Los fachos siempre estuvieron entre nosotros. Aunque aquellos de camisa negra de la Italia de entreguerras no vinieron en cantidades suficientes como para temer una segunda marcha sobre Roma pero en nuestra patria. También llegaron miles de antifascistas. El más célebre, un anarquista: Severino Di Giovanni fue fusilado por la dictadura de Uriburu el 1° de febrero de 1931. Roberto Arlt escribió la crónica de ese instante con maestría.
Entre los admiradores del Duce hubo personajes influyentes en la sociedad de la época y hasta varias décadas después. Un caso es Agostino Rocca, el fundador del holding Techint y funcionario en los años ‘30 del caudillo que terminó colgado por los partisanos en Milán. Impuso aquella vestimenta clásica del fascismo en los ’70 para el personal jerárquico de su emporio siderúrgico en Campana, provincia de Buenos Aires. En 1976 la empresa se encontraba bajo jurisdicción del ejército en la llamada Área 400 donde decenas de sus trabajadores desaparecieron.Antes de Rocca, otro personaje destacado fue Vittorio Valdani, también empresario italiano y referente del movimiento totalitario en Argentina. Encabezó el Partido Nacional Fascista (PNF) en nuestro país entre 1925 y 1928, fundó un diario afín a esas ideas, Il Mattino d’Italia y condujo la Compañía General de Fósforos.Aunque no influyó de manera notoria en el mundo de los negocios como Rocca y Valdani, Vittorio Mussolini, el segundo hijo varón del matrimonio con Rachele Guidi, dejó su impronta en la Argentina. De gran parecido físico con su padre, su vida fue un mosaico de aventuras. Ofició de traductor del nazi Erich Priebke en la Italia ocupada, fue piloto de aviación –en sus memorias contó lo “divertidos” que le resultaban los bombardeos sobre población civil en Etiopía–, participó en la película Caballeros del desierto de 1942 con un joven guionista llamado Federico Fellini y después de la Segunda Guerra Mundial huyó hacia Buenos Aires donde instaló una cadena de pizzerías. De regreso a Italia produjo películas y se transformó en crítico de cine. Murió en 1997.
A los fachos como Rocca, Valdani y el hijo de Il Duce no los rotulaban así. La definición, de uso coloquial en Latinoamérica, varía según qué país del continente. En Cuba significa robo, en Chile define a un fascista pobre y en la Argentina hoy se extiende para describir a los mal llamados libertarios. Javier Milei y Patricia Bullrich componen el binomio que mejor se adapta al diccionario: “Adjetivo despectivo. Coloquial, se usa para designar a una persona que es fascista”. Pero en la Libertad Avanza son muchos más. Incluso asimilan otros apelativos: neofascistas, ultraderechistas, extrema derecha 2.0, aunque facho es más seco, más directo, como una piña en la mandíbula.
La palabra resume con creces lo que una investigación más erudita llevaría a improductivas disquisiciones sobre su origen. Se sabe, es un término que en la jerga política describe un momento histórico, un determinado sujeto histórico. Como en la Argentina actual e irrespirable del autoritarismo berreta, dispuesto a matar, condenar a la inanición a los jubilados o suprimir al enemigo que protesta.
Más o menos criminales, más o menos racistas, más o menos partidarios del neoliberalismo, más o menos inclinados a la retórica incendiaria, más o menos obscenos.
Nos queda el magro consuelo de que Jair Bolsonaro ya no controla el país más grande de América Latina, Brasil. Y que pretendió seguir en la presidencia después de perder las elecciones con Lula mediante un golpe de Estado. Hoy no cuenta. Podría ir preso en cualquier momento.
Se proyecta en esta etapa una remake del regreso de los muertos vivos. Zombis que remiten a la peor tradición política del siglo XX. Parafraseando a Groucho Marx, “si no le gustan mis fachos, tengo otros”. Mussolini fue el primer embrión de la cadena que alimentó a los fachos de su casta. Fundador el 23 de marzo de 1919 de los Fasci Italiani di Combattimento, dio pie a la creación dos años después del Partido Nacional Fascista. Dos emblemas de la ultraderecha que se creían, sino extinguidos, ya demodé.
Tras su marcha sobre Roma en octubre de 1922, el movimiento se entronizó en el poder con la venia del rey Víctor Manuel III. Habría que aprender la lección del modo fulminante en que lo logró. Más que nunca por lo que pasa en estos días de democracia tutelada, limitada, sin garantías constitucionales elementales y camino a una dictadura.
Emilio Gentile, el más prestigioso historiador vivo que investigó al movimiento mussoliniano y autor entre otros libros sobre el tema de El fascismo y la marcha sobre Roma: el nacimiento de un régimen (2015) y ¿Quién es fascista? (2019), con todas las diferencias que tiene con el mal uso del término, explicó:
“En apenas tres años de vida como movimiento, en un solo año como partido, con un grupo de jefes jóvenes sin experiencia alguna de administración y de gobierno, mediante la violencia el fascismo logró derrotar y desbandar a poderosas fuerzas organizadas que tenían tres décadas de vida; logró engañar a astutos políticos y gobernantes de larga trayectoria y consumada experiencia; logró quitar el monopolio de la fuerza, la autoridad y el prestigio a un Estado que había salido vencedor de la prueba de una guerra mundial, y finalmente consiguió conquistar el poder proclamando de manera abierta que lo usaría para destruir el Estado liberal y la democracia”.
En eso están los fachos en la Argentina.
Gustavo Veiga - Periodista argentino. Es docente por concurso de la carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de la tecnicatura de Periodismo Deportivo en la Universidad de La Plata (UNLP). Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
Aguantaa regimeen jajjaja. Te tiro la posta de lo que es un facho sin meterme en tantos chamuyos como vos. Yo la primera vez que senti algo parecido a un regimen que te controla asi fuerte como vos decis es cuando alberto fernandez me cago las clases presenciales e ir a capital era como demostrar que eras un ser humano. Eso es fascismo amigo zurdito. Tambien lo de las vacunas fue medio fascista, por suerte me la aguante hasta que aflojaron lo de pedirtela para cualquier puta cosa que querías hacer.
ReplyDeleteYa ni la seleccion argentina los aguanta mogis, vayan haciendo las maletas que se viene Octubreee
Me viene a la memoria un reportaje a Javier Milei en la campaña electoral del 2023 dónde un par de periodistas de TN le preguntan si cree en la democracia y luego de largos segundos de duda no termina de aclarar esa simple consulta. Desde entonces estoy convencido que los valores democráticos no se encuentran a flor del pie del presidente actual. O sea, es un facho.
DeletePero no solo lo digo yo, esta semana leemos que un informe elaborado por la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, ubica a la Argentina está entre países que están en vías de "autocratización", afirmando que aquí se retrocedió en la calidad democrática desde la asunción de Milei.
Se afirma que el retroceso democrático o la autocratización es un cambio de régimen hacia la autocracia en el que el ejercicio del poder político se vuelve más arbitrario y represivo. O sea, es un facho, pintalo con los colores que quieras.
Y si no te gusta quejate a la Universidad de Gotemburgo.
Y me pones adelante a Alberto Fernández, cómo si lo defendiera. Parece que si lees los posteos que fueron una saga titulada "el virus de la revolución" verás que en su momento criticamos tanto a los antivacunas fanáticos como a la política ultra y extremista de encerrar a la gente, pero sobretodo criticamos el negocio de las vacunas. Parece que si lo lees algo de eso te caes de culo.
ReplyDeleteSobre las actitudes fachas de tu presidente, solo basta escuchar sus insultos y con eso bastaría para que una persona nos que estamos ante la presencia o de un facho o de una persona que no está en sus cabales. Y yo creo que serían las dos cosas juntas...