La llamada "revolución conservadora" fue, en los años ochenta, una enérgica y duradera reacción ideológica de la derecha norteamericana ante los efectos de la oleada progresista de los años sesenta, con el objeto central de multiplicar el renacer del conservadurismo político y del liberalismo económico. Su proyección, lejos de ser cosa del pasado, se amplía hacia el futuro en todos lados del mundo, en forma de liberalismos, libetarios o neonazis, abiertos o solapados. El poder es opaco, necesita de esa opacidad para operar, y las nuevas derechas en la Argentina vienen trabajando con un poder de persuasión que utiliza las redes y algunos medios de comunicación como replicadores de un supuesto "sentido común" que es en realidad una restauración de un orden.
Por eso sus principales blancos son los transfeminismos, la militancia política –porque ellos encarnan "algo" que no sería política, sino un estado de naturaleza–, las políticas públicas. De lo que se trata es de azuzar pasiones. Descalifican actores políticos y sociales, los señalan como el origen de los males y lideran ataques por las redes que resultan en linchamientos.
El avance cada vez más evidente de la llamada reacción conservadora en la Argentina y en el mundo, un movimiento con actores en algunos casos identificables con claridad y, en otros, de más difícil clasificación. Estos actores se conectan entre sí a partir, y sobre todo, de consignas y militancia antigénero, de la búsqueda de enemigos comunes -las defensoras y defensores de derechos humanos, las y los partidarios de la intervención del Estado, las feministas y demás representantes del progresismo-.
¿Por qué entonces, al ser puestos en evidencia hablan de persecución? ¿Será que su principal activo es la opacidad? Que formen parte de una derecha organizada, con objetivos claros y precisos como la instalación de candidatos para las elecciones, no debería ser un problema en una sociedad democrática.
Fernando Iglesias es un homínido indigno de integrar el Congreso argentino y en los años que ha pasado en él en sus diferentes mandatos jamás ha aportado absolutamente nada que justifique su presencia allí, como no sea actuar como el agente provocador de la derecha gorila más rancia y brutal. Pero lo era antes de sus exabruptos machistas contra Florencia Peña y otras mujeres que visitaron el año pasado la quinta de Olivos, para ser recibidas por el presidente.
Patricia Bullrich es otra provocador profesional, un personaje de los más detestables de la democracia argentina; y su foto y video en el lugar donde apareció muerto Santiago Maldonado después de un operativo de la Gendarmería son tanto una provocación para nosotros, como un intento de sostener su imagen ante sus seguidores, tan infames como ella. Nada nuevo bajo el sol.
Macri jamás irá preso, ni por la deuda del Correo, ni por los innumerables negociados que hizo siendo presidente, ni por el contrabando de armas a Bolivia para cooperar con el golpe de Estado ni por montar una red ilegal de espionaje desde el Estado, como no lo fue cuando contrabandeaba autopartes en los 90' y lo hizo zafar la Corte menemista. Por más garra que le pongan Navarro, El Destape o los programa de C5N eso, sencillamente, no sucederá, porque para eso construyó durante décadas un entramado de complicidades en el aparato judicial.
Martín Tettaz no se arrepintió de haber sido copartícipe necesario de la estafa de los préstamos UVA y sigue opinando de economía con total impunidad, al igual que tampoco se arrepintió Federico Sturzenegger de su (nuevo) paso desastroso por la función pública. Lejos de eso, uno es candidato y el otro lo asesora, para presentar un proyecto de ley "para terminar con la inflación", consistente en independizar al Banco Central...del Estado argentino y de los argentinos. Ideas viejas, trilladas, tantas veces ensayadas como fracasadas en su aplicación.
Sabrina Ajmetech sigue siendo candidata pese a sus dichos sobre Malvinas, y Ricardo López Murphy también, pese a ser negacionista de las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. Lo mismo Sandra Pitta, que dice que esas dictadura "hizo limpieza" en el CONICET, eliminando "rebeldes". Como se dijo acá, "Es decir entonces que no hay exabruptos, ni descuelgues, ni opiniones sacadas de contextos, ni casualidades: hay toda una línea de perfecta coherencia, que los ha llevado hasta acá, a que les ofrezcan lugares en las listas, quienes se los ofrecieron. Están donde tienen que estar.".
Los medios hegemónicos los protegen, callando, minimizando o invisibilizando estas cuestiones, o peor aun, intentando justificarlas como si hubiera "un contexto" en el que eso pudiera hacerse. Sin embargo, lo que se puede advertir sin demasiado esfuerzo es que la comunicación oficial y los "medios del palo" del gobierno tratan de hacer de todas estas cuestiones (sabidas, conocidas hasta el cansancio, aun con su importancia en algunos casos) casi la única agenda en torno a la cual gira el debate político nacional.
Como si hiciera faltar introducir una tras otra cortina de humo para no hablar de otras cuestiones, o como si se intentara fidelizar el voto propio, recordándonos algo que bien sabemos: cuan horribles son los otros. Que por algo perdieron, y se fueron en primera vuelta
Sin embargo, además del desfile de mascaritas opositoras y su galería del horror, pasen cosas; como por ejemplo que, cuando se conozcan los números de la inflación de julio, se habrá superado en solo siete meses la pauta prevista para todo el año en el presupuesto, o que los salarios volvieron a perder contra la inflación, por segundo mes consecutivo, el mismo período de tiempo por el cual la economía se volvió a contraer. Algo indica que los dos datos están correlacionados entre sí; y resulta difícil advertir cuando y cómo se cumplirá la promesa oficial de que los salarios le ganen a la inflación este año, tras cinco años consecutivos de perder contra ella.
Ocupados en el conventillo opositor que nos proponen como agenda, no hablamos de que los 4350 millones de dólares en Derechos Especiales de Giro del FMI no se destinarán (como en el resto del mundo) a paliar las consecuencias de la pandemia, sino a pagar la deuda con el propio Fondo, resultante del megapréstamo otorgado a Macri. O que sigue sin haber novedades sobre la devolución de Ganancias a los salarios más altos, o la implementación de la "ley de zonas frías": por el contrario, las boletas de gas siguen llegando con aumentos, autorizados por el gobierno.
Como dijo una vez alguien, nos tienen viviendo en las nubes de Úbeda, discutiendo abstracciones y complejos escenarios políticos, de los que el hombre común de la calle poco conoce, y menos entiende: hagan la prueba de preguntar en el supermercado o en la cola del cajero automático, a ver cuantos conocen a Seita, o saben quien es Darío Nieto, y que es lo que hacen.
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