A un año del cambio de gobierno quedó claro que su modelo económico consiste en menos Estado y más mercado. Si se retira el Estado, el mercado se encargará de impulsar la economía. Esta máxima se pudo observar en varios ámbitos. La inflación de 2016 del mejor equipo de los últimos 5000 años, la más alta de los últimos 25 años. Superará el 40,9% del año 2002, tras el estallido de la Convertibilidad.
El año que se va dejará una marca en la historia estadística de la economía argentina: será el de mayor inflación de los últimos 25 años. El número final se empezará a delinear en unos días, cuando las consultoras inicien su ronda de dictámenes que culminará el miércoles 11 con la difusión del índice de precios al consumidor del Indec. Sin embargo, todo indica que a lo largo de 2016 la variación de precios minoristas fue superior al 41 por ciento.
Los números son de tal magnitud que superan los de la traumática salida de la convertibilidad. La devaluación que ordenó Eduardo Duhalde en los inicios de 2002 provocó un alza de precios minoristas del 40,9% medido de punta a punta de ese año. La aguda recesión y los altos niveles de desempleo evitaron que el desborde fuera más grave.
Mientras tanto Marioneta Macri manda fruta: "la inflación va con efecto retardado..." ¿Viste cuando en el secundario un compañero saraseaba en el frente?... bueno igual... Nos boludean y dicen que no hubo devaluación sino sinceramiento, que el compromiso sobre Ganancias se relacionaba con una herencia que no percibían tan catastrófica, que el combate a la inflación debe ser visto a mediano plazo y así, sucesivamente, más que después de todo apenas llevan un año y las facturas hay que pasarlas cuando se cumpla el período total.
El año que se va dejará una marca en la historia estadística de la economía argentina: será el de mayor inflación de los últimos 25 años. El número final se empezará a delinear en unos días, cuando las consultoras inicien su ronda de dictámenes que culminará el miércoles 11 con la difusión del índice de precios al consumidor del Indec. Sin embargo, todo indica que a lo largo de 2016 la variación de precios minoristas fue superior al 41 por ciento.
Los números son de tal magnitud que superan los de la traumática salida de la convertibilidad. La devaluación que ordenó Eduardo Duhalde en los inicios de 2002 provocó un alza de precios minoristas del 40,9% medido de punta a punta de ese año. La aguda recesión y los altos niveles de desempleo evitaron que el desborde fuera más grave.
Mientras tanto Marioneta Macri manda fruta: "la inflación va con efecto retardado..." ¿Viste cuando en el secundario un compañero saraseaba en el frente?... bueno igual... Nos boludean y dicen que no hubo devaluación sino sinceramiento, que el compromiso sobre Ganancias se relacionaba con una herencia que no percibían tan catastrófica, que el combate a la inflación debe ser visto a mediano plazo y así, sucesivamente, más que después de todo apenas llevan un año y las facturas hay que pasarlas cuando se cumpla el período total.
Tal como ocurrió en los últimos tiempos, habrá que tomar con pinzas los números finales. Es que la intervención del Indec a partir de 2007 y la manipulación de sus encuestas dificulta el análisis. El IPC se reformuló, luego se dejó de elaborar por varios meses y recién fue retomado a partir de mayo con otra metodología: desde entonces y hasta noviembre subió un 15,5 por ciento. El "apagón estadístico" de Cambiemos hizo que la referencia local más consultada fuera el índice del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que entre enero y noviembre acumula una variación del 39,3 por ciento. Si en diciembre la inflación fuera de 1,5% (cifra que parece exigua, teniendo en cuenta el alto consumo estacional por las fiestas navideñas) ese índice cerraría 2016 con un alza del 41,4 por ciento. El IPC Congreso, en base al promedio de varias consultoras, llevaba un 38,2% en los primeros 11 meses del año y cuando se le sume diciembre también rozaría el 41 por ciento. En general, la mayoría de los especialistas en el tema concuerda en que la tenue desaceleración del último trimestre no alcanzará para perforar el piso del 40 por ciento.
Mientras tanto, golpean a trabajadores en el Ministerio de Educación, que protesta en forma pacífica en la sede Santa Fe del Ministerio, fueron golpeados por la Policía Federal, que puso vallas y militarizó el lugar. Como muestra basta un botón, y esta será la normativa de la Argentina CEOliberal: mientras aumente la inflación y los servicios, se despide gente, se transfiere riqueza del pueblo a los ricos, se endeuda el presente y el futuro, también se prepara el garrote para reprimir las protestas sociales.
Los despidos formales alcanzaron a 192.917 personas entre diciembre de 2015 y noviembre pasado. Las suspensiones sumaron 39.369 casos en el mismo período. Las cifras surgen de una investigación del Conicet, Flacso y universidades públicas a la que accedió este diario, en la cual se revisa el impacto en la salud de la población provocado por los despidos y la incertidumbre laboral de 2016. “Las recetas ortodoxas implementadas en Argentina en los últimos meses generaron el mayor y más intenso deterioro de las condiciones de trabajo desde la crisis de la convertibilidad, y el primer evento de esta naturaleza que se verifica en nuestro país en ausencia de grandes crisis o golpes de Estado”, afirma el documento. Los investigadores encontraron entre los principales resultados que hubo un deterioro del 20,5 por ciento en los indicadores de salud física y se triplicaron problemas de salud mental entre los trabajadores. Aumentaron en forma exponencial los cuadros depresivos por efecto de los despidos. Las mujeres de mediana edad fueron el grupo que registró los mayores niveles de vulnerabilidad a raíz de las tensiones laborales.
El Estado, según el documento, debe intervenir en la economía para promocionar en forma activa el pleno empleo de la población. No hacerlo esconde intereses redistributivos de grupos conservadores de la sociedad: "Es sabido que los despidos masivos forman parte de la agenda en toda reforma neoliberal, de todo régimen político que busca una redistribución regresiva del ingreso. Se trata de una operación que, para tener éxito, necesita fragilizar individuos y colectivos, poniendo en duda su valor e identidad, desmovilizando mediante el miedo y la deslegitimación". El informe considera que en los últimos meses, los despidos formaron parte de una estrategia de shock, cuyo objetivo es reducir el costo laboral de la mano de obra local y disciplinar a la clase trabajadora, la que posee la tasa de sindicalización más alta del continente.
Ya el historiador inglés Perry Anderson advirtió que el neoliberalismo, a diferencia del liberalismo clásico, es primero una propuesta ideológica antes que un modelo de funcionamiento de la economía y el gobierno. Un proyecto pacientemente incubado en pequeños círculos académicos primero, de la mano de teóricos como Friedrich von Hayek y Milton Friedmann y aplicados en los gobiernos de Margaret Thatcher, Ronald Reagan, Augusto Pinochet, etc. y fueron la expresión pionera de la hegemonía de una nueva derecha en Europa y en Norteamérica. Con el objetivo de reestablecer la tasa de ganancia empresarial, se alternaron recetas que pregonaban la necesidad de "romper la fuerza de los sindicatos y de controlar estrictamente la evolución de la masa monetaria". Para este fin, es necesaria una "disciplina presupuestaria", acompañada de una "restricción de los gastos sociales" y la restauración de una llamada "tasa natural de desempleo", es decir, de la creación de un ejército de reserva de asalariados –batallones de desempleados– que permita debilitar a los sindicatos. Por otra parte, deben introducirse "reformas fiscales" a fin de estimular a los "agentes económicos" a ahorrar e invertir. ¿Suena conocido?
Toda esa ideología es la que prima en la Argentina CEOliberal, en la Argentina donde ya hay presos políticos, como Milagro Sala, recientemente sentenciada con un fallo vergonzoso y preocupante por un hecho menor del que no participó directamente luego de estar presa un año, producto de una detención arbitraria en el marco de una protesta en la capital de Jujuy. El disciplinamiento de la protesta social y la criminalización de las demandas populares es la respuesta al descontento popular creciente frente a las políticas regresivas del gobierno de Corporación Cambiemos S.A.
Mientras tanto, golpean a trabajadores en el Ministerio de Educación, que protesta en forma pacífica en la sede Santa Fe del Ministerio, fueron golpeados por la Policía Federal, que puso vallas y militarizó el lugar. Como muestra basta un botón, y esta será la normativa de la Argentina CEOliberal: mientras aumente la inflación y los servicios, se despide gente, se transfiere riqueza del pueblo a los ricos, se endeuda el presente y el futuro, también se prepara el garrote para reprimir las protestas sociales.
Los despidos formales alcanzaron a 192.917 personas entre diciembre de 2015 y noviembre pasado. Las suspensiones sumaron 39.369 casos en el mismo período. Las cifras surgen de una investigación del Conicet, Flacso y universidades públicas a la que accedió este diario, en la cual se revisa el impacto en la salud de la población provocado por los despidos y la incertidumbre laboral de 2016. “Las recetas ortodoxas implementadas en Argentina en los últimos meses generaron el mayor y más intenso deterioro de las condiciones de trabajo desde la crisis de la convertibilidad, y el primer evento de esta naturaleza que se verifica en nuestro país en ausencia de grandes crisis o golpes de Estado”, afirma el documento. Los investigadores encontraron entre los principales resultados que hubo un deterioro del 20,5 por ciento en los indicadores de salud física y se triplicaron problemas de salud mental entre los trabajadores. Aumentaron en forma exponencial los cuadros depresivos por efecto de los despidos. Las mujeres de mediana edad fueron el grupo que registró los mayores niveles de vulnerabilidad a raíz de las tensiones laborales.
El Estado, según el documento, debe intervenir en la economía para promocionar en forma activa el pleno empleo de la población. No hacerlo esconde intereses redistributivos de grupos conservadores de la sociedad: "Es sabido que los despidos masivos forman parte de la agenda en toda reforma neoliberal, de todo régimen político que busca una redistribución regresiva del ingreso. Se trata de una operación que, para tener éxito, necesita fragilizar individuos y colectivos, poniendo en duda su valor e identidad, desmovilizando mediante el miedo y la deslegitimación". El informe considera que en los últimos meses, los despidos formaron parte de una estrategia de shock, cuyo objetivo es reducir el costo laboral de la mano de obra local y disciplinar a la clase trabajadora, la que posee la tasa de sindicalización más alta del continente.
Ya el historiador inglés Perry Anderson advirtió que el neoliberalismo, a diferencia del liberalismo clásico, es primero una propuesta ideológica antes que un modelo de funcionamiento de la economía y el gobierno. Un proyecto pacientemente incubado en pequeños círculos académicos primero, de la mano de teóricos como Friedrich von Hayek y Milton Friedmann y aplicados en los gobiernos de Margaret Thatcher, Ronald Reagan, Augusto Pinochet, etc. y fueron la expresión pionera de la hegemonía de una nueva derecha en Europa y en Norteamérica. Con el objetivo de reestablecer la tasa de ganancia empresarial, se alternaron recetas que pregonaban la necesidad de "romper la fuerza de los sindicatos y de controlar estrictamente la evolución de la masa monetaria". Para este fin, es necesaria una "disciplina presupuestaria", acompañada de una "restricción de los gastos sociales" y la restauración de una llamada "tasa natural de desempleo", es decir, de la creación de un ejército de reserva de asalariados –batallones de desempleados– que permita debilitar a los sindicatos. Por otra parte, deben introducirse "reformas fiscales" a fin de estimular a los "agentes económicos" a ahorrar e invertir. ¿Suena conocido?
Toda esa ideología es la que prima en la Argentina CEOliberal, en la Argentina donde ya hay presos políticos, como Milagro Sala, recientemente sentenciada con un fallo vergonzoso y preocupante por un hecho menor del que no participó directamente luego de estar presa un año, producto de una detención arbitraria en el marco de una protesta en la capital de Jujuy. El disciplinamiento de la protesta social y la criminalización de las demandas populares es la respuesta al descontento popular creciente frente a las políticas regresivas del gobierno de Corporación Cambiemos S.A.
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