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King Crimson - Improvisaciones 1972-1974

Dedicado a la memoria de John Wetton (1949 - 2017)

Podríamos decir que King Crimson ocupa un lugar primordial entre las formaciones que surgieron en el llamado rock progresivo de finales de los 60 y comienzos de los 70, pero la realidad es que este grupo siempre estuvo un paso o dos por delante y dificilmente cabe la comparación  con ninguno de ellos. Pese a que la crítica especializada no fue inicialmente unánime respecto al valor de esta banda, rápidamente lograron un enorme prestigio entre los aficionados y lo han mantenido a lo largo de todas sus diferentes formaciones, aglutinando hasta el día de hoy, cuando aun sigue activa, una base de seguidores muy fieles (por no decir fanáticos) integrada ya por varias generaciones. Sería muy ambicioso para el que escribe tratar toda su carrera, así que por eso de concretar dentro de una discografía tan dilatada y compleja, quisiera centrarme en este artículo en su etapa 1972-1974, periodo de relativa tranquilidad (sin grandes cambios entre los músicos que integraban la formación) que puede considerarse como la de la madurez que llegó tras la experimentación de sus inicios, lo cual facilitó a su sonido un carácter más coherente y continuado en el tiempo en comparación con sus preámbulos considerablemente más erráticos (aunque, por supuesto, siempre sobresalientes).
  
Las compilaciones Great Deceiver y Road to Red son impresionantes. Según palabras del mismo Fripp (y es una de las partes que más me gustan del scrapbook del Great Deceiver) refiriéndose a Wetton-Bruford, decía algo así como que no estaba seguro si ellos eran una buena sección rítmica, pero eran amigables, entusiastas, disciplinados, imaginativos y "terribles ejecutantes". Definitivamente el sonido de ese bajo de Wetton y el contratiempo de Bruford les dio a esa incarnacion un sonido único. Grande King Crimson!!!
Mario Lizano Quesada en el Face Cabezón


La estabilidad procuró a King Crimson una fluida comunicación entre sus miembros a unos niveles que pocas veces se ha visto en una banda de rock. Muchas veces se ha acusado a Fripp de ser un déspota a la hora de gestionar King Crimson (y algo debe de haber de verdad en ello teniendo en cuenta la larga lista de músicos que se han enemistado con él a lo largo de su carrera), pero lo que nadie podrá negar es que en los asuntos creativos siempre ha sabido dar cancha libre a los músicos de los que se ha rodeado, logrando extraer de ellos un enorme potencial para el trabajo colectivo. Y así ocurrió en el caso de esta formación irrepetible, en mi opinión la mejor que ha tenido King Crimson en toda su historia.
 
En primer lugar tenemos a John Wetton, bajista y cantante, proveniente de formaciones como Mogul Thrash (junto a James Litherland, primer guitarra de los míticos Colosseum), Family o su colaboración con Gordon Haskell (que precisamente fue miembro de King Crimson en 1970). Wetton prestó su voz, dotada de unas amplias posibilidades líricas, pero, más importante aún, aportó su portentoso bajo, del cual sacaba un sonido denso y distorsionado que a veces se superponía a la propia guitarra (años después Fripp se quejó de que Wetton tocaba el bajo demasiado fuerte) y que no se quedaba atrás, pese a las limitaciones melódicas de este instrumento, en su capacidad para la improvisación. El estilo de Wetton y sus contribuciones tanto en la composición como en las improvisaciones fueron cruciales para la especial personalidad del sonido de King Crimson en este periodo. En el momento de máximo esplendor, poco antes de separarse esta formación, John Wetton llego a declarar respecto a su tandem rítmico junto a Bill Bruford: "Estamos muy unidos. Es casi telepático lo que Bill y yo estamos haciendo... El nivel de energía es aterrador".
 
Tampoco se puede negar la enorme importancia de Bill Bruford, batería proveniente del grupo Yes, banda paradigmática del rock progresivo de los 70 en su vertiente más sinfónica. Su salida de Yes fue muy polémica, pues estando en la cima de su éxito prefirió Bruford dejarse seducir por la enorme reputación de Robert Fripp, el cual le prometía total libertad creativa al margen de consideraciones comerciales. Aprovechó con creces ese ofrecimiento y su evolución entre su trabajo en Yes y lo que hizo con King Crimson es indiscutible, alcanzando unas cotas de calidad impresionantes. No obstante, hay que saber darle parte del mérito de los logros de Bruford a Jamie Muir, el otro percusionista que Fripp había decidido invitar a unirse a King Crimson. Muir era un individuo inquieto e inclasificable que procedía de la escena artística inglesa más vanguardista. Su especialidad, entre otras prácticas estrambóticas, era el uso de multitud de objetos (por ejemplo, cosas que encontraba en basureros) para ensayar nuevas vías en la percusión, algo que desarrolló plenamente en su estancia en King Crimson. Y aunque Muir permaneció unos pocos meses en la banda (¡supuestamente la abandonó para convertirse en monje budista!) y solo participó en unos cuantos conciertos y en la grabación del disco Larks Tongues In Aspic, su contribución al carácter de toda la etapa 1972-1974 es indudable, pues no solo  influyó en la forma de tocar de Bill Bruford, sino que fue como una catarssis para las ideas del resto de los miembros de la formación. Tras la repentina huida de Muir (aprovechando una lesión en un pie tras la caída de un gong, para no aparecer nunca más) Bruford se propuso suplir su ausencia exprimiendo toda su capacidad con las baquetas e incorporando a su manera muchas de las peculiaridades sonoras que había aprendido de un músico tan especial…  Y lo logró sin lugar a dudas.
 
Nos queda David Cross, el cual era el músico menos experimentado de todos los que integraron esta etapa de King Crimson, pero su aportación no puede infravalorarse. Violinista y teclista muy interesado en el jazz y la música clásica contemporánea, no había tocado en ninguna banda realmente profesional hasta el momento en que Fripp se fijó en él. Como anécdota decir que tuvo que elegir entre ir al funeral de su abuelo o asistir a la audición en la que podía entrar a formar parte de King Crimson… y no se lo pensó demasiado. Su violín era el contrapunto melódico a la potencia del bajo de Wetton y gracias a la distorsión eléctrica y a la amplificación podía combinarse con la guitarra de Fripp, consiguiendo momentos realmente bellos e impresionantes. También solía compartir con Fripp la labor de teclista. La función del mellotrón, del órgano o de los sintetizadores no fue nunca en King Crimson de mero acompañamiento y tuvieron en muchas ocasiones un protagonismo solista considerable. No obstante, David Cross tuvo muchos problemas para encontrar su sitio en el grupo, pues a medida que se radicalizó la intensidad de la base rítmica sus aportaciones cromáticas con el violín quedaron cada vez más atrás (incluso Robert Fripp tuvo problemas para hacer sonar su guitarra sobre el muro de sonido de Wetton y Bruford), hasta el punto de propiciar su salida de King Crimson por pura frustración.


La trilogía de discos que produjeron en estos años: Larks Tongues In Aspic / Starless And Bible Black / Red puede considerarse el genuino reflejo de la especial química que se produjo al unir sus talentos, conteniendo el fruto de muchas ideas que surgían espontáneamente y que iban cobrando una estructura cada vez más enrevesada hasta convertirse en temas aparentemente muy cerebrales. Pero a diferencia de otros grupos del progresivo, empeñados en demostrar su alto nivel técnico, la música de King Crimson producida en esta etapa no se caracterizó tanto por la complejidad o el virtuosismo como por la cualidad tan orgánica de su sonido, donde todo parece ocupar su lugar natural, sin sobrar ni faltar nada. Podemos encontrar en sus temas una paradójica y permanente alternancia entre lo formal y lo azaroso, entre el lirismo más delicado y la brusquedad sin paliativos, pero siempre hay como un orden interno que prevalece al caos, el cual nunca llega a desbordarse ni en los momentos más claramente desenfrenados. Así ocurre, por ejemplo, en el instrumental “Larks Tongues In Aspic”, parte 1 y 2, donde aparecen reiteraciones rítmicas fácilmente relacionables con lo matemático y que da que pensar en formas geométricas fractales como ondas, espirales o mandalas. Esto es aun más perceptible en temas como “The Talking Drum” o “Fracture”, basados en un exponencial crecimiento de intensidad hasta la dramática descarga final. Esta tendencia tiene su contrapunto en cortes mucho más delicados, caracterizados por la extrema filigrana melódica (que aun así no dejan de contener explosiones de energía), como pueden ser “Exiles”, “Fallen Angel” o la majestuosa “Starless”.
 
Es innegable la importancia que tuvo la improvisación a la hora de ser gestados estos tres discos, actitud que fue llevada al extremo cuando decidieron incluir algunas improvisaciones grabadas en vivo y retocadas solo parcialmente en el estudio. Es así con temas como “Providence”, incluido en el Red, o con la mayor parte del LP Starless and Bible Black. Tomando esta circunstancia, podría decirse que este King Crimson exprimía todo su potencial en sus recitales, brillando absolutamente cuando se lanzaban a crear piezas totalmente creadas sobre la marcha o variando mucho sobre los temas que habían acabado sobre el papel. Por ello, si bien los tres LP’s citados son joyas del rock progresivo, sería aun más interesante centrar nuestra atención en algunas de sus improvisaciones, las cuales podemos encontrar repartidas en los muchos directos editados por Discipline Global Mobile (sello fundado por Robert Fripp). Estos temas improvisados forman como un repertorio paralelo al “oficial” y muestran por igual (o quizás con más fidedigna intensidad) el espíritu del King Crimson de la etapa 1972-1974. Podemos sentirnos afortunados de que fueran registrados, porque hubiera sido una verdadera pena que estas joyas musicales efímeras se hubieran perdido en el tiempo… Al final de este artículo podrás encontrar algunas de ellas.
 
Obviamente, King Crimson no comenzó a improvisar en 1972, ya en sus primeras encarnaciones la espontaneidad supuso una importante fuente de inspiración en sus grabaciones y han quedado muchas muestras de sus largas jams en directo, siempre con una deuda innegable con las estructuras propias del jazz. En este sentido, fue crucial la presencia del saxo de Mel Collins (al que se añadía los teclados de Keith Tipeth en algunas ocasiones). Sin embargo, la peculiar mentalidad musical de Fripp, permanente catalizador para el resto de la banda, siempre llevaba a King Crimson un poco más allá, logrando desviarse del camino que estaban siguiendo otros grupos del progresivo también muy relacionados con el jazz: Soft Machine, Nucleus, Caravan o algunos de los muchos proyectos relacionados con John McLaughlin, por poner unos cuantos ejemplos (quizás la banda más cercana a King Crimson sean los Van Der Graaf Generator, aunque las similitudes fueran en realidad muy tangenciales). Escúchese por ejemplo la improvisación incluida en Live At The Marquee 1971 (aquí  y aquí) para comprobar el campo de experimentación de King Crimson en ese momento. Aunque la influencia es evidente, es imposible hablar simplemente de jazz para definir lo que estaban haciendo. No obstante, opino que no sería hasta el cambio de formación en 1972 cuando, partiendo desde esa base experimental inicial, se produjo una evolución más radical, creando King Crimson un estilo que lograba relativizar de una vez por todas las influencias del jazz, del blues o de cualquier otro tipo de música, para integrarse mediante una síntesis profunda en unas estructuras sonoras novedosas y realmente personales. El resultado fue que ampliaron los límites de la música rock sabiendo aglutinar todas esas fuentes sin prescindir de la electricidad y de la potencia a la hora de experimentar. En ocasiones Fripp ha llegado a referirse a esta etapa como su momento “heavy metal”, algo que considero exagerado por mucho que algunos de los temas fueran realmente contundentes, pero lo cierto es que estaban muy alejados de las refinamientos sinfónicos (y en muchas ocasiones excesivamente almibarados) de muchos de los grupos que engrosaban las filas del progresivo de aquella época. Y aunque más cercanos en sus planteamientos, tampoco podemos comparar a la ligera a King Crimson con algunos grupos alemanes que en ese momento también estaban explorando nuevos terrenos sonoros, los cuales, aun partiendo de la música rock, terminaron por sumergirse en otros campos, como puede ser la música electrónica.
 
No obstante, si King Crimson nunca dejaron de hacer rock, por mucho que retorcieran las bases de esta etiqueta, a mi entender sí lograron trascender lo musical para llegar a una exploración poética en toda regla. No por casualidad, Fripp ha llegado a declarar que la música no es más que un medio para la magia. De hecho, toda la etapa inicial del grupo estuvo muy marcada por un aura magicista y onírico. Las letras de Peter Senfield y sus ideas para las cubiertas y la puesta en escena de King Crimson tuvieron mucho que ver en ello. Después, el creciente interés de Robert Fripp por las ideas de Gurdjieff, John G. Bennett y Ouspensky fueron muy importantes para la etapa que aquí tratamos.  Pese a contar con un nuevo letrista (el poeta y músico Richard Palmer-James) mucho menos esotérico que Senfield, o quizás precisamente por ello, el grupo logra  focalizar todo ese especial y delicado misticismo de la primera fase de una forma mucho menos conceptual y estética, para vertirlo de forma más directa en la propia música, especialmente en sus improvisaciones, predisponiendo al oyente a un especial estado de ánimo que de alguna manera se abre, efectivamente, a lo misterioso. Esos momentos reiterativos y obsesivos, propios de los derviches en pleno éxtasis y sobretodo esas atmósferas electrizadas que van acumulando tensión hasta el orgasmo final, trascienden el hecho musical común y ordinario, en el sentido que la industria comercial ha impuesto en nuestra cultura, para introducir una verdadera exploración poética a muchos niveles de consciencia que puede trastornar, aunque sea momentáneamente, las relaciones entre nuestro interior y el mundo exterior.




IMPROVISACIONES
(Todos los temas son propiedad de DGM Records)
A continuación proponemos algunos ejemplos de improvisaciones efectuadas por King Crimson en el periodo 1972-1974, pero por supuesto hay muchas más. Todas ellas pueden encontrarse en grabaciones oficiales del sello DGM, aunque en gran número solo sean meras grabaciones piratas (que de hecho estaban circulando ilegalmente hasta hace muy poco) mejoradas en lo posible con nuevas mezclas. Pero sea cual sea la calidad de estas grabaciones siempre resultan interesantes como documento del desarrollo de la música de King Crimson. Para todos aquellos que estén poco familiarizados le recomendamos los dos volúmenes de The Great Deceiver, tanto por su calidad óptima de sonido por por su contenido.

 
1. Improv: Fallen Angel
13 Octubre de 1972, Frankfurt.
Aparece en King Crimson. Live at the Zoom Club  (DGM 2002)
 
Un buen ejemplo de cómo los temas de King Crimson podían surgir de una improvisación. Este corte, registrado en un concierto de 1972, anticipa con claridad el tema (de mismo nombre) incluido en su LP Red, editado en 1974.


 
2. Improv: All That Glitters Is Not Nail Polish
13 de noviembre de 1972. Civic Hall, Guildford.
Aparece en King Crimson. Live in Guildford  (DGM 2015)
 
Larga improvisación registrada con escasa calidad de sonido, pero perfecta para comprobar como King Crimson iba buscando su sonido a través de la espontaneidad. El tema es realmente intenso y lleno de cambios, con momentos caóticos y arrolladores. Robert Fripp suena especialmente desatado en comparación con otras ocasiones, aunque el resto de la banda no se queda atrás en nivel de locura.


 
3. Improv: The Fright Watch
23 de noviembre de 1973. Concertgebouw, Amsterdam.
Aparece en King Crimson. The Nightwatch  (DGM 1997)
 
Este tema ya no cuenta con la presencia de Jamie Muir y supone una buena muestra del tipo de improvisación que va subiendo poco a poco de intensidad. Nótese la atmósfera creada por los teclados de Cross y las percusiones de Bruford. En muchas ocasiones, las improvisaciones servían a King Crimson para introducir otros temas, como es el caso de este corte, el cual termina justo cuando comienza "The Talking Drum".
 

 
4. Improv: The savage
30 de marzo de 1974. Elzer Hof. Mainz
Aparece en King Crimson. Live in Mainz (DGM 2001)
 
Otra excelente improvisación que sirve introducción, esta vez para "Doctor Diamond", un tema que nunca llegó a ser incluido en ningún disco de estudio y solo tocaron contadas veces en sus directos. La razón es que quizás "Doctor Diamond" , pese a ser en sí mismo un temazo, suena chirriante en comparación con los demás cortes, por ser formalmente más ordinario, más típicamente rockero, pero aun así creo que gracias a esta improvisación a la que está unida no desentona tanto en el conjunto final de este directo.


 
5. Improv: The Golden Walnut
24 de junio de 1974. Massey Hall. Toronto
Aparece en King Crimson. The Great Deceiver. Part. Two  (DGM 2007)

 
Potentísima jam donde Fripp se luce a gusto, al igual que la base rítmica formada por Bruford y Wetton. Pueden oirse algunas partes que anticipan el tema "One More Nightmare" que aparecerá en LP Red, editado varios meses despues.


 
6. Improv: (Easy Money)
28 de junio de 1974. Asbury Park. New Jersey
Aparece en King Crimson. Live in Asbury Park (DGM 2001). The collectable Vol.1 - CD2
 
A diferencia de otras improvisaciones, ésta no sirve de introducción, sino como cierre del tema  "Easy Money". Este directo en Asbury Park sirvió como base para el disco USA, que en su edición original de 1975 presentaba algunos temas editados y con sobregrabaciones sobre los violines de David Cross. Esta improvisación no fue incluida completa hasta reediciones recientes. En ella podemos encontrar a un Robert Fripp intimista y especialmente inspirado, siempre en su linea tan apartada de lo que solían hacer los guitarristas a mediados de los 70.


 
7. Improv: Is There life Out There?
29 de junio de 1974. University Park, Pennsylvania.
Aparece en King Crimson. Penn State University, University Park, Pennsylvania (DGM 2007) y The Great Deceiver  Part. Two (DGM 2007)
 
Magnífica improvisación donde Fripp y compañía practican verdadera magia musical. A destacar la premanente presencia del melotrón, siempre en perfecta combinación con el bajo o la guitarra. Los constantes cambios están tan bien unidos entre sí que se hace difícil creer que no estuviera todo previsto. Sin duda, este corte puede considerarse como uno de los puntos más álgidos de esta etapa de King Crimson.


 
8. Improv:  A Voyage To The Centre Of The Cosmos
30 de junio de 1974. Palace Theatre, Providence.
Aparece en The Great Deceiver  Part. Two (DGM 2007)
 
Esta improvisación, otra auténtica maravilla llena de fuerza y misterio, pertenece al penúltimo concierto de esta formación de King Crimson, poco días después entrarían al estudio sin David Cross para grabar el disco Red. Dos meses después el grupo se separa, pasando Robert Fripp a sus proyecto en solitario junto a Brian Eno. Este directo se haría célebre porque de ahí sería tomada la improvisación "Providence" que acabó en el Red con solo algunos retoques de estudio. Pero esta no sería la única improvisación memorable de aquel día, como certifica  este "A Voyage To The Centre Of The Cosmos", una larga jam que en sus inicios guarda ciertas similitudes con "Ashbury Park", pero que pronto cambia de tercio radicalmente. Cross resalta con su violín en la parte central, pero en general estamos ante una banda absolutamente unida y capacitada para dar saltos al vacío sin redes de ningún tipo. Escuchando este tema cuesta creer que Fripp decidiera cortar por lo sano. Nunca sabremos que podría haber dado de sí todavía esta formación de King Crimson.
 

Fuentes consultadas:
 
http://ultimateclassicrock.com
http://www.theuncool.com
http://www.elephant-talk.com
https://www.dgmlive.com


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