Nadie se sorprende ya cuando se entera de que las mujeres que se dedican a la música clásica, como las que en general se dedican a cualquier otra profesión, suelen estar peor pagadas que los varones.Esta situación quizás habría podido ser peor si no hubiera existido Louise Farrenc, que nació este día del año 1804.
De joven tocaba el piano y mostró tanto talento que quisieron darle clases artistas muy conocidos en la época, como los compositores Ignaz Moscheles y Johann Nepomuk Hummel. A los quince años sus padres le permitieron estudiar composición con el famoso Anton (o Antoine) Reicha, aunque no en el codiciado Conservatorio de París, que solo admitía a hombres. (Este caballero enseñó, entre otros, a personajes como Hector Berlioz, César Franck y Franz Liszt.)
Posteriormente, como también mostraba habilidad para escribir música de cámara, Farrenc fue contratada como profesora en el conservatorio. A pesar de su éxito, y a pesar de que muchos alumnos suyos obtuvieron los máximos galardones, recibía un sueldo inferior al que percibían los profesores de sexo masculino que hacían lo mismo que ella. Durante un decenio luchó por acabar con la brecha salarial y al final lo consiguió.
En la actualidad habría tenido que enfrentarse al mismo problema, pero no por ello hay que olvidar que su victoria fue todo un hito en la moderna, historia de las mujeres.
Clemency Burton-Hill
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