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Herd of Instinct - Manifestation (2016)


Luego de su impresionante "Conjure", disco que reseñamos en el blog cabezón, los Herd Of Instinct nos incitan con esta nueva producciòn salida este mismo año: Chapman Stick, Warr Guitar, mucho Mellotron, Moogs, Hammonds y muchísimos instrumentos para este jazz prog de avanzada lleno de tintes multiculurales, música de bandas sonoras de películas cinematográficas e incorpora influencias del ambient, la electrónica y de vanguardia, y si bien hacer hacer comparaciones con King Crimson es inevitable, no nos podemos quedar ahí. Aquì mi comentario del disco.

Artista: Herd Of Instinct
Álbum: Manifestation
Año: 2016
Género: Progresivo ecléctico
Duración: 48:04
Nacionalidad: EEUU


Lista de Temas:
1. Manifestation Part Two
2. Gridlock
3. Baba Yaga
4. Manifestation Part One
5. Saddha
6. Nocturne
7. Dybbuk
8. Time and Again
9. Shatterpoint
10. Waterfalls and Black Rainbows

Alineación:
- Mark Cook / Warr Guitar, Fretted and Fretless guitar, Fretless Bass, Mellotron, Thumb Piano, Synth, Samples
- Gayle Ellett (Djam Karet) / Mellotron, Moog, Hammond Organ, Guitar
- Mike McGary / Mellotron, Rhodes, Organ, Clavinet, Synth, Piano, Bells
- Rick Read / Chapman Stick, Fretted and Fretless bass, Taurus pedals
- Ross Young / Drums
With:
Bill Bachman / Drums (1, 3, 7)
Bob Fisher / Flute (4-7), Saxophone (2, 8)
Stephen Page / Violin (2, 6, 9, 8)



Debo decir que su disco anterior me encantó y esperaba con ansias a este trabajo. Tambièn debo decir que no se esperen mucho de lo que escucharon anteriormente de la banda, en este disco cambian mucho. Personlamnete me atrae menos que su trabajo anterior, aunque igualmente es muy atractivo y tiene maravillas musicales, pero parecen estar en una etapa de transición. El grupo ha ampliado su sonido desde la unidad de tres miembros originales a un conjunto más amplio. Sonido resultante es densamente superior en capas de sonidos que le dan al oyente una "textura" muy rica, en una experiencia musical que va desde la trabajos grandilocuentes y pomposos hasta piezas bucólicas y casi minimalistas.
Muchas canciones se basan en la Warr guitar y el Chapman combinados con una precisión de reloj, que junto a la base y la batería de teclados produce algo similar a lo que serìa una máquina polirítmica pero en varias capas. Con la participaciòn del tecladistas de Djam Karet (como para que vean sus influencias) los teclados, sintetizadores, Moogs, mellotrones, Hammonds y demàs parafernarias juegan un papel crucial en la adición de diversos estados de ánimo y la creaciòn de texturas musicales. Ademàs, son varios los instrumentos que se van sumando y a veces asumen el rol de solistas destacados que añaden diversidad a la paleta sonora de la banda: violìn, saxo, flauta, etc. dando la sensaciòn de que la banda tiene muchos recursos, demasiados a veces como para organizarlos correctamente, pero hasta donde la batería añade elementos de intensidad de la mezcla.
El arte de la banda está compuesto de muchos sonidos diferentes para crear una sola estructura única, en un proceso de composiciòn muy interesante pero tambièn en un juego de improvisaciones asociado a ella. Este enfoque en capas tipo "collage" es lo que esta banda propone en su música. Y si bien particularmente no me resultò un álbum tan "lindo" (ojo, muy entre comillas!) como el anterior, este es màs aventurero, más osado, y llevan su exploración hacia nuevos terrenos.




En definitiva, muy interesante disco que los animo a escuchar y conocer, está en ustedes y en su oído y sus limitaciones si lo llegan a disfrutar. Pero no deja de ser una experiencia por demás interesante, eso al menos.
Ahora, los dejo con el comentario de nuestro columnista involuntario de siempre, que también escuchó el disco y nos comenta lo siguiente:

La tercera epifanía gloriosa de Herd of Instinct
Hoy presentamos el nuevo trabajo fonográfico del ensamble estadounidense HERD OF INSTINCT, el cual se titula “Manifestation” y ha sido publicado por el sello Firepool Records a mediados de marzo pasado. Para esta ocasión, el colectivo de HERD OF INSTINCT solidifica su estructura como quinteto con la acción colectiva de Mark Cook [Warr Guitar, guitarras con y sin trastes, bajo sin trastes, mellotrón, thumb piano, sintetizador y sampleos], Gayle Ellett [mellotrón, sintetizadores, órgano Hammond y guitarra], Mike McGary [mellotrón, piano, piano eléctrico Fender Rhodes, órgano Hammond, clavinet, sintetizador y campanas], Rick Read [Chapman Stick, bajos con y sin trastes, y pedales Moog Taurus] y Ross Young [batería]. Hablando del nuevo baterista Ross, se nota que en la producción de este disco todavía se estaba dando una etapa transicional en el ensamble pues todavía se hace presente el baterista Bill Bachman en tres de los diez temas del repertorio; también operaron como colaboradores el violinista Stephen Page (en cuatro temas) y el flautista-saxofonista Bob Fisher (en dos). Las claves centrales para entender el modo en que ha venido evolucionando el esquema sonoro de HERD OF INSTINCT en estos tres discos que hasta ahora conforman su currículum vitae son estas: a) la asociación de Gayle Ellett, figura protagónica de DJAM KARET, con Mark Cook se afianza cada vez más, y; b) el ensamble está interesado en contar consistentemente con una ingeniería musical explícitamente asentada en la sensación de plenitud colectiva.
Curiosamente comienza el repertorio del álbum con la segunda parte del concepto de la pieza homónima: ‘Manifestation (Part Two)’ brinda una dinámica fluida y llamativa a través de un uso moderado del punche rockero con el que se articula la sucesión de motifs. Centrando el esquema de trabajo en una cruza entre los modelos de KING CRIMSON y HAPPY THE MAN, la banda gesta una exhibición de gráciles coloridos musicales para comenzar la jornada con el pie derecho. Sigue a continuación ‘Gridlock’, pieza diseñada para exponer un vigor extrovertido con base jazz-rockera, y justamente en esta base hallamos matices a lo GORDIAN KNOT prestos a empapar la luminosidad reinante con sobrios recursos oscurantistas. El momento de ‘Baba Yaga’ es uno de sosiego inquietante, y decimos inquietante porque el ropaje con el que se recubre el candor sosegado del cuerpo central ostenta un cromatismo sutilmente tenebroso. El cuarto tema es el que precisamente completa el concepto de ‘Manifestation’ retrotrayéndose a su motivación primigenia: para los efectos de mantener la coherencia dentro de la descolocación cronológica, el tema en cuestión se tiene que titular ‘Manifestation (Part One)’. Su esquema de trabajo consiste en retomar la sofisticación musical de la Parte Dos y elevarla a un más intensivo espectro de coloridos sónicos, especialmente en lo que se refiere a la presencia de los guitarreos. Con todo, la magia inherente a los coloridos perpetrados por los múltiples teclados operativos se mantiene como un sólido recurso de vibraciones orquestadas en torno al elegante y sólido swing armado por la dupla rítmica; otro color a tener en cuenta es el de la flauta, que emite un par de breves pero relevantes solos a mitad del camino, estratégicamente ubicados entre flotantes solos de guitarra.
Durando 7 minutos, ‘Saddha’ se erige como la pieza más extensa de “Manifestation”, y también es uno de los temas más destacados del mismo. Su musicalidad sobriamente robusta y su complejo lirismo se hacen eco de las huellas dejadas por las dos instancias de ‘Manifestation’, a la par que aumentan la dosis de dinamismo jazz-rockero en el seno del bloque sonoro. ‘Nocturne’, tal como alude su título, es una pieza melancólica y misteriosa en la que el hermanamiento de violín, guitarra y sintetizadores crea una amalgama ensoñadora cubierta por una agradable neblina otoñal. Por su belleza tan etérea, es una pena que su duración se limite al minuto y tres cuartos de duración, pero según parece, su misión consiste en anticipar la inmediata emergencia de ‘Dybbuk’, una pieza grácil y extrovertida que nos remite simultáneamente a los estándares de AT WAR WITH SELF y el DJAM KARET de la etapa 1997-2005. De todas maneras, se siente en la sección final que resurge el aura de misterio que anteriormente había marcado a ‘Nocturne’, solo que ahora asume una densidad épica en su resolución sónica. La dupla que sigue a continuación está compuesta por ‘Time And Again’ y ‘Shatterpoint’, siendo así que está a cargo de mantener la ágil extroversión que había inspirado a la mayor parte del desarrollo temático de ‘Dybbuk’, aunque esta vez renunciando a cualquier recurso de densidad. Ambos temas son clásicos ejemplos de prog psicodélico cuya electricidad inherente está pautada por un cuidado lirismo y esquemas rítmicos vivaces de tenor jazz-rockero, sin que falte algún matiz Crimsoniano por allí y por allá. Cierra el álbum ‘Waterfalls And Black Rainbows’, pieza caracterizada por una llamativa calidez melódica en el desarrollo de su motif central, la misma que se empalma pulcramente dentro de una sólida ingeniería. Aunque sin duda hay un espíritu alegre aquí, su jovialidad es más contenida que en los dos temas precedentes; por su parte, la dupla rítmica instaura un groove contagioso que busca darle un dinamismo especial al cuerpo central. La verdad que esta pieza tiene un enorme gancho, y es por eso que su duración se siente muy corta a fin de cuentas… pero sería injusto hacer algún tipo de reproche al grupo por brindarnos tal broche de oro para este álbum, solo son válidos para este caso los elogios de ocasión.
El colectivo de HERD OF INSTINCT ha vuelto a dar un paso de gigante para el ideal contemporáneo del rock artístico norteamericano con “Manifestation”, un catálogo que es una auténtica manifestación de talento creativo, vigor y sentido del color. Se trata, no nos cabe duda, de un trabajo muy notable para la producción progresiva del año 2016: tercera epifanía gloriosa de este colectivo campeón de la actual escena progresiva mundial. ¡Recomendado al 100%!
Calificación: 8,5/10
César Inca


Y no podìan faltar los comentarios en inglés, aunque el disco hace tan poco que salió que aún no hay mucho escrito.

Three years after Conjure, Herd of Instinct are back with a brand-new album, and an equally brand-new lineup. Only Mark Cook (recently in the spotlight on Hands’ outstanding 2015 album, Caviar Bobsled) remains of the original trio that released its self-titled debut in 2011, immediately awakening the interest of the progressive rock fandom. Drummer Jason Spradlin and guitarist Mark Davison have left, replaced by Ross Young and Rick Read, a pair of excellent musicians from the Dallas-Fort Worth area, formerly with Cook in another local outfit named Minefield. The lineup is completed by multi-instrumentalist Gayle Ellett (of Djam Karet and Fernwood fame) and keyboardist Mike McGary. Drummer Bill Bachman (the other half of the Spoke of Shadows project), violinist Stephen Page and flutist/saxophonist Bob Fisher (who guested on the band’s previous albums) are also on board.
Released on Djam Karet’s Firepool Records label, Manifestation marks both a continuation and an evolution in the band’s approach. While its sound is almost immediately recognizable, based as it is on the versatile, hypnotic sound of the Warr guitar and other touch instruments, it has also acquired a dimension that I might call “symphonic” – though not exactly in the sense it is commonly meant when discussing prog. Indeed, Herd of Instinct may be one of the few currently active bands who have managed to forge their own individual sound, in which influences are incorporated into the fabric of the music without coming across as overtly derivative. The overall effect is one of effortless melody coupled with heady tempo shifts, where the sharper edges are softened by the lush, multilayered instrumental texture. In particular, Rick Read’s Chapman stick and the pervasive presence of prog’s iconic instrument, the mellotron, add depth and complexity – as well as that symphonic feel that sets the album apart from its more austere predecessors.
Clocking in at under 50 minutes, Manifestation continues with the band’s tradition of compositions whose short yet pithy titles evoke mental images. On three of the ten completely instrumental tracks, a somewhat longer running time than on the band’s previous albums allows the musicians to display a wide range of modes of expression, though leaving no room for self-indulgence.
Opener “Manifestation Part Two” introduces the “new” Herd of Instinct, successfully infusing the band’s seamless ensemble dynamics and stunning solo spots with a haunting sense of melody. Interestingly, “Manifestation Part One” occupies the fourth slot, reprising most of the features of “Part One” (including a lovely Warr guitar solo towards the end), though in somewhat more streamlined fashion. In “Gridlock” the sleek interplay of violin, saxophone and guitar is supported by a brisk drum beat, while the Hammond organ and wailing guitar in the angular “Time and Again” blend vintage psychedelic suggestions with echoes of Eighties King Crimson. On the other hand, intriguing funky elements and an almost wild guitar solo coexist with sound effects and majestic mellotron washes in the energetic “Shatterpoint”.
Manifestation does not forget to tap into Herd of Instinct’s trademark Gothic vein, evoked by the weirdly bleak landscape depicted by the album’s cover art. While the strategically-placed, flute-and-violin interlude “Nocturne” turns from pastoral to almost dissonant in under two minutes, “Baba Yaga” paints a haunting, doom-laden picture in which gentle classical guitar arpeggios are juxtaposed with eerie keyboards and harsh riffs. The intense “Dybbuk” takes the listener on a rollercoaster ride, introducing elements of jazz (courtesy of Rick Read’s fretless bass) and metal into its foundation of interlocking guitar lines fleshed out by keyboards. The 7-minute “Saddha” (a Sanskrit word for “faith”, one of the central tenets of Buddhism) makes use of a panoply of eerie, ominous sound effects (including a spoken reference to Kafka’s The Metamorphosis) to reinforce the darkly Crimsonian tapestry of guitar, mellotron and flute, backed by Ross Young’s uncannily precise drumming. Finally, “Waterfalls and Black Rainbows” starts out in almost subdued fashion, then increases its dramatic quotient to wrap up the album in style.
Although 2016 promises to be a bumper year for progressive releases, Manifestation is already poised to become a favourite for many of the genre’s devotees. With this album, Herd of Instinct prove they have finally reached their maturity, and have the potential to go on to even better things. Highly recommended to fans of instrumental prog (especially the King Crimson-inspired brand), Manifestation is also a must-listen for anyone interested in touch guitars, either as a listener or as a practitioner.
progmistress

Three years on from their last album, the rather fine Conjure, American band Herd of Instinct are back with another excursion into sinuous alt-prog instrumental territory with a selection of tunes built around a base of Mark Cook’s many guitars and Djam Karet lynchpin Gayle Ellett’s keyboards.
The album has a different, more spacey feel than its two predecessors, mainly because of the absence of founder members guitarist Mark Davison and drummer Jason Spradlin. Whatever the reasons for their departure, the result is that Gayle Ellett’s keyboards are more to the fore, and in places this sounds more like a Djam Karet album than anything else, the primecut modern spacerock of Baba Yaga being a case in point.
This is something of a problem where a band a mere two albums old and beginning to forge its own identity loses a major part of that structure for the third album, and in this case sole founder member Mark Cook seems to have been led into a direction change by the perhaps more experienced Ellett. This is merely speculation, and it does not detract from the fact that Manifestation remains a good album, but one that seems to lack a bit of focus. The guest instrumentalists, while adding nice touches – the particularly fine flute work on Manifestation Part One being a prime example – to my ears only add to the blurry overall vision of the record.
In typical prog fashion Manifestation Part Two arrives before Part One, and more thematic confusion is supplied via the thespian sci-fi narration in Saddha, an odd touch that could have come from a 1970s prog concept album. I’ll admit I’ve never been a fan of narration on pieces of music. Either sing some lyrics, or play an instrumental! To be fair, Herd of Instinct have always been a primarily instrumental group, and are not known for songs in the traditional sense, but it is a shame that they never developed the promise shown by the one example of fully developed songwriting from their 2011 self-titled debut.
The moody Nocturne, with its eerie flute work being joined by some mournful violin, shows dark promise, but sadly it is less than two minutes long so never fully delivers. The following Dybbuk has some neat funky bass figures and a good arrangement that is never too predictable, reminding me of the heavier, filmic side of the band from previous albums, not forgetting Mark Cook’s restrained nod to Larks Tongues-styled ascending arpeggios made me smile. More nods to the mighty Crim follow with the toe-tapping math-rocking of Time and Again, and the album plays out in style after a less than convincing opening half. Shatterpoint is probably my favourite track on the album, and has moments that remind me of Gong, of all things.
I feel that Herd of Instinct need to establish a more focussed direction, and perhaps get back some of the edginess they appear to have mostly smoothed out on this record in favour of a kind of ‘Djam Karet Jr.’ sound. Manifestation is a good album nonetheless, but one that could easily be drowned in the sheer number of quality releases this year.
Roger Trenwith

Y si me dejan el comentario con su impresiòn del disco se los agradecerìa enormemente... iamgino que ya saben dònde encontrarlo.




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