Como dijimos en el comentario del disco debut de Musica Ficta, la escena progresiva israelí ofrece maravillas impensadas y asombrosas. Y esta es una de ellas; Sympozion fue un grupo excelso que creó su estilo desde el jazz fusión vanguardista mezclado con el progresivo clásico en un estilo intrincado, instrumental, complejo y magnánimo. Liderados por un joven y talentosísimo genio de la música llamado Arik Hayat, quien lamentablemente se suicidara en el año 2009, dejando trunco una carrera seguramente surcada por maravillas como las que presentamos en éste disco. No pueden dejar pasar el genio instrumental israelí quizás en su mayor expresión. Con ustedes, una locura musical única y signada por la tragedia (antes del suicidio de Hayat había muerto uno de sus guitarristas), una aventura sonora exquisita llamada Sympozion.
Artista: Sympozion
Artista: Sympozion
Álbum: Kundabuffer
Año: 2005
Género: Jazz Rock Prog
Duración: 52:12
Nacionalidad: Israel
Año: 2005
Género: Jazz Rock Prog
Duración: 52:12
Nacionalidad: Israel
Lista de Temas:
1. Patterns
2. Happy War Holiday
3. Bird
4. Grapefruit
5. Six
6. Zona
7. Too Much
8. Grapefruit Variations
1. Patterns
2. Happy War Holiday
3. Bird
4. Grapefruit
5. Six
6. Zona
7. Too Much
8. Grapefruit Variations
Alineación:
- Arik Hayat / keyboards, vocals
- Elad Abraham / guitar, recorder
- Ori Ben-Zvi / guitars, guitar solos
- Dan Carpman / bass, vocals
- Boris Zilberstein / drums
Guest musician:
Ilan Salem / flute (1, 3 & 4)
- Arik Hayat / keyboards, vocals
- Elad Abraham / guitar, recorder
- Ori Ben-Zvi / guitars, guitar solos
- Dan Carpman / bass, vocals
- Boris Zilberstein / drums
Guest musician:
Ilan Salem / flute (1, 3 & 4)
Aquí presentamos otro disco muy poco conocido y que significó un pequeño simbronazo en aquel 2005 dada la forma en que están compuestas las canciones que componen el álbum, rebuscadas, complejas, con vanguardistas arreglos inverosímiles muy cercanos al jazz, para dar un concepción novedosa de lo que conocemos como rock progresivo.
Pero mejor dejo el comentario de nuestro comentarista involuntario de siempre, que da la nota justa al reseñar el disco que ahora estamos presentando tan insistentemente:
Luego de despertar mucha atención sobre la crítica especializada de todo el mundo con éste disco y de emprender, en forma paralela a Sympozion Arik Hayat emprende su carrera solista. Y estaba en medio de sus actividades musicales cuando imprevistamente y lamentablemente el tipo se suicida, truncando su vida y un futuro promisorio.
Es así llegamos al "Kundabuffer" en el blog cabezón, un disco extraño, personal, único y muy llamativo, y que marcó los oídos de varios incluso de quien les escribe. En honor al talento desperdiciado (así como su vida) de su genio creativo, Sympozion queda viviendo en el blog cabezón, donde vive la buena música.
Otra maravilla israelí, y no será la única, así como las presentaciones de buen rock finlandés, polaco, inglés, húngaro, latinoamericano o de donde sea, los grandes discos del prog y jazz rock israelí van a ir pasando por este espacio que puede llegar a ser infinito.
Vamos con algunos comentarios en inglés, si es que aún hay algo para agregar.
Pero mejor dejo el comentario de nuestro comentarista involuntario de siempre, que da la nota justa al reseñar el disco que ahora estamos presentando tan insistentemente:
SYMPOZION es un grupo israelí que ha sorprendido gratamente a muchos melómanos progresivos de criterio vanguardista repartidos por el mundo, tal como se lee en varias reseñas de Internet. Yo me sumo a los elogios pues este disco "Kundabuffer" es todo un goce para los oídos y un motivo de estímulo creativo en la mente del oyente. El material del repertorio se basa en una labor tan enérgica como refinada de reestructuración de ideas melódicas originalmente sencillas a través de contrapuntos, sutilezas y gráciles juegos de reiteraciones. Las influencias de GENTLE GIANT, HAPPY THE MAN y los patrones del jazz-rock melódico (casi a lo Canterbury) se hacen notar enseguida; en una capa más asolapada, también hallamos elementos propios de la cámara moderna (sobre todo en los adornos atonales, los cuales son en su mayoría ejecutados en los teclados), lo cual los puede enlazar un poco con el RIO pero quitando el componente siniestro. De manera indirecta, noto un parentesco a lo que hace el ensamble norteamericano A TRIGGERING MYTH, sobre todo en lo que se refiere al uso tan estilizado de contrapuntos y disonancias, creando una suerte de gancho raro para lo que, en principio, está en las antípodas de lo “burguesmente” agradable. Pero a diferencia del grupo mencionado, SYMPOZION no se preocupa por crear adornos hiperbólicos ni forestas sonoras extremadamente osadas: cada tema es una exhibición de sencillez complicada al ser llevada a una capa superior, mostrando cómo se puede elaborar algo aventurero sin retorcimientos trágicos pero con clase y eficacia. La inclusión de algunos contrapunteos cuasi-crimsonianos (más en la forma que en la esencia) ayuda a realzar ese clima de fina tensión en torno al cual tanto les gusta regodearse a estos cinco músicos. En lo relativo a este detalle, esta banda me hace evocar a ítems tales como FROGG CAFÉ y KARCIUS. Como hecho anecdótico, cabe señalar que el grupo perdió a fines del año 2006 a uno de sus dos guitarristas, por lo que ahora es un cuarteto.César Inca
'Patterns' es una pieza sumamente ágil, armada inteligentemente en torno a escalas moderadamente enredadas. Y así comienza también la ambientación del primer motivo de 'Happy war holiday', pero en su segunda sección gira hacia un espíritu más lírico, un primer prodigio de sutileza entre muchos que iremos descubriendo a medida que el disco avanza. La tercera pieza es cantada, con una ambientación melódica firme aunque no ajena a variaciones interesantes. El solo de flauta añade un matiz bucólico en medio del swing peculiar de esta pieza. 'Grapefruit' es una joya en sí misma, mostrando en su lapso de casi 9 minutos una gama de variantes que nos toman de sorpresa mientras emergen y desaparecen. En simultáneo, se puede sospechar que hay una ilación efectiva sosteniendo las diversas ambientaciones, pero ésta solo se podrá hacer más patente con posteriores escuchas. De todas maneras, es el clima de libertad compartida lo primero que sorprende al oyente empático es el modo tan fluido en que transcurren las ideas. 'Six' no es el sexto tema, sino el quinto: se trata de un ejercicio sólido de jazz-prog disonante, con una ilación más reconocible a través de su diversidad. Más compacto en duración y estructura que el precedente, contiene un dinamismo muy expresivo, sin caer en desniveles ni contrastes mal resueltos. Puestos a describir 'Zona', otro tema cantado (con muy poca letra), tendríamos que repetir lo que dijimos sobre 'Six', aunque cabe añadir que aquí se trabaja un poco más la dinámica expansiva que se espera de un jam jazzero. El clímax inescrutable que emerge al final como una implosión desencajada muestra a la banda queriendo hacer un breve experimento con “algo un poco más raro de lo normal”: un truco bien hecho, aunque tampoco con excesiva trascendencia. 'Too much' es la pieza más cándida y cálida del disco, estableciendo una vibración melódica serena y asumiendo un aura flotante en sus pasajes más tirados hacia lo onírico. Su espíritu juguetón nos puede hacer recordar a los dos primeros temas del disco. En fin, los últimos 11 minutos son ocupados por 'Grapefruit variations', una pieza donde SYMPOZION vuelve a los colores de piano con los que había concluido 'Grapefruit'. Las cosas pronto pasan a un largo jam jazzero en el cual se trabajan fraseos libres, moderadamente explícitos, sobre un swing ágil. La guitarra brilla sin apelar a luminosidades extravagantes. Luego sigue otro jam que tira más hacia lo amable, aunque eso no signifique precisamente que el ensamble afloja el punche. No me agrada tanto el hecho de que este tema concluya el disco con un cierre tan abrupto, pero definitivamente se trata de una pieza llamativa en sus propios térmicos – tal vez no debió ser la pieza final.
En fin, la conclusión es la siguiente: "Kundabuffer" es una joya recomendada especialmente a los prog-fans con un corazón que late tercamente por lo disonante. En líneas generales, la manera en que la solvencia técnica se suelta dentro de confines bien definidos por la interacción entre los músicos sobresale como la virtud progresiva más reluciente de SYMPOZION. Tomemos nota sobre este grupo.
Luego de despertar mucha atención sobre la crítica especializada de todo el mundo con éste disco y de emprender, en forma paralela a Sympozion Arik Hayat emprende su carrera solista. Y estaba en medio de sus actividades musicales cuando imprevistamente y lamentablemente el tipo se suicida, truncando su vida y un futuro promisorio.
Comienzo el año 2009 con una triste noticia progresiva: me refiero al suicidio del músico israelí ARIK HAYAT, tecladista que no solo formó parte de esa estupenda banda llamada SYMPOZION, sino también un entusiasta músico solista que en vida registró dos discos, “Cooch” y “Doing Life”, a lo largo de 2008, justamente el último año de su existencia. Precisamente él tomó su drástica decisión final a pocas semanas de editar “Doing Life”. Saquemos algo positivo de este triste evento y dediquemos un momento de nuestras vidas para apreciar y celebrar su legado musical.César Inca
Dado que HAYAT creía firmemente en que el arte debía ser compartido, ambos discos están disponibles para su escucha íntegra y bajada en sendos enlaces de Internet Archive, portadas incluidas: “Cooch” (http://www.archive.org/details/Cooch); “Doing Life” (http://www.archive.org/details/DoingLife_456).
Ambos son discos muy diferentes entre sí. “Cooch” compila varias grabaciones que HAYAT hizo a solas con su sintetizador Korg Triton entre 2001 y 2003, mientras iba dando forma a su visión musical progresiva. Su talento para generar complejidad melódica a punta de ingenio se nota en piezas como ‘Be a Tree’, ‘Land Blomma’, ‘Bar Talk’ y ‘Too Much’, todos ellos basados en una ágil confluencia de CAMEL, HAPPY THE MAN, YES y BANCO DEL MUTUO SOCCORSO, con ciertos matices de raigambre jazzera que proporcionan frescura al asunto. Lo jazzero, en el sentido del jazz-rock fusión que tanto parentesco tuvo con el prog de los 70s, se hace más evidente en ‘Gravity’, ‘Long Joint’ y ‘Straturi’: JAN HAMMER y CHICK COREA emergen como influencias fáciles de notar. También hallamos solventes viajes musicales cósmicos en ‘Speedy Hybrid’ y ‘Sleepy Sex Creature’. Un gran disco, lleno de colorido y con bastante punche a pesar de estar basado en el teclado y de que las partes rítmicas sean programadas.
“Doing Life” (que significa algo así como “Cumpliendo Cadena Perpetua”, curioso título para un disco editado poco antes de un planeado suicidio) sí es un disco compuesto de material nuevo. Su orientación es totalmente distinta: “Doing Life” es un catálogo de música compleja, abstracta, compulsivamente cerebral, inquietante en su misterio, todo un testimonio de una mente desesperada por tener las cosas bajo su control pero desbordada por los efluvios de la vida y del Universo. Si el sinfonismo era el tenor predominante en “Cooch”, “Doing Life” da estricta prioridad al krautrock, al RIO, al minimalismo electrónico de tendencia ambient y a la musique concrete.
Es como si la mente de HAYAT simultáneamente quisiera reflejar una denuncia de las fuerzas deshumanizadoras que regulan a nuestro mundo actual y atestiguar su inminente derrota en la guerra contra sus propios demonios. El desafío estético está servido desde el punto de entrada con las pulsaciones opresivamente mecanicistas de ‘Neopredelay’ y la compleja combinación de krautrock, deconstrucciones RIO y ambientaciones tecno-góticas de ‘Big Pain’. La exquisita neurosis hiperbólica de ‘Collision Course Manic Depression’ y el collage dadaísta tipo FAUST de ‘The Tall Ones’ muestran versátiles aristas de esta estupenda demencia musical. ‘Turbo Wand’ y ‘Wooden Frog’ pueden describirse como reelaboraciones robotizadas del RIO tipo ART BEARS, mientras que ‘Is It You’ nos muestra las que tal vez sean los únicos momentos de lirismo de todo el disco (portando una cierta afinidad con el TANGERINE DREAM 79-82). Los dos últimos temas son bastante reveladores: ‘Double Be’ combina la magia pulsátil del “trance” con elaborados recursos de caos sónico; ‘Hospital’ es más etéreo y denso, reflejando un aura misteriosa oportunamente creada por recursos de teclados digitales que nunca se hacen arrolladores.
Es así llegamos al "Kundabuffer" en el blog cabezón, un disco extraño, personal, único y muy llamativo, y que marcó los oídos de varios incluso de quien les escribe. En honor al talento desperdiciado (así como su vida) de su genio creativo, Sympozion queda viviendo en el blog cabezón, donde vive la buena música.
Otra maravilla israelí, y no será la única, así como las presentaciones de buen rock finlandés, polaco, inglés, húngaro, latinoamericano o de donde sea, los grandes discos del prog y jazz rock israelí van a ir pasando por este espacio que puede llegar a ser infinito.
Vamos con algunos comentarios en inglés, si es que aún hay algo para agregar.
Comprised of musicians from Israeli rock, prog and jazz bands, Sympozion makes music that the quintet describes as "cool prog." That's a fair enough description of a sound that incorporates pleasant jazzy jamband tendencies with two recorders — yes, that plain-looking member of the fipple flute that the least musically talented kid used to play in your elementary-school band. To be fair, though, the recorders in Sympozion are played with great zeal and dexterity, and they become integral to the band's complex sound, which draws from Gentle Giant, Frank Zappa, Philip Glass, Igor Stravinsky and others. Piano (especially on "Grapefruit") and dual guitars (both acoustic and electric) are also part of the eclectic mix.Pete Pardo
The eight songs on Kundabuffer — the name refers to an organ that, according to the Greek-Armenian mystic G.I. Gurdjieff, restores a cosmic imbalance within the human body — are mostly instrumental, which is wise. The songs that contain vocals ("Bird" and "Zona") are sung in Hebrew, with the voices of Arik Hayat and Dan Carpman buried in the mix. That said, the guitar solo that marks the finale of "Zona" is one of the album's highlights. The production quirk with the vocals is surprising, considering that Udi Koomran (Thinking Plague, Present, Guapo) produced Kundabuffer.
One last note about the recorder: Some reports indicate that the instrument, which dates back to medieval times, is more popular than ever. For some reason, though, I don't think it will catch on in most rock bands. Which gives Sympozion an even greater shot at success by – as the band's bio states – creating music that doesn't "repeat anything they have heard before." Let the buzz begin ... 4/5
This exciting debut by Sympozion draws from various jazz, rock and avant-garde styles - Gentle Giant, Frank Zappa and Steve Reich are the first influences to come to mind - and it somehow remains catchy and fun despite the complexity. Avant-garde music has a tendency to be tuneless and difficult to enjoy, but here the quanitity of avant-garde is just right and the result is an adventurous, intelligent, quirky set of songs that don't require endless effort to appreciate.Chris Moatilliatta
The album opens up with Patterns, which is a blast. It starts with some keys and each repetition adds a new instrument or two to develop a crazy main theme loaded with polyrhythm and counterpoint. The crazy thing, though, is that this music is catchy, upbeat, and completely memorable. This song thrilled me. It's available on this site, and I highly recommend you put 3 1/2 minutes of your life toward hearing this song. Despite being the shortest song on the album, it is easily the best. It'll click with you right away too; Immediacy is a good thing.
While it may be a disappointment that none of the following songs reach the unexpected heights of the first track, there is still plenty to enjoy in them. The second track, Happy War Holiday, is another fun piece that, in it's longer length of 8 minutes, shows the band able to extend a song with more digressions and riffs. Bird is one of two tracks featuring vocals, which are sung in Hebrew. They are pretty nice, too. Grapefruit, one of the first songs composed by the group, really shows their avant-garde and Gentle Giant-esque sides off, and in good fashion. The second half of the album is arranged like the first one (a short-long-short-long song pattern), though this half is a bit longer. More great music can be found here, especially in the extended tracks Zona (the other piece with vocals, though there are much less here), and the closer Grapefruit Variations, which despite its name is much more than a variation of riffs from Grapefruit.
All in all this is a fantastic debut from a very talented band. They love polyrhythms and counterpoint, and I can't say I've heard either done in such a fun way before. They use a recorder occasionally and a guest flautist appears on three tracks which are nice fluorishes to their solid core. With only an occasional lull here and their in the awesomeness, this stands as a great start, one that can be appreciated regardless of the listeners background.
Sympozion was an Israeli band that took many progheads by surprise in the later years with their album "Kundabuffer", an energetic and colorful musical work that most certainly provided a big amount of freshness to the progressive genre's contemporary state. This album has many fortes to it, and one of them is the exquisite refinement employed by the ensemble members in both the harder and the softer passages. Influences from Happy the Man and gentle Giant are fairly easy to notice despite the fact that they are not summoned against the band's own originality. One can also tell that some dual guitar and guitar-keyboard interactions have much to do with the Fripp-Belew Gamelan standard from King Crimson 80s albums, some weird interludes are somewhat inspired by the Rio thing (minus the scary factor), and plus, some lyrical moments brought about by a couple of synth solos are related to the eerie side of Canterbury (Gilgamesh). Sympozion magically nurtured the foundations for their sound while making it their own. 'Patterns' is a very agile piece that starts the album on a catchy note, only moderately intricate (in progressive terms, of course). Well, this same merry note signals the first part of 'Happy War Holiday', but later things shift to a more lyrical mood in such an amazing display of subtlety that it leaves the dedicated listener wanting for more (and there will be more, indeed?). Track no. 3 has a vocal part in it, bearing an overall melodic focus that still leaves some room for slight variations along the road. The flute solo adds an extra color to the integral picture of sound. 'Grapefruit' is a gem in itself, showing an excellent array of constructed motifs and successive variations exquisitely crafted in an impressive 9? minute architecture of simultaneous underlines. Awesome! Track no. 5 is funnily entitled 'Six': we listeners are treated with a solid exercise on dissonant prog rock wrapped in jazz-rock cadences. In some ways, it shares a family air with the preceding track, but its more concise development allows it to bear a more concentrated amount of sonic energy. And next is 'Zona', which goes on completing the sophisticated moods that had been prominent since the arrival of 'Grapefruit'. This track is yet another highlight, displaying more ample spaces for jazz-inspired expansions. The inscrutable climax at the end erupts in pure psychedelic fashion: disturbing and intense, this trick is relevant enough to bring an unexpected shift without being actually overdone. 'Too Much' is arguably the warmest track in the album, serene and eerie, including dreamy passages. Its playful might as well remind us of the first two tracks. Last, the album's final 11 minutes are occupied by 'Grapefruit Variations', which partially retakes the piano flourishes that earlier had set the main body of 'Grapefruit'. Soon enough, things change into a jazz-oriented jam where free phrases go flowing with moderate explicitness. The guitar leads are notable and somewhat flashy but not overwhelming. The following jam is a tad softer, which by no means signifies a lack of strength. I particularly do not enjoy the fact that this last track had to finish with an abrupt ending: it is indeed a powerful piece, but perhaps it shouldn't have been the closer. Anyway, "Kundabuffer" is a magnificent masterpiece of contemporary prog and Sympozion is a band to be remembered until the end of time.Cesar Inca
I can't say I enjoy arguing with the established PA people (99% of whom are more educated in the musical matters than me), but I think this album - considering all its parameters - would likely fit better into the "good, but not essential" instead of the "masterpiece" category.Real T. Reel
There are two categories where Kundabuffer could score Five Stars with many people: those would be its sophistication and precision. The album's complex musical structures are delivered with the accuracy of a Swiss clockwork, while the all-important time signature shifts are executed in a remarkably matter-of-fact , no-drama way.
In fact, the album is so precise and devoid of any audible human error that at times it sounds almost ... robotic? This strange feeling if further deepened by the distinctive lack of any egocentric musicianship that would "stand out and shine through". Everyone is playing in a prudent, respectful, risk-avoiding fashion - no yer tortured souls, no raw passion ... nothing like that. In a way, it's not unlike Orchestrion by Pat Metheny, on which he played all instruments.
Or, maybe this album was just meant to be a clever demo, in which this very promising band is showcasing their techniques and making themselves known to the global marketplace of quality music?
To sum up, on my "internal scale" ( I use 7 grades: 0 = awful, 1 = bad, 2 = below average, 3 = average, 4 = above average, 5 = good, 6 = excellent) Sympozion would score 4, which would translate into 3.5 stars on PA.
I am genuinely interested in finding out what the Sympozion's sophomore album would be like, how it would compare to this one, but I guess we will just have to wait until its ready!
Sympozion combines Gentle Giant with Zappa, Steve Reich with computer games, 80's King Crimson with Canterbury sound & arrangements. The production is very good (sound enginner: Udi Koomran), and some of the compositions are highly complex. These guys like using counterpoint melodies, sometimes 4-5 melody lines at once.Uri Breitman
If you like the Baroque-influenced progressive rock with some nice jazzy touches - something between National Health and Philarmonie, you might want to have this.
The album doesn't rock very hard - the arrangments are usually soft, excluding some sound effects here and there, added to add some texture. It's pretty intellectual stuff, for people who like their math-rock complicated with odd time signatures and intertwined melodies.
It's a good album, and in Israeli (local) terms it's pretty unique, but will appeal to a small crowd of hard proggers with jazz inclinations.
Probably the best Israeli progressive rock album of all times! Amazingly complex compositions, while still melodic, and unlike other projects involving Udi Koomran, this band manages to keep you interested all throughout the album. They're melodic at times, mostly majoric, yet occasionally turn to the atonal, but in an inspired way, that doesn't feel forced. There are layers upon layers of information here, but still, this album is enjoyable even on your first listen! THIS IS A MUST ALBUM!Shir Deutch
Crimson Light? Why not? Or rather why yes? Cola Light is a tame rubbish, and music of Sympozion isn’t tame for sure. Bands, which inspire themselves with “colorful” King Crimson, are not my favourite kind of prog-rock. They are often focused on a form, and forget, that it’s only a device and they produce sounds pretending to be music. Sympozion is mixing and combining. We have here lots of “Crimson” sounds, but it seems, that Gentle Giant was an equally important inspiration. Add to it some jazz influence, Canterbury scene and we have a set. I really like the way this album was recorded and produced. Music is very light and gentle. Like lace. Or delicately weaved cobweb of sounds, on such early morning, with drops of dew highlighted by a sunshine, crossing through the fog. Oh how poetic comparisons I used. It really must an extraordinary album, if I drove myself into comparisons, which I avoid. However it’s an exact impression that this album made on me. It begins really like King Crimson from the first half of 80’s. Then music goes in other ways, and our connections follow her – King Crimson, then King Crimson and Gentle Giant, Gentle Giant, King Crimson and a bit of a delicate jazz, later jazz and something from Canterbury. But it can’t be taken so literally, these are skeleton-key-words, direction-words. To place it on a musical map in some way. And it’s beginning to show, that “Kundabuffer” isn’t a definite stylistically album, but extraordinary and interesting one. Additionally it’s a debut. So ripe record. These young mans promise themselves for the future. Album is mostly instrumental and these few vocal parts, which you can find here are in Hebrew – because band is from Israel. I hope, that there’s going to be a lot of sound around them in a progressive world.Wojciech Kapa³a
Espero que ya sepan dónde se encuentra esto, miren que los está esperando. Y si no saben, pregunten.
Parece muy interesante. Como nota de color... no había un disco de La Cofradía con este mismo nombre?
ReplyDeleteGus
Hay varias cosas con ese nombre que deriva del "Kundalini" (especie de "práctica" del yoga avanzado donde se produce la descarga de energía desde el centro energético o chacra sexual, por la columna vertebral hasta la masa cerebral, en un shock que puede dejar crazy a la persona si no tuvo el entrenamiento adecuado sobre su propio cuerpo).
ReplyDeleteQue recuerde (y hablando sólo de rock o música progresiva), hay un grupo y varios discos de grupos de todas partes con ese nombre, o nombres similares que derivan del "Kundalini."