Lo que se sabía de antemano quedó confirmado con los resultados: Corporación Cambiemos pudo adjudicarse como marca un triunfo nacional frente a la división opositora, en especial del peronismo; partido en múltiples sellos. Ganó a pesar de todo, consiguiendo un claro respaldo a sus políticas en buena parte del país, en unas elecciones de medio término que consolidaron la posición política del presidente Mauricio Macri y su fuerza política que triunfó en la mitad más uno de las provincias, siendo así la fuerza más votada en todo el país. Lo que no se suponía en cambio fue el clima ominoso en el que se votó, donde el caso Maldonado se sobreimprimió a los bochornos varios de la jornada electoral; sin llegarse -por suerte- a los quilombos esperados (y fogoneados) por el gobierno, que con toda certeza aumentará sus pulsiones autoritarias, del gobierno represivo que irá in crescendo, tanto como las presiones del establishment para profundizar el ajuste y las reformas estructurales, Corporación Cambiemos cerró las elecciones con un resultado que le brinda la confianza necesaria para impulsar la profundización de sus medidas de gobierno en la segunda mitad del mandato: hoy ya confirmaron que continuarán tomando deuda y reducirán el gasto público, y ya hablan del aumento de la nafta: "Nunca los engañé. Suben en línea con los valores internacionales" dice el Felino mientras las petroleras festejan. Seguramente a partir de ahora se discutirán opciones para que amplios sectores se banquen el ajuste, profundizarán la cacería de brujas vía carpetazos judiciales para "aleccionar" a los que no se asimilen; y también es posible que el clima de euforia potencie la discusión al interior del bloque dominante por el modelo de desarrollo: dólar barato, deuda y bicicleta financiera versus dólar alto, licuación de salarios en dólares y salto exportador. ¿Nos espera acaso el peor futuro?
Nada que no supiéramos: las noticias políticas de hoy son pésimas: ganó la derecha dura con una campaña prometiendo ajuste y represión, dando rienda suelta desde el sistema de medios oficiales a las pasiones más degradadas de lo humano que fueron aprobadas por una parte muy importante del electorado, poniendo a Corporación Cambiemos como una fuerza nacional con todos los recursos del poder central. No hay otra fuerza nacional, y mucha buena gente está desalentada, preguntandose sobre la lógica de porqué el pueblo vota en contra de sus propios intereses, siendo que Corporación Cambiemos a realizado un continuo pasaje de riquezas desde los sectores pobres a los ricos, al mismo tiempo que desarrolló una cruel mecánica represora.
Previsiblemente el macrismo ganó sus elecciones de medio término, pero lo hizo en un contexto social horrible que nos dice que, además de que el gobierno se pone en línea con lo más reaccionario del mundo, muchos de los que nos tenemos que cruzar en las calles muestran que el progreso lineal de la humanidad no existe, que hay tanta vileza e impiedad como en el peor momento de la historia y que la propagación de estas pasiones bajas y la anulación de la capacidad de pensar son perfeccionados por el desarrollo tecnológico.
Si bien es difícil darle una explicación racional, podemos decir que es un síntoma de la ciudad en la que vivimos, del país, del mundo y de la era. Todo junto. Hemos nacido en una época de crisis mundial y de cambio permanente, en una situación de crisis continua y progresiva donde los ciudadanos tienen pocas posibilidades de prever acontecimientos y en tal estado de cosas las poblaciones van sintiendo la frustración del futuro y desconfían cada vez más de toda propuesta que vaya más allá de la inmediatez.
Podemos hablar de un momento de crisis. Etimológicamente, crisis proviene del griego krínei, que significa discernir, separar, interpretar, distinguir. Es decir que la crisis es una oportunidad para discernir, es necesario en este momento marcado por la fragmentación, animarnos a pensar, a detectar los problemas profundos de nuestra historia, de la cual somos hijos y protagonistas, pero sobretodo las posibilidades a futuro. Por algo está el dicho "toda crisis es una oportunidad".
No tiene sentido ponerse a pensar si nuestra época es mejor o peor que otras anteriores. Es necesario entender que en cada época hay desafíos propios por afrontar, y que el comparar con años anteriores (sea desde la condena o desde el anhelo) no debe distraernos del ser hijos de nuestro tiempo. Sí sirve la historia para aprender lecciones del pasado, pero eso de ningún modo nos desliga del drama que implica el uso de nuestra libertad.
Después del triunfo electoral de la derecha horrible (moderna, democrática, con globitos de colores, pero horrible) avalada por la parte horrible de la sociedad, pero no quiero saber nada con quejas, lamentos ni indignación. Hagámonos de abajo, dejense de joder con el bajón, el mundo es malo, no lo empeoremos. La constatación de la realidad horrible no logra sumirme en un estado ni siquiera de tristeza, aunque sea una realidad sumamente triste. Será porque lo sabía y solo lo recordé, y no tengo la sensación de catástrofe con la que muchos se enganchan.
El Felino Macri va a intentar, a partir de hoy, aplicar un plan político y económico más cruento y despiadado de lo que ha sido hasta ahora y el costo será alto: pero se trata de la declaración de una enfermedad que veníamos incubando, de la que éramos portadores desde hace rato, décadas... o más. El 40 y pico lo votó sabiendo lo que el gato es, no lo votó engañada. Y la mayoría absoluta de Jujuy apoya la catástrofe que está provocando Gerardo Morales: el 51% de los jujeños quiere que Milagro Sala sea sometida a lo que está viviendo, y la mitad de los porteños se sienten representados por ese monstruo abominable que compara a Santiago Maldonado con Walt Disney. Cada uno debe hacerse cargo, y la sociedad se tendrá que hacer cargo de lo que está generando.
Es imposible medir el efecto en la elección del caso Maldonado, pero todo parece indicar que los derechos humanos no están hoy en la agenda política del electorado, o lo están pero del peor modo: con la confirmación de la muerte de Santiago los amarillos mejoraron sus números en Chubut, y con Milagro Sala secuestrada y en riesgo de vida en una cárcel jujeña, Gerardo Morales obtuvo un aplastante triunfo. En el país amarillo todo es susceptible de ser mercantilizado, a todo se le llamaba "producto" y todo tiene precio pero ya no valor. Incluso la vida humana perdiendo sentido, para que todo siga en la misma injusticia de siempre, para que la impotencia continúe entre los millones de personas bienintencionadas y la anestesia social envuelva a todos los demás. Vemos que las convicciones morales y las credenciales democráticas de cierta parte del electorado son -como mínimo y siendo suaves- bastante plásticas; y que el autoritarismo creciente del gobierno se asienta en un importante respaldo social, por duro que resulte admitirlo. En una sociedad que avanza cada día hacia la deshumanización, la pérdida del registro personal del valor de la vida y la pérdida del sentido de la propia vida, tapados por este experimento marketinero donde prima el individulismo.
Pero, al contrario de lo que muchos opinan, no todo está perdido. Salvo que nos venza el desánimo y bajemos los brazos.
Esta situación de negación no es nueva desde la perspectiva de quienes, no hace muchos años, estando militando en organizaciones alineadas el humanismo, hemos tratado por todos los medios de que la población entendiese el camino suicida que estaban votando y eligiendo desde esa vía neoliberal. Diez años, una década, donde el pueblo estuvo eligiendo su propio suicidio hasta que éste llegó en el 2001.
El humanismo ha venido planteando, desde hace más de 20 años, una discusión pública sobre los problemas de la descomposición social y sus catastróficos efectos, así como de los cursos de acción posibles para superarla. Todos los caminos sugeridos consideran el protagonismo activo de la base social pero son muy pocos los que han querido escuchar, seguramente a causa del deslumbramiento casi patológico que produce la compulsión consumista en la población.
Todo lo que está sucediendo hoy ya fue anticipado por el humanismo en su momento pero las malas noticias son habitualmente resistidas, de modo que se nos escuchó escasamente.
Para quienes alguna vez estuvimos batallando desde la absoluta nada, no vemos tan desastrosa esta situación. El piso desde el que hoy se arranca es mucho mayor que en la larga noche del menemato, cuando parecía que las mismas ideas y el mismo modelo de país que ayer fue respaldado en las urnas había llegado para quedarse para siempre. Hoy tenemos un movimiento de derechos humanos no sometido a períodos eleccionarios que ya sacudió varias veces en un año al poder concentrado y no tiene intenciones de cesar. Y por otra parte, hay una dimensión humana que está intacta en nuestra sociedad. Millones de buena gente a la que solamente hay que congregar bajo una misma propuesta que las represente.
Tendremos que comprender que la situación actual es el síntoma de decadencia y agonía de un sistema que ha llegado al momento de su descomposición, pero hoy todo es muy cambiante. Y debemos construir desde lo que queda en pie.
Y si no lo podemos hacer, la responsabilidad será nuestra y no de otro. Menos de los amarillos, que más allá de los trolls y su marketing, siempre nos ayudarán porque cada vez está más claro de qué lado los pone sus oscuros y mezquinos intereses.
No hay que dejarse hipnotizar por los números, van cambiando en el tiempo, y lo único seguro es que dentro de dos años no serán los mismos. La construcción, por lo tanto, es nuestra. Porque si algo que representa al ser humano es su posibilidad de cambio y transformación, y en estos momentos de crisis, de cosificación, en estos momentos de deshumanización, la posibilidad de rehabilitación futura de toda una sociedad. Pero será necesario que los humanistas nos unamos para abrir esa puerta de dignidad, de liberación, de superación, hoy por hoy cerrada bajo un manto amarillo. Ese impulso hacia la libertad, hacia la ruptura de lo mecánico y natural es lo que nos define como humanos. Ese impulso avanza y crece en la historia, a veces retrocede y a veces parece apagarse, para renacer con nuevos bríos.
O como lo dijo Santiago Maldonado, en un texto publicado por su hermano Germán:
Hay que construir una nueva unidad no sólo política, sino cultural, social, humana, que rescate lo mejor de nosotros. Como humanista, estoy convencido de que el riesgo inminente de un desastre social en ciernes servirá de incentivo para invocarlo nuevamente; ese espíritu vital ha de ser el que nos impulse a transitar desde la condición pasiva de consumidores hacia una activa de genuinos creadores. Porque en el país amarillo, la usura y el crédito de consumo consumirá a los consumidores, paliando a tasas altísimas la escasez remunerativa, mientras que las legislaciones laborales tenderán a ser restringidas por el alto costo que significan para las empresas (tal como ya han adelantado), al tiempo que la economía informal crecerá y continuará siendo la base real de subsistencia de muchos de nosotros.
Todo esto augura ciertamente un desorden social que desbordará el marketing y la ingenua pretensión de encubrir un sistema amarillo que es y cada vez más será económica y políticamente inmoral, mientras tratarán de disciplinar a los descontentos y crear una situación de máxima inseguridad pública en nombre de la "seguridad nacional", mientras la acumulación de capital alcanzará niveles indigeribles. Los humanistas, sea cual sea nuestro color político, religioso o cultural, por sobre todas las cosas queremos libertad y no represión, opresión, ni ejércitos policíacos. Pero entre las aspiraciones humanistas y las realidades del mundo de hoy, se ha levantado un muro. Ha llegado pues, el momento de derribarlo. Para ello es necesaria la unión de todos los humanistas, todas las buenas personas, unidas bajo una misma sin importar el color político, apoyándonos en lo que nos une y no en lo que nos diferencia.
O como lo dijo otro grande que la muerte nos llevó:
Si la crisis de nuestra época ha de ser recordada en el futuro como benéfica y posibilitaría o como un período oscuro y catastrófico dependerá, en definitiva, de las decisiones que tomemos hoy. El hombre de hoy, al igual que lo que sucedió en generaciones pasadas, y como seguirá ocurriendo en las futuras generaciones, necesita encontrarse; y este encontrarse no es desde un individualismo, sino que se da con otros, y desde allí se podrá construir el camino que merecemos. Es una tarea, una misión que necesita del compromiso de cada uno. No necesitamos un mesianismo, una individualidad salvadora, sino un heroísmo muchas veces oculto, anónimo, pero no individualista. Humanizando nuestra vida, nuestros vínculos y relaciones, nuestras palabras, nuestros sentimientos. Porque como dije ya en otras entradas, la próxima revolución no se ganará con las armas sino con el corazón.
Entonces, y porque los poderosos pueden comprar todo menos el futuro, pese a la complejidad y perplejidad, celebremos lo nuevo que está por venir y debemos necesariamente crear, celebremos la crisis y preparemos los futuros cambios, ese es el complejo desafío que estamos obligados a enfrentar ahora, o simplemente dejar que el amarillismo atroz nos consuma y devore. La desición es nuestra.
¿Quieren ganarle a Corporación Cambiemos? Entonces cambiemos!
Nada que no supiéramos: las noticias políticas de hoy son pésimas: ganó la derecha dura con una campaña prometiendo ajuste y represión, dando rienda suelta desde el sistema de medios oficiales a las pasiones más degradadas de lo humano que fueron aprobadas por una parte muy importante del electorado, poniendo a Corporación Cambiemos como una fuerza nacional con todos los recursos del poder central. No hay otra fuerza nacional, y mucha buena gente está desalentada, preguntandose sobre la lógica de porqué el pueblo vota en contra de sus propios intereses, siendo que Corporación Cambiemos a realizado un continuo pasaje de riquezas desde los sectores pobres a los ricos, al mismo tiempo que desarrolló una cruel mecánica represora.
Previsiblemente el macrismo ganó sus elecciones de medio término, pero lo hizo en un contexto social horrible que nos dice que, además de que el gobierno se pone en línea con lo más reaccionario del mundo, muchos de los que nos tenemos que cruzar en las calles muestran que el progreso lineal de la humanidad no existe, que hay tanta vileza e impiedad como en el peor momento de la historia y que la propagación de estas pasiones bajas y la anulación de la capacidad de pensar son perfeccionados por el desarrollo tecnológico.
Si bien es difícil darle una explicación racional, podemos decir que es un síntoma de la ciudad en la que vivimos, del país, del mundo y de la era. Todo junto. Hemos nacido en una época de crisis mundial y de cambio permanente, en una situación de crisis continua y progresiva donde los ciudadanos tienen pocas posibilidades de prever acontecimientos y en tal estado de cosas las poblaciones van sintiendo la frustración del futuro y desconfían cada vez más de toda propuesta que vaya más allá de la inmediatez.
"El electorado está compuesto por simios con sueños racionales que se movilizan emocionalmente"Jaime Durán Barba
Podemos hablar de un momento de crisis. Etimológicamente, crisis proviene del griego krínei, que significa discernir, separar, interpretar, distinguir. Es decir que la crisis es una oportunidad para discernir, es necesario en este momento marcado por la fragmentación, animarnos a pensar, a detectar los problemas profundos de nuestra historia, de la cual somos hijos y protagonistas, pero sobretodo las posibilidades a futuro. Por algo está el dicho "toda crisis es una oportunidad".
No tiene sentido ponerse a pensar si nuestra época es mejor o peor que otras anteriores. Es necesario entender que en cada época hay desafíos propios por afrontar, y que el comparar con años anteriores (sea desde la condena o desde el anhelo) no debe distraernos del ser hijos de nuestro tiempo. Sí sirve la historia para aprender lecciones del pasado, pero eso de ningún modo nos desliga del drama que implica el uso de nuestra libertad.
Después del triunfo electoral de la derecha horrible (moderna, democrática, con globitos de colores, pero horrible) avalada por la parte horrible de la sociedad, pero no quiero saber nada con quejas, lamentos ni indignación. Hagámonos de abajo, dejense de joder con el bajón, el mundo es malo, no lo empeoremos. La constatación de la realidad horrible no logra sumirme en un estado ni siquiera de tristeza, aunque sea una realidad sumamente triste. Será porque lo sabía y solo lo recordé, y no tengo la sensación de catástrofe con la que muchos se enganchan.
El Felino Macri va a intentar, a partir de hoy, aplicar un plan político y económico más cruento y despiadado de lo que ha sido hasta ahora y el costo será alto: pero se trata de la declaración de una enfermedad que veníamos incubando, de la que éramos portadores desde hace rato, décadas... o más. El 40 y pico lo votó sabiendo lo que el gato es, no lo votó engañada. Y la mayoría absoluta de Jujuy apoya la catástrofe que está provocando Gerardo Morales: el 51% de los jujeños quiere que Milagro Sala sea sometida a lo que está viviendo, y la mitad de los porteños se sienten representados por ese monstruo abominable que compara a Santiago Maldonado con Walt Disney. Cada uno debe hacerse cargo, y la sociedad se tendrá que hacer cargo de lo que está generando.
Es imposible medir el efecto en la elección del caso Maldonado, pero todo parece indicar que los derechos humanos no están hoy en la agenda política del electorado, o lo están pero del peor modo: con la confirmación de la muerte de Santiago los amarillos mejoraron sus números en Chubut, y con Milagro Sala secuestrada y en riesgo de vida en una cárcel jujeña, Gerardo Morales obtuvo un aplastante triunfo. En el país amarillo todo es susceptible de ser mercantilizado, a todo se le llamaba "producto" y todo tiene precio pero ya no valor. Incluso la vida humana perdiendo sentido, para que todo siga en la misma injusticia de siempre, para que la impotencia continúe entre los millones de personas bienintencionadas y la anestesia social envuelva a todos los demás. Vemos que las convicciones morales y las credenciales democráticas de cierta parte del electorado son -como mínimo y siendo suaves- bastante plásticas; y que el autoritarismo creciente del gobierno se asienta en un importante respaldo social, por duro que resulte admitirlo. En una sociedad que avanza cada día hacia la deshumanización, la pérdida del registro personal del valor de la vida y la pérdida del sentido de la propia vida, tapados por este experimento marketinero donde prima el individulismo.
Pero, al contrario de lo que muchos opinan, no todo está perdido. Salvo que nos venza el desánimo y bajemos los brazos.
Esta situación de negación no es nueva desde la perspectiva de quienes, no hace muchos años, estando militando en organizaciones alineadas el humanismo, hemos tratado por todos los medios de que la población entendiese el camino suicida que estaban votando y eligiendo desde esa vía neoliberal. Diez años, una década, donde el pueblo estuvo eligiendo su propio suicidio hasta que éste llegó en el 2001.
El humanismo ha venido planteando, desde hace más de 20 años, una discusión pública sobre los problemas de la descomposición social y sus catastróficos efectos, así como de los cursos de acción posibles para superarla. Todos los caminos sugeridos consideran el protagonismo activo de la base social pero son muy pocos los que han querido escuchar, seguramente a causa del deslumbramiento casi patológico que produce la compulsión consumista en la población.
Todo lo que está sucediendo hoy ya fue anticipado por el humanismo en su momento pero las malas noticias son habitualmente resistidas, de modo que se nos escuchó escasamente.
Para quienes alguna vez estuvimos batallando desde la absoluta nada, no vemos tan desastrosa esta situación. El piso desde el que hoy se arranca es mucho mayor que en la larga noche del menemato, cuando parecía que las mismas ideas y el mismo modelo de país que ayer fue respaldado en las urnas había llegado para quedarse para siempre. Hoy tenemos un movimiento de derechos humanos no sometido a períodos eleccionarios que ya sacudió varias veces en un año al poder concentrado y no tiene intenciones de cesar. Y por otra parte, hay una dimensión humana que está intacta en nuestra sociedad. Millones de buena gente a la que solamente hay que congregar bajo una misma propuesta que las represente.
Tendremos que comprender que la situación actual es el síntoma de decadencia y agonía de un sistema que ha llegado al momento de su descomposición, pero hoy todo es muy cambiante. Y debemos construir desde lo que queda en pie.
Y si no lo podemos hacer, la responsabilidad será nuestra y no de otro. Menos de los amarillos, que más allá de los trolls y su marketing, siempre nos ayudarán porque cada vez está más claro de qué lado los pone sus oscuros y mezquinos intereses.
No hay que dejarse hipnotizar por los números, van cambiando en el tiempo, y lo único seguro es que dentro de dos años no serán los mismos. La construcción, por lo tanto, es nuestra. Porque si algo que representa al ser humano es su posibilidad de cambio y transformación, y en estos momentos de crisis, de cosificación, en estos momentos de deshumanización, la posibilidad de rehabilitación futura de toda una sociedad. Pero será necesario que los humanistas nos unamos para abrir esa puerta de dignidad, de liberación, de superación, hoy por hoy cerrada bajo un manto amarillo. Ese impulso hacia la libertad, hacia la ruptura de lo mecánico y natural es lo que nos define como humanos. Ese impulso avanza y crece en la historia, a veces retrocede y a veces parece apagarse, para renacer con nuevos bríos.
O como lo dijo Santiago Maldonado, en un texto publicado por su hermano Germán:
"Por la libertad física y mental.Santiago Maldonado
¿Quién te dice que tenés que ser algo en la vida?
Ya eres algo. ¿Estás contento?
Destruye los prejuicios y los acondicionamientos, los modelos, estereotipos, formas, normas.
Sé libre aquí y ahora, mañana puede ser tarde.
No esperes a ir al cielo para disfrutar.
En la tierra está el paraíso y el infierno.
Haz de tu vida un arco iris y un tornado.
Sé vago como el viento, nómade sin rastro."
Hay que construir una nueva unidad no sólo política, sino cultural, social, humana, que rescate lo mejor de nosotros. Como humanista, estoy convencido de que el riesgo inminente de un desastre social en ciernes servirá de incentivo para invocarlo nuevamente; ese espíritu vital ha de ser el que nos impulse a transitar desde la condición pasiva de consumidores hacia una activa de genuinos creadores. Porque en el país amarillo, la usura y el crédito de consumo consumirá a los consumidores, paliando a tasas altísimas la escasez remunerativa, mientras que las legislaciones laborales tenderán a ser restringidas por el alto costo que significan para las empresas (tal como ya han adelantado), al tiempo que la economía informal crecerá y continuará siendo la base real de subsistencia de muchos de nosotros.
Todo esto augura ciertamente un desorden social que desbordará el marketing y la ingenua pretensión de encubrir un sistema amarillo que es y cada vez más será económica y políticamente inmoral, mientras tratarán de disciplinar a los descontentos y crear una situación de máxima inseguridad pública en nombre de la "seguridad nacional", mientras la acumulación de capital alcanzará niveles indigeribles. Los humanistas, sea cual sea nuestro color político, religioso o cultural, por sobre todas las cosas queremos libertad y no represión, opresión, ni ejércitos policíacos. Pero entre las aspiraciones humanistas y las realidades del mundo de hoy, se ha levantado un muro. Ha llegado pues, el momento de derribarlo. Para ello es necesaria la unión de todos los humanistas, todas las buenas personas, unidas bajo una misma sin importar el color político, apoyándonos en lo que nos une y no en lo que nos diferencia.
O como lo dijo otro grande que la muerte nos llevó:
"En tiempos oscuros, tengamos el talento suficiente para aprender a volar en la noche... como murciélagos...Eduardo Galeano
En tiempos oscuros, seamos lo suficientemente sanos, como para vomitar las mentiras que nos obligan a tragar... cada día...
En tiempos oscuros, seamos lo suficientemente valientes como para tener el coraje de estar solos... y lo suficientemente valientes, como para arriesgarnos a estar juntos...
En tiempos oscuros, seamos lo suficientemente maduros, como para saber que podemos ser compatriotas y contemporáneos, de todos los que tienen una voluntad de belleza y una voluntad de justicia, sin importar, dónde nacieron ni dónde se encuentran... porque no creemos en las fronteras de los mapas del tiempo...
En tiempos oscuros, seamos lo suficientemente tercos, como para seguir creyendo, contra toda evidencia... que la condición humana vale la pena...
En tiempos oscuros, seamos lo suficientemente locos, como para ser llamados locos... seamos lo suficientemente inteligentes, como para ser desobedientes, cuando recibimos órdenes contradictorias a nuestra conciencia... o contra el sentido común".
Si la crisis de nuestra época ha de ser recordada en el futuro como benéfica y posibilitaría o como un período oscuro y catastrófico dependerá, en definitiva, de las decisiones que tomemos hoy. El hombre de hoy, al igual que lo que sucedió en generaciones pasadas, y como seguirá ocurriendo en las futuras generaciones, necesita encontrarse; y este encontrarse no es desde un individualismo, sino que se da con otros, y desde allí se podrá construir el camino que merecemos. Es una tarea, una misión que necesita del compromiso de cada uno. No necesitamos un mesianismo, una individualidad salvadora, sino un heroísmo muchas veces oculto, anónimo, pero no individualista. Humanizando nuestra vida, nuestros vínculos y relaciones, nuestras palabras, nuestros sentimientos. Porque como dije ya en otras entradas, la próxima revolución no se ganará con las armas sino con el corazón.
Entonces, y porque los poderosos pueden comprar todo menos el futuro, pese a la complejidad y perplejidad, celebremos lo nuevo que está por venir y debemos necesariamente crear, celebremos la crisis y preparemos los futuros cambios, ese es el complejo desafío que estamos obligados a enfrentar ahora, o simplemente dejar que el amarillismo atroz nos consuma y devore. La desición es nuestra.
¿Quieren ganarle a Corporación Cambiemos? Entonces cambiemos!
Hace mucho que no paso por esta pagina de mierda.
ReplyDeleteReitero, LTA.
Firmado
LTA
Creo que lo que más extraño de "la década ganada" es que Cabeza de Moog todavía publicaba de lo que realmente entiende: música.
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ReplyDeleteParece que los amarillos vienen envalentonados. La derecha está a full y ese será nuestro destino, al menos por un tiempo.
DeleteY si, la vida nos juzgará a todos, incluso a quienes apoyan a gobiernos autoritarios. Cada uno sabe de que lado está, y cada uno se hará cargo como ser humano libre y pensante. Aunque la verdad es que me gustaría que me rebatan con algún argumento y no con desacreditaciones gratuitas. ¿O simplemente es que les molesta que alguien piense diferente, pero no tienen nada que rebatir salvo agredir?
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DeleteGonza, verdaderamente y luego de tratar de entenderte creo que te falta algún tornillo. Y no entendí un carajo pero no importa, no te preocupes en tratar de explicar.
DeleteLa historia no juzga un carajo, lo que realmente te juzga es tu propia consciencia al momento de la muerte, ahí es donde prima tu coherencia en lo que hiciste en la vida. Y no te preocupes por mi coherencia porque de eso me preocupo yo solito todos los días.
Gracias por tus buenas intenciones :)
Paciencia, Moe.- Solo nos queda esperar sentados en una sillita en la vereda para ver pasar flotando a todos los nabos que votaron amarillo, lamentándose por haberlo hecho.- Se subieron al trencito nefasto del endeudamiento; la flexibilización laboral; el aumento indiscriminado de tarifas; hasta ahora, la inflación al mango; el desempleo y todo lo demás que no les importa, como la represión; cagarse en los derechos humanos; la distribución más equitativa de los ingresos, etc.- Cuando volvamos a los abismos donde nos llevan estos mierdas cada vez que agarran la manija (y nunca fallan en hacerlo), allí deberemos estar para salvar las papas del fuego.- Espero que no les dure tanto y que estemos los que tengamos que estar para hacer lo que no se hizo durante los 12 años; sobre todo con estos hijos de puta.- No habrá que ser benevolente con estos, nunca más.- Por los pánfilos estos que ladran por acá, acordate que ya tenés cintura.- ¿ Recordás todos los trolls que tuviste que mangiarte hasta hace un año? Y pensar que a estos teresos les pagamos nosotros el sueldito.- Abrazo y a seguir que esto recién empieza.-
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DeleteAl parecer no leíste la historia y desconocés quienes son Macri y Flía., Melconián, Prat Gay, Sturzenegger, Magnetto y similares.-
DeleteAl parecer te creíste cuando los mafiosos te decían que los otros eran mafiosos.-
Al parecer te creíste cuando te hablaban de los “medios kirchneristas” cuando desde el 85 % de ellos te licuaban el cerebro y te implantaban la idea de que tenías que elegirlos a ellos, blancas palomitas, porque iban a terminar con la corrupción (que la inventaron y fomentaron ellos) y te iban a obsequiar con el pleno empleo, la pobreza cero, no iban a devaluar, iban a financiar a las Pymes, no iban a despedir a nadie y a nadie sacarle ningún beneficio, no iban a haber tarifazos (a lo sumo un “pequeño” reacomodamiento), no iban a querer una justicia propia ni ningún “6,7,8”.
Al parecer se cagaron en todo lo que dijeron en la campaña de 2015 en tu propia cara y ahora que ganó, lo primero que dijo es “ir tras la pobreza cero”… y seguro lo aplaudiste.-
Al parecer nadie te comentó que esas cifras de dinero en miles de millones de dólares fugados desde Argentina al exterior (delito aberrante del cual somos campeones mundiales) no se los llevaron los pocos gobiernos populares que hubo, sino los empresarios que manejaron a voluntad a políticos con coimas para que les hicieran negocios a medida o leyes que facilitaran la fuga.- Antes llegaban siempre de la mano de todos los gobiernos fraudulentos (antes de Irigoyen), luego con los militares y hoy con el voto, lo cual no habla muy bien de esos votantes…
Al parecer llamás mentiras a todo lo que está en los libros que no lees, en la historia que seguramente “te aburre”. Si hubieras caminado hacia adelante sin dejar de mirar hacia atrás, sabrías quienes son esta banda que elegiste, que historia tiene y como estos mismos nombres nos depositaron en el caótico año 2002 (Cavallo es sobreviviente de la dictadura, o sea que lleva 2 períodos similares).-
Al parecer nunca leíste ningún libelo de Durán Barba, el mentor e ideólogo de la filosofía macrista (si es que eso existe): si lo hicieras verías que opina del pueblo de la Nación y de los votantes y cómo los cataloga; para él, sos solamente un imbécil con una argolla en la nariz; leelo y después decime).
Al parecer mi ideología debería ser la que guiara al mundo para que este fuera un poco mejor.- Ocho (8) personas concentran la mitad de la riqueza mundial, y esto es cada vez peor.-Los norteamericanos y los europeos son desde hace 500 años los continuadores y más habilidosos acumuladores de riqueza del mundo, toda ella tomada de otros países a los que saquean sin piedad. Y en esos países que no hacen nada sino que lo fomentan, hay (obviamente) un grupejo de atorrantes que son como los otros pero en miniatura o sea que saquean a sus propios compatriotas mientras reciben el apoyo de los foráneos para mantener un status quo permanente de depredación (algo así como dejarse violar y, para desquitarse, violarse a su vez a otros).-
En fin ya estaba por enviar la respuesta y veo más arriba la respuesta que le hiciste a Moebius.- ¡Dios! El punto 1 es tan vergonzoso que, de principio, te anula.- El punto 2 te muestra como lo que sos y me lleva a pensar que, si tanto te agradó el Proceso Criminal, te contradecís con eso del punto anterior: “gobierno autoritario”. Punto tres, coincido con vos pero desde la vereda opuesta.- Punto 4; también coincido y aunque el mundo y ahora este país va por el lado habitual del saqueo y la explotación, espero que esta runfla alguna vez lo pague.-
Los zurditos ya tienen su "GUACHITO GIL"
ReplyDeleteNo rompan más las bolas