a cielo abierto, advertidas de las nefastas experiencias como las de Esquel, Pascua Lama y Jáchal, entre otras.
A un año de aquella epopeya popular, el gobierno del cambio ha comprobado con hechos muy preocupantes que su capacidad de control, aun sobre sus propios funcionarios, demuestra falencias estructurales de grandísimos riesgo para la población y el territorio que administra. No obstante insiste con la habilitación territorial del uso de sustancias contaminantes en el sur mendocino, con la connivencia de sectores del peronismo.
En este escenario cruzado por la coyuntura pandémica un grupo de artistas y personas de la comunicación, que se encontraron en el fragor de aquella defensa masiva de los bienes comunes esenciales, continúa sumando visibilidad de una inquebrantable voluntad popular de respeto y cuidado de la innegociable agua de Mendoza. Las tratativas con cada vecina o vecino que ofrece una pared se desarrollan desde el equipo de muralistas y depende, obviamente, de los recursos económicos que permitan la producción de estas obras callejeras, que expresan en el espacio público los mensajes que se silencian en los medios hegemónicos. A esta comisión de muralistas hay que sumar a otros equipos que, dentro del colectivo que mantiene lazos estrechos con las asambleas por el agua de cada oasis, se enfocan en los audiovisuales, la fotografía y diversas producciones que se comunican en redes sociales.
En medio de la imposibilidad pandémica de caminar las calles de manera masiva, la producción de contenidos y generación de murales callejeros cobraron una especial importancia, al punto de que en 2020 #ArtePorElAgua firmó ocho obras en distintos puntos de Mendoza, y colaboró con la restauración de una de las primeras piezas artísticas que se había plasmado en San Carlos en 2007.
Los aportes para un mundo bello y sano seguirán fluyendo desde estos espacios que expresan, contrariamente a lo que sostiene Suarez, a una mayoría que continúa dispuesta a hacerse oír todas las veces que sea necesario.
Contenido original de la nota: Luciano Viard
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