Hoy estamos a puro progresivo experimental mexicano, y revivimos, gracias a Carlos Mora, a aquellos poetas del ruido que fueron los Decibel. Calificado como "uno de los álbumes más finos e innovativos del rock mexicano" y como uno de los más interesantes álbumes editados por aquellas tierras, "El Poeta Del Ruido" es un álbum fundamental en la historia del progresivo mexicano. En él se cimentó la vertiente nacional del Rock en Oposición que más tarde siguieron Nazca, Fosa Común, Herejía y Culto Sin Nombre. Música complicada, áspera, difícil de digerir, esto no es para cualquiera que se acerque aquí porque le guste Pink Floyd, pero si le gustan Henry Cow, Univers Zero o Art Bears tenés que conocer Decibel, una agrupación que marcó el camino de muchas de las cosas que vienen de México y que podemos escuchar ahora, parte de la historia del mejor rock que pariera México: "Decibel y su muerte sellaron una década. Pero sus enseñanzas y la apertura de caminos sirvieron de guía para el futuro. La semilla, aunque tardía, habría de dar sus frutos: el círculo se completaría".
Artista: Decibel
Álbum: El poeta del ruido
Año: 1980
Género: Rock en Oposición /
Avant-Prog
Referencia: Discogs
Nacionalidad: México
Casi indescriptible. Avant-prog y RIO que, maravillosamtente, se encuentra a mitad de camino entre el intelectualismo europeo y el chamanismo de la cultura, como una mezcla entre RIO con elementos precolombinos (no es del todo así, pero hay una sensación, un aire a ello). Está en algún lugar entre Univers Zero y "Disco 3000" de Sun Ra. Gran parte del álbum fue armado con borradores, tomas en directo y demos, pero no quieta la magia que encierran sus ruidos.
De lo más interesante que he escuchado de México.
Digo interesante no precisamente porque sea innovador, ya que no considero que lo sea del todo, sino por el contexto en el que surge; México, desde finales de los 60's (particularmente, aquel trágico 1968) y principios de los 70's (1971, Avándaro, la matanza del Jueves de Corpus Christi, la guerra sucia del gobierno contra las guerrillas del sur del país, etc.), con ese miedo latente de las ideas de izquierda y lo movimientos estudiantiles, el gobierno, encabezado por el PRI de Díaz Ordaz, y posteriormente, por Luis Echeverría, comenzó una gran opresión contra la música rock, vetándola de toda difusión pública, relegándola a la marginalidad y al underground, en donde solo se les podía apreciar de manera clandestina, en los vulgarmente llamados "hoyos funky", que eran lugares pequeños, sucios, e inadecuados para conciertos. Fueron pocas las bandas de ese entonces que pudieron acceder a un estudio de grabación para dejar su legado, y en una economía como la del país en esos años, de disqueras independientes era prácticamente imposible hablar. Y lo curioso, es que en medio de ese pésimo contexto, en 1973, se forma Decibel, compuesta por Alejandro Sánchez, Carlos Robledo, Jaime Castañeda y Walter Schmidt. Desde luego no fue la única banda de progresivo en el país en aquel entonces, pero sí de las pocas que pudieron tener acceso a un estudio de grabación digno, el de Orfeón, propiedad de un tal Rogerio Azcárraga Madero, sobrino de un tal Emilio Azcárraga Vidaurreta y primo de aquel Tigre infeliz (ah, qué familia) para poder grabar "El poeta del ruido". Lo interesante es que no hablamos de cualquier banda de prog mediocre queriendo emular al Pink Floyd de "The Dark Side of the Moon" o algo así, sino de una banda de avant-prog/rock in opposition, con claras influencias de la free improvisation, la musique concrete y la electrónica. Claramente influenciados por bandas como Henry Cow, Univers Zero, Art Bears o Magma, y me atrevo a decir que no están muy lejos de los niveles de las bandas mencionadas, realmente existe una calidad en la composición de las canciones y cabe mencionar el toque electrónico que Carlos Alvarado (de las figuras importantes de la música electrónica en México) le pone con sus teclados y sintetizadores. La banda, "naturalmente" en su contexto fue relegada, y al igual se presentaba en "hoyos funky" y en la UNAM, ya para posteriormente poder presentarse en lugares como el Palacio de Bellas Artes, o el Museo del Chopo. Sin duda alguna, pioneros importantes del avant-garde en México y que hubieran gozado de mayor reconocimiento si no hubiéramos tenido a Raúl Velasco y toda la música que le heredó, tristemente, al país. Pero qué grandísimo honor debió de haber sido para ellos el hecho de que Chris Cutler, baterista de Henry Cow, los seleccionara como parte de su compilatorio, Recommended Records Sampler, posicionándose junto a ya mencionados grandes del RIO o junto a otros grandísimos como Faust, This Heat o Robert Wyatt.
eternityreplica
Otro disco que tenemos gracias a Viaje al Espacio Visceral de nuestro amigo Carlos, y que nosotros habíamos presentado en la versión de la reedición del 2000 titulado "Fiat Lux: The Complete Recordings". Ya hace varios años, por cierto. Era hora de que vuelva a estar presente en el blog cabezón. Impresionante hasta el final.
Carlos Robledo (teclados), Moisés Romero (batería) y Walter Schmidt (bajo) son los fundadores de Decibel, la banda de rock electrónico también identificada con el "rock en oposición" a mediados de los setenta y para el año 1980 grabaron su primer disco después de varios años de presentaciones.
Este disco que ya es un clásico del Rock Mexicano, en una corriente muy poco explorada en el país y el acetato era una rareza en tierra exótica, había algunos grupos de Rock Progresivo como Iconoclasta que abrían brecha pero grupos elctrónicos en los ochenta sólo Chac Mool tenían semejanzas con esta banda de culto.
Los músicos que grabaron esta obra eran: Alejandro Sánchez en violín, clarinete y voz; Carlos Robledo en teclados; Jaime Castañeda, batería y percusiones varias; Walter Schmith con bajo, contrabajo y mandolina, además de invitados como Carlos Alvarado el fundador de Chac.
Como en muchos casos la música experimental de esta clase fue escuchada y sigue siendo marginal extrema, no hay muchos oyentes con los oídos educados para estas manifestaciones.
Sobre el disco (por David Cortés, de su libro "El otro rock mexicano"):
Varias fueron las aportaciones de Decibel al progresivo nacional. En 1982, al editar el sello inglés Recommended Records su Sampler, el grupo apareció con el tema «Mucílago binomial». Pero si bien abrieron una puerta importante hacia el extranjero -al grado de que este fue el inicio de una tradicional incursión de grupos mexicanos de progresivo, al menos discográficamente-, al interior se convirtieron en una fuente de estímulos vitales para romper el marasmo en el cual se encontraba sumido el rock azteca. Y los integrantes del grupo, conscientes de ello, se encargaron de propagarlo en una actitud que para muchos llegó a ser arrogante. En su momento, el desparpajo y la arrogancia del grupo eran intolerables, rayaban en el cretinismo. Sin embargo, el tiempo les ha dado la razón.
Los trayectos de los integrantes de Decibel se bifurcaron. Tras la desaparición del grupo, Carlos Robledo y Walter Schmidt dejaron aflorar sus pulsiones por el punk. Con ellos nació el síndrome de la veleta: ese estado en donde los músicos mexicanos comenzaron a oscilar hacia donde apuntan las corrientes de moda. Size, Casino Shanghai, Cucú Bazar, La Reata, Los Angeles Secretos, La Oreja de Gogh, fueron algunas de las bandas que en uno u otro momento aceptaron a este par. Alejandro Sánchez se dirigió a la música de concierto; Javier Baviera emigró a Rebel D' Punk, y Jaime Castañeda se mudó a Italia. Arturo Meza ni siquiera concluyó su estancia en el grupo; emigró para fundar Krol Voldarepet Knact Didáctico.
Decibel y su muerte sellaron una década. Pero sus enseñanzas y la apertura de caminos sirvieron de guía para el futuro. La semilla, aunque tardía, habría de dar sus frutos: el círculo se completaría.
David Cortés
Decibel: poetas del ruido a bordo de un insecto mecánico
Es su momento. La banda de rock experimental y de vanguardia en 1974 por Carlos Robledo (teclados) y Walter Schmidt (bajo, teclados), y que en años recientes incorporó a Alex Eisenring (guitarra, computadoras) y Carlos Vivanco (guitarra y otros instrumentos), se encuentra revitalizada y con una nueva producción bajo el brazo: Insecto Mecánico, un álbum doble que condensa el aprendizaje que estos talentosos compositores, músicos y artistas han adquirido en cuatro décadas.
La conversación sobre esta obra editada por Discos Abronia e Intolerancia no es fácil de resumir: las anécdotas fluyen, la narración es generosa y los conceptos se tejen con paciencia y precisión, virtudes que Alex (producción, grabación y masterización) y Carlos (asistente de producción), han desarrollado desde que formaban parte de la banda El Queso Sagrado, a mediados de los años setenta.
“Consideramos que Insecto Mecánico es lo mejor que ha hecho Decibel: es el disco mejor grabado, el más completo. Incluso, el respetado crítico Archie Patterson nos dedicó un artículo en su más reciente libro, y al hablar sobre esta producción escribió: ‘es tal vez el ejemplo mejor realizado de música experimental actual que haya escuchado en los últimos años’”, comentan con humildad, pero sin ocultar su alegría.
Independencia creativa
Álex Eisenring explica que su metodología como productor del Insecto Mecánico se relaciona con dos momentos de su vida. Luego del Festival de Rock y Ruedas en Avándaro (1971), las bandas mexicanas fueron prácticamente vetadas de los medios y los sellos discográficos, y esto les obligó a que, años más tarde, editaran sus materiales fonográficos por cuenta propia. “A principios de los años ochenta, con Syntoma, donde también colaboró Carlos, empezamos a producirnos a nosotros mismos para romper ese cerco; ahí, en ese primer momento, adquirí ‘la maña’ de tener independencia de producción, sin imposiciones”.
Apoyado en su naturaleza autodidacta, Alejandro se dedicó a explorar las posibilidades que le ofrecían las computadoras en áreas como el diseño gráfico, la animación 3D y la edición de audio y video. De hecho, comenta, “trabajé con Próspero Sandoval, quien a principios de los años noventa organizó unos cursos para los ingenieros de Televisa con tres especialistas: uno en microfonía, el mismo don Próspero en acústica y yo en grabación digital; en ese entonces casi nadie tenía las herramientas con que contaba”.
Y fue gracias a su inquietud que llegó su segundo momento coyuntural. Entre 1991 y 1992 grabó el disco de la banda en la que participaba entonces: La geometría de la oportunidad, de Subsuelo, con la particularidad de que todo el audio se registró directamente en un disco duro. “Tal vez fue el primer disco en México grabado de manera totalmente digital en una computadora, pero lo más importante para mí es que descubrí mi independencia creativa absoluta: ya no he necesitado pagar estudios de grabación, y menos con los avances que desde entonces se han dado en las computadoras”.
A fuego lento
A pesar de ser el integrante con menos tiempo en la banda, Carlos Vivanco vivió muy de cerca la creación del Insecto Mecánico. “El proceso ha sido muy largo; de hecho, las primeras composiciones son de hace cuatro años. Hubo varios proyectos que se cruzaron en el camino, por ejemplo, la Cineteca Nacional comisionó a Decibel para musicalizar algunas películas de George Méliès, y de ahí se editó un disco”.
A raíz del éxito, el grupo fue nuevamente encomendado para escribir la música que acompañaría a filmes de Marcel Duchamp y Man Ray, mientras que Alex, junto a Walter Schmidt realizó algunas composiciones por encargo de la Universidad del Claustro de Sor Juana. Esto dio pie a un material más abstracto y ambiental compuesto por el trío, el cual fue presentado en el Museo Carrillo Gil y grabado en vivo por Carlos Vivanco. “Gracias a eso se editó Decibel en Vivo, aunque de nuevo se pospuso la aparición del Insecto Mecánico”, recuerda Carlos.
Fue hasta la segunda mitad de 2014 que se dieron las condiciones para concretar la obra de alquimia sonora: hubo tiempo y energía para componer, grabar y seleccionar el material, mismo que Discos Intolerancia decidió financiar como CD doble.
Con la misma calidez del café que degustan, los también artífices de Bardo Thodol comentan que este disco tuvo la participación de los saxofonistas Javier Baviera (hasta hace poco integrante de Decibel), Elliot Levin y Ramsés Luna, así como de Juan Carlos Ruiz (fagot), Víctor Robledo (violín) y Carlos Alvarado (percusiones). Por cierto, Álex y Carlos recordaron que en la selección final se incluyeron dos temas escritos en 2013 para la que sería la última presentación de Como México No Hay Dos, agrupación encabezada por el fallecido Capitán Pijama.
Proceso único
A decir de Álex Eisenring, el uso de las computadoras ha potencializado el proceso de composición de Decibel y lo ha unificado con las fases de grabación y presentación en vivo, reduciendo la distancia que tradicionalmente hay entre ellas. “De algún modo es con lo que soñamos desde los ochenta y ahora vivimos la fantasía que imaginamos”.
Por ejemplo, dice, “compongo directamente en Reason; ahí estructuro mis piezas y después con Cubase empiezo a grabar físicamente los bajos, las guitarras y demás. En el mismo Reason grabo los teclados de Charly Robledo, y luego lo podemos editar”.
Otro camino que puede tomar la banda “es cuando improvisamos; en ese caso, si todos tocamos teclados es probable que la sesión se grabe en su totalidad con Reason, o Kontakt a lo mejor utilizo Cubase (o ambos programas, ligados y sincronizados), e incluso algunas partes las puedo grabar con Guitar Rig, aunque este recurso lo utilizo más bien para tocar la guitara en vivo o para grabar algunos instrumentos. Los saxofones del disco que interpretó Javier Baviera se grabaron en 2011, precisamente con Guitar Rig”.
En el caso concreto del Insecto Mecánico, Alejandro Eisenring explica que una vez que realizaron todas las grabaciones se dedicó a recortar, editar, producir, incluir efectos y postproducir. “El paso final lo realicé en WaveLab; con ese software solemos hacer la masterización, el último ‘apretón de tuercas’, y eso sería en pocas palabras el proceso de composición con Decibel”.
Los instrumentos físicos que usaron en esta producción fueron “un sintetizador Yamaha que utilizó Carlos Robledo (los demás ‘sintes’ fueron con la computadora, con Reason o Kontakt, operados a través de controladores), además del bajo Ibanez de Walter Schmidt”. Las guitarras favoritas de Alex Eisenring y Carlos Vivanco fueron dos Gibson SG para esta grabación, aunque Alex también recurrió a una Les Paul Epiphone.
La grabación de los alientos y los violines se hizo con micrófonos Blue, conectados a la interfaz de la computadora y grabados con Cubase. Todo se registró “a 96 KHz y 32 bits y así lo mantuvimos hasta llegar al paso final con WaveLab; ahí lo pasamos a 44 Khz para el disco, luego de dar los detalles finales”, explican los músicos.
Alex Eisenring reflexiona sobre esta forma de trabajar: “nuestro proceso creativo está muy ligado a la grabación. En mi caso, al componer en Reason, todo queda listo en ese mismo día; mis compañeros meten lo que falta, ¡y ya está! Lo puedes pasar a máster y maquilarlo. Por desgracia, esto se presta a descalificaciones o a pensar que cualquiera puede hacerlo”.
Sin embargo, tanto Alex como Carlos piensan que se requieren experiencia y conocimiento. “Para hacer música hay que tener buen oído, y a nosotros nos ayuda que además tenemos cuarenta años como compositores, ingenieros y productores; hemos usado grabadoras de dos pulgadas, de 24 canales, con mezcladoras, de modo que cuando abrimos el Reason o el WaveLab, y cargamos los plugins, nos sentimos como en casa”.
Para ir más lejos, dice Carlos Vivanco, “incluso cuando tocamos en vivo sólo le damos dos cables al encargado de la consola: izquierdo y derecho, nada más. Álex es nuestro ingeniero en vivo, se encarga de la mezcla, y no importa si el operador conoce o no lo que hacemos; sólo queremos que nos ponga a cero decibeles y va a sonar ‘de pelos’. Y en los monitores escuchamos lo mismo; todo suena mucho más controlado”.
Así, concluye Álex Eisenring, “el proceso de composición, grabación y concierto son muy cercanos y eso hace que el sonido de Decibel sea poderoso y bastante nítido en vivo. No tenemos amplificadores y eso nos ayuda a sonar con una limpieza de estudio. Nuestras piezas están estructuradas de tal manera que en vivo siempre tendrán improvisaciones, y eso hace que cada concierto suene diferente, por la libertad que tenemos de tocar lo que queremos. Esto tiene que ver, en un plano filosófico, con la búsqueda de la felicidad. Somos felices mientras tocamos y componemos, y qué mayor felicidad en vivo que tocar lo que se nos dé la gana”.
Lista de Temas:
1. El poeta del ruido
2. Orgón patafísico - part I
3. Orgón patafísico - part II
4. Fakma
5. El fin de los dodos
6. Terapia de fakirato
7. Manatí
8. El titosco
9. Notas sin dueño
10. Mucílago binomial
11. Mensaje desde Fomalhault (live)
12. Fragmentos del poeta del ruido (live)
13. Algol (live)
14. Acaso estoy en un lecho de rosas? (live)
15. Improvisación en blanco y negro (live)
16. Falso Jericó
Alineación:
- Walter Schmidt / Bajo, Contrabajo, Guitarra eléctrica, Mandolina, Tricordios, Órgano, Flauta, Transversal, Flauta Indú, Percusión, Piano, Micro Sintetizador, Cinta, Voz.
- Jaime Castañeda / Batería, Tabla, Triángulo, Sonajero, Glockenspiel, Arpa, Marimba, Gongs, Flexatón, Tanavares, Kalimba, Juguete, Violín, Voz.
- Carlos Robledo / Piano, Sintetizador, Orquestador, Guitarra Acústica, Violín, Sonidos Radio, Flauta, Marimba, Resorte, Percusión, Voz.
- Alejandro Sánchez / Violín, Clarinete, Corneta, Silbato, Piano, Bajo, Batería, Cabasa, Percusión, Caja musical, Voz.
Con:
Carlos Alvarado / Orquestador, sintetizador (a, c y d).
Jose Luis Romero / Clarinete (a y f).
Víctor Robledo / Violín (a y d).
Mónica, Virginia y Piro Maniac / Coros (f).
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