En consonancia de la nota que publicaramos hoy "Progreso y Neoliberalismo: El Gobierno Mundial de los Ricos" sobre un informe de Oxfam que trata de la creciente polarización en las economías occidentales y que podemos compararlo con los recientes datos publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), vemos que en los últimos meses Argentina se pone a tono y finalmente creció significativamente la desigualdad.
El gobierno de Corporación Cambiemos S.A. fue caracterizado desde su inicio como un gobierno de ricos, con políticas que tendían a beneficiar a ese mismo sector social. La extracción social de sus miembros, así como también el alto número de funcionarios provenientes de grandes empresas, hicieron que existiera la percepción compartida por buena parte de la población de que se trataba de un gobierno de ricos para ricos.
En la actualidad, el control de la concentración recursos deben estar en manos (de modo muy desparejo) de unas 200 o 300 mil personas (menos del 1% de la población total), entre las cuales unas 50 mil concentra la mayor parte de los mismos. Como se ve, es una minoría estadísticamente insignificante de la población total pero -y aquí radica el problema político- forma parte de un sistema oligárquico que es global. Esta es la famosa "clase dominante", la que no tiene, en rigor, nacionalidad alguna, más allá que lo que figura en sus documentos de identidad.
Como se lucha, en última instancia, contra ese sistema global oligárquico tan poderoso es que se hace necesario constituir mayorías sociales muy grandes para poder derrotarlos políticamente. Ese sistema global hace política local todo el tiempo y funciona las 24 hs. del día para impedir que nuevas mayorías sociales lo desplacen o puedan constituir gobiernos con otros intereses que no son los de ellos.
El gobierno de Corporación Cambiemos S.A. fue caracterizado desde su inicio como un gobierno de ricos, con políticas que tendían a beneficiar a ese mismo sector social. La extracción social de sus miembros, así como también el alto número de funcionarios provenientes de grandes empresas, hicieron que existiera la percepción compartida por buena parte de la población de que se trataba de un gobierno de ricos para ricos.
En la actualidad, el control de la concentración recursos deben estar en manos (de modo muy desparejo) de unas 200 o 300 mil personas (menos del 1% de la población total), entre las cuales unas 50 mil concentra la mayor parte de los mismos. Como se ve, es una minoría estadísticamente insignificante de la población total pero -y aquí radica el problema político- forma parte de un sistema oligárquico que es global. Esta es la famosa "clase dominante", la que no tiene, en rigor, nacionalidad alguna, más allá que lo que figura en sus documentos de identidad.
Como se lucha, en última instancia, contra ese sistema global oligárquico tan poderoso es que se hace necesario constituir mayorías sociales muy grandes para poder derrotarlos políticamente. Ese sistema global hace política local todo el tiempo y funciona las 24 hs. del día para impedir que nuevas mayorías sociales lo desplacen o puedan constituir gobiernos con otros intereses que no son los de ellos.
Como puede leerse con más detalle en esta nota la brecha entre el 10 % más pobre y el 10 % más rico de la población continúa aumentando. En el segundo trimestre de 2016 el 10 % más rico había ganado 23,17 veces más que el 10 % más pobre de la población. Ahora el INDEC macrista dice que entre julio y septiembre del año pasado el 10 % más rico acumuló 25,56 veces más que el 10 % más pobres.
El análisis de los principales convenios colectivos del período 2015-2017 realizado por CEPA (Centro de Economía Política Argentina) muestra que al término de los periodos paritarios para 2015-2016, todos los gremios analizados, con la excepción de los bancarios, perdían poder de compra: sus salarios promedios caían en términos reales entre 5,32% (gráficos) y 11,73% (estatales de UPCN).
Por otra parte, las jubilaciones, pensiones y AUH han visto su evolución fuertemente afectada por el desempeño de las variables que componen la fórmula de la movilidad jubilatoria y de AUH, a saber: los ingresos fiscales y el aumento de la masa salarial. Los salarios, como se mencionó, han perdido en términos reales un promedio de 7% para los gremios analizados, y a su vez los ingresos fiscales han mermado por la eliminación de las retenciones al sector agroexportador, minero e industrial en concomitancia con la caída de los ingresos fiscales ligados al IVA domestico por efectos de la caída en las ventas en el mercado interno.
Por último, el aumento de la incidencia de la indigencia y la pobreza en el período de gobierno registrado por las mediciones de varios centros de estudios revelan un aumento de este guarismo que alcanzan los 12 puntos porcentuales adicionales al nivel del inicio del gobierno actual, es decir, entre noviembre de 2015 y junio 2016.
Pero puede ser peor aún. Porque en el 10 % más rico están todos los que percibieron ingresos de entre $22.500 y $274.000 mensuales. Es decir, al interior de ese 10 % también hay notables diferencias que el INDEC no desglosa por medir en deciles. Si se desglosara ese 10 %, obtendríamos que el 1 % más rico obtiene mucho más que 25,56 veces que los más pobres.
En palabras sencillas y llanas: los ricos están capturando más recursos que lo que capturaban hace unos trimestres atrás. Los ricos están siendo más ricos, los pobres más pobres. Y si supieramos cuánto más gana el 1 % más ricos, podríamos decir sin temor a equivocarnos que los super-ricos están siendo mucho más ricos, mientras los pobres mucho más pobres.
¿Eso que decían no les suena un chiste de cínicos psicópatas?
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