Hace unos días se cumplieron 50 años del lanzamiento de este clásico que desata pasiones. Es otro de esos discos que no admiten medias tintas: lo amas o lo odias. Lo que no se puede negar es su sorprendente novedad, introduciendo elementos disruptivos en el rock como nunca antes se había hecho. Trout Mask Replica, el mejor álbum de Captain Beefheart según el consenso de la crítica, para rendir homenaje a este gran cabezón que estaba casi ausente del blog.
Artista: Captain Beefheart & His Magic Band
Álbum: Trout Mask Replica
Año: 1969
Género: Antipsicodelia, RIO, experimental, poesía
Duración: 1:18:41
Nacionalidad: EUA
El nivel de vanguardismo que Don Van Vliet aportó al rock no tiene igual. Lo más cercano a lo que Captain Beefheart estaba haciendo a fines de los 60 vendría recién a mediados de los 70 con algunas de las locuras de la escena francesa como Magma o Gong, o ya en pleno post punkismo, donde muchas bandas parecieron inspirarse en las ideas que plasmó este genial creador.
La música de Captain Beefheart es sorprendente desde su propia concepción. Se trata de un personaje inclinado a las artes desde su temprana infancia, aunque su primer interés fue la escultura, en la que destacó siendo niño. Su familia fue a vivir al desierto de Mojave y Vliet pasó su adolescencia cerca de un campo de la Fuerza Aérea que le dejó poderosas imágenes e ideas. Aunque siempre afirmó que había abandonado la escuela desde el primer año (era un antieducación y antiacademia radical), estuvo en el colegio con Frank Zappa. Se volverían a reunir en varias ocasiones y es de destacar el papel del gran Zappa en la producción de Trout Mask Replica, para el que decidió que la mejor producción era dar completa libertad creativa a Vliet (se dice que nunca aprobó lo que este hacía pero eso no fue obstáculo para que volvieran a colaborar, como en los conciertos de 1975 que ya tenemos en el blog gracias a Carlos).
Van Vliet, por su parte, sin la menor instrucción musical y sin saber tocar instrumento alguno (llegó a dominar la armónica y desarrolló un estilo libre con el saxofón), fue acercándose a la escena del rock a principios de los 60 y eventualmente encontró que el escenario le iba bien a sus intensas necesidades expresivas. Había absorbido mucho blues tradicional, Rythm & Blues y free jazz de los sesenta, influencias que se dejarían sentir en su música, especialmente en Trout Mask Replica.
El proceso de creación del álbum, el tercero en la historia de Captain Beefheart & His Magic Band, está entintado de leyenda. Durante ocho meses, en una casa alquilada a las afueras de Los Angeles, después de haber conseguido que Zappa ofreciera apoyar el lanzamiento (la banda había perdido contratos con Buddah Records y A&M), Van Vliet mantuvo a los miembros del grupo bajo casi total encierro, en condiciones precarias y en una dinámica sectaria, en la que los sometía a sesiones de crítica grupal que, según algunos, llegaban hasta a la violencia física. Ensayaban desde que despertaban hasta que dormían sin moverse de lugar.
El baterista French explica el proceso de creación de Van Vliet. No sabía tocar el piano pero hizo poner uno en la casa de ensayos y aporreándolo, silbando, tarareando, haciendo gestos, de cualquier manera, planteaba a los músicos sus extrañas armonías (disonancias podríamos decir), melodías y arritmias. French se encargaba de darle una forma interpretable a esas ideas y escribía partes para los demás músicos y luego ensayaban sin descanso. De tal manera que, al llegar al estudio, la mayor parte del disco se grabó en una sesión de cinco horas. Luego Van Vliet añadió las letras desde afuera, sin tener monitorización, lo que coloca muchos de los textos “fuera de tiempo”. Alguno de los músicos dijo después que si Van Vliet hubiese tenido formación académica como músico, quién sabe a dónde habría llegado; lo que consiguió sin instrucción es sorprendente. Incluso su pintura, a la que se dedicó por completo después de abandonar la música en 1982, es una forma de expresionismo en bruto, de quien no pasó por la academia pero igual impuso su estilo y su creación (hoy día sus cuadros superan los 50 mil dólares; logró con la pintura la estabilidad económica que la música no le consiguió).
El paso del tiempo nos ha hecho ver que nada está fuera de tiempo en este trabajo extraordinario de Captain Beefheart. El caos aparente de esta música descansa sobre un armazón tan complejo como el de los creadores que en la misma época planteaban transformaciones desde la academia, no solo los minimalistas Reich (que está citado en "Moonlight On Vermont"), Glass, Riley, sino los más vanguardistas como Lee Hyla (que musicalizó Aullido con la lectura de Ginsberg) o Bob Ostertag. El hecho de que casi nada en este disco es improvisado obliga a escuchar la música con más atención para no caer en el error de descartarla a la primera, como le pasó a Matt Groening (aunque después le gustó mucho el disco).
Se ha comentado mucho sobre las letras incomprensibles de Van Vliet, sobre su surrealismo (pues no faltan referencias al surrealismo, como en la instrumental “Dali’s Car”), que impide saber con certeza de qué está hablando. Pero su poesía sí tiene referentes concretos y sentidos directos, como en “Dachau Blues”, que condena la violencia nazi a la vez que entiende la violencia de los 60 como su extensión; en China Pig, sobre la pobreza; en Hobo Chang Ba, sobre los “hobos”, trabajadores errantes de los Estados Unidos, o en “Veteran’s Day Poppy”, sobre la muerte en la guerra. Aislados, muchos de sus versos hacen referencia a elementos de la actualidad y la cultura de la época, y en conjunto la obra (música disonante, discordante, arrítmica, agresiva pero perfectamente manufacturada) dibuja mejor que ninguna otra los conflictos de una época particularmente convulsa. Más que un surrealista, estamos ante un poeta beat un poco más joven y alocado que Ginsberg y Kerouac.
Desde la psicodelia y el hippismo, Captain Beefheart nos muestra el lado oscuro, la realidad, el conflicto, el filo de la navaja, de una manera aun más radical que lo que estaría consiguiendo por la misma época pero al otro lado del continente, Lou Reed y su Velvet Underground. En Captain Beefheart tenemos a un dadaísta posmoderno, adelantado a su tiempo, neurótico y visionario. Vaya este homenaje cabezón al genial Capitán Corazón de Bife, a 50 años del lanzamiento de su obra maestra.
Lista de Temas:
1. Frownland
2. The Dust Blows Forward 'N The Dust Blows Back
3. Dachau Blues
4. Ella Guru
5. Hair Pie: Bake 1
6. Moonlight On Vermont
7. Pachuco Cadaver
8. Bill's Corpse
9. Sweet Sweet Bulbs
10. Neon Meate Dream Of A Octafish
11. China Pig
12. My Human Gets Me Blues
13. Dali's Car
14. Hair Pie: Bake 2
15. Pena
16. Well
17. When Big Joan Sets Up
18. Fallin' Ditch
19. Sugar 'N Spikes
20. Ant Man Bee
21. Orange Claw Hammer
22. Wild Life
23. She's Too Much For My Mirror
24. Hobo Chang Ba
25. The Blimp (Mousetrap Replica)
26. Steal Softly Thru Snow
27. Old Fart At Play
28. Veteran's Day Poppy
Alineación:
- Captain Beefheart [Don Van Vliet] / clarinete bajo, saxos tenor y soprano, voz
- Zoot Horn Rollo [Bill Harkleroad] / guitarra slide, flauta
- Antennae Jimmy Semens [Jeff Cotton] / guitarra acústica de metal
- The Mascara Snake [Victor Hayden] / clarinete bajo, voz
- Rockette Morton [Mark Boston] / bajo y narración
- Drumbo [John French] / batería
Artista: Captain Beefheart & His Magic Band
Álbum: Trout Mask Replica
Año: 1969
Género: Antipsicodelia, RIO, experimental, poesía
Duración: 1:18:41
Nacionalidad: EUA
El nivel de vanguardismo que Don Van Vliet aportó al rock no tiene igual. Lo más cercano a lo que Captain Beefheart estaba haciendo a fines de los 60 vendría recién a mediados de los 70 con algunas de las locuras de la escena francesa como Magma o Gong, o ya en pleno post punkismo, donde muchas bandas parecieron inspirarse en las ideas que plasmó este genial creador.
La música de Captain Beefheart es sorprendente desde su propia concepción. Se trata de un personaje inclinado a las artes desde su temprana infancia, aunque su primer interés fue la escultura, en la que destacó siendo niño. Su familia fue a vivir al desierto de Mojave y Vliet pasó su adolescencia cerca de un campo de la Fuerza Aérea que le dejó poderosas imágenes e ideas. Aunque siempre afirmó que había abandonado la escuela desde el primer año (era un antieducación y antiacademia radical), estuvo en el colegio con Frank Zappa. Se volverían a reunir en varias ocasiones y es de destacar el papel del gran Zappa en la producción de Trout Mask Replica, para el que decidió que la mejor producción era dar completa libertad creativa a Vliet (se dice que nunca aprobó lo que este hacía pero eso no fue obstáculo para que volvieran a colaborar, como en los conciertos de 1975 que ya tenemos en el blog gracias a Carlos).
Van Vliet, por su parte, sin la menor instrucción musical y sin saber tocar instrumento alguno (llegó a dominar la armónica y desarrolló un estilo libre con el saxofón), fue acercándose a la escena del rock a principios de los 60 y eventualmente encontró que el escenario le iba bien a sus intensas necesidades expresivas. Había absorbido mucho blues tradicional, Rythm & Blues y free jazz de los sesenta, influencias que se dejarían sentir en su música, especialmente en Trout Mask Replica.
El proceso de creación del álbum, el tercero en la historia de Captain Beefheart & His Magic Band, está entintado de leyenda. Durante ocho meses, en una casa alquilada a las afueras de Los Angeles, después de haber conseguido que Zappa ofreciera apoyar el lanzamiento (la banda había perdido contratos con Buddah Records y A&M), Van Vliet mantuvo a los miembros del grupo bajo casi total encierro, en condiciones precarias y en una dinámica sectaria, en la que los sometía a sesiones de crítica grupal que, según algunos, llegaban hasta a la violencia física. Ensayaban desde que despertaban hasta que dormían sin moverse de lugar.
El baterista French explica el proceso de creación de Van Vliet. No sabía tocar el piano pero hizo poner uno en la casa de ensayos y aporreándolo, silbando, tarareando, haciendo gestos, de cualquier manera, planteaba a los músicos sus extrañas armonías (disonancias podríamos decir), melodías y arritmias. French se encargaba de darle una forma interpretable a esas ideas y escribía partes para los demás músicos y luego ensayaban sin descanso. De tal manera que, al llegar al estudio, la mayor parte del disco se grabó en una sesión de cinco horas. Luego Van Vliet añadió las letras desde afuera, sin tener monitorización, lo que coloca muchos de los textos “fuera de tiempo”. Alguno de los músicos dijo después que si Van Vliet hubiese tenido formación académica como músico, quién sabe a dónde habría llegado; lo que consiguió sin instrucción es sorprendente. Incluso su pintura, a la que se dedicó por completo después de abandonar la música en 1982, es una forma de expresionismo en bruto, de quien no pasó por la academia pero igual impuso su estilo y su creación (hoy día sus cuadros superan los 50 mil dólares; logró con la pintura la estabilidad económica que la música no le consiguió).
El paso del tiempo nos ha hecho ver que nada está fuera de tiempo en este trabajo extraordinario de Captain Beefheart. El caos aparente de esta música descansa sobre un armazón tan complejo como el de los creadores que en la misma época planteaban transformaciones desde la academia, no solo los minimalistas Reich (que está citado en "Moonlight On Vermont"), Glass, Riley, sino los más vanguardistas como Lee Hyla (que musicalizó Aullido con la lectura de Ginsberg) o Bob Ostertag. El hecho de que casi nada en este disco es improvisado obliga a escuchar la música con más atención para no caer en el error de descartarla a la primera, como le pasó a Matt Groening (aunque después le gustó mucho el disco).
Se ha comentado mucho sobre las letras incomprensibles de Van Vliet, sobre su surrealismo (pues no faltan referencias al surrealismo, como en la instrumental “Dali’s Car”), que impide saber con certeza de qué está hablando. Pero su poesía sí tiene referentes concretos y sentidos directos, como en “Dachau Blues”, que condena la violencia nazi a la vez que entiende la violencia de los 60 como su extensión; en China Pig, sobre la pobreza; en Hobo Chang Ba, sobre los “hobos”, trabajadores errantes de los Estados Unidos, o en “Veteran’s Day Poppy”, sobre la muerte en la guerra. Aislados, muchos de sus versos hacen referencia a elementos de la actualidad y la cultura de la época, y en conjunto la obra (música disonante, discordante, arrítmica, agresiva pero perfectamente manufacturada) dibuja mejor que ninguna otra los conflictos de una época particularmente convulsa. Más que un surrealista, estamos ante un poeta beat un poco más joven y alocado que Ginsberg y Kerouac.
Desde la psicodelia y el hippismo, Captain Beefheart nos muestra el lado oscuro, la realidad, el conflicto, el filo de la navaja, de una manera aun más radical que lo que estaría consiguiendo por la misma época pero al otro lado del continente, Lou Reed y su Velvet Underground. En Captain Beefheart tenemos a un dadaísta posmoderno, adelantado a su tiempo, neurótico y visionario. Vaya este homenaje cabezón al genial Capitán Corazón de Bife, a 50 años del lanzamiento de su obra maestra.
Lista de Temas:
1. Frownland
2. The Dust Blows Forward 'N The Dust Blows Back
3. Dachau Blues
4. Ella Guru
5. Hair Pie: Bake 1
6. Moonlight On Vermont
7. Pachuco Cadaver
8. Bill's Corpse
9. Sweet Sweet Bulbs
10. Neon Meate Dream Of A Octafish
11. China Pig
12. My Human Gets Me Blues
13. Dali's Car
14. Hair Pie: Bake 2
15. Pena
16. Well
17. When Big Joan Sets Up
18. Fallin' Ditch
19. Sugar 'N Spikes
20. Ant Man Bee
21. Orange Claw Hammer
22. Wild Life
23. She's Too Much For My Mirror
24. Hobo Chang Ba
25. The Blimp (Mousetrap Replica)
26. Steal Softly Thru Snow
27. Old Fart At Play
28. Veteran's Day Poppy
Alineación:
- Captain Beefheart [Don Van Vliet] / clarinete bajo, saxos tenor y soprano, voz
- Zoot Horn Rollo [Bill Harkleroad] / guitarra slide, flauta
- Antennae Jimmy Semens [Jeff Cotton] / guitarra acústica de metal
- The Mascara Snake [Victor Hayden] / clarinete bajo, voz
- Rockette Morton [Mark Boston] / bajo y narración
- Drumbo [John French] / batería
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