Estados Unidos o la democracia simulada, fascismo del Siglo XXI: A tres días de finalizadas las elecciones presidenciales todavía no se conoce al ganador (un verdadero papelón electoral), mientras el presidente de Estados Bananeros de Norteamérica, Donald Trump, insiste en suspender el conteo de votos en los cinco estados que definirán la elección presidencial, el jefe de observadores internacionales, el diputado alemán Michael Georg Link, lo cuestiona por abuso de poder: "Es perturbador que el jefe de Estado norteamericano haya pedido el fin del recuento desde la Casa Blanca" por los dichos del mandatario sobre fraude y finalización del conteo de votos (cuando es el propio estado que lidera Trum quien debe garantizar dicha transparencia). La decadencia del imperio estadounidense muestra las miserias de una sociedad que le sigue el juego a dos partidos de derecha que simulan practicar democracia para afianzar la plutocracia.
Las mayores barbaridades, fraudes, golpes de Estado y genocidios de los últimos 200 años se han realizado en nombre de la sacrosanta libertad y democracia, que pareciera ser el escudo protector de los intereses de las grandes empresas trasnacionales y su cohorte de políticos y gobernantes de nuestro mundo tan poco civilizado.
Por décadas se presentó a Estados Unidos como ejemplo de democracia avanzada -como parte de un sistema de vida que tenían al consumismo, la "libertad" y el famoso "estilo de vida americano" como ejemplo para todos lso pueblos-. Todos los medios propagandísticos sirvieron para ese fin y se reforzaba por la idea de elecciones libres, negando la injerencia mafiosa del estado profundo en sus políticas expansionistas, que incluyen golpes de estado como en el caso del asesinato de John F. Kennedy, atentados contra su propio pueblo (World Trade Center), persecuciones ideológicas (el macartismo y su famosa caza de brujas comunistas) y un montón de maravillas. Ahora, un papelón colosal de estas elecciones que pasarán a la historia de los mayores culebrones de la historia mundial. ¿Quién explicará como estos tipos llegaron a ser primera potencia mundial?
En la nación que presume ser tecnológicamente la más avanzada del mundo se produce un lento e insoportable recuento de votos, como si las urnas llegaran a lomo de mula desde las regiones más apartadas del territorio hasta el centro de cómputos.Héctor Amichetti
Mientras tanto los candidatos se amenazan entre sí y las vidrieras de los comercios de Washington son protegidas por placas de madera, pareciera ser que los civilizados anglosajones temen el ataque de una fuerza combinada de salvajes apaches y cherokees.
En unas simples elecciones, representación de una mascarada democrática, el Imperio expone sus miserias.
La miserias que desde hace siglos contribuye a desparramar por toda Nuestra América.
La indefinición de la elección presidencial de Estados Unidos se extendió en la madrugada del miércoles a este jueves, aunque con dos novedades salientes: según los escrutinios provisorios en los estados, el demócrata Joseph Biden quedó a un paso de la mayoría de 270 delegados en el Colegio Electoral y el presidente, que se niega a desalojar la Casa Blanca, anunció la judicialización del proceso, lo que, si se sostuviera, podría derivar en una dramática crisis institucional.
Inmensas movilizaciones en las principales ciudades del país exigen que se cuenten todos los votos. Trump intenta ganar la elección paralizando la contabilización de votos que, mientras avanza, lo aleja más y más de la reelección. El horno no está para bollos. Ya en la noche del miércoles demócratas y republicanos llevaron la grieta a las calles en varias ciudades: Detroit (Michigan), Phoenix (Arizona), Portland (Oregon), Nueva York. En algún caso se registraron las primeras refriegas y decenas de heridos, tanto que en Portland fue necesario movilizar a la Guardia Nacional.
En 2016 cuando, increíblemente, Donald Trump ganó la presidencia de Estados Unidos, pensé: este es el signo inconfundible del principio del fin de la democracia liberal representativa. Un personaje absolutamente antidemocrático, que movía abiertamente sentimientos xenófobos, racista, clasistas, machistas, sexistas, homofóbicos, etc., llegó a la administración del Estado, referente planetario de la democracia liberal. Algo sucedía, la democracia liberal en su época de la globalización neoliberal, es decir de radicalización de los valores liberales, llevó a la presidencia del imperio al personaje más antidemocrático en el marco de su propia democracia liberal burguesa.
En 2013 el expresidente de Estado Unidos Jimmy Carter y su fundación para la "democracia y los derechos humanos", expresaron abiertamente: "En la actualidad Estados Unidos no tiene una democracia que funcione".
Ya en las elecciones en Estados Unidos en 2016 se dió una batalla económica más que política y que aún no ha concluido, marcada por la crisis entre las oligarquías como actores de una puja de poder entre entramados financieros. Esta batalla (que estaba en el marco de la crisis al interior del unipolarismo financiero, que el Brexit en tanto derrota del globalismo en Gran Bretaña y en la Unión Europea, expresó y potenció haciéndolo mundial) abrió nuevos cauces para la política internacional de Estados Unidos. Allí, cuatro actores de poder disputaban la presidencia, de los cuales tres eran fracciones distintas de la oligarquía financiera y una expresaba a los sindicatos y trabajadores. En el Partido demócrata se expresaba de modo dominante la oligarquía financiera globalista, que constituía el Estado Profundo (Deep State) encarnándose en las figuras de Clinton y Obama.
Las bolsas quieren un segundo mandato Trump
Desde que Donald Trump llegó a liderar la primera economía del mundo, la bolsa estadounidense ha ido sumando subidas hasta finalizar su primer mandato en máximos históricos, a pesar de la actual contexto de pandemia mundial que marca una caída del PIB estadounidense del 4,3% (proyección octubre del FMI).
En estos cuatro años, la bolsa estadounidense ha subido un 65,2% y sus bonos a diez años han visto un alza del 20,9%. Es más en este año, la bolsa estadounidense está en positvo, mientras que Europa se ha teñido de rojo. Y es que, en lo económico, el mandato de Trump se ha caracterizado por las mejoras en el ámbito tributario y el gasto en infraestructuras, aunque ello haya supuesto deteriorar las finanzas públicas del país, con una aceleración del déficit público.
Marc Fortuño
Lo que festeja Wall Street es la posibilidad de que ese escenario fiscalmente problemático. Pero más allá de los mercados y su inhumanidad, queda la reflexión de los más de 65 millones de personas que votaron a Trump aún sabiendo de su ideario y prácticas fascistas: el presidente más antidemocrático de la historia estadounidense, que conecta con amplios sectores desde su violencia y su odio.
El fascismo vuelve a ser la respuesta a la incertidumbre de mucha gente como ocurrió en los años 1930 en Europa. "Te vendo miedo al otro para que compres mi seguridad. Por eso aunque pierda, el trumpismo seguirá, porque él es el síntoma, la enfermedad es el neoliberalismo que provoca las desigualdades", nos recuerda Javier Gallego de www.eldiario.es
¿El Fascismo del Siglo XXI es una posibilidad real? Fascismo o Nueva Civilización Pos-capitalista
Poco importa el resultado de las elecciones, lo que ganó aquí es la legitimización del odio (machismo, homofobia, racismo, clasismo). Es una guerra contra el progreso y la igualdad en la que la clase dominante lanza a la clase trabajadora contra sí misma para mantener el orden vigente. Tu enemigo es el pobre, el inmigrante, el okupa, las feministas, los homosexuales, no el empresario que los explota y explota el planeta. El 1 de junio ordenó a la Guardia Nacional reprimir a quienes se manifestaban en la capital contra el racismo y la violencia policial, para sacarse una foto con la Biblia en la mano, definiéndose como el presidente de la "Ley y el Orden". Luego presionó para movilizar a tropas federales en las distintas ciudades donde se multiplicaban las protestas. En agosto, no dudó en romper una ley no escrita y cerró la convención del Partido Republicano en los jardines de la mismísima Casa Blanca.
El mundo está en vilo. Los demócratas aguardan que hoy mismo se confirme su triunfo y que el establishment económico ya estará haciendo sus jugadas. Lamentablemente, el trumpismo no se acaba con Trump. Se ha convertido en una fuerza traslocal, en el símbolo del ultranacionalismo de derecha, apoyado por los poderes económicos pero también por sus víctimas: aquella parte del pueblo que elije el odio como salida para todos sus males.
Los Estados Alterados de América siguen su derrotero hacia la decadencia. Obviamente, la historia no es la historia de los hombres sino el devenir complejo y contradictorio de las sociedades y, obviamente, todo imperio tiene un principio y un fin.
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