Existe una grieta desde siempre, es la que existe entre los que se conduelen con el sufrimiento de quienes siente como hermanos, como compañeros de este viaje en el que solo se tiene la certeza que las tormentas y dolores se combaten entre todos y entre aquellos que tienen la pretensión de vivir llenando huecos con dinero y poder. En la cadena de montaje de la Felicidad las audiencias mediatizadas / pasivizadas / idiotizadas se comen los "versos" Pro: ya sea el verso de "la grieta" que divide a los argentinos o cualquiera de los relatos con los que demonizan a opositores y pretenden controlar la opinión de la sociedad. Por suerte, siempre existió la grieta, porque entre esos tipos y yo hay algo personal.
El 19 de Diciembre estallaba el modelo liberal, el de la dictadura que había retomado Menem ensuciando al peronismo y continuado por la Alianza Radical Progresista que embarró a su vez al progresismo que hizo del pragmatismo resignado una bandera.
Del lado de la grieta que pone las víctimas estaba el Pocho Leprati,militante cristiano de esos que entienden el Evangelio como un mensaje liberador en esta tierra. Pocho ,como Darío y Maxi un par de años más adelante, como tantos que dejaron su vida en esos días es un símbolo de quienes defienden la vida a arriesgando la suya.,..el paren hijos de puta que hay chicos comiendo es un grito de combate del que hoy resuena el eco confundiendose con los nuevos comedores que empiezan a brotar por todos lados y la represión tasca el freno.
El asesino de Pocho Lepratti hoy es militante del Pro en Arroyo Seco
Hace 15 años, mataban a Claudio "Pocho" Lepratti en Rosario, el Angel de la bicicleta, una de las víctimas de la represión del 2001: el miércoles 19 de diciembre, cuando la policía disparaba contra pibes y mujeres, se subió a la terraza de la escuela donde colaboraba con la preparación de la comida, al grito de "¡Hijos de puta, bajen las armas que aquí solo hay pibes comiendo!" intentó parar la represión, pero un policía del móvil Nº 2270 del comando radioeléctrico de nuestra ciudad disparó directamente contra el cuerpo de Pocho. La bala de plomo se alojó en la traquea y lo mató, llevándose a un militante de la vida y a una persona que luchaba día a día por cambiar las podredumbres de este mundo. Esteban Velázquez, el autor de los disparos que mataron a Pocho hoy es militante del PRO en Arroyo Seco y apoyó a su amigo el concejal Matías Attoresi en la campaña.
El policía fue condenado a 14 años de prisión, pero salió antes y hoy es un férreo militante PRO en Arroyo Seco desde donde acompaña a su amigo el Concejal Matías Attoresi. Velázquez fue fiscal por el PRO en las últimas elecciones. De policía condenado a militante Pro de la Nueva Argentina Neoliberal.
El 19 de Diciembre estallaba el modelo liberal, el de la dictadura que había retomado Menem ensuciando al peronismo y continuado por la Alianza Radical Progresista que embarró a su vez al progresismo que hizo del pragmatismo resignado una bandera.
Del lado de la grieta que pone las víctimas estaba el Pocho Leprati,militante cristiano de esos que entienden el Evangelio como un mensaje liberador en esta tierra. Pocho ,como Darío y Maxi un par de años más adelante, como tantos que dejaron su vida en esos días es un símbolo de quienes defienden la vida a arriesgando la suya.,..el paren hijos de puta que hay chicos comiendo es un grito de combate del que hoy resuena el eco confundiendose con los nuevos comedores que empiezan a brotar por todos lados y la represión tasca el freno.
El asesino de Pocho Lepratti hoy es militante del Pro en Arroyo Seco
Hace 15 años, mataban a Claudio "Pocho" Lepratti en Rosario, el Angel de la bicicleta, una de las víctimas de la represión del 2001: el miércoles 19 de diciembre, cuando la policía disparaba contra pibes y mujeres, se subió a la terraza de la escuela donde colaboraba con la preparación de la comida, al grito de "¡Hijos de puta, bajen las armas que aquí solo hay pibes comiendo!" intentó parar la represión, pero un policía del móvil Nº 2270 del comando radioeléctrico de nuestra ciudad disparó directamente contra el cuerpo de Pocho. La bala de plomo se alojó en la traquea y lo mató, llevándose a un militante de la vida y a una persona que luchaba día a día por cambiar las podredumbres de este mundo. Esteban Velázquez, el autor de los disparos que mataron a Pocho hoy es militante del PRO en Arroyo Seco y apoyó a su amigo el concejal Matías Attoresi en la campaña.
El policía fue condenado a 14 años de prisión, pero salió antes y hoy es un férreo militante PRO en Arroyo Seco desde donde acompaña a su amigo el Concejal Matías Attoresi. Velázquez fue fiscal por el PRO en las últimas elecciones. De policía condenado a militante Pro de la Nueva Argentina Neoliberal.
Pocho iba todos los días en su bicicleta al Barrio Las flores a la Escuela Nº 756 José M. Serrano donde trabajaba como ayudante de cocina. Oriundo de Entre Ríos, buscó su destino estudiando Derecho primero y luego en el Seminario Ceferino Namuncurá de Funes pero fue en Rosario donde se asentó y se dedicó a los jóvenes en situación de vulnerabilidad. Desde Barrio de Ludueña enseñaba Teología en la escuela del padre Montaldo y coordinaba talleres infantiles.
Rosario es la segunda ciudad más importante del país después de Buenos Aires. Fue uno de los destinos principales de la inmigración europea durante el siglo XIX. Al recorrerla se percibe ese ritmo cosmopolita típico de toda gran urbe. Tráfico intenso, colectivos repletos, oficinistas y universitarios enchufados a sus celulares. El río Paraná domina el paisaje de la ribera. A sus orillas se ubica la zona céntrica donde se desarrolla la mayor parte de la actividad política y económica. Y más allá se aglutinan barrios de trabajadores y villas de emergencia que concentran el grueso de la población. El Ludueña es uno de estos barrios.
Es común encontrar en paredes del centro una inscripción en aerosol: "Pocho vive". Se refiere a Claudio "Pocho" Lepratti, asesinado por la policía santafesina en diciembre de 2001. A medida que el micro se acerca al barrio Ludueña, las pintadas con su nombre se incrementan. Cerca de su casa, frente a una plaza, la pared de la escuela está cubierta por murales en su memoria. Se ve la imagen de un muchacho de barba y melena despeinada, con alas de ángel, andando en bicicleta. Y una frase que ocupa casi toda la cuadra. La que él gritó subido al techo del comedor escolar donde trabajaba, segundos antes de recibir el disparo que lo mató: "Dejen de tirar que hay pibes comiendo".
Rosario es la segunda ciudad más importante del país después de Buenos Aires. Fue uno de los destinos principales de la inmigración europea durante el siglo XIX. Al recorrerla se percibe ese ritmo cosmopolita típico de toda gran urbe. Tráfico intenso, colectivos repletos, oficinistas y universitarios enchufados a sus celulares. El río Paraná domina el paisaje de la ribera. A sus orillas se ubica la zona céntrica donde se desarrolla la mayor parte de la actividad política y económica. Y más allá se aglutinan barrios de trabajadores y villas de emergencia que concentran el grueso de la población. El Ludueña es uno de estos barrios.
Es común encontrar en paredes del centro una inscripción en aerosol: "Pocho vive". Se refiere a Claudio "Pocho" Lepratti, asesinado por la policía santafesina en diciembre de 2001. A medida que el micro se acerca al barrio Ludueña, las pintadas con su nombre se incrementan. Cerca de su casa, frente a una plaza, la pared de la escuela está cubierta por murales en su memoria. Se ve la imagen de un muchacho de barba y melena despeinada, con alas de ángel, andando en bicicleta. Y una frase que ocupa casi toda la cuadra. La que él gritó subido al techo del comedor escolar donde trabajaba, segundos antes de recibir el disparo que lo mató: "Dejen de tirar que hay pibes comiendo".
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